Partida Rol por web

Con su pokémon acurrucado con satisfacción entre sus frazos, en el futón que fuera del padre de Yuki, arrullado por los tranquilos sonidos de la noche rural, a Fiódor no tarda en vencerle el sueño. Lo hace suavemente, casi sin que él se dé cuenta. Los ojos se le van cerrando...

Tam, tam, tam. Resuenan unas fuertes pisadas sobre el suelo de madera. Como si estuvieran dentro de su cabeza. Dentro de su sueño. No, ¿en su sueño había un suelo de mad...?

-¡En pie, campeón!

La puerta corredera se abre de par. Una figura dorada se materializa justo al lado de su cama. Yuki entra corriendo por la puerta, deja una bandeja que tintinea a su lado y prácticamente salta por encima de él. Tam, tam, tam.

Abre las cortinas de par en par.

Fuosh.

Un haz de luz completamente blanca llega directamente desde el sol a los somnolientos ojos de Fiódor.

-¡Cruáa! -Farf aletea entre sus brazos, dándole con el puerro en la cara sin querer al chico y llenándolo todo de plumas.

-¡Ya es de día! ¡Vamos, vamos, vamos! ¡En marcha, haragán! -Efectivamente, en el momento en que el primer tímido rayo de sol osa asomarse por el horizonte, para Yuki es pleno día y ya hay que estar haciendo cosas como si no hubiera mañana.

Tam, tam, tam.

-Miii... -comenta serenamente Katsurou con su voz grave, sin moverse un ápice del lugar donde se ha materializado, junto al futón donde dormía Fiódor.

-Hay que gastar la leche, porque el frigorífico no funciona -explica Yuki, ahora arrodillada en el lado del futón opuesto al que da a la ventana, mientras sirve la leche y demás.

—¿Eh? ¿Yaaa...?

Exclama aún con los ojos cerrados y abrazando más fuertemente a Farf... Tratando de evitar los rayos de sol que comenzaban a entrar por la ventana, hunde su cabeza entre las suaves sábanas.

—Déjame dormir un poquito m...

No llegó a terminar la frase cuando la chica dio un enorme salto, provocando que el Pokémon pájaro le diera un puerrazo en toda la cara al chico... Un gemido se escapó de sus labios pero, más que por el puerrazo, fue por el simple hecho de saber que no podría escaquearse.

—Ya voy, ya voy... — dijo enfurruñado mientras se desperezaba. Finalmente, bostezó ampliamente y se levantó a duras —. Uff... Yo quería dormir solo unos 5 minutitos más... ¡ya te vale! — se acercó a la chica y cogió un vasito de leche mientras le agradecía el ofrecimiento con una sonrisa —. Por cierto, ¿qué hora es?

-Son las siete de la mañana. Muy buena hora para ponerse en marcha -Observa al muchacho y al farfetch'd, ambos con la misma pinta de recién levantados-. No te preocupes, tenemos tiempo de desayunar y prepararnos, si hay algo que quieras preparar o coger -Se queda pensativa un momento mientras toma unos bollitos y un poco de leche. Un bollito sale volando suavemente y aterriza en manos del siempre impasible Katsurou-. Supongo que no hace falta que nos llevemos mucho, con la ayuda de Katsurou llegaremos directamente a la ciudad y si vemos que necesitamos algo podemos comprarlo allí. Quizá lo que deberíamos pensar es adónde teletransportarnos. ¿Dónde crees que aparecerá Celebi? Quizá dé igual adonde lleguemos porque sea él quien nos localice. Su campo telepático debe de ser muy grande. ¿Qué opinas? ¿Cuál crees que es el mejor lugar para aparecer en la Ciudad?

—¡¿Eh?! ¿Las siete de la mañana...? 

Un suspiro se escapó de los labios del chico mientras daba un bocado a su bollo con aire visiblemente decaído. ¡Era demasiado temprano! Pero... Yuki tenía razón, era la hora ideal para ponerse en marcha.

—Creo que Celebi sabrá dónde estaremos, al fin y al cabo es un pokémon legendario. De todas formas, lo mejor será teletransportarnos en las cercanías de la ciudad... pero en un lugar lo suficientemente tranquilo para poder "hablar"... — ¿se podía denominar "hablar" a una conversación mental con alguien? —... con él sin que nadie pueda escucharnos. ¿Sabes de algún lugar así?

Fiódor y Yuki pasaron juntos el día que tenían antes de su cita con Celebi en Ciudad Trigal.

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SON APROX. LAS 4 DE LA TARDE DEL DÍA SIGUIENTE. EL DÍA Y PRÁCTICAMENTE LA HORA INDICADOS.

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Tras comer, Fiódor y Yuki ultiman los preparativos* para su partida.

De repente, Yuki levanta la cabeza. Fiódor empieza a conocerla lo suficiente para saber que es que algo le pasa a Katsurou.

-Alguien se acerca. -Yuki frunce el ceño.

Katsurou desaparece. Presumiblemente habrá ido a investigar.

El chico alzó la mirada, centrándola en Yuki y dejando de lado la inspección que estaba realizando en su mochila debido a la búsqueda de todo lo necesario para el viaje. Que viniera alguien tampoco debía ser muy raro, al fin y al cabo las personas iban y venían de una casa a otra cuando necesitaban algo. Pese a todo, el ceño fruncido de Yuki le indicaba que recibir visitas no era lo más común para ella.

—¿Debería esconderme? — preguntó con cierta zozobra —. Si te puede meter en un lío, Farf y yo podríamos esperarte fuera... Nos encontraremos luego si eso.

Quizá aquel extraño que venía a la casa fuera el padre de la chica. Fiódor aún tenía en mente el rostro afligido de Yuki cuando le había hablado de la imposibilidad de que su padre volviese pronto, pero... ¡quién sabía! Puede que fuera él, y lo que menos quería el chico era interrumpir o causar problemas.

-No... No me refiero a la casa. O, bueno, quizá sí. Pero parece que Katsurou ha notado a alguien acercarse por los alrededores y me parece extraño, porque la casa está bastante apartada. Sobre todo porque, tal como está la ciudad, sin luz, sin medios de transporte -en Johto todos son eléctricos- y ya por la tarde... ¿quién iba a ir andando por aquí? Lo estoy pensando y... se me acaba de ocurrir que, de aquí hasta Ciudad Trigal ahora mismo no hay más que diez horas de campo y más campo. Bueno, igual no es nada... A no ser que... -su rostro parece iluminarse un momento, una llama, una violenta ráfaga de esperanza, pero enseguida se apaga -No, se teletransportaría directamente a la casa... O puede que... -dice para sí, mirando hacia la puerta por encima del hombro de Fiódor, expectante, con ansiedad.

Farf grazna y empieza a volar alrededor de la habitación, contagiado de la sensación de expectación que no sabe en realidad a qué viene, agobiado de estar en el interior con las ventanas cerradas.

—Tranquilo, Farf...

Aquella frase sonó como un tranquilizador susurro pese a que el propio Fiódor comenzaba a ponerse algo nervioso también ante la situación. Lo peor de todo era que no comprendía por qué... pese a que la casa estuviera algo alejada del resto, no tenía por qué ser extraño que la gente pasara por allí cerca. Quizá fueran los padres de Yuki, quizá Morti... había una infinidad de posibilidades. Pese a todo, la chica tenía parte de razón: no era del todo lógico dadas las circunstancias en las que se encontraba la ciudad.

¿"O puede que..."?

Lo pensó, pero no lo dijo. Suficiente tenía con ver el rostro ansioso de la chica como para saber que preguntar en busca de una respuesta solo serviría para incrementar sus nervios. En su lugar, aguardó expectante a que Katsurou volviese (o trasmitiese mentalmente) noticias nuevas del "intruso", mientras observaba con disimulo las reacciones de la chica.

En realidad, estando con Fiódor, Yuki parece algo más calmada. Está visiblemente inquieta, pero (y pese a que, por el contrario, ella lo está poniendo nervioso a él), la mirada del chico y su susurro tranquilizador a su amigo alado le infunden algo de seguridad.

Esboza una sonrisa, mirándole, pero en ese momento se interrumpe. Le cambia la cara: frunce el entrecejo y mira instintivamente hacia la puerta, aunque evidentemente no ve más que la puerta cerrada.

-¡Katsurou! Su vínculo flaquea... -exclama y sin esperar a nada, sale corriendo de la casa hacia el bosque.

—¡E-espera, Yuki...!

Aquel arrebato había cogido desprevenido al joven. En cualquier caso, no tenía tiempo que perder si quería seguir a Yuki...

¿Qué habría ocurrido para que el vínculo con Katsurou hubiera comenzado a desvanecerse? ¿Tal vez el Pokémon Psíquico estaba en peligro? ¿Y por qué no había avisado de nada? Muchas preguntas sin solución inmediata rondaban por la cabeza de Fiódor...

—Farf, adelántate a echar un vistazo — dijo mientras se lanzaba a correr tratando de alcanzar a Yuki —. Ve con cuidado, por favor...

-¡Crúa! >:D -Farf lanza un graznido que Fiódor interpreta tan claramente como si se lo dijese en su idioma -son muchos años ya- como un confiado "¡Déjamelo a mí!" y sale volando por la puerta abierta tras Yuki, adelantándola enseguida.

El chico se apresura para no quedarse atrás y sale también al bosque. Farf ya se está perdiendo entre las copas de los árboles, con su fiel puerro en el pico.

Yuki no va a ser menos que un pájaro y ya ha alcanzado la primera línea de árboles que rodean su casa, corriendo a toda pastilla con sus zuecos de madera.

-¡¡No se te ocurra ponerle ni un solo dedo encima a ese abra, vándalo embrutecido!!

Sin que le dé tiempo apenas ni a ver de quién se trata, una persona bajita llega corriendo al claro del bosque donde se encuentra Joe y, sin detenerse ni para insultarlo, se lanza contra él con una formidable patada con zuecos de madera.

Un chico -Fiódor- le sigue corriendo. Llega justo a tiempo para ver cómo el farfetch'd que abría la marcha recibe nada más y nada menos que un Rayo Hielo de parte de un wingull.

-¡Crúa! -chilla el pájaro normal, herido por el hielo (-18 PS).

La batalla doble salvaje, resulto no ser tan salvaje como Joe esperaba. El primer intento fallido de capturar al Abra se debio a que ya poseia dueño. Estaba por arrojar una nueva Pokebola, cuando oyo los gritos, y luego sintio los patadones, que hicieron que el objeto circular cayera de su mano, mientras el mismo caia al suelo.

-¡Ey! ¡Ey! ¡Niño alto! ¿Que crees que haces? ¡No sabia que ese Pokemon era tuyo!

Se puso de pie, regreso a su Slowpoke, quien parecia abrazar con ternura al dormido Abra, y a su Wingull, para detener sendas batallas, pero se quedo con su Corpish, que cerraba sus tenazas amenazadoramente, por si acaso.

-Tsss, ese Abra... pensaba que ya seria mio...

—¡Farf! — gritó Fiódor en cuanto vio que el Wingull del extraño alcanzaba a su pokémon con un rayo hielo.

Sin dudar ni un segundo, el chico miró lleno de odio al muchacho que había aparecido. ¿Quién se creía que era? Primero intentaba capturar al abra de Yuki, y luego atacaba a Farf. Vale, probablemente había sido todo fruto de una confusión, pero el joven no parecía atender a aquella posibilidad en ese preciso momento.

—¡¿Qué crees que haces TÚ atacando a NUESTROS pokémon?! — contestó, aunque la pregunta del extraño obviamente hubiera ido dirigida a Yuki —. ¡Además, ella es una chica... no un chico!

El muchacho estaba algo confundido. Pero luego de un momento se recupero. Aquel mal entendido, no era mas que eso, y el aun debia llegar a la proxima ciudad lo antes posible.

-Bien. Niña. Lo siento. A ambos. Crei que estaba siendo atacado por un par de Pokemon salvajes. Estan algo irritados ultimamente. Joe agacho el torso y la cabeza, haciendo reverencias a sendos entrenadores. El Corpish continuaba enseñando las tenazas desde el hombro derecho del chico, por lo que este le reprendio. -Oye, basta. No queremos problemas. Seguiremos hacia Ciudad Iris. Buenas tardes.

Joe tomo sus pertenencias. A excepcion de la Pokebola con la que habia intentendo capturar al supuesto Abra salvaje y emprendio el camino que habia interrumpido.