Partida Rol por web

Celebi se refugia en los brazos de Astrid. Al tomarlo entre ellos, la chica puede notar que está temblando.

Astrid... No quiero que te hagan daño por mi culpa...

Desde el otro lado de las cadenas de pokémon extraños que rodean el claro, los ojos de Evren se encuentran con los de Astrid. La mujer frunce el entrecejo, pensativa.

-Y precisamente por ser tan antiguo es por lo que no puede entender los rápidos cambios de la humanidad. ¿De verdad crees que es posible dialogar con él? -Pregunta, incrédula. ¿Pero quizá haya un atisbo de duda en su corazón? -¿Crees acaso que nunca se ha intentado aún?

-Se lo estoy diciendo, madre... 

Dos cosas pasan a la vez que distraen la atención de los argumentos de Fusun. Como si alguien le estuviera haciendo caso, de todas formas...

-¡Miii! -asiente el abra justo antes de desaparecer (FLASH)... para reaparecer inmediatamente solo unos metros más allá. Durante un segundo parece confusa, luego vuelve a desaparecer (FLASH) y a aparecer otra vez a solo unos metros.

Asustada, desaparece una tercera vez y reaparece junto a Shiert.

El abra está asustada. Le transmite a Shiert exactamente la sensación que ha sentido al teletransportarse: su mente rebota. No es doloroso, pero sí muy desasosegante, como si te tiraras por un puente y cayeras hacia arriba.

Estamos encerrados... Reboto... No puedo salir... Esos pokémon empujan mi mente...

Desde que Astrid terminase de hablar y mientras Evren Sadik le daba su respuesta, se han empezado a oír unos pasos de alguien corriendo desaforadamente. En el claro entra corriendo un joven.

Es delgado y larguirucho, lleva una camisa de manga corta (con los faldones salidos por la carrera) y una cartera de mensajero, tiene los ojos pequeños, la nariz un poco con forma de patata, un montón de granos y el pelo castaño cortado a tazón, lo que termina de rematar su aspecto poco agraciado.

Y viene seguido por tres más de esos extraños símbolos ciclópeos.

Llega jadeando.

-No... -jadea- ¡¡No les hagáis daño!!

Los cuatro miembros de la familia Sadik se vuelven a mirarlo completamente anonadados, pero el chico se está dirigiendo a Astrid especialmente.

-¡Los unown! ¡Son pokémon! ¡Tienen sentimientos! ¡No les hagáis daño! -Jadea. Entonces se da cuenta de que prácticamente todo el mundo que hay en el claro lo está mirando preguntándose de dónde coño ha salido y quién cojones es, a lo que el joven enmudece e incluso se pone un poco rojo. Tendrá unos veintilargos. Los tres unown que lo acompañan flotan a su alrededor, formando vagamente un círculo.

Desvía la mirada, que recae en una de las personas que hay dentro del círculo de unowns.

-Tha... ¡Tharion! ¡¿Qué te ha pasado?! ¿Qué... qué está pasando exactamente...?

Mira a los Sadik, confuso. Los Sadik lo miran igual.

En cuanto Tharion se pone en posición de lucha, flanqueado por su charmeleon y su piloswine y con su chinchou al hombro, Charlotte se coloca a su lado, acompañada de Kira, su enorme luxray.

Blanca está algo aturullada, aunque está claro que considera a Tharion y Charlotte sus aliados.

Charlotte, Blanca, Tharion, Astrid, Shiert, Blake, Celebi y Suicune han quedado dentro del círculo (semiesfera) formado por los unown, separados del resto de la gente, de la familia Sadik y del chico recién llegado.

Cloc. Shiert nota un golpecito en el hombro.

-¡Kúu! :D

Inadvertido entre unos sucesos repentinos y otros, Shuichi ha ido rodando hasta él.

-¡Kúu, kúu! -le insiste, intentando subirse a su cara.

-¿Qué...? O.o

Blake coge al pequeño pokémon entre las dos manos y lo levanta en peso y a continuación... lo agita.

-Oh...

Suena a líquido.

-Kúuu :D :D

-Bebe -le ordena a Shiert.

No puedo retroceder con el compromiso que he tomado. Soy tu aliada, hasta el verdadero final. Deja que cumpla la función que me he encomendado hasta entonces.

Tenía una sonrisa ligera, y una canción de la cual no recordaba la letra por aquel momento. Era una de esas viejas canciones que algún familiar en el pasado había inventado para calmar a algún niño asustado y que había ido pasando como herencia. Quizá algún día ella también la enseñara a sus hijos y nietos.

De todas formas nadie dañará a nadie, parecen gente que entiende con palabras.

-No debemos olvidar que todos somos niños de este mundo, mas allá de nosotros como humanos. El bienestar del mismo debería ser mas importante que los avances tecnológicos. Pero mas allá de eso...

Astrid se quedó un momento confusa por la irrupción acelerada.

-Naturalmente todos los pokemon tienen sentimientos, la violencia gratuita es algo que desprecio, aunque lo natural sean los combates para resolver disputas.

Y luego retomó, recordaba una melodía vieja en un rincón de su mente, que le ayudaba a estar en calma.

-No hay ninguna prisa como para precipitarse a decisiones erradas. -su postura era firme, y su voz sonaba calma como un templo del bosque- Apenas por segundos sus oídos se perdieron una verdad simple, que él mismo dijo. He aquí lo que les faltó escuchar: "¿Qué va a pasar con la ciudad? Eso... Eso decídmelo vosotros. He comprendido que... me he precipitado. He acabado de tomar decisiones por mi cuenta. Es el momento de escuchar."

Cerró los ojos, meditativa.

-¿No es una oportunidad que habían buscado en el pasado? Si realmente la intención de dialogar está, entonces, dejen sus intenciones hostiles para con Celebi en la puerta y únanse a este concilio que se ha dispuesto. Por cualquier otra cuestión, seré enemiga de quien sea enemiga de él.

Abra lo intento, trato de cumplir mis ordenes sin lograr absolutamente nada, tenia que haber supuesto que ocurriria algo así, nos habian rodeado para evitar que pudieramos escapar de ninguna menra y ese monton de Pokemon unidos creaban una barrera psiquica perfecta, así no lograriamos demasiado y esta vez no creia que Astrid pudiera lograr demasiado.

Por otro lado Blake me habia ordenado beber y yo no estaba para rechazar ordenes de Blake ahora mismo.

- A tu salud - Dije sin mas antes de beberme aquel liquido casi de un trago.

Tenia ademas muchas mas cosas que hacer y que decir, necesitaba hablar con Fusun y poder desgracia la alternativa de hacerlo en privado no parecia estar disponible así que suponia que no me quedaria mucho mas remedio que intentarlo allí aunque eso parecia una perdida de tiempo absoluta.

- Fusun tienes que escucharme, o al menos escucha a Astrid Celebi pretende hablar con nosotros quiere escucharnos, yo mismo dialogue con el, no actuara como lo hizo en el pasado, no impedira que avancemos ni nada parecido, desterrarlo es absurdo solo conseguiremos una guerra que no vamos a ganar, no es necesario hacer esto y tu lo sabes muy bien, por una vez hazme caso -

Mientras Bebo un mensaje llega hasta abra.

- Lo hiciste genial, no te preocupes y simplemente aguarda si notas que el encierro termina entonces llevatela si no simplemente aguarda, muchas gracias pequeña -

Rodeados... Tharion se estaba poniendo nervioso, si aun se mantenía a la defensiva pero espectante era por lo delicado de la situación y a que aun albergaba un atisbo de esperanza por una solución diplomática, sin decir nada mantenía sus ojos, con un mirada desafiante más propia de una animal acorralado que de un humano, fijos en la cabeza de familia de (los tios esos que acaban de aparecer que no tengo ni puta idea de quienes son), mientras que Charmeleon se lamía los sesos de tyránitar de su puño derecho mientras mira amenazadoramente a los unowns en un claro intento por intimidarlos (y también un derroche de chulería por por parte del pokemon de fuego). Hasta que la repentina aparición de Jhon hizo que Tharion se fijase en el recién llegado -pero y tu de donde sales?, da igual, no queremos hacer daño a los unown, pero por si no lo ves, nos tienen rodeados- Tharion lanza un guijarro más allá del cerco unown -y no estoy para sutilezas, así que si tienes alguna idea para sacar a Célebi de aquí sin convertir esto en un polvorín te sugiero que la expongas-

El guijarro lanzado por Tharion atraviesa limpiamente el cerco, cruzando el aire de aspecto perfectamente normal que hay entre las espaciadas hileras de unown.

Para ser algo en apariencia tan poco higiénico, Shiert tiene que reconocer que el líquido que sale del caparazón de Shuichi está delicioso. Es zumo de bayas. Cien por cien natural, reconfortante e increíblemente dulce. El pokémon parece estar divertido de ser usado como botella, pero también es que a Shu lo divierte cualquier cosa.

Enseguida, el joven parece sentirse algo mejor (+5 PV). No es que sus heridas vayan a recuperarse por arte de magia, pero al menos siente que es capaz de incorporarse y quizá incluso de ponerse de pie.

-Muy bien, campeón. Hale, prácticamente estás listo para volver a la pista de baile a romper corazones. –Blake le tiende la mano para ayudarlo a levantarse en caso de que quiera, agarrándose ella misma el costado con la otra mano, en el que ahora Shiert puede ver claramente que tiene una herida que no termina de dejar de sangrar.

-Miiii ^^ -. El abra parece un poco aliviada, aunque no es que su entrenador esté totalmente fuera de peligro. También asiente dócilmente, dispuesta a cumplir órdenes con presteza, deseosa de ayudar.

-Sacar de aquí a Celebi… -El chico se queda pensativo ante las palabras de Tharion. Echa un vistazo hacia el cerco unown, visiblemente preocupado. Los tres unown que vinieron con él siguen rodeándole, ajenos a sus otros congéneres.

-Nnrururú. -El sonido que emiten estas criaturas es extrañísimo, tanto como ellas mismas.

Parece que los tres pokémon sostengan alguna comunicación con el joven y, tras unos segundos, se van flotando hacia las hileras de unown que delimitan la cúpula en la que se encuentran encerrados Celebi y sus defensores.

Pero no se unen a ellos. No exactamente. Los tres unown se acercan a los demás y empiezan a… ¿se están comunicando? ¿Los están…? Se crea una interferencia, una falta de continuidad, en las filas unown en los puntos en los que los tres unown ajenos inciden en ellas.  

-Vosotros…

El recién llegado se vuelve hacia los Sadik y empieza a avanzar hacia ellos.

-¡Vosotros sois los “queridos amigos” de los que me hablaron los unown! –Parece entre sorprendido y emocionado- Los que construyeron las estatuas de las Ruinas, los que… Bueno, vosotros no, pero… ¡Sois los descendientes de la civilización de las Ruinas Al…!

-¿Y tú quién coño eres? –El vozarrón del hermano de Fusun arrolla las palabras del chico sin ningún miramiento.

-Me llamo John Greene, soy doctor en Arqueología por la Universidad de Kanto y trabajo en las Ruinas Alfa –contesta el otro con mucha entereza y sin dejarse amedrentar, aunque quizá debería, puesto que el pelirrojo probablemente le triplique el peso.

-Aah, los arqueólogos… Caterpies arrastrándose por las Ruinas… -En dos zancadas, Aysaç ha alcanzado a John. Y antes de que al chico le dé tiempo siquiera a reaccionar, el hombretón le encaja un puñetazo en toda la cara.

-¡¡Aysaç, no!! –Fusun corre hasta su hermano e intenta evitar que siga pegando al arqueólogo, pero él se deshace de ella con malos modos.

-Si habéis podido jugar en las Ruinas Alfa tanto tiempo es porque nosotros os lo permitíamos. No te creas que tienes algún derecho sobre los unown, gusano –le espeta a John, dispuesto a pegarle un segundo puñetazo aprovechando que el arqueólogo se tambalea, con una mano en la cara.

Alguien grita entre la multitud, pero la gente parece tener miedo de los extraños pokémon blanquinegros y nadie se atreve a meterse en una situación que no sabe cómo controlar.