Partida Rol por web

Buf, esto tiene mala pinta

Miki se frotó las manos nerviosa y resopló, tratando de controlar sus nervios. Si perdían ahora, quizás no tuviesen más oportunidades.

-Bueno Sada, es hora de poner a prueba tus nuevas habilidades de feraligator. ¡Usa Pistola de agua!

Ya no se podía alargar más el inicio del combate como le hubiera gustado a Franek, pues ya había empezado. No quedaba otra solución más que empezar a lo que iban, si lograban arrebatar el meteorito al menos podrían eliminar la ventaja de poder, y aunque monorme tuviera varios brazos sería difícil enfrentar la velocidad de dos Flygon, o eso piensa Franek.

-Bien Helen, vamos con todo y tratemos de aprovechar al máximo cada distracción de nuestros compañeros, para recuperar el Meteorito! Vuela!-

Y tal como ordenó ajustando sus lentes, se aferró a lomos de su pokémon.

-El objetivo es el meteorito!-

Gritó mientras aceleraban dirección al gran simio.

Los combates de los últimos aventureros en pie no fueron ni mucho menos lo que Ella había esperado. El ataque de Chansey no sirvió de nada. Machamp agarró una de las rocas que se habían desprendido de la ladera de la montaña y la lanzó contra el gigantesco pokémon pero con uno de sus múltiples brazos la golpeó y la rompió en pedazos.

Después, Sada que había adquirido un nuevo tamaño, lanzó una muy débil pistola de agua que apenas dañó a Monorme. ¿Eso es todo lo que podéis hacer? Preguntó la legendaria. No lo decía en tono de burla o crítica, sino más bien de preocupación y desesperación.

Entonces todos pudieron ver como Ella se concentraba y el gigantesco pokémon llevaba dos de sus manos a al cabeza como para evitar el dolor que aquello le estaba causando. 

Entonces los dos Flygon se lanzaron hacia el meteorito, pero el original recibió un fuerte mamporro de uno de los seis brazos que lo precipitó contra el suelo haciendo que Franek se llevara la peor parte. El ranger parecía haberse torcido una pierna y así no podría volar. Además Helen también parecía haber quedado fuera de combate. Así que, conseguir el meteorito había quedado en manos de Pittien, su Ditto. 

Seguid intentándolo. Gritó Ella. Yo seguiré tratando de controlarle para que no os haga tanto daño... Quiza logre frenarle un poco. 

Y para sorpresa de todos, Helen, que parecía haber quedado fuera de combate, empezó a brillar con el mismo resplandor morado que poseía Monorme. Y el pokémon, aunque algo aturdido abrió los ojos y empezó a ¿evolucionar?

Las palabras de la Grifona sacaron a Alina de su especie de shock inicial y echó a correr para acercarse un poco más.

- Daisy un poco más cerca, cuidado -guió a su pokemon-. ¡Intentaré apoyarte!

Gritó a la pokemon legendaria desde la otra dirección. Esperaba que dando un rodeo alrededor de Monorme, hubiese suficiente espacio para no afectar a nadie más con el siguiente movimiento que estaba dispuesta a usar contra el gigantesco pokémon. Y sobre todo esperaba, dejar fuera de combate al mono el suficiente tiempo como para que Pittien pudiese acercarse a él con Flubby y sustraerle el meteorito.

- ¡Ahora, Daisy, usa canto!

Hoku se percató de la intención de Alina en cuanto se alejó de ellos, así que esperó paciente a que ella y Daisy estuvieran en posición. ¡Preparado Hulk! Avisó al pokémon luchador.

Su intención era despistar a Monorme con otra roca justo antes de que Alina fuera usar canto para que le pillara totalmente de sorpresa. Esperó paciente y cuando humana y pokémon frenaron en seco dio la orden. ¡Ahora! ¡Roca afilada Hulk!

El famoso Wrestler esperaba que su plan funcionara y Monorme no pudiera hacer nada contra el canto de Chansey.

Franek cayó al suelo después del tortazo recibido junto con Helen, por un momento ni sintió el dolor en la pierna, solo le preocupaba su pokémon, pues era como una hermana para el; pero cuando evolucionó cayó en cuenta que ya no era su hermanita pequeña, era un pokémon y ellos solían ser mucho más fuertes que los humanos, el espíritu de pelea de Helen lo hizo recomponerse y sentarse firme en el suelo y sin dudarlo decidió corresponder la tenacidad de su Flygon.

-Helen! Sola seguro serás más rápida, Vuela nuevamente y arrebata ese meteorito a monorme!-

Agarraba fuertemente con su mano la pierna, apretando para mitigar el dolor al tiempo que verificaba si se le había roto, gajes del oficio a los cuales estaba acostumbrado. 

Ver a Flygon evolucionar le pareció algo natural a Franek, poco sabía el de combates, megaevoluciones y formas temporales durante el combate eran tema de poco interés para el, diferente hubiera sido su sorpresa si le dijesen que no habían formas evolucionadas de flygon antes.

Pittien se iba sintiendo más seguro cuanto más estaba avanzando aquel combate, viendo que no había sido derribado, y que otros con más experiencia estaban peor. Él por ahora se mantenía volando, y aunque no le había hecho daño a Monorme, se sentía orgulloso de que estaba entendiéndose mejor con Ditto-Flygon, y estaban colaborando bien ¡en un combate! Vio como Franek daba instrucciones a Helen, y en ese momento, pensó que podría intentar atraer la atención del malvado enemigo: 

- Eh, ¡Eh! ¡Tú! Ahora verás lo que es bueno, Flubby, vamos, sube y haz un picado hacia dónde tiene el meteorito quiero recuperarlo ya, ¡te lo vamos a quitar, estúpido, trepamuros, goriloide! .- Esperaba que anunciando lo que quería hacer, pero con la intención de que prestase menos atención a la compañera de Franek. Por suerte, el resto estaban bien, y eso le dejaba tranquilo. 

A decir verdad, Pistola de agua era un ataque bastante pobre, pero con Sada recién evolucionada no había tenido oportunidad de aprender movimientos mejores, al menos de los que eran a distancia. Si querían ganar, habría que pasar a una ofensiva más directa.

-¡Sada, usa Acua cola!... ¡pero con cuidado!

Se empezó a frotar las manos nerviosa. No quería volver a su amiga sufrir los golpes de aquel mono miserable.

Esta vez todo fue como la seda. Ella empezó a realizar ataques mentales sobre Monorme con la clara intención de debilitar sus barreras mentales para que los ataques de sus compañeros surtiesen efecto.

Hulk y Sada lograron impactar con su roca y su cola sobre la cabeza del gigantesco mono y lo dejaron algo distraído. Lo suficiente para que Chansey empezase a cantar y el mono cayese al suelo totalmente dormido. Después de aquello, Ditto y M-Flygon se acercaron lo suficiente hacia el gigantesco pokémon dormido y para que Pittien le arrebatarse el meteorito que estaba incrustado en el centro de su cuerpo.

Habían logrado su objetivo, Pittien se había hecho con aquella gigantesca piedra y entonces Monorme recuperó la primera forma con la que le habían conocido. Un enorme pokémon con forma de mono pero con tan solo un par de brazos.

Pero entonces, Ditto que estaba muy cerca de Pittien empezó a sufrir una transformación. 

Antes de que Pittien lograse impedírselo, Ditto engulló el enorme meteorito y su cuerpo empezó a brillar y a obtener una forma humanoide. Además, su inocente cara se volvió mucho más horrible y siniestra y aunque tenía el cuerpo de un niño, parecía una criatura salida del mismísimo infierno.

El conjunto de los meteoritos que Ella había enviado a la tierra parecían actuar de maneras muy diferentes en cada pokémon y Ditto se había transformado en un ser aparentemente maligno.

Aquello pintaba mal, realmente mal...

Y Ella... ¡Ella parecía tan sorprendida como el resto!

- Si, ¡siiiiii! Chicos, ¡Lo tengo, lo tengooooooo! ¡Qué gran trabajo, lo hemos conseguido! Mirad, ¡Mirad! .- Digo, levantando el meteorito en mitad del vuelo, y aterrizamos, transformándose Ditto de nuevo a su forma normal. - Mira, Flubber, mira, ¡lo tenemos! Somos un gran equ... ¡Eh! ¿Qué haces?

Ditto se acababa de tragar el meteorito, y, de pronto, no era él, ,o no parecía ser él, o ¿qué es eso? - Flubber, amigo, eh, ¿qué te pasa? ¿Qué tienes? ¿Porqué me miras así? -No era él, no podría serlo, aquel meteorito le estaba haciendo algo. Se quedó paralizado el muchacho, que de pronto había pasado de la felicidad extrema a una parálisis y un pánico totales. La miró a Ella, y luego a Ditto, y luego a Ella de nuevo. - Haz, haz algo, por favor. - Corrió hacia Ditto, o lo que fuera ahora, y le miró, le gritó: - No, no me mires así, ¿qué te pasa? Somos amigos, compañeros, siempre juntos, siempre, venga, acuérdate, por favor

¡YIJA! Gritó el gigantón de alegría dando saltos al ver a Pitt y Ditto recuperar el meteorito.

¡Lo habían logrado! Parecía imposible, pero entre todos lo habían logrado. Sin embargo, de repente todo se torció. ¿¡Peró qué!? Preguntó sorprendido Hoku llevándose las manos a la cabeza. ¿Y ahora que hacemos? No pudo evitar mirar a la psíquica al preguntar.

No sabían como iba a reaccionar el nuevo Ditto, pues su cara no era más de malas pulgas de que somos colegas, por lo que en cuanto Pittien corrió hacia él, el de Alola ordenó a Hulk  entre susurros interponerse entre ellos. Colega, ve y asegúrate de que Pitt no resulta herido.

Alina celebró con el resto la semi-victoria. Hasta que se dio cuenta del nefasto resultado de la pelea.

- ¡¡¡P-Pittien, ese no es Flubby, apártate de él!!! -advirtió muy asustada- ay no... ay no... ¿Qué pasa?

Pensó con fuerza en ello, no quedaba otra que seguir peleando, el problema debía ser el meteorito con total certeza y se le ocurrió algo.

- ¡Sigamos luchando, pero que ningún pokémon toque el meteorito! Tendremos que cogerlo nosotros.

Se puso en posición y miró a los ojos a su compañera preocupada, pero asintió con decisión cuando su pequeña le devolvió la mirada. Entonces señaló a Evil-Flubby con pantalones.

- ¡D-DAISY BOMBA HUEVO!

Evil-Flubby miró con su mirada siniestra a Pittien y a Hulk que había ido a echar una mano en caso de que hubiese peligro. Ella también se acercó junto a los demás y logró entrar en su mente. 

El pokémon se quedó en trance mientras escuchaba hablar a su compañero, y apenas unos segundos después de su charla motivadora el extraño ditto escupió un montón de fragmentos de meteoritos y recuperó su forma normal. Cada uno de ellos era equivalente al fragmento que habían conseguido en la Tierra y que les había teletransportado hasta allí.

Lo logramos. Dijo Ella al ver cómo el meteorito se había separado. Gracias. Seguramente hayáis salvado este mundo. Dijo mientras la extraña mujer hacía una reverencia. Creo que aún nos queda mucho trabajo a los dos por hacer, tanto a mi compañero como a mi. Pero yo creo que esta lección habrá sido más que suficiente para los dos.

Disculpadme. Aproveché la energía de los meteoritos para traeros hasta aquí y construir este nuevo mundo en función de las ideas que rondaban por vuestras cabezas, pero creo que todo se me fue de las manos. Sabía que en vuestro mundo los pokémon y los humanos vivían en paz, pero creo que aquí aún es pronto para intentar algo así. Dijo mostrando lo que parecía una sonrisa. Después se acercó hasta Monorme y le colocó su cuartos delanteros en la frente para despertarlo. 

El pokémon legendario, con un tamaño aún enorme, pero mucho más pequeño que antes, se despertó muy aturdido sin comprender bien que había pasado. Calma. Le susurró Ella al oído. 

Espero que sepáis perdonadnos por todo lo que os hemos hecho pasar...

Franek respiró aliviado, aunque aún adolorido, al ver que por fin habían recuperado los trozos de meteorito, pero al ver el efecto que tenía en el ditto y el que aparentemente había tenido en Monorme tuvo un mal presentimiento, si los meteoritos tenían tanto poder como para afectar tanto la mente de un pokémon legendario, no puede ser algo que deba ser dejado a la suerte con otro pokémon poderoso. 

-Helen, traeme uno de los trozos del meteorito, rapido-

Ordenó a su Flygon sin dudarlo mucho. 

-Si estas cosas afectan tanto a nuestros pokémon al estar todas las piezas juntas, creo que lo mejor es que cada uno de nosotros se quede con una parte, a flubber no pareció afectarle un solo trozo cuando llegó pittien, así que mejor dejarlos separados, no?-

Franek aprovechó su mirada y todo de voz I expresivos, pero no podía evitar sentirse que hablaba de forma un poco alterada, pues su confianza había casi desaparecido en ambos pokémon legendarios de este mundo. 

-¡Muy bien Sada, así se hace! -esclamó.

Parecía que estaban ganando la batalla. Monorme comenzó a reducir su tamaño, así que Miki se preparó por si tenía que indicarle a Sada otro atauqe, pero parecía que Pittien ya tenía el meteorito. Estaban salvados, o no...

-¡Genial Pittien! espera, qué...

A Flubber le están saliendo... ¿abdominales? puag...

El ditto de Pittien había adoptado una grimosa forma humanoide. Miki miró nerviosa hacia Sada, esperando no tener que actuar, pero entonces el Flubber escupió los restos del meteorito y regresó a la normalidad. La joven policía suspuró aliviada.

Ella: Espero que sepáis perdonadnos por todo lo que os hemos hecho pasar...

-Secuestrar a gente no es lo más ideal si quieres su colaboración, y además se considera delito en nuestro planeta -dijo tratando de rebajar la tensión, aunque era evidente que los métodos de aquellos dos pokémon legendarios no habían sido los ideales, y uno de ellos les había intentado matar-. ¿Hay alguna forma de averiguar si el resto están sanos y a salvo? dijiste que si perdían la motivación desaparecían, pero uno de nosotros se perdió durante un enfrentamiento. Rintaro, el niño. ¿Sabes si se encuentra bien?

- Oh, Ditto, Ditto, gracias, gracias... - Lo abrazó, contento y alegre de que hubiera conseguido expulsar los diferentes fragmentos del meteorito.- AMigo, amigo, sabía que estabas ahí, no me des esos sustos, por favor, has sido... has sido el mejor, el mejor. - Pittien no sabía como expresar su felicidad con su amigo, y lo tenía abrazado, todo lo que podía, casi sin atender a lo que decían ni Franek ni Miki. Ahora mismo, los meteoritos le daban igual, Ella y Monorme también. Ditto estaba bien, y eso era lo que importaba. Era lo único que importaba. 

Cuando Ella despertó a Monorme, Pitt miró un momento, pero volvió a atender a Ditto, viendo si le había quedado alguna secuela, o algún tipo de problema de los meteoritos. No veía nada especialmente grave, así que miró a los trozos de meteorito. - ¿De verdad tengo que coger uno, Franek, despues de lo que le ha hecho a FLubber? - Miró, con cara de preocupación alternativamente al muchacho y los meteoritos

Alina suspiró tremendamente aliviada cuando Flubber volvió a su estado normal y se quedó mirando sonriente cómo Pittien lo abrazaba. 

- Gracias -le dijo a la grifona por haber vuelto en si a su pequeño amiguito gomoso-. Estoy segura que lo conseguiréis -miró un poco ceñuda a Monorme y añadió- si trabajáis juntos y no os peleáis...

Tal vez Miki estaba siendo un poco dura con la pokemon legendaria, pero no le faltaba razón y ella también esperaba que los que se habían perdido por el camino estuviesen sanos y salvos en sus casas, como si no les hubiese ocurrido nada, como si solo hubiese sido un sueño turbulento en una noche calurosa. Asintió a las palabras de Franek.

- Será mejor que hagamos eso, sí -luego miró al preocupado arqueólogo-. Pittien ¿quieres que Daisy le eche un vistazo para quedarte más tranquilo? Yo creo que los meteoritos nos devolverán de nuevo a casa, si no tenemos más trabajo aquí. ¿No es verdad señora grifona? -preguntó sonriente- Por mi, si todo esto ha servido para algo, los perdonaré, tal vez pueda ofrecerle de paso alguna idea más, antes de marcharnos o lo que sea.

Hoku asintió y se acercó para coger un trozo de meteorito. Como Fran, pensaba que era lo mejor, pues mientras cada uno tuvo el suyo no hubo ningún problema. 

Este mundo no es como el nuestro. Contestó el luchador a Ella. Deberíais seguir vuestro propio camino, trabajar juntos, incluso con el tercero. Seguro que conseguiréis un lugar increíble. Una sonrisa volvió a surgir de sus labios. No estaba de acuerdo con el "secuestro", ni con el comportamiento de Monorme, pero hasta ellos se merecían otra oportunidad, sólo esperaba que aprendieran después de lo ocurrido.

Monorme seguía algo aturdido, pero cuando escuchó las palabras de Miki sobre Ríntaro, recordó el momento en que engulló al chaval y agachando la cabeza solo pudo decir... Lo siento...  No quiso decir nada más, pero Franek había estado ahí y había visto como el gigantesco pokémon legendario, atrapado por la magia del meteorito había engullido al chaval y también al Gengar que lo acompañaba. El resto de humanos habían vuelto a su lugar de origen, pero Ríntaro no lo había conseguido...