Partida Rol por web

Eon y Bast decidieron salir de la cueva y subir por la montaña con la esperanza de encontrar algo de leña para el grupo y así fue.  Cansados por la pendiente que tenían que subir pero con la emoción de descubrir un nuevo sitio al dirigirse, llegaron a un lugar lleno de árboles muertos y secos y a cada rato un fuerte viento agitaba las ramas de los árboles haciendo que cayeran pequeñas ramas que servirían a al perfección para el objetivo que Bast tenía en mente.

No lejos de allí pudo ver como uno de los montones de leña parecía que se movía solo. Era como si algo estuviera escondido debajo de ellos. ¿Se trataría de alguna especie de pokémon? Eso suponiendo que lo que hubiera en ese extraño lugar lo fueran.

Ya alejados del resto, Bast junto a Eon caminaron sin detenerse mucho a pensar sobre su situación, por el momento lo mejor era mantener la mente en blanco y disfrutar del paisaje que ofrecía este lugar. 

Las faldas de la montaña era un escenario completamente diferente a lo que habían dejado a sus espaldas en aquel huerto. En un momento, Alabaster se detuvo para recobrar un poco el aliento, inspiró profundamente y contempló su alrededor. Era difícil de creer que un paraje tan seco como este, se pudiese encontrar tan cerca de donde debía originarse el Río de traslúcidas aguas, o al menos esa era la inquietud que pasaba por la cabeza del monje. 

Pero le restó importancia al asunto, sabía que no debía sobre pensar las cosas, al menos eso es lo que había aprendido tras el incidente de la Cueva. Así que prosiguió su camino.

Los alrededores cada vez parecían más tétricos, árboles secos por todas partes, en donde sus singulares sombras adornaban el árido suelo, acompañado de ráfagas de viento que hicieron ondear el Kimono del monje más de una vez. 

Aprovechando la situación, Alabaster comenzó a recoger las ramas secas que caían de estos árboles con cada soplido del viento. Tras unos minutos la poca laboriosa tarea estaba finalizada. Fue en ese momento que este se dio cuenta que Eon parecía más inquieto de lo normal. 

-¡Hey! ¿Qué ocurre amigo?- Le preguntó a su compañero, mientras dejaba a un lado la madera recolectada. 

Caminó en dirección al Eevee sólo para notar que bajo un montón de leña había algo o alguien. Mantuvo la distancia y le hizo una seña a Eon para que este no se acercara más, y en voz alta preguntó: -¿Quién se esconde allí?- Esperando que lo que estuviese en ese lugar no se alterara por la presencia de él. Y luego, esperando que fuese alguna especie de Pokémon, añadió: -Sal de ahí pequeño amigo, no te haremos daño.- Con una afable mueca estiró su mano esperando alguna reacción de lo que fuese que estaba ahí.

Tras las palabras de Alabaster, un pequeño pokémon o lo que fuera, salió de debajo del montón de leña.

Eon se quedó muy sorprendido al verlo aparecer. Notaba algo raro en él, y Alabaster también. Ambos se dieron cuenta que se parecía mucho a Eevee, quizá a alguna evolución aún desconocida. Pero no sabían si de verdad podría ser así, o si simplemente eran imaginaciones suyas. ¿Entonces aquello podía significar que verdaderamente esas criaturas eran pokémon?

La criatura que se ocultaba bajo el montón de leña dejó perplejos tanto a Alabaster como a Eon, de hecho el monje no sabía como reaccionar. En primera instancia, pensó en retroceder unos pasos hacia atrás, pero decidió quedarse en la misma posición, sabía que no debía mostrar miedo frente a esta especie de Pokémon. 

Durante su crianza en Ciudad Iris, Alabaster pasó mucho tiempo junto a las Chicas Kimono en el Teatro de Danza. Allí aprendió a convivir con las distintas evoluciones de Eevee, sus diversas personalidades, además de dominar el arte de la música junto a su Shamisen. Si no fuese por esto, el monje hubiese adoptado una posición defensiva para estar alerta de cualquier movimiento que hiciese el Pokémon frente a sus ojos. 

Por el contrario, siguió estoico en su posición con su mano izquierda hacia adelante. Con un lento pero fluido movimiento adoptó la posición de loto y con su mano derecha se quitó uno de los tantos collares que tenía en su cuello.

Sacudió el Japa mala al viento para provocar un peculiar sonido que tenía como objetivo atraer la atención de la pequeña criatura. -Ven acércate, no te haré daño.- Dijo de forma serena.

Nuevamente blandió su collar, para cautivar la curiosidad de este. Seguido, dio unos leves golpes al suelo, para llamar a su compañero. Al acercarse, Alabaster comenzó a darle unas palmaditas en la cabeza a Eon y pasó su mano entre su suave pelaje. 

El comportamiento del Monje en esta situación sólo podía ser explicada como mera curiosidad. Al fin y al cabo Eevee era el compañero perfecto para Alabaster, porque ambos no le tenían miedo a lo desconocido y su deseo de comprender las cosas era lo que los impulsaba hacia adelante.

Aquel extraño pokémon, o lo que fuera, tan similar a Eon vio toda la parafernalia que Alabaster estaba haciendo y le miró con bastante indiferencia. Tras todo aquello, la criatura dio un salto y se zambulló sobre la tierra como si se tratase de agua, dejando un túnel a su paso y desapareciendo de la vista de ambos.

Atónito tras la magnífica salida de escena del misterioso Pokémon, el monje llevó su mano al mentón. Había quedado fascinado con la belleza de aquella criatura y en juró que en el transcurso de su vida haría lo posible por encontrarse nuevamente con ese Pokémon, o al menos conocer algo más sobre él.

Mucho más animado de lo que había llegado a este lugar, Alabaster tomó toda la madera que pudiese cargar y comenzó a descender de la ladera de la montaña, en dirección Oeste. Esta vez una efusiva sonrisa inundaba su rostro de alegría mientras Eon le seguía el paso un poco más atrás.

Hoku, Hulk, Miki y Sada salieron corriendo detrás del gigantesco pokémon pendiente arriba. El mono había salido corriendo en dirección a lo alto de la montaña. El lugar estaba repleto de árboles secos y muertos, y en un rincón había un montón de leña cortada. 

Monorme les llevaba gran ventaja pero había caído en una especie de trampa gigantesca de madera. De no haber sido por ello, se había escapado. Pero ahora, el pokemon estaba perdiendo un tiempo muy valioso reventando la jaula que lo contenía. Cuando los dos entrenadores y sus pokémon le dieron alcance, Monorme ya había reventado de todo su cautiverio y lo tenían frente a él. El mono parecía mucho más grande que antes, y ahora poseía ocho brazos en lugar de dos. Además, el resplandor morado del meteorito ahora rodeaba todo su ser.

¡No vuelvas a huir mono enorme traidor! Dijo Hoku separando claramente las palabras. No esperaba que el mono entendiera la diferencia, pero si lo notaba, se daría cuenta de cuanto había cambiado la relación con su traición. ¡Explícanos lo que está pasando! La actitud alegre de Hoku se había desvanecido, ese mono les había engañado y no podía permitirlo.

La trampa que solicitó a gritos Alina se había hecho realidad, lo cual era realmente sorprendente, así que ¿por qué no pedir?

Que bien nos vendría un "protección" sobre nosotros. Pensó el gigantón temiéndose que la reacción de Monorme iba a ser un ataque. Y que volviera a caer en una trampa, pero del más fuerte acero, no de madera. Susurró el gigantón, quería que lo escuchara Miki por si se le ocurría algo más interesante que pedir, pero no quería que el mono lo oyera.

Aquel lugar distaba mucho del idílico paisaje en el que habían estado hasta ahora. Quizás aquel era el verdadero hogar de Monorme y lo que atrás quedaban eran los dominios de "La Otra". ¿Aquellas trampas también habrían sido obra suya? Fuese como fuese, Miki tenía delante un enorme monstruo de ocho brazos más enfurecido que nunca. Asustada, miró de reojo a Sada. Incluso con la ayuda de Hoku y Hulk, no parecían tener muchas posibilidades de salir victoriosos. Aquel ser parecía uno de aquellos pokémon legendarios, pero había que intentarlo de todos modos.

-Prepárate Sada -le dijo.

Que bien nos vendría un "protección" sobre nosotros. Y que volviera a caer en una trampa, pero del más fuerte acero, no de madera

 Miki miró al aloliense extrañada al principio, pero enseguida cayó en lo que quería decir.

-Oh, eh, sí... sería genial que unas cadenas de acero aparecieran en este preciso instante y atraparan al mono por los brazos, como en la película esa... Slaking Kong -murmuró-. Aunque una jaula gigante estaría bien también.

Monorme sonrió cuando escuchó las palabras de aquellos dos humanos y se echó a reír con una maquiavélica carcajada. El mono se había hecho aún más grande que antes, habiendo duplicado practicamente el tamaño que tenía antes.

Qué ingenuos sois. Sentenció cuando escuchó las peticiones de sus antiguos compañeros. Pero será mejor que os preparéis para el combate. Y tras aquellas palabras, Monorme convirtió su puño en fuego y descargó un fuerte impacto sobre Machamp que quemó gran parte de su pecho pero no lo llegó a dejar del todo debilitado.

¡No! ¿Estás bien Hulk? Preguntó Hoku preocupado. A fin de cuentas el mono era supuestamente un pokémon legendario.

Así que... ¿Puño fuego? Se preguntó el luchador. Esto se estaba poniendo peliagudo y la mejor opción de Hulk para dañar, antes de que Monorme le asestara otro golpe era débil contra el fuego. Por lo que decidió arriesgar con algo que les podía dar una ventaja, antes que hacer un daño insignificante.

¡Hulk puño dinámico! Ordenó el luchador, que con este ataque, pretendía conseguir dar al pokémon de la agente más oportunidades de dañar con su agua al que parecía ser un pokémon de fuego.

Miki se llevó las manos a la boca cuando vio como Monorme le asestó un fuerte golpe al machamp. 

Vale, esto va en serio.

Hulk no se había debilitado por completo, pero aquel impacto había sido muy fuerte. Puede que no pudiese resistir mucho más, así que había que actuar con rapidez.

-¡Rápido Sada, usa Pistola de agua! -exclamó tan nerviosa como enfadada. 

Monorme parecía un primate normal, sin nada que indicase algún elemento afín, pero aquel puño había estallado en llamas. En aquellos momentos su única esperanza es que fuese de tipo Fuego.

Hulk logró asestasr un fuerte golpe a Monorme, que lo dejó confundido y algo aturdido. Aunque el impacto no fue suficiente para derrotarlo. Es más, ni siquiera parecía que lo hubiese hecho un solo rasguño. Era como si el resplandor morado que recubría su cuerpo lo protegiese de cualquier golpe recibido.

En cambio, el pokémon de Miki, sí que logró atravesar un poco su defensa y hacerle algo de daño. Pero aunque parecía débil ante el fuego, no parecía que fuese suficiente aquel ataque.

Monorme parecía un pokémon legendario, pero el meteorito le había dotado de unas capacidades muy especiales y sin duda lo había hecho más fuerte y más resistente. Así que, de nuevo lanzó el mismo ataque sobre Hulk dejándolo, esta vez sí, fuera de combate.

¡Funcionó! el disparo de agua de Sada parecía haberle dañado, pero había sido una ventaja pírrica, porque enseguida Monorme contraatacó y dejó a Hulk en el suelo, fuera de combate.

-¡Maldita sea! -exclamó nerviosa.

Aquel combate estaba prácticamente perdido, pero huir tampoco era un opción. No podían dejar al pobre Hulk a merced de aquel monstruo, así que lucharía hasta el final. 

-Sada, usa acuacola -le dijo-, y por Arceus, intenta que no te golpee.

Con Hoku y Hulk fuera de combate, toda la esperanza radicaba en Miki y Sada. 

Croconaw golpeó con su acua cola a Monorme sin que el golpe le hiciera mucho daño. Pero el brillo morado que se extendía por el gigantesco pokémon, también lo hizo sobre Croconaw y de pronto éste empezó a brillar:

Segundos después, Croconaw había evolucionado en Feraligart, habiendo aumentado sus músculos y su tamaño. Ahora tenía una apariencia aún más terrorífica, pero Monorme no se inmutó y volvió a encajar un nuevo puñetazo sobre él.

A pesar de la evolución a Feraligart, no fue capaz de aguantar el golpe y Sada quedó fuera de combate.

Sin Hulk y sin Sada capaces de hacer frente a Monorme, el gigantesco pokémon se escapó y salió corriendo. Además, ese brillo morado que se había propagado de Monorme a ella, seguía recubriendo al Feraligart debilitado

Lo mejor ahora que podían hacer era ir a ver a Alina, cuyo Chansey podría ayudar a sanar a sus dos compañeros.

-Oh, por todos los... ¡Sada, estás evolucionando! -exclamó Miki emocionada-. ¡Qué bien!

Cuando el brillo se disipó, Sada se había convertido en una majestuosa y terrorífica feraligatr, pero de poco sirvió, pues acto seguido Monorme le propinó un golpe tan fuerte que la dejó fuera de combate.

-¡Qué mal! -exclamó horrorizada.

Mientras el malvado primate escapaba, Miki fue corriendo a socorrer a su compañera debilitada. Tenía una pokéball asignada a Sada para casos de emergencia, pero se encontraba en el coche patrulla que habían dejado atrás al llegar a aquel misterioso lugar. 

Supongo que tendré que cargar con ella... ay mi madre.

Al evolucionar Sada había triplicado su peso, así que si en su forma de croconaw le costaba cargar con ella, ahora le era completamente imposible. Trató de intentar alzarla por los brazos, pero apenas logró despegarla del suelo. Era demasiado grande.

-Ehm... Hoku, si tienes una pokéball para Hulk, ¿podrías ayudarme a cargar con Sada? es que me he dejado en el coche la de Sada antes de llegar hasta aquí. 

Lo cierto es que era todo un golpe de suerte contar con la presencia de un gigantesco y forzudo aloliano.

El combate no se acercó ni a ser algo igualado, sin duda era impresionante la fuerza de un pokémon legendario. Pero Hoku estaba determinado a acabar con el mono traidor, pues como buen luchador, sabía tanto lo que podía hacer el entrenamiento, así como luchar en equipo.

¡Hulk! Dijo acercándose a su pokémon en cuanto Monorme se marchó. El luchador lo acarició, arrepintiéndose de haberlo puesto en esa situación. Lo siento colega, he vuelto a ser demasiado impulsivo.

Sada ha luchado de forma impresionante y menuda evolución. Se dirigió a Miki sentado en el suelo, junto a su pokémon. A decir verdad ni yo mismo lo sé. Contestó pensativo.

Hoku se metió las manos en los bolsillos buscando la pokéball, ellos de repente habían encontrado su trozo de meteorito, así que quien sabe lo que podía pasar. Por supuesto que te ayudaré. Dijo mientras rebuscaba. Aunque quizás uno de nosotros pueda quedarse aquí mientras el otro pide a Alina que venga con su Chansey para curarlos. Se encogió de hombros ante su idea, pues no sabía si a la agente le iba a parecer bien.

De repente, la pokeball apareció en su bolsillo izquierdo. ¡Aquí está! Dijo sorprendido. El gigantón la saco y la agrandó, inmediatamente toco a Hulk con ella para que pudiera descansar. Busca en tus bolsillos. Quizás también la tengas. Le comentó sonriente a la agente.

Con los pokemón a salvo en sus pokéball, Hoku se levantó. Será mejor volver con los demás. ¡En marcha! Dijo animado. Esto no le había hundido la moral, sabía de sobra que entre todos iban a poder descubrir lo que estaba pasando y también iban a poder derrotar a Monorme.

Miki rebuscó en su riñonera por si acaso. Ahí tenía una Rapidball por si tenía que contener a algún pokémon rápidamente, pero había algo más. Lo había notado antes y dio por hecho que se trataba de un amigurumi que tendría para almorzar más tarde, pero no. Lo sacó y efectivamente, era la Pokeball de Sada. 

-Puf, donde tengo la cabeza... -comentó mientras activaba la pokeball para resguardar a la pobre Sada-. Sí que la llevo.

Será mejor volver con los demás. ¡En marcha!

-Sí, vamos. 

Ríntaro y Franek salieron corriendo hacia lo alto de la montañe en dirección a las sombras que habían visto.  El lugar estaba repleto de árboles secos y muertos, y en un rincón había un montón de leña cortada. Las sombras, ahora mucho más cercanas, se veían al este y una de ellas parecía doblar el tamaño de la otra. Si eran Monorme y Ella, no podían saberlo todavía. Pero Helen descendió para negar con la cabeza e informar de que no había humanos por la zona. 

Allí no solo había leña, sino que parecía haber los restos de una trampa gigantesca de madera. 

De pronto, un pequeño pokémon o lo que fuera, salió de debajo del montón de leña.

Ambos se dieron cuenta que se parecía mucho a Eevee, quizá a alguna evolución aún desconocida. Pero no sabían si de verdad podría ser así, o si simplemente eran imaginaciones suyas.