Partida Rol por web

Polvo de Escorpión

2. Un alto forzoso

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21/03/2018, 22:55
Petrick Baldrych

Después de atender mis heridas, la semielfa escoge ignorar el modo de pago lo que la convierte en una chica doblemente estupenda. ¡Que los Nueve Divinos la bendigan y todo eso!

Encuentro tan fascinante la lacrimógena historia de nuestra prisionera que pronto me olvido de mis deudas y de seguir buscando a mi montura; al menos, de momento. ¿Qué posibilidades había de encontrarnos con la hermana de Nekaua en mitad de camino hacia ninguna parte?

—Hola encanto, soy Petrick, Petrick Baldrich y quiero que sepas que no os guardo ningún rencor —saludo a la exuberante mujerona con la más encantadora de mis sonrisas pero manteniéndome a una distancia prudencial por si trata de tirarme alguna piedra que tenga a mano—. Bueno, a ese saco de mierda que me ha metido una paliza, sí —rectifico apresuradamente, señalando el cuerpo sin vida del otro grandullón—, pero mi adorable Corianne se ha encargado de convertirle en comida para los gusanos y no tiene sentido enfadarse con un muerto, ¿verdad?

»Siento lo de tu clan, en serio. Verte obligada a juntarte con el resto de tu tribu... eso debió ser duro. Me recuerda a cuando yo me junto con marineros borrachos y mugrientos en cualquiera de las posadas del puerto; por fuera parecen casi de la misma especie que tú, pero por dentro sabes que son diferentes, ¿a que sí? Te entiendo, hay casos en los que el destierro es un castigo menos severo que tener que confraternizar con la gente vulgar.

»¿Por eso te asociaste con orcos y trasgoides? Tu gente debe parecerte un pueblo realmente repugnante si prefieres a los goblins pero oye, yo no te juzgo, a mí Nekaua y tú me parecéis dos tipas geniales pero allá cada cual con sus preferencias...

»Lo único que quiero saber es cómo nos has encontrado. Y, por favor, no me digas que fue casualidad o que tu dios-chamán se te apareció en forma de primate ígneo para encomendarte la sagrada misión de emboscarnos con tus hediondos amiguitos. No me gusta que insulten mi inteligencia con mentiras infantiles, así que finjamos que aquí somos todos mayorcitos. ¿Quién te pagó para jodernos, querida?

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23/03/2018, 12:25
Nekaua

Hablar, respondió a Daha. Al menos, mientras buscaban a Clea y traían de vuelta el carro. Dadme unos momentos más.

Demasiado había pasado en poco tiempo. Más de lo que esperaba. Aunque quizás debería haberlo hecho. Ella era, al fin y al cabo, hija del cambio.

No era habitual ver goliaths viejos. La mayor parte morían despeñados al saltar de una roca a otra. Era fácil morir cuando la vida era una lucha diaria por la supervivencia, y los músculos habían mecanizado rutinas en épocas en las que eran más fuertes y flexibles. Los que sobrevivían, solían marcharse antes de convertirse en una carga, y enfrentarse solos a la muerte.

Coross era tan viejo que nadie era capaz de atinar con su edad. La piel del rostro la tenía plegada como la peladura de una fruta deshidratada, y entre los pliegues le habían brotado cristales. El clan lo había dejado atrás cuando Nekaua aún no era capaz de cazar, pero ella lo había visto aún con vida mucho después, cuando se refugiaba de una lluvia torrencial que hacía de las rocas trampas mortales.

El viejo le habló de un modo de vida que se había mantenido inmutable durante generaciones que parecían extenderse hasta tiempos tan remotos e inabarcables que, en la mente de la niña, se confundían con la eternidad. Un avanzar trazando circunferencias en busca del siguiente rebaño y el siguiente refugio para el invierno, hasta regresar a un punto de partida que había vuelto a ser colonizado. Inmutable, como si siguiera una ley tan natural como la que las hacía volver al suelo, por muy alto que consiguieran saltar.

Nada más razonable para una niña pequeña, que no conocía nada más hasta que había sido capturada en las tierras bajas. ¿Qué otra vida era posible? Pero padre, madre y los demás veteranos habían abandonado —o quizás, sospechaba ahora, habían sido expulsados de— sus clanes y tribus. Habían vivido en las tierras bajas y se habían establecido lejos de sus lugares de nacimiento. Y se habían aliado con quienes allí ya moraban, obviando que decenas de miles de humanos vivían a la sombra de la cordillera. Habían cambiado, y el cambio engendraba más cambio.

Unos aventureros nos emboscaron y mataron a todos, confesó. En lugar de rematarme, una de ellos decidió curarme y llevarme con ella. Intenté escapar, pero volvió a capturarme. Ahora veo las cosas de otra forma, y tengo una deuda con esa mujer que pensó que mi vida tenía valor. Y con muchos más; con los que había matado antes de que Doña Clavilda la capturara, con todos los que hubiera matado si se lo hubieran permitido, sin pensar un instante en lo que estaba haciendo. Pero no era algo que pudiera compartir con su hermana. Todavía no estaba preparada, y desde luego, no un momento como aquel.

Padre y madre tomaron sus propias decisiones, y se han enfrentado toda su vida a las consecuencias. Ahora yo soy adulta, tomo las mías y haré lo mismo.

Hizo una pausa.

Gracias por buscarme, Balaka. ¿Cómo sucedió? ¿Sobrevivió madre?

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23/03/2018, 12:34
Balaka

No trabajo para nadie—respondió escuetamente Balaka a las preguntas de Petrick—. Teshkol pensó que todos serían como tú y atacamos.  Se equivocó y ahora está muerto.

La goliath hablaba de la muerte con ligereza, parecía que era algo habitual entre los suyos. Entonces volvió a mirar a su Nekaua.

Fue Eglath. Padre se equivocó cuando lo obligó a quedarse con la tribu. El clan dejó de importarle. Así que cuando madre me mandó en tu búsqueda, aprovechó mi ausencia para hacerse con el control. Contaba con el apoyo de Kurg así que no fue difícil. Apenas hubo sangre. Ahora todos tenemos el mismo líder.

Con esfuerzo Balaka se levantó del suelo, pero no hizo ningún gesto amenazante, sólo miró fijamente a Nekaua a los ojos.

¿Qué vas a hacer conmigo?

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23/03/2018, 12:57
Kifel Robbarth

¡Esperad!—llamó Kifel a Corianne e Iskal— Iré también con vosotros.

Haciendo un esfuerzo y con un poco de lentitud (se notaba que los golpes aún le dolían), el pelirrojo se levantó del suelo y volvió a envainar su mandoble. Después se dirigió hacia donde estaban la pirata y el félido.

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23/03/2018, 14:57
Daha Phiatabel

Era fascinante ver como aquellas dos enormes mujeres hablaban con tanta ligereza de la muerte. Sus vidas no habían sido fáciles. Habían sufrido, habían vivido continuos conflictos, habían perdido seres queridos y habían arrebatado vidas. Su existencia se basaba en la ley del más fuerte y el único aliciente que les empujaba a la supervivencia, parecía ser en cierta medida el honor y el poder.

No eran tan diferentes a los humanos, elfos o enanos al fin y al cabo. Al final todos los individuos que sobresalían en sus comunidades buscaban por encima de todo el poder. Algunos tratando de mantener su honorabilidad más intacta que otros, pero a fin de cuentas todo se resumía en luchar por el control efímero de sus vidas y de los seres que les rodeaban.

Que equivocados estaban todos. El poder tan solo otorgaba ciertas ventajas y comodidades durante su existencia mortal. Podía ser que el poder obtenido quedase como herencia para las futuras generaciones, pero tras la muerte del poderoso, lo que pasara en el mundo se quedaría en el mundo y ese poderoso en su nueva forma de existencia nada sabría de lo que dejó atrás.

No, lo que uno debía hacer con el tiempo que se le había entregado era tratar de actuar siempre o al menos la mayor parte del tiempo, según las creencias que había adoptado. Ya fuera según los principios y valores que Alcor les infundaba a sus fieles devotos, o los que Krunah les imponía a los suyos, lo importante era actuar en consecuencia. O al menos eso era de lo que Daha Phiatabel estaba convencida.

Algo que le sorprendió era la calma con la que ahora parecía contar Balaka. Había asumido la derrota y la ira que había mostrado durante la batalla y justo después de quedar desarmada, parecía haber desaparecido por completo. Aunque claro estaba, que en el interior de su ser seguía hallándose, ardiente como un volcán que podía estallar de nuevo en cualquier momento.

Eso honraba a aquella guerrera. Si, ella seguía sus propias convicciones. Su mundo era muy diferente al suyo y lo que había aprendido era que la traición se pagaba con sangre. Consideraba a Nekaua una traidora y por lo tanto sólo la muerte era suficiente castigo para ella. Beltegueuse había decidido decantar la batalla por Nekaua y sin duda Balaka lo sabía y lo aceptaba. Sólo cabía esperar la resolución que irremediablemente únicamente Nekaua podía tomar.

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26/03/2018, 12:45
Nekaua

Nekaua se mordió la lengua para no cortar al mago. Había hablado en la lengua común porque no quería ocultar la conversación a los demás. No iba a impedirles inmiscuirse, aunque sus palabras tuvieran tan poco sentido. La Tribu del Martillo de Hueso no trabajaba para nadie. Por eso era tan temida; no por su fuerza, que no era suficiente para enfrentarse a cualquier ejército que los humanos decidieran enviar a barrerlos, sino porque representaban el terror de la incertidumbre. Al menos, así era como ella los recordaba y entendía.

Teníamos que haber morado al otro lado del Paso de los Espíritus, lejos de los dominios de la tribu, se lamentó. De haber sido así, nunca hubiera conocido a Doña Clavilda ni hubiera abrazado la fe del Fuerte, pero hubiera vivido bien, con dignidad y libertad.

¿Qué harás si dejo que te marches?

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26/03/2018, 20:31
Petrick Baldrych

Nunca dejan de maravillarme mis formidables dotes proféticas. La región es tan pequeña y entran y salen tan pocos viajeros de Puerto del Amanecer que sin dudaha debido ser una trájica "casualidad" que precisamente hayamos sido emboscados sospechosamente por un pariente cercano de uno de los integrantes de nuestro grupo.

Esto apesta a traición. Apesta como un calcetín sudado y tal vez esa sea la razón por la que prefiero las sandalias.

Estoy convencido de que la sutil Corianne puede arrancarle a nuestra prisionera la verdad, pero no estoy tan seguro de que Nekaua nos deje hacer tal cosa de modo que no tiene sentido empecinarse con esa línea de investigación. En lugar de eso, me dedido a registrar los cadáveres empezando por el grandullón. Con un poco de suerte encontraré entre sus posesiones alguna nota incriminatoria; con mucha suerte, la recompensa que les han ofrecido por asaltarnos.

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26/03/2018, 22:45
Balaka

Volver a Ark Durandor—respondió la goliath—. A esperar mi momento.

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27/03/2018, 13:45
Nekaua

Esperar a qué momento, pensó. Nadie era capaz de seguir a los goliaths en las montañas. Fuera cual fuere su situación en la tribu, no eran esclavos. De lo contrario, su hermana y ese Teshkol no hubieran estado en las tierras bajas, sin supervisión. Podían marcharse en cualquier momento. Algo diferente los retenía, y Nekaua temía que no llegaría nunca ese "momento", que solo se haría más fuerte cada día.

Y mientras tanto, ¿volverás a las tierras bajas si te lo ordenan? le preguntó. ¿A matar otra vez?

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27/03/2018, 15:15
Balaka

Balaka se aguantó una risotada.

¿De verdad tengo que responderte?

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29/03/2018, 17:56
Nekaua

La respuesta de Balaka no la sorprendió. Cómo podía hacerlo, después de lo que había dicho, de lo que había hecho. Pero en el fondo, deseaba que fuera otra respuesta, una que no la forzara a tomar una decisión que, fuera cual fuere, lamentaría. 

Al permitirle vivir, Doña Clavilda se había hecho responsable de sus acciones. Si actuaba de igual modo con su hermana, Nekaua debía seguir su ejemplo. Así que soltó la cuerda que colgaba de su bandolera, hizo que Balaka cayera de rodillas pisando las corvas de sus rodillas, agarró sus brazos con rudeza y tiró de ellos, atándolos a la espalda. La goliath mayor apenas tenía fuerza en los miembros; las vendas bendecidas solo habían envitado que acabara desangrada. Ató la cuerda a su propio brazo, permitiendo solo una holtura equivalente a su altura.

Pretendo llevarla hasta Bastión Celeste, informó al mago y la sacerdotisa. Podemos discutirlo cuando las demás regresen con el carro.

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03/04/2018, 23:08
Narrador

Corianne, Iskal y Kifel salieron en busca de Clea y Nekaua se aseguó de dejar bien atada a su hermana. Eso dejó a Petrick y Daha con la tarea de registrar los cadáveres de los asaltantes que habían corrido la peor suerte. No había ninguna nota incriminatoria, pero sí un buen puñado de monedas de oro. De hecho un puñado bastante considerable. No debían de ser las primeras victimas del grupo de asaltantes para haber amasado una cantidad así.

Mientras lo ponían todo el orden, un carromato aparecía en el camino. Los demás habían encontrado a Clea y volvían con ella sana y salvo. Y con el carro indemne.

Encontráis 450 piezas de oro y objetos mundanos a vuestra elección con valor de 100 piezas de oro. ¿Es necesario hacer inventario de las armas y armaduras de los muertos?

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05/04/2018, 02:29
Iskal

Iskal se alegró de haber encontrado a Clea (y el carro) de una pieza. Habría sido un tanto incómodo explicarle al ministro que su ayudante se había hecho puré contra un árbol o algo así.

—¡Eh, estamos de vuelta!—agitó un brazo en el aire en cuanto estuvieron a una distancia razonable para ser oídos. Aunque esperó a acercarse a los demás para añadir:—. ¿Alguna novedad? ¿En qué ha quedado la cosa?

El hecho de que Balaka estuviese atada denotaba que la confianza continuaba pendiendo de un hilo pero prefería que le explicasen lo que había sucedido en su ausencia en lugar de limitarse a suponer.

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05/04/2018, 11:26
Corianne

Corianne enarcó una ceja cuando Nekaua respondió a la pregunta de Iskal. Se lamentó de no haber prestado más atención a Veiner cuando había presentado a sus compañeros. Quizá hubiera en las palabras del Ministro Principal una explicación a la insólita decisión de la goliath.

—¿Llevarla a Bastión Celeste? ¿Con qué motivo, exactamente? 

Lo cierto es que hubiera esperado de Nekaua que la juzgara según las leyes de su propia gente. Y que probablemente la ejecutara allí mismo, partiéndola el cuello con el borde del inmenso escudo. Es lo que uno podía esperar de una salvaje de la Tribu del Martillo de Hueso, ¿no?. Es lo que uno podía esperar de un pirata, también. Es lo que uno hubiera podido esperar de ella misma si estuviera en su pellejo, y la suerte que hubiera corrido si la decisión sobre su vida dependiera de Melara la de los Tatuajes.

—Ella te quiere ver muerta, te mataría si tuviera la oportunidad. Y esa oportunidad puede darse en el futuro —añadió, haciendo eco de sus pensamientos.

La pregunta implícita de Corianne flotaba en el aire: ¿por qué arriesgarse? Pero no salió de sus labios. Lo último que quería era una monserga moralista sobre la fortaleza de los piadosos. Ya había tenido suficiente piedad y beato reproche con la hermana de los cabellos negros y ensortijados. Y quería pensar que Nekaua no era fuerte sólo físicamente, sino también personalmente. Tal vez conociendo sus motivos pudiera entender mejor su decisión.

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05/04/2018, 14:59
Daha Phiatabel

Corianne no deseaba para nada una monserga moralista, pero lo cierto era que iba a tenerla. Daha Phiatabel estaba allí para dársela. Al fin y al cabo era una sacerdotisa de Alcor, un dios bueno entre cuyos dominios se encontraban el del bien y el de la protección. Sin duda alguna, Alcor no estaría de acuerdo con una ejecución sumarísima.

No obstante Balaka no se regía por las leyes de Alcor, así quien debía decidir en todo caso era su hermana, la única de todos los presentes que conocía bien los principios morales de Beltegueuse, quien a la postre sería quien debería juzgar a ambas hermanas al final de sus días, ya fueran ese mismo día o dentro de muchos años.

- Corianne, no podemos hacer justicia de una manera tan improvisada. – Habló la boca la semielfa. – No somos quienes debemos decidir sobre la condena que debe serle impuesta a esta mujer. ¿Matarla? No somos bestias. No somos como ellos. Debemos dar ejemplo. Mi buen dios Alcor querría un juicio justo para ésta mujer y estoy de acuerdo con Nekaua. Debe ser conducida a un lugar donde pueda serle otorgada la justicia de la que he hablado. – Hizo una pequeña pausa. – Sí, es cierto que el futuro puede deparar muchas cosas y que la decisión que tomemos ahora tendrá su eco en el futuro. Podría escapar, podría salir muy caro. Pero debemos actuar conforme a las reglas que marca la moralidad. Sólo así Alcor será benevolente.

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05/04/2018, 21:37
Corianne

Corianne puso los ojos en blanco.

—Si quisiera la opinión de una sacerdotisa de Alcor, me leería los textos sagrados, ya que es obvio que os limitáis a hacer lo que quiere Alcor en vez de pensar por vosotros mismos —replicó la aludida—. ¿Sabes cuál es la pena en Rhovesia por ir por ahí matando a la gente y quedándose con sus cosas? La muerte. Y si dudas de la justicia de esa ley... bueno, recuerda quién ayudó a levantar la república.

Los seiscientos Hijos de Alcor.

—No hay ninguna diferencia entre matarla nosotros mismos o entregarla a las autoridades acusándola de bandidaje. Bueno, sí la hay: que tú puedas dormir por las noches aunque nos pongas a todos los demás en peligro. Cosa que me parece cuanto menos egoísta —señaló, notando que empezaba a calentarse: tan poca paciencia tenía con aquellas santurronas—. Pero ya has demostrado que lo tuyo es la superioridad moral al tachar de bestias a aquellos que no se comportan como Alcor manda.

Pero si no te importa, es la opinión de Nekaua y sus motivos, los que quiero escuchar. 

Tal vez la goliath no pensaba escoltarla a Bastión Celeste para entregarla a las autoridades sino que tuviese otra idea en mente... quizá una más inteligente, incluso.

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05/04/2018, 23:18
Petrick Baldrych

Si no fuera porque estoy más lejos de mi hogar de lo que he estado en meses, me sentiría el hombre más afortunado de este lado de Rhovesia al encontrar el suculento botín entre las pertenencias de nuestros asaltantes. Esto debería asegurarme durante algún tiempo una cama mullida y al menos un par de acompañantes para mantenarla caliente.

Por desgracia, mi alegría dura tanto como lo que tardo en descubrir la mirada de la pelirroja semielfa posada en mí. ¡Vaya mierda! No estoy seguro de que la modosita sacerdotisa vaya a delatarme si decido guardarme el oro para compartirlo con las fulanas de Bastión Celeste, pero acaba de salvarme la vida y esa actitud no sería muy galante por mi parte, ¿no?

Una pena, pensaba repartirme el oro a medias con Corianne solo por la esperanza de verla sonreír pero ahora parece que voy a tener que darle una limosnita a cada uno. ¡A este paso no me va a quedar ni para calentarme el gaznate con orujo leñino!

Esta contrariedad me molesta mucho más que la decisión de Nekaua de arrastrar a su hermana tras de sí. Mientras que a mí no me toque hacer de niñera de esa gigantona, me trae sin cuidado lo que haga con ella. Diría que nos va a arruinar nuestra tapadera, pero no puede decirse que seamos un grupo precisamente discreto. Dos goliaths, un gato sobrealimentado, la semielfa... y los ojos de Corianne, que son como dos putos faros que iluminan desde aquí a las Islas de Betria.

Aunque la suerte de nuestra prisionera me importe menos que una boñiga de gnomo, eso no me impide disfrutar como un niño pequeño del duelo dialéctico de mis esforzadas compañeras; incluso se me pasa por la cabeza convertir la arena en barro para permitir que ambas nos ilustren con sus esmerados razonamientos. Sin embargo, presiento que la lucha resultaría tan desigual que casi sería una pérdida de tiempo por mi parte el propiciar un escenario adecuado.

—Mi madre siempre decía que los trapos sucios se lavan en casa, signifique lo que significara eso —afirmo, haciendo tintinear el saquillo de dinero por encima de mi cabeza para atraer la atención de los presentes como quien llama a un criado con una campanilla de plata—. Dejemos que Nekaua se ocupe de sus asuntos familiares y ocupémonos nosotros de lo importante. ¿Quién quiere unos tragos en Bastión Celeste a costa de nuestros amigos, los goblins destripados?

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06/04/2018, 07:42
Daha Phiatabel

- Pobre infeliz. – Fue lo único que le vino a la mente en el momento en que Corianne cargó contra ella. Había escuchado ese tipo de argumentos en muchas ocasiones. Los pobres oprimidos por un sistema injusto solían quejarse de cualquier cosa por tal de evitar su culpa. Hablaba de la Republica y de sus leyes. De lo injusta que es la vida para aquellos que roban y matan y reciben el castigo que la ley les impone. Parecía realmente sofocada por aquel asunto y sin duda se debía a que su pasado tenía mucho que ver con el pillaje y el latrocinio.

Todos aquellos asuntos le traían sin cuidado a Daha. Ella respondía ante alguien mucho más importante que la ley, la República o los prejuicios de Corianne. Ella le debía obediencia al propio Alcor y era éste quien la juzgaría. Corianne no era más que una pobre diablo que entremezclaba los conceptos del bien y del mal en su cabeza. Una mujer condenada por sus actos en vida, que no obstante ocultaba un corazón bondadoso en su interior.

Algo le decía a Daha que tras aquella fachada de mujer indignada con el mundo que le rodeaba y su pose ruda y malcarada, se ocultaba algo bueno y bonito. Daha había visto el mal en primera persona y lo conocía bien. Aquella mujer no era malvada aunque sus actos pudieran decir lo contrario. Quizás tan solo estaba confundida y necesitaba que le mostraran el camino. Quizás ella pudiera guiarla de nuevo hacia la senda correcta y así salvar su alma.

Daha posó su mano derecha sobre el hombro de Corianne y la miró solo un instante con una sonrisa amable y tristeza en los ojos. Justo en ese momento se puso en pie dándose media vuelta y dejando a la pirata con la palabra en la boca. Como las enseñanzas del buen Alcor le habían transmitido: “ante las palabras necias de otros, nuestra mejor respuesta sólo puede ser la más sincera indiferencia”.

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06/04/2018, 23:08
Iskal

—¿No somos bestias?—comentó Iskal abriendo los ojos con cómica sorpresa—. ¡A mí es lo primero con lo que me confunde siempre la gente! Me han estado engañando todos estos años.

Se miró a si mismo por todas partes durante unos instantes hasta que "se percató" de su cola. Fue entonces cuando se pellizcó la barbilla y se la quedó mirando con el ceño fruncido en un teatral gesto pensativo de quien intenta resolver un misterio desconcertante.

Lo cierto era que él venía también de una tribu, no era Alcorita, no era familia de Balaka y era la primera vez que estaba en Rhovesia. ¿En qué lugar lo dejaba eso? Decidió que era mejor no añadir nada. O al menos hasta que Nekaua contestase.

—Yo preferiría comprar una o dos cosas de utilería alquímica—respondió a la pregunta del mago—. No pude traer mucho de mi... eh... hogar. Pero me gusta llevar siempre algunas encima.

Giró la vista entonces hacia la goliath, a la espera de la opinión solicitada por Corianne.

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07/04/2018, 14:50
Kifel Robbarth

Kifel no parecía tener mucho interés en la discusión sobre el destino de la goliath, porque  lo que hizo tras bajarse del carromato fue acercarse hacia Petrick.

Rapiñear se te da mejor que combatir, ¿eh?—bromeó con una abierta sonrisa en los labios mientras examinaba los trofeos reunidos por el mago—. La verdad es que es un buen botín y eso que la mitad se fueron corriendo.

Señalando a Balaka añadió:

Igual deberíamos haberla dejado para el final, aunque vamos, sólo con este oro creo que podríamos dejar secas la mitad de las barricas de La Estrella Caída.