Partida Rol por web

Una vez en la nave, lo primero que hicieron Yalla y Girad fueron entregar a Ellassar sus armas. El trandoshano llevaba un bláster deportivo (modelo "Defensor del Conglomerado") en su cinturón, y la mujer llevaba otro bláster parecido, de repetición y construcción BlasTech. Yalla también le entregó un cinturón con tres detonadores térmicos. La mujer llevaba también algunos utensilios propios de la acción, como unas barras lumínicas, un gancho con cuerda de material metálico para escalada y otros utensilios de aventura.

Fuiiii, bip bip, ¡¡Brrrrr!!*

*Yo no llevo nada de eso... no lo necesito, comentó jocosamente R2-M3 a ANKy. Si quisiera, podría dejar a éstos dos en la estacada -añadió-. Parecía que su sentido del humor o la ironía tenía un nivel muy elevado en su programación, tal vez a conciencia o tal vez lo hubiera desarrollado con el tiempo.

Una vez que os pusíteis a orbitar sobre el cinturón de asteroides viajásteis despacio esquivando los de mayor tamaño, y toda esa gravilla espacial que había en el cinturón de Gryyyl. En unos segundos estaríais fuera del cinturón, dispuestos a iniciar el viaje.

- Así que R2-M3 es tu nombre? El mío era ANK-386 pero me han rebautizado como "ANKy" mucho más coloquial - me daba cierta personalidad el nuevo, más cercanía, sonaba como una especie de apodo, algo habitual cuando tratas con humanos.

Parece que el astronavegador es un auténtico matemático - mi funcionalidad es más operativa en otros campos - que tuviera fisonomía humana indicaba que estaba diseñada para tratar de asimilarme a sus comportamientos y dinámicas - y ¿cómo alguien con tanto cerebro va en compañía de esos dos? - sus dos acompañantes, tanto el lagarto como la de los cuernos suponían una pareja muy variopinta - ya, ya, pero mis amigos son necesarios para las tareas que desempeñamos - tener una nave implicaba cubrir determinados puestos y tareas.

- Salvo que quieras llevar un rol más activo, que no te aconsejo, vamos a viajar en el salón.

Ellassar, tras dejar las armas en el lugar dispuesto para ello, volvió a donde se encontraba la Twi'lek y su contratador.

Agradezco que me faciliten el trabajo. Entiendo su resquemor, señorita, o quizás señora, a desprenderse de su armamento, pero analicemos las cosas:

1º Han sido ustedes quien nos han contratado. Podían haber elegido a cualquier otro.

2º Son nuestros pasajeros, debemos protegerles mientras estén en nuestra nave.

3º Sus armas no serán de utilidad dentro de la Galgari, salvo que nos consideren enemigos por algún motivo que soy incapaz de discernir, ya que me remito al punto número 1. Sus armas serán retornadas en destino y antes de abandonar la nave, previo pago de lo acordado.

4º Si por algún casual, consideran necesario ir armados, quizás tengan a bien explicarnos los motivos. Deberíamos de esperar algún contratiempo por el camino? Saberlo con antelación  les aseguro que garantizaría su seguridad exponencialmente.

5º En caso de problemas, serán avisados oportunamente y el capitán indicará la acción a seguir. Ahora pónganse cómodos y disfruten del viaje. 

Si precisan algo avisen a un tripulante y miraremos de complacerles.

Después de la charla, que realmente daba la sensación, que Ellassar había repetido en multitud de veces, éste se marchó lanzando un saludo, y dirigiéndose a la cabina de control.

Oye Iri, me pongo en el puesto del artillero, o prefieres que vigile a alguno de los pasajeros?

-Menuda chapa les esta soltando, siempre igual.- 

Se escucho de fondo allá por el punto 4º de la cháchara del cornudo.
El mecánico de la nave iba en dirección a las puertas 8 y 10, comprobando que estaban cerradas, sobre todo porque tras la 10, y un muro de cajas y cubos, estaba su mercancía de valor, Ikrausita-r40.

Ambas puertas estaban cerradas, y el sistema emitiría un pitido en caso de abrirse. Satisfecho volvió a la bahía de motores, cruzándose con los invitados en el pasillo circular, y tendiéndoles una sonrisa agradable.

Allí escalo por unas cajas, y se tendió en una diminuta hamaca que había colgada en una esquina. Daba la impresión de ser una telaraña en un rincón, pero era donde dormía el diminuto Chadra-Fan.

Desde allí vigilo durante el despegue los motores, escuchando como sonaban, por sí tenia que bajarse a ajustar algo de ultimo momento. Cosa que no hizo falta. 

La joven aprendiz se mantuvo a la espera mientras el "oficial de seguridad de la nave" les daba su discurso.

- No os preocupéis por su seriedad a la hora de hablar - les dijo a los pasajeros - Parece que lleve un palo clavado en la espalda que lo haga caminar recto, pero es buen chico, de esos que puedes confiar tu vida en los momentos más difíciles.

Hizo un gesto con la mano, invitando a sentarse en el sofá del salón de la nave.

- ¿Queréis tomar algo mientras dura el viaje?- sugirió a sus huéspedes - O ir a descansar en la litera, lo que vosotros queráis.

Sabia que tenia que ser la anfitriona de la nave, mientras los demás hacían sus tareas.

Cuando mandemos reparar a Última, tengo que pedir que revisen también este sensor. Le desconcertaba que tuviera que mover la palanquita dos, tres y hasta cuatro veces para que se activara. ¿Será cosa del último cinturón de asteroides por el que pasamos? Juraría que todo fue como la seda, pero quizás rocé con alguno. Mientras los pasajeros de la flamante Última Galgari se repartían por la nave y sus compañeros se aseguraban de que todo el mundo cumplía las normas — al contrario que Fandu, él si que disfrutaba del discurso de Tikaroo porque lo consideraba ya una tradición. Y las tradiciones hay que respetarlas — él comprobó que todos los aspectos de la nave necesarios para la misión funcionaban perfectamente— Tengo que decirle a ese Chadra-Fan que deje de tocarme los niveles de lecturas del termofuselaje. Ah, hola Ellasar.

Oye Iri, me pongo en el puesto del artillero, o prefieres que vigile a alguno de los pasajeros?

—No, no —respondió, enfatizando con un gesto de la mano—. Dudo mucho que tengamos problemas con piratas mientras llevamos a estos tres, así que olvídate por ahora. Parece que ANKy ha hecho buenas migas con su droide y Brec se ha encariñado de la mujer. Así que échale un ojo extra al tal Girad. No me gusta que me esquiven las preguntas cuando negocio un trabajo.

Con ambas manos en el panel de mandos, Iri parecía especialmente centrado en navegar con cuidado por el cinturón. 

R2-M3 asentía con diversos pitidos ante la conversación que matenía ahora con ANKy. El pequeño astromecánico le respondió que sus tareas eran indiferentes al grado de inteligencia de las formas de vida a las que acompañaban, a las cuáles, según el droide, podría superar, efectivamente, en una amplia lista de tareas. R2 entendió la buena capacitación que el hardware que formaba el cuerpo de ANKy suponía: distintas funcionalidades para sobrevivir en el espacio, en una nave, y en tareas propias de ambos. Emitó el astromecánico unos últimos pitidos de confirmación, y ambos se fueron al salón. Allí, éste se quedó echando un vistazo a a la mesa del Dejarik, el famoso juego de criaturas holográficas con el que contaba la Última Galgari.

Ellassar retiró las armas de los dos contratadores y las guardó en un armarito de un panel lateral del comedor (que parecía más bien un fondo amplio y secreto). Allí vio a los dos droides conversar.

Ya le dijimos antes de despegar que no había problema, señor -añadió el trandoshano-. Aceptamos todos los puntos descritos, por supuesto.

Tras saludarlos, el devaroniano se marchó a la cabina de control. De fondo Ra Fandu había estado escuchando la retahíla de premisas y protocolos de viajes de su compañero, y justo después se dio una vuelta por la nave para comprobar que todo estaba en perfecto estado. Tras comprobarlo, se tumbó en su hamaca particular mientras volábais. Brec, por su parte, invitó a los huéspedes a sentarse en el salón.

Bueno, siempre es necesario alguien así en un carguero -respondió Yalla, que parecía haber cogido más confianza con la mujer jedi que con el resto-. Es comprensible. Yo querría tomar Hidroacónito con alguna hierba aromática -aquella bebida, compuesta por un isómero dulcificado de un potente veneno diseñado para su consumo, era de lo más común de la Galaxia, por lo cual evitó pedir algo más concreto-, si puede ser. El trandoshano Girad, por su parte, negó con la cabeza. ¿Y qué hace una mujer rodeado de tanta especie masculina? -le preguntó la mujer twi'lek intrigada-. Yo ya habría disparado a la mitad de ellos -bromeó sonriendo un poco-.

Mientras tanto, en la cabina de mandos, Iri analizaba los mandos mientras los apretaba, y entonces llegó Ellassar. El pandorano parecía tener todo controlado en la nave que comandaba (al menos cuando volaba), por lo cual envió de vuelta a Ellassar al comedor, donde casi todos se encontraban. Iri calculó la ruta con el computador astrogrador, aunque no podíais saltar, como sabíais, a velocidad luz. El viaje duraría a lo sumo un día sin tal tecnología reparada.

¡¡BIPP, bipp meeeeec, bipp ba bupp!!*

Mis bases de datos contienen uno coma seis por diez elevado a 21 jugadas para el Devarik -decía el droide astromecánico a ANKy-, de las cuáles un tercio aproximadamente son versiones del juego original, y dos cuartas partes de las jugadas restantes son del "modo sullustano" -añadió-. ¿Te animas a jugarss? ¿O tal vez esa forma de vida devaroniana? -R2 le preguntó observando a Ellassar, que acababa de llegar-.

¡BIP! ¡BIP! ¡BIP! -el computador central emitió la pertinente señal de informe tras cada despegue, opción que tenías programada para la nave (lo cual era realmente útil para saber si Ra Fandu había hecho modificaciones aquí y allá sin consultar...). Con tan sólo apretar el botón junto al panel se mostraría tal informe.

El mecánico aprovecho la solaz de la sala de motores, que ronroneaban como un gato durmiente para echar un vistazo a su pad de datos. 

Había dejado a la mitad el ultimo documento que había estado ojeando antes del todo el jaleo del motor de impulso hacia unas horas.

Encendió la maquina por el lateral, y poco a poco se fueron cargando las imagenes. Las 100 Chadra-Fan más sexys de aquel año, de la revista CFHM. Siempre era un gusto ver una cara preciosa y conocida, pero aquellas hembras, ohhh mama. Aquello era mucho que desear.

Con suerte en unas horas bajaría a comer, pero de momento, su mejor opción era volverse uno con la contemplación. 

Todos estaban en el salón a excepción del piloto y el mecánico, así que le era fácil cumplir el cometido del capitán...

En ese momento recibió una propuesta:

¿O tal vez esa forma de vida devaroniana?

Mmm esta forma de vida , no tiene problema alguno en entretener al Elemento artificial del tipo R2, incluso perdiendo al jueguecillo este, si no hay nada que lo requiera, pero siempre que ANKy no quiera jugar. 

Estoy convencido de que sus dos núcleos de procesamiento, realizarían una más emocionante partida.

Al cabo de unos minutos, y mirando primero a la mujer de tonos rojizos y luego al Trandoshano, de quien esperó respuesta, lanzó una consulta.

Por cierto, son ustedes amantes de la carne o prefieren vegetales y frutas? Porque dentro de un rato, deberemos preparar algo para comer...

Dijo sonriente, y mostrando sus dientes puntiagudos, claramente preparados para comer piezas de carne...

- Si te digo la verdad, R2-M3, no soy muy aficionada a estos juegos pero aprovechando que podemos jugar las dos mentes más brillantes de esta nave, no rechazaré la invitación - no todos los días te encontrabas con un robot astromecánico sociable y con ganas de jugar al Devarik.

Además aquello de tener a Ellassar entretenido cocinando, con lo que le gustaba al devaroniano, no me lo perdería o quizás no evitaría ninguna otra opción posible.

- He oído que hay una nave que viaja por la galaxia formada exclusivamente por "mentes brillantes" (robots), ¿te ha llegado la información? - siempre era bueno saber si eran mitos o realidades; nunca se sabe, igual podría acabar mis días, aún lejanos, en un paraíso con iguales.

—Veamos, qué tienes para mí, pequeña —musitó el pandorano mientras pulsaba el botón. Ra había tenido mucho tiempo a solas con Última Galgari y si veía algún cambio de última hora tocaba discusión a bordo. Otra vez.