Partida Rol por web

Avanzo con cautela entre la niebla, dirigiéndome hacia los edificios y atento a mi alrededor. A intervalos regulares uso la visión demoniaca por si alguno de esos extraños "moradores" de la niebla fuesen demonios o alguna otra criatura de su estirpe. 

Avanzas por la niebla. Esta no es muy densa, pero escuchas ruidos raros, pasos a tus alrededores y pequeños gruñidos.

En una de estas veces te giras rápidamente y ves esto.

De la altura de un perro más o menos, ves como estas criaturas van apareciendo en tu espalda.

Volviéndome ligeramente pero siempre listo para echar a correr me dirijo a las criaturas en demoniaco: "¡Apartad y alejaos bestias! ¡Antes de que mi ira os consuma en agonía!"

 Las bestias parecen no entender lo que dices. Parecen estar tanteando el terreno, hasta que uno de ellos salta hacia ti. Una de sus puntiagudas patas te rasga el costado levemente.

Empiezan a aparecer más bestias, que empiezan a gruñir. La niebla se va volviendo más densa.

No vas a llegar corriendo, hay una buena distancia por lo que tardaras mucho. Todo es una explanada como ves en la imagen y hay alguna montaña escalable.

Ante la imposibilidad de huir decido plantarme a hacer frente a las bestias y con voz profunda invoco la espada flamígera en mi mano. "Ircurtus... Fulchor... ¡Impirium!"

Las bestias se echan un poco hacia atrás al formar tu espada flamígera. Por un momento la niebla se hace menos densa. Observas solo a 15 de esos monstruos... Pero sabes que hay muchos mas.

La cabeza me da vueltas ante la visión e intenta encontrar una salida a la situación. La ciudad es mi única vía de escapatoria, pero la distancia y el temor a perderme en la niebla me hacen dudar por un momento. Finalmente, resuelto a salir de esta y maldiciendo a Melzir camino a paso ligero, casi una carrera, hacia la urbe, sin perder de vista a las criaturas que me acechan.

"Horxus... seguramente esta niebla no sea mayor obstaculo para tí, así que si no quieres acabar tus días en este yermo devorado por unos perros feísimos será mejor que nos eches una mano. Ambos sabemos que la situación me supera... guiame a la ciudad."

Te giras y empiezas a andar rápido. Al darles la espalda, los monstruos te atacan de todas direcciones. Horxus no contesta.

Las bestias te tiran al suelo y empiezan a atravesarte con sus patas, el daño es brutal y sientes como la vida se te escapa.

Cierras los ojos y te rindes, la muerte es segura.

Pero parece que algo en tu interior no quiere morir. Unas llamas empiezan a cubrir todo tu cuerpo y rechazan a las criaturas de tu alrededor. Tus heridas empiezan a curarse de forma rápida, pero no sientes nada. Te intentas mover y no puedes.

Sin tu quererlo, tu cuerpo se eleva y expulsa a la niebla que tienes a tu alrededor. Cientos de bestias que se encuentran a tu alrededor empiezan a arder con un fuego infernal mientras la risa de Horxus se manifiesta. 

No queda nada de pie excepto tu. Una vez bajas al suelo, retomas control de tu cuerpo.

Te observas y ves que tu piel ha oscurecido. El poder que has sentido antes ha desaparecido y te encuentras bastante mareado.

Escuchas la débil voz de Horxus.

"No hagas... que sea en vano, sucia... rata. Necesito tiempo... para recuperarme..."

Casi exánime caigo de rodillas al suelo y reprimo las nauseas y el mareo que amenazan con dejarme tirado en el suelo.

"Debiste ser más cauto Horxus... haber colaborado conmigo. Toda esta muestra de poder podría haberse evitado, pero ya no importa. Esperemos poder llegar a la ciudad sin incidentes".

Haciendo acopio de todas mis fuerzas me levanto y me encamino penosamente hasta la ciudad, rezando para recuperar las fuerzas cuanto antes.

"¿Quien dice que vas a entrar?" - Horxus suelta una risa ligera y se calla. Te pones pensativo pero no encuentras sentido a lo que ha dicho.

Tu piel sigue negra, y acariciandote la cara notas dos protuberancias en tu frente. Le preguntas a Horxus pero no contesta. No te puedes ver pero estás preocupado.

Atraviesas ese páramo desolado cruzando la densa niebla. Encuentras alguna bestia, pero esta huye de ti despavoridamente.

Estás dos días caminando hasta que llegas a los alrededores la ciudad. En tus sueños, la vision se vuelve a repetir, pero esta vez no eres capturado, solo eres un mero expectador.

Una vez termina el gran sacrificio, un demonio enorme empieza a formarse.

El ritual sale mal por alguna razón que desconoces y el demonio queda libre del hechizo del mesias. 

El encapuchado se arrodilla. - "Sakkara.. ¡Te lo suplico!" - Instantáneamente este explota en mil pedazos. El demonio se gira en tu dirección y te mira.

"Egelvild..." - pronuncia el demonio mientras extiende su mano para agarrarte. El sueño termina una vez te alcanza.

Esto te deja algo patidifuso, no sabes que significa, pero a partir de la nueva revelacion, piensas que puede que este mundo sea una realidad paralela a lo que va a suceder en tu mundo original. La idea te parece loca, pero, ¿Y si es por eso que Melzir te envió aquí? ¿Para que sufrieras la amenaza en tus carnes y te dieras cuenta del error que cometiste negando todo? ¿Para castigarte y condenarte a la agonía? No lo sabes, pero seguirás dandole vueltas hasta alcanzar una conclusión.

Detectas una gran cúpula de magia alrededor de la ciudad, debe ser el hechizo que te dijo el anciano. La atraviesas sin problemas, pero aun no has entrado a la ciudad.

Las murallas estan casi destruidas y parece un poblado de chabolas. Hay algun edificio de piedra que parece importante.

Desde una roca sigues observando tus alrededores. Al entrar en la cupula la niebla y cielo rojos han desaparecidos, hay una tenue luz proveniente de un sol. Las personas son menos esqueleticas que las que te encontraste, pero ves que no están muy sanos. Viven en la miseria.

Subiéndome la capucha, para mantener mi rostro oculto en lo posible, vagabundeo por las calles acercándome a los edificios de piedra, prestando mucha atención a mi alrededor por si apareciese alguna tienda de magia, templo o algo parecido.

Deambulas por la ciudad. No hay mucha diferencia con el poblado subterráneo que viste antes, todo esta lleno de ruina y desgracia.

Horxus aparece a tu alrededor.

"Continua andando por donde te digo y escucha mi voz, creo que no eres tan tonto para obviar una orden tan sencilla... si es que quieres salir de aquí."

Continuas callejeando hasta llegar a una plaza, mientras continuas, contemplas un gran edificio de piedra del que sale un rayo al centro de la cúpula. Señalandote este mismo edificio, Horxus habla.

"Ahí se encuentra una plataforma necesaria para hacer un ritual que abra el portal, necesitaremos un sacrificio, un ser medianamente inteligente, un humano."

"Desde ese misma plataforma sale el ritual de la cúpula, por lo que habrá que desactivarla y rápidamente hacer el hechizo."

"No soy tan tonto para creerte Horxus. No es sólo una vida la que segaríamos, al desactivar la cúpula dejaríamos la ciudad indefensa... no quiero ni imaginar lo que esos simpaticos "perrillos" le harían a toda esta gente. Debe haber otra forma de viajar y si no la hay me temo que pasaremos el resto de nuestros días en este mundo. Al llegar a este mundo no hubo sacrificio alguno, no lo habrá a la salida."

"Piensa otra manera de salir de aquí, un demonio de tu poder sin duda tiene ese conocimiento".

Horxus suelta un resoplido.

"Sus muertes no son relevantes, lo importante es salir de aquí. No pienso quedarme toda la eternidad atrapado en este lugar contigo... eso te lo aseguro." - Se pone delante tuya y va alzando la voz gradualmente.

"Con los recursos limitados que tengo es la única solución. Para abrir un portal en este estado hay que hacerlo de la forma tradicional. No hay otra solución a mi alcance. ¿Entiendes, escoria?"

"Empiezo a cansarme de tus continuos insultos. No soy yo quien se ha pasado milenios en una botella y al liberarlo ha acabado en un cuerpo fragil y mortal... Pero este cuerpo frágil y mortal tiene poder sobre tí, ¿entiendes? Tu VIDA esta en mis manos... Así que aprende a domesticar ese orgullo desmedido tuyo o te juro que vuelvo a la choza de Yzmondo para que se ría de tí hasta mi muerte."

" Ahora, vamos al edificio de la cúpula, quiero echar un vistazo antes de interrumpir el ritual y llevar a cabo el sacrificio"

Horxus masculla unas cuantas palabras mientras se rie.

Continuáis hasta el edificio de piedra. En la entrada hay unos guardias maltrechos con armaduras de piel y lanzas.

Se ve que son más sanos que la población media.

La entrada es un arco de piedra sin muchos ornamentos, hay ventanas sin cristal a los alrededores, pero son bastante altas y la piedra demasiado lisa para escalarla. En lo mas alto y un rayo blanco asciende al centro de la cúpula.

"Supongo que esos guardias no nos dejarán acercarnos sin más. Antes de ir más cerca deberiamos rodear el edificio en busca de una segunda entrada... O al menos reconocer el terreno." digo casi para mí.