Partida Rol por web

Sigues estrujando la garganta de Norick mientras le absorbes la vida. Norick cae al suelo inconsciente y en los huesos. No se va a levantar.

Merebor dispara otra flecha mientras grita.

- "¡Lo siento amigo, es el unico remedio para tu mal!" -

La flecha impacta en tu torso.

Empiezas a moverte velozmente y a esquivar un primer ataque que lanza con el espadón.

“TRAIDOR” -grito a la vez que me arrancó la flecha. Ira, noto la ira como brota dentro de mi.
Extiendo mi mano y la poso sobre Norick, una ola de poder crece dentro de mi....

- "¡Que este disparo te libere!" - grita Merebor apuntando a tu cabeza.

Mientras levantas a Norick de entre los muertos, una flecha te atraviesa la garganta.

Es el fin para ti.

Caes al suelo de rodillas, casi asfixiandote y con una fuerte agonía.

El tiempo se ralentiza, recuerdas que volverás a la vida mas tarde, pero una voz femenina te sobresalta.

"En el infierno nadie del exterior puede resucitarte. Tu alma se quedará irremediablemente atrapada. Los poderes que hay aquí rivalizan con los de los dioses primigenios."

El tiempo se ha congelado y una figura te observa desde la distancia.

Me quedo en blanco incrédulo al escuchar la información que se me ha relevado. Un odio empieza a acerrarse en mi y contamina mis pensamientos - “¿Entonces me quedaré aquí atrapado por toda la eternidad?, se supone que tenia un papel mayor.” Me llevo la mano a la garganta “ ¿Que quieres a cambio de devolverme a la vida?”-

"Solamente te pido que me cedas tu voluntad una vez. No pido más."

La figura extiende su mano hacia ti, expectante por ver si aceptas.

No lo pienso dos veces, le doy la mano con solo un pensamiento en la mente, Venganza.

"Asi sea."

La sombria figura sonríe de forma macabra.

Todo se vuelve oscuro. Cualquier sensación desaparece.

Los dos despertáis en el suelo, tiritando. Norick está a vuestro lado, convulsionando. No sabéis que ha pasado. La batalla se está esfumando lentamente. Veis Melzir a la distancia corriendo hacia vosotros.

Estáis aturdidos, no sabéis que ha pasado.

Bael ataca de nuevo y le esquivas con facilidad.

- "¡Pero qué ha pasado!" - me froto la cabeza. Algo aturdido y destemplado me levanto y tomo mi bastón en alto. Se está desvaneciendo la batalla. Giro sobre mi mismo para ver a mis compañeros.

- "Bael, ¿estás bien? ¡Norick! ¡Norick ¿me oyes?!" - parece que nada en los últimos diez minutos ha ocurrido. Si hemos tenido visiones similares parece que es normal que estemos algo sacudidos. El estado del mediano parece ser algo más intenso.

Me giro hacía Merebor -“ Estoy bien...Creo que ha sido una ilusión demasiado potente para Norick. ¿Qué has visto?” - le susurro

- "Que él nos atacaba y nos mataba... También vi a un demonio que quería hacer un trato. ¿Deberíamos sujetarlo cuando termine de convulsionar? Yo tengo mi límite de tratos con cosas que me superan Bael, pero el resto..."

- “ A mi me mataste tú, no te preocupes por él, está con el hechizo del demonio...Tiene que salir de su propio pie...¿Llegaste a hacer el trato?” Digo a Merebor cuando me acerco a Norick y lo pongo de lado - “ Mejor no digamos nada de esto, no tengo ni idea de quién es ese demonio” -

Algo os empieza a cosquillear, notáis como os están envolviendo con una cuerda.

Bael vuelve a lanzar otro ataque que esquivas sin problema alguno y que le deja desequilibrado. Una oportunidad perfecta para saltar a su espalda y asestar un golpe en su nuca, buscando una parte sin armadura.

Clavas tu cuchillo y Bael cae de rodillas debido al dolor.

- "No. Ya he visto bastante de la amenaza que está consumiendo el mundo. Mejor morir que dar la oportunidad a uno de los enemigos de obrar en el momento en que disputemos nuestra victoria. ¿y tú?"

No te está mintiendo.

“Si...le di la mano. Me engaño, me dijo que me quedaría aquí para la eternidad si no la ayudaba, así que tendremos que estar atentos con lo que pueda llegar a pasar” -

En cuanto pueda me engancharé a Bael por la espalda (mi mano en el espacio de la armadura) y con la planta de los pies en su armadura por si tengo que saltar.

Usaré objetivo nuevamente y, en cuanto tenga oportunidad sin dejar de estar enganchado, vuelvo a asertarle cuchilladas en el mismo sitio.

En cuanto se libre de mi, volveré a esquivarle desde muy cerca; girando sobre él, pasando entre sus piernas.

Si veo alguna ocasión clara, le atacaré en la corva o en algún recoveco que tenga la armadura en la espalda mientras me sujeto a ella o le daré una patada a sus manos para que tenga que recoger sus espadón (lo cual dejaría su espalda libre).