Partida Rol por web

Dio un respingo al notar su lengua, pues no lo esperaba y aunque esperaba algo más grande no le desagrado. Soltó un gemido echo la cabeza hacía atrás, e inclino hacia delante y hacia abajo parte de su cuerpo, quedando así solo su cintura arriba. Estiro los brazos y separo las piernas, parecía que se estuviese preparando para recibirlo y así era.

-¿Que le vas ha hacer a tu diosa?- casi gimió en vez de hablar, si no fuese porque además de él solo estaba ella, podría haber pensado que no parecía ella. La dulzura había dejado paso a la lujuria y la lascivia que solo con él sentía de aquella manera tan salvaje.

El cambio en Adaria es espectacular, como si por primera vez dejase caer una mascara que nadie sabia que existiera y por primera vez viese yo lo que hay bajo su apariencia seria y responsable. La diosa de la vida tiene apetitos después de todo. Le gusta sentirse viva tal vez?.

Su pregunta hace que miles de respuestas se agolpen en mi mente, luchando por salir de mi boca como un rio de pasión y lujuria, pero con gran fuerza de voluntad logro contenerme. Me tomo un minuto para seguir jugando con mi lengua en su orificio y cuando me aparto un poco para mirar su rostro sonriente y casi jadeante, mi sonrisa es de puro placer y mas que un poco de traviesa malicia.

Creo...le propino entonces una palmada en la nalga, que lo que la diosa esta a punto de experimentar es al miembro de otro dios, uno que nunca había soñado con verla así, penetrarla por el ano...con cierta falta de amabilidad y buenos modales, me permitiría a apostar.

Si ella supiera que todo lo que me apetece probar con ella, son mas bien cosas que me gustaría hacerle...tal vez termine por descubrirlo.

Estaba ya a tal temperatura que le daba exactamente igual por donde decidiese entrar, pero que lo hiciese, porque empezaba a asustarse de la manera que empezaba a lubricar. Al sentir la palmada soltó otro gemido, que empezaba a parecerse más a un grito.

-Usame como tu muñequita, se que te sigues conteniendo ¡¡deja de hacerlo!!- gimió -Si algo me molesta lo sabrás, así que empieza a soltarte ¡¡ya!!- 

Se me escapa una carcajada al oír su tono de voz, su apremio, sus exigencias. Si antes creía que podría llegar a querer a esta diosa, ahora sabia que podría llegar a amarla. Ya descubriría mas tarde que estaba mal conmigo para hacer algo como eso.

Tienes un tono de voz muy alto para ser mi muñequita Adaria, creo que cuando me corra en tu culo, pondremos a prueba eso que me has dicho sobre querer que pruebe algo contigo. Mi voz a recuperado parte de su malicia habitual, pero pese a ser malicia, casi podríamos calificarla de cariñosa.

Sabes que es lo bueno de que seas diosa Adaria?, que no puedo hacerte un daño permanente. Quizás este a punto de pasarme, pero sus gritos y exigencias han sacado a la parte dominante de mi ser, la que tantas humanas han conocido a lo largo de los siglos.

Dejo de estimularla con la lengua y ni siquiera intento distender algo la apretada abertura de su ano con los dedos, apoyo mi miembro en su palpitante orificio y de un empellón, me introduzco casi una tercera parte dentro de ella. El placer y el dolor se juntan en un momento casi perfecto, sobre todo cuando vuelvo la nube debajo de Adaria reflectante como un espejo y veo su rostro a todo detalle al sentirme por su ano, virgen hasta hacia un segundo.

Del empujón subió su cabeza, que hasta hacia poco estaba agachada, echando así su larga cabellera hacia atrás a su espalda. Sintió un segundo de dolor que curiosamente se transformo en placer, nunca había sentido un... dolor tan placentero, era casi contradictorio. Clavo las uñas en la nube y se mordió el labio inferior.

Por fin había conseguido sacar al dios que quería, que estaba reprimido, que era brusco y dominante, que la podía llevar donde nadie la había llevado, no, no podía, directamente lo conseguía.

No he logrado que grite pero viendo su gesto, esta claro que he logrado que sienta alguna que otra cosa. Su cuerpo se arquea y los cabellos casi parecen moverse con vida propia mientras se adapta su carne a lo que esta sucediendo, a la brusca invasión de un cuerpo extraño en su interior.

Adaria calla y se concentra, aceptando este primer envite contra su cuerpo, el primero de muchos otros que esta a punto de recibir. Extiendo la mano y atrapo el extremo de sus cabellos, enrollándolo en mi muñeca y estirando levemente su cuello hacia arriba para que me mire de reojo.

Desde aquí te ves preciosa Adaria. Creo que jamas te vi tan bella. Al decirlo, le propino un nuevo empellón, mas fuerte que el anterior y esta vez termino de enterrar mi miembro en lo mas profundo de su ano, sintiendo de nuevo el ramalazo de dolor, pero también la presión de su carne que desea cerrarse o rechazar al invasor y el calor que hace dentro de ella.

Suelta otro gemido al notar el tirón de pelo, pero no protesta, es más casi se relame, si no hubiese sido un acto reflejo de humedecerse los labios. Una vez que él decide volver a hacerlo esta vez entero, si arranca algún que otro grito, empezando con dolor y terminando con placer, es muy extraño lo que siente, pues es muy contradictorio, le duele, pero también le produce placer, y le gusta, quizás la actitud que él a tomado, ayude mucho.

Sonríe, casi involuntariamente -Sigue....dame más- susurra.

Por fin los tan esperados gritos inundan mis oídos de placer sonico. Su rostro, los sonidos que emite, el calor que emana, lo prieto de su interior...quizás algunas cosas que hemos copiado de los humanos no sean tan malas después de todo. Si fuéramos entes de pura energía esto no seria posible.

Vaya, vaya...eres una diosa mala Adaria, con lo frágil y modosita que siempre aparentas ser. Me gusta verte ahora así. Yo doy y tu recibes. Para mi es tan fácil adoptar un modo de ser dominante y posesivo. Toda mi actitud fría y lejana solo oculta el núcleo helado de pura necesidad de poseer y hacer daño a los demás, incluso...incluso a aquello que amo.

Como lo dicen los humanos?...a si, estas echa toda una puta, y disfrutas con ello. Mi tono es cruel y frio aunque hay algo helado y aterrador detrás de el. Mi sonrisa daría miedo a cualquier humano que la viera ahora mismo, temiendo lo que vendría a continuación.

Con una mano ocupada con sus cabellos, comienzo a maltratar sus nalgas con la otra mano, las golpeo con secas y fuertes bofetadas una y otra vez hasta que la piel pálida se torna carmín. La acaricio entonces con suavidad, rozándola con la yema de los dedos y la punta de las uñas. Se que ahora mismo esa zona esta extremadamente sensible y que entra las llamas de los azotes, el frio tacto de mi piel es una bálsamo para sus partes maltratadas.

Solo entonces comienzo a montarla en serio, con embestidas de largo recorrido, saliendo casi totalmente de ella antes de entrar, en un bombeo que al principio es lento hasta la locura y poco a poco va ganando en velocidad hasta que el martilleo de mi miembro en su ano es tal que puedo sentir como sus dientes castañetean por las brutales embestidas.

Con el cabello la controlo en cierta manera, observando su rostro e impidiendo que se aleje de mi, a menos que quiera perder la melena, claro.

Importándole muy poco todo lo que no incluya ese mismo momento y ellos dos, grita como si la vida le fuese en ello y no es porque le duela, a estas alturas ya ha lubricado de tal manera que nada le duele, al revés, todo la llena de un placer que nunca había sentido.

Muchas veces observaba a las humanas y los humanos hacer lo mismo que ellos ahora, y le parecía tan brutal, tan zafio, y tan ofensivo, que no entendía como ellas dejaban que las tratasen así, ahora lo entendía a la perfección, aun así era extraño jamás dejaría que Kerajan la tratase con esos modales, pero con Sokar... era su esencia, era su ser, él era así y lo disfrutaban ambos.

Al aumentar la velocidad, con aquellas palabras, aquellas embestidas y sintiéndose sutilmente sometida, junto con su cabello aprisionado, no pudo más, y con un último grito, llego el orgasmo taaan esperado, hasta el punto de sus piernas por le interior quedaron completamente humedecidas por sus propios flujos. Ahora solo esperaba que él llegase en breves, pues sus piernas a penas la sostenían ya, había perdido toda su fuerza, y las piernas le temblaban.

Mis actos y palabras están suponiendo un gran placer para Adaria. Para mi también es fuente inagotable de placeres el pensar en este momento y como lo reviviré en el futuro. Incluso puedo recrear la escena, volverla real en el interior de mi mente, vivir una y otra vez estas maravillosas horas que estamos pasando juntos.

Su esposo es un imbécil que no sabe lo que tiene en casa. Aunque claro, seguro que tampoco sabe lo que tiene entre las piernas...

Aquí y ahora Adaria es solo mía para que la use y haga con ella lo que me plazca. Que a ella también le guste, bueno, es un extra inesperado.

Siento su orgasmo, una sensación que se me contagia rápidamente ya que siento casi su placer como el mio, de tan cerca que me siento ahora de ella, el mio no se hace esperar y me interno en lo mas profundo de ella antes de descargarme, deseando que cada gota de mi esencia se quede en ella para siempre. Quiero que sienta mi calor, que sepa de primera mano que no solo soy hielo, también puedo ser la llama.

Al terminar, me tiendo sobre ella, sobre su espalda aunque apoyo la mayor parte de mi peso en el hombro que pongo en la nube. Aun sigo dentro de ella y sus cabellos continúan enrollados en mi muñeca y mis dedos. Aun jadeante, beso la curva de su espalda, lamiendo las gotas de sudor que ahora la recorren profusamente.

La diosa se ha corrido de nuevo. Sueno absurdamente satisfecho por ello, como si fuera un logro equiparable a los héroes olímpicos. Te doy las gracias por elegirme para ello. Pese a mis palabras amables y de agradecimiento, mi tono ya no es monocorde y neutro, ahora hay pasión en el y algo parecido a la avaricia y el ansia. El de poseerla y hacerla mía para siempre y no solo algún rato que podamos robar para nosotros.

Al sentir que él también a culminado, se relaja y sus piernas dejan de sostenerla para caer bocabajo sobre la nube, lo mira y le sonríe aun jadeando como él y le susurra -Puedes soltar mi pelo si quieres, no me voy a mover de aquí- acaricia su rostro.

Se tumba bocarriba una vez que él a dejado de besar su espalda, recorriéndole un escalofrío por ella, y se a apoyado en la nube, aparece una finisima sabana de la nada, con la que Adaria tapa su cuerpo y se apoya en el hombro de él, la Adaria de hace unos segundos a desaparecido para dar paso de nuevo a la que él conocía de antes. En ese momento levanta un poco la cabeza -¿gracias? ¿como que gracias? datelas a ti mismo, por ser así, yo no he hecho nada, no he elegido has sido tu el que me ha hecho elegir por ti, de todas formas, no tenia opción- sonríe -me encanta y me encantas- vuelve a apoyar su cabeza.

Tener el pelo en la mano es algo que me da seguridad aunque moriría antes de reconocer algo como eso. Ademas, desde luego que temo que se marche, o al menos, que alguien se la lleve de mi lado.

Te doy las gracias porque me has dado el mayor de los favores...tu. Lo digo en tono serio pero con una leve sonrisa en el rostro. Aun me va a costar ocultar el cruel animal que llevo dentro. Que a ella no le haya asqueado también es un motivo para dar las gracias, aunque no se lo digo. Creo que ella se da cuenta sin que se lo diga. Sabes?, creo que es la primera vez desde hace...mil años?, que no dejo que caiga mi mascara, la mascara que hay debajo de la oscuridad, debajo de la capucha. Me rio entre dientes al oírme. Son muchas mascaras, verdad?.

Y diría que Adaria también ha dejado caer al menos dos mascaras. La de la fiel y amante esposa y la de modosita a la que e sexo le era indiferente.

Ríe -Si, tienes demasiadas mascaras, pero conmigo no necesitas usarlas, ya tenemos suficiente con tener que mostrar una en público, como para tener más para nosotros- acaricio el pecho de él, aún apoyada en su hombro.

-¿Tu crees que soy un favor? yo no estoy tan segura... teóricamente estoy prohibida para otro dios que no sea Kerajam, aunque esta claro que queda en entredicho y cada vez me parece más absurda la idea de ser "suya"- suspiro

Las prohibiciones y el dios que tienes delante no son compatibles. Pese a lo que puedas creer, hay mucho de travieso en mi, así que si quiero algo, luchare por ello, sin importarme lo prohibido o fuera de mi alcance que pueda llegar a estar.[/B] Le acaricio la mejilla antes de besarla. [B]Te lo dije antes, algunas causas merecen la pena el riesgo.

De nuevo la beso aunque ahora lo hago en el cuello, siguiendo la linea de su mandíbula hasta la oreja, cuyo lobulo lamo y mordisqueo levemente. Y cuando digo causa, me estoy refiriendo a una preciosa diosa que esta conmigo.

Ademas, nunca he respetado mucho a Kerejam y para mi sera un placer el robarle los juguetes. Si no eres suya...lo seras mía?. Yo no pongo a los oraculos por encima de ti.

Suspiro, siempre le había parecido un dios frío, vacío y desprovisto de sentimientos ¿que había cambiado derepente para interesarle de esa forma? ¿y que había cambiado en él para que no fuese como ella creía? lo miro cuando la beso -eres real ¿verdad? es que... no se si estoy soñando aún, pero si es así, espero no despertar nunca- ¿era amor? no, no podía ser, no sabía nada de él, no lo conocía, o quizás si lo conocía mejor de lo que creía.

-Tu también eras el dios prohibido, el que nunca se relacionaba con ningún otro dios, el dios cruel y frío, sin embargo, yo no veo eso ¿porque soy especial? ¿no sera que ves en mi una forma de dañar a Kerajam y por eso te has encaprichado?- rió cuando le mordió el cuello y la oreja, estaba muy sensible después de todo lo ocurrido y le hizo cosquillas.

Tan real como un sueño de energía echo carne. Le sonrío al decirlo, divertido pese a mi mismo y mi forma de describirme. Y no es un sueño, aunque pueda parecerlo al considerar lo que ha sucedido en este tiempo que hemos pasado juntos.

Permanezco cerca de ella, tanto como puedo sin estar dentro de ella de nuevo. Quiero tocarla, olerla y de vez en cuanto, sentir su sabor incluso. Que porque eres especial?. Me quedo pensativo unos instantes, pensando en que le hacia especial después de todo. En el panteón había diosas mas hermosas, o mas graciosas, o de un humor mas receptivo, pero al final, ninguna de ellas era Adaria. Creo... que tu eres especial, simplemente, igual que tienes el cabello blanco. Lo eres aunque no lo sepas. Al menos, lo eres para mi. Mi diosa hermana, la otra cara de mi ser. Lo raro es que no hayamos estado juntos antes. Siempre me has atraído, pero no di ningún paso al respecto. No por Kerejam u otro dios, sino porque pensé que una diosa como tu, perfecta, popular, aparentemente feliz y que lo tiene todo, nunca querria saber nada de alguien como yo.

-No soy tanto como crees ¿perfecta? bueno soy una diosa, pero mi contacto tan estrecho con los sentimientos me hace imperfecta ¿popular? más por mi marido que por mi misma ¿aparentemente feliz? tu lo has dicho, aparentemente, tenerlo todo... tu eres lo que me hace tenerlo todo, contigo no necesito más, eres el dios que me complementa, mi contrario y a la vez taaan importante para que yo exista, no eres tan terrible de tratar como crees y para mi... era cuestión de tiempo, demasiado atrayente- sonrió y le acaricio los cabellos, enredándolos en sus dedos jugando.

Al contacto con sus dedos en mis cabellos cierro los ojos en un gesto inconsciente y sigo el movimiento de su mano con la cabeza como si fuera un gatito. Esta es la primera vez que me acaricia alguien y desconocía que esa zona de la cabeza fuera tan sensible.

Tardo medio minuto en recobrar la compostura ya que he sentido escalofríos de relajado placer al contacto de sus dedos.

Que...que es lo que has echo?. Se ha notado diferente...agradable. Con solo esas caricias mi cuerpo se ha relajado un mundo. Incluso en nudo que siempre tengo entre los hombros parece mas ligero. Ves como eres especial?, un simple roce de tu mano y me siento mejor que nunca...tomo su otra mano libre y la llevo a mis labios para besarla.

Sonríe dejando que se lleve su mano -Jajaja, no he hecho nada especial, solo que no estas acostumbrado a las caricias, deberías acostumbrarte, yo me encargare de que recibas más- paso el dorso de su mano por su brazo -Ves.... son agradables ¿verdad?- luego lo beso en el hombro.

Y se abrazo a él -No quiero que el tiempo pase ¿que dios podría parar el tiempo? deberíamos pedírselo- suspira - aunque no debemos descuidar nuestras tareas, peo creo que la humanidad sobrevivirá un día sin nosotros- cerro los ojos.

-Oye ¿quienes son tus adoradores? porque a mi me adoran las parejas que quieren tener hijos, las que empiezan a amarse....- lo miro con curiosidad

Tienes razón, no estoy acostumbrado a las caricias de alguien que se preocupe por mi. O a que hablen conmigo si no necesitan algo. Si Adaria supiera en cuantos asuntos turbios le habían metido otros muchos dioses, seguro que se quedaría con la boca abierta.

Congelar el tiempo, sin que nos afecte a nosotros...seria digno de probar. No se quien es el que se encarga del tiempo...en realidad creo que no hay nadie que se encargue de ello. Quizás nadie le dio importancia hasta ahora.Seria interesante experimentar con el, aunque suena peligroso por todas las posibilidades que tiene. Seguro que Melenunde pone pegas a dichas investigaciones.

Su pregunta sobre los adoradores me toma por sorpresa. Ese tema es un tanto tabu entre los dioses, como preguntar sobre el tamaño de los genitales o similar.Somos muy celosos con ellos, al menos los que yo trato.

Mis adoradores?...bueno, tengo sacerdotes en casi cada ciudad o aldea humana. La mayoría solo me adora cuando esta a punto de morir, o reza para que me mantenga alejado de ellos o sus familias, o cuando están por cometer un crimen. La verdad es que no suena muy halagador una vez que te paras a pensar en ello. Y luego...bueno, hace tiempo, cree una civilización, me adoran a mi en exclusiva y para ellos soy el dios supremo y exclusivo. Esa a sido una buena manera de que los otros dioses no descubrieran a mis humanos. Si no les rezan a ellos, no los escuchan y no saben donde están. Así tampoco saben el tamaño y el numero de dicha civilización.

Y luego, claro esta, estan los monstruos...mis fieles mas devotos.