Partida Rol por web

Un callejón. Demasiada gente lidiando en él. Atlanta se estaba volviendo más complicada de lo normal. Jamal, un supuesto pandillero afroamericano está apuntando a la cabeza, con una pistola cargada, a una pandillera latina (sus ropas la delatan por completo y su manera de hablar). A sus pies, a un lado, hay otro pandillero, tirando, inconsciente y con una herida en la cabeza, sangrando. Hay muy poca luz y muchas sombras alrededor.

Valary se siente tensa, le gustaría poder sacar su pipa pero duda de su velocidad y eso la hace perder su momento. Jamal ya ha derribado a Danny, dejándole fuera de combate con un solo golpe de culata y vuelve su atención hacia la chica latina. De nuevo, encañona su bonita cabecita, aunque no consigue hacer contacto con su piel, no hay nada sólido a lo que agarrarse... Y entonces aparece el payaso número 1 con un estilazo impresionante. Un chico de unos 14-15 años, muy bien vestido y con cara de geek empolloncete, aterriza de cuatro patas, como un puto gato, a su lado. Tanto Jamal como Valary no tienen ni pajolera idea de donde cojones ha aparecido esto (o mejor dicho, de donde mierdas se ha escapado el pirado este pijales?!). La cuestión es que la situación se acaba de complicar un poco más.

-Eh, tú -llama el chico recién llegado a Jamal, en un intento de que sonara chachi, como en las pelis de Bruce Willis, pero se queda en medio intento, está claro -Deja a la chica.

Jamal se gira hacia el recién llegado, se lo queda mirando un segundo y luego otro, esta vez como calibrando como cuanto le pueden dar por esas ropas tan caras y ese calzado.

-Tu y quien más, niñito? Te has caido de tu jet privado?- suelta una risa algo ronca, pero con algo de nerviosismo. Esto no estaba previsto.

- De donde me he caído es de la cama de tu madre. No te preocupes, le dejé el dinero en la mesilla de noche -me pongo en posición de ataque, lo que se traduce por flexionar las piernas, alargar el brazo y mover los dedos hacia mí. 

Lo he visto en Matrix, ¿vale? 

Espero que la chica sea lista y aproveche para quitarle el maldito arma, porque yo no soy antibalas como ella, y mi gran carisma y talante no servirán de nada si al tío le da por apretar el gatillo. Soy rápido, pero no tanto. Slamdog, por el amor de Jesucristo nuestro señor, baja aquí y dale una buena paliza, pienso. ¿Por qué ese capullo se dedica sólo a mirar? ¡Es mi niñera! ¡Le pagan por eso! 

No, no tengo que ponerme nervioso. Tengo las riendas de la situación; soy más ágil, más rápido y, sobre todo, mucho más listo que esta alimaña. Además, la gabardina me sienta genial. 

Y después de tanta mala potra, las cosas empiezan a girarse a mi favor. No sólo esa habilidad espontánea mía para que las cosas me atraviesen ha aparecido en el momento oportuno, sino que un muñequito de fuera del barrio está siendo mi salvación sólo por aparecer de la nada antes de que Jamal decidiera pegarme otro tiro.
Ahora sí que sí; con los dedos abrazando mi amada pipa me siento de nuevo una persona normal y, sobretodo, más viva. Me levanto y le pongo el cañón contra la nuca, como él había hecho antes. Karma is a bitch, baby.

-Bum.-le susurro al oído, apretando mi arma contra su piel.

Jamal se queda primero mirando al recién llegado y luego se gira, instintivamente al oír el movimiento de Valary hacia ella. Los nervios y la confusión por haber perdido el control de la situación le hacen activar su preciosa "concha", como a él le gusta llamarla. Así que Valary ve como en cuestión de segundos el chico afroamericano se ve cubierto de la cabeza a los pies de una extraña película rubosa, de color ébano, en lo que tarda ella en decir Bum.

-No sé quiere eres, pero los dos os vais a acordar de mí!- dice con desprecio e ira en la voz.

...¿qué? Doy un paso atrás, asustada. ¿Esto de que va? Sé que lo que yo hago es raro, pero esto...me sorprende. Me da algo de miedo.

Lo admito; me acobardo aún con la pistola en la mano. Porque algo me dice que si le pego un tiro no le hará nada, y además me matará a mí. No sé si quiero tentar a la suerte con mi habilidad de nuevo. Aunque tampoco quiero que me disparen otra vez, no es agradable.

Danny me va a matar, si sale de ésta. Tengo que correr y abandonarle; si sólo tuviera una distracción... Debería reventar esa cañería bajante de al lado, que seguro que está llena de trozos de mierda, algo de cocaína arrojada a última hora para desaparecer las pruebas y alguna jeringuilla usada. Si, eso sería...

¡Un momento! ¡La cañería peta! Ni me lo pienso, que salgo corriendo por su lado aunque atraviese una explosión a presión de agua supersucia y a saber qué más. Lo acepto como distracción momentánea.

-¡Corre, Neo!-le grito al otro chavalín, que en realidad me importa poco, pero tampoco merece un tiro. Aunque estoy corriendo como loca en busca de cualquier lugar por el que poder subirme a los tejados o a una altura de seguridad, puedo darme bastante cuenta de que estoy muy seca y muy limpia. Lo que no tengo tiempo es de pensar por qué.
Y si, para mí todos los tíos con gabardinas de esas son Neo.

La estoy cagando, y la estoy cagando bien. Mi madre me voy a matar cuando llegue a casa. Si es que llego, claro, porque esto se está poniendo feo. Bastante feo. Ni siquiera soy capaz de reprimir una mueca de asombro cuando el négre se cubre con una especie de coraza extraña que no debería estar allí. Recuerdo cómo la latina no parece corpórea y me pregunto qué les dan de comer en Georgia, porque esto no es normal. ¿Es una broma del destino que en mi primera misión se me aparezcan dos personas con cualidades extraordinarias que van a fastidiarme el encargo? Supongo que es el karma. O eso o que estoy destinado a tener mala suerte de por vida. 

Supongo que esto último se compensa cuando la chica del paquete consigue distraer al pandillero a base de hacer que la cañería que está a su lado explote, por decirlo de alguna manera. La sorpresa que me ha producido el cambio corporal del chaval no me ha permitido reaccionar rápido, pero logro recuperar mi estado de alerta habitual en cuanto la muchacha me ordena que corra. Espera, ¿me ha llamado Neo? ¿Qué clase de mote es ese? ¡Para ti Príncipe del Bayou, cutre! Si es que me estoy ganando el cielo... A pesar de mi indignación inicial, sin embargo, le hago caso y corro detrás de ella. Quiero ese paquete, así que la sigo de cerca. 

No la puedo dejar escapar.

No la puedo cagar.

¿Dónde está Slamdog y por qué no me ayuda un poco? Estoy rodeado de inútiles.