Partida Rol por web

Hablan mucho. No sé por qué, pero repentinamente me molesta, me irrita, me pone de los nervios y me dan ganas de partir caras. ¿Por qué? ¿Por qué tanto hablar y pensar "y si..."? VAMOS A LIARNOS A HOSTIAS Y PUNTO, joder. Miro a Niobe con clara cara de decepción. ¿Ahora se va a echar atrás?

- No me jodas, niña-niño.

Es lo único que digo, porque realmente el enano charlatán dice lo que yo no habría podido decir ni en tres horas preparando el discurso, además estoy totalmente a favor de su charlatanería. Aunque yo habría añadido algún "no te rajes ahora" o "me cago en dios, joder", pero básicamente estoy de acuerdo con él. Con todo lo que hemos hablado, ya es hora de pegar un poco. Bueno, eso es lo único que me ha quedado claro. Ah, eso y que me necesitan, claro. Por supuesto, entre nenazas y niños pequeños, es normal que me vean a mí como el faro a seguir. Claro. Es normal.

- No te preocupes, enano, que repartiré hostias hasta dejarme los nudillos en los huesos. -Y para demostrarle, le doy un calmante "en plan cariño" en el brazo.

Le hago un gesto a Niobe para que venga cuando el enano empieza a irse.

Sí claro; cogería mi pipa si no me la hubieran birlado. Pregunta por el niñobot y ya tengo otra cosa en la que pensar. ¿Sé dónde está? Pues no, ni guarra. Pero si va a ser útil para irnos de aquí lo suyo va a ser encontrarle, así que me voy con Mash.
¡No es que le siga! Es que como me ha preguntado, pues he pensado que me tocaría ir, pero no voy sola. Me da corte preguntar, jo... pero no me estoy enterando de nada...

A la mujer la miré desde las rodillas hasta el rostro sin ser consciente de lo que aquello podía parecer. Yo aún era joven, pero aunque me habían enseñado modales la curiosidad pudo conmigo. Carraspeé nervioso y aparté la mirada hacia la puerta, otro gran error.

Al ver aquella escena no pude hacer otra cosa que no fuera abrir mucho los ojos, pegar los brazos a mis costados y seguir a aquella mujer de blanco en silencio. Comprobé que Shizuro seguía a mi lado. Otro chico pudo haberse pavoneado de su presencia allí, normalmente prohibida para alguien como ellos, pero no, a mi todo eso me sobrepasaba. Quería volver a las censuradas ropas del instituto donde todo el nerviosismo lo causaba mi excesiva imaginación. Era curioso como la carne desnuda de una mujer podía causarme tal inquietud, sobre todo cuando estaba acostumbrado a ver a mis compañeros de equipo en las duchas. ¿No se suponía que estábamos hechos de la misma pasta? Supongo que sería falta de costumbre.

Miré a Shizuro con cara de circunstancia dejándole a él iniciar la charla, si es que tenía valor.

Te mira con orgullo y fiereza tras escuchar tus palabras. Sus ojos son fríos por completo. No es un niño cualquiera, eso te queda más que claro, no es como los demás ahí presentes, niños con familia, relativamente bien cuidados. Ya has visto esa mirada antes, en algunos críos de la calle, esos mismos que acaban muertos de una sobredosis por esnifar demasiado pegamento ó con una jeringuilla colgando del brazo, sucios, tirados en un callejón y por los cuales nadie iba a llorar jamás. Jamal es justamente como tú, ni más ni menos, un niño perdido.

Su semblante es duro como la piedra hasta que se rompe con una sonrisa torcida, burlona.
-Eso no es díficil, no son más que nenazas, son blandos- dice escondiendo su anterior acento extranjero, aunque su tono de voz es de orgullo calmado. Se levanta con precisión y tranquilidad, sin apartar la mirada de tus ojos. Él también te ha reconocido por lo que eres, una superviviente del horror. Te ha identificado como su igual.

Jamal y Niobe se miran detenidamente por unos segundos sostenidos hasta que el silencio se rompe con la respuesta del muchacho negro.
-Eso no es díficil, no son más que nenazas, son blandos- y se levanta, encarándose a Niobe con actitud orgullosa.

-El omegawiki está en la habitación llena de libros, por allí- señala con el dedo hacia la puerta de la cocina, en dirección opuesta a donde estais, pero todos notais claramente que a quien le está dando la información no es a Marshall si no a Niobe.

Ah, sí. Sin decir nada a nadie me doy la vuelta y empiezo a buscar alguna llave que tenga pinta de ser de un vehículo con capacidad para llevar a los 5 chavales a dar una vuelta por el parque. No sé muy bien de qué va el asunto, de si acabará siendo una pelea entre niños de escuela o qué, pero si uno de ellos puede hacer algo como un enorme agujero en el suelo como Niobe, puede ser interesante. Si no, siempre me puedo entretener viendo cómo se pegan y se insultan.

Hablando de cinco acompañantes... ¿y Kaylee? ...bah, mujeres, siempre dan problemas. Está claro. Ya lo decía el maldito Gran Jonah. Claro, que él es un gilipollas. ¿Dónde coño habrán unas putas llaves? Joder. Deberían estar en el pasillo de la puerta principal, ¿no? A la que se llega por... nop, ¿por aquí? No, creo que no. Empiezo a sentirme humillado. Es la primera vez que estoy en una casa (¿casa? es más grande que mi instituto) con tantas habitaciones, puertas, escaleras y ¡¡MALDITA SEA!!

¿Por qué he acabado en un puto lavabo? ¿Qué clase de brujería es esta? Putos monstruos mutantes, me están puteando. Hijos de puta. Seguro que es el enano con pinta de cabrón, cuando le vea le voy a dar un capón.

Me quedo quieta cuando me mira con ese orgullo y ese pequeño tono de fiereza, pero no corto el contacto visual en ningún momento. Dejo que se levante para encararme, aún buscando en mi lo que yo acabo de encontrar en él: la igualdad entre nuestra condición de niños "de la calle". Y esto está bien, me hace respirar hondo y tomarme como un alivio su sonrisa y su comentario burlón de después.

- De acuerdo - asiento, sonriéndole - Vamos todos - añado con un gesto de la cabeza y le doy un pequeño toque al afro en el brazo antes de encabezar al grupo para salir - Espero que confíes en ese tal Gámbito - murmuro a Marshall al pasar por su lado, girando después la cabeza para mirarle porque lo que ha pasado ahora me ha dado cierta confianza, y está claro que la actitud del pijo hace de la chica y del afroamericano dos desconfiados - E intenta cortarte con los demás, ¿vale? Esos...comentarios hirientes que haces... Por el bien de todos, ¿sí?  - apoyo una mano en su hombro, de buenas, pero lo aprieto un poco para que sepa que no le estoy vacilando y va en serio. No se juega con la muerte de un ser querido, como en el caso de la chica.

Como espero que no diga nada al respecto y lo acepte, apuro un poco el paso hasta la habitación que Jamal ha señalado.

La fiesta es tremenda, de eso no hay duda y desde luego no se parecía en nada a cuanto habíais visto jamás, os sentís como si estuvierais en una de esas pelis a lo Ocean's eleven. Os dais una vuelta, o dos, o tres, de hecho llega un punto en el que perdeis todo concepto de existencia que no sea babas, babas, babas. Os sirven champán enseñándoos canalillos de vértigo, os pica en la nariz y os está subiendo a la cabeza. O es la Gloria de haber subido al Everest de las fiestas cool?

Teneis mucho calor, el pantalón os empieza a apretar... demasiado, la rubia despampanante os presenta gente hasta que es requerida por alguien más importante aún y os deja solos, rodeados de todo aquello, la cabeza empieza a pesaros un poco a causa de lo que estais bebiendo y buscais un sitio donde acampar y asaltar así la mesa de canapés o lo que sea que puedan tener, pero sobretodo os empieza a urgir ir al baño a "liberar" presión (de los dos tipos). Buscais el baño (es eso o mear en una planta y es de suma mala educación, para Shizuro eso es inexcusable).

-Todo va según lo previsto.
-Eso espero, ya falta poco...

Se oye el tintineo de cristal y hielo entrechocando y una pausa entre las dos voces claramente masculinas. Dos hombres adultos están hablando en una sala contigua, un reservado, al fondo. A pesar de la música conseguís oir algo...

-Está todo preparado?
-Por supuesto, acaso dudas de mi?
...

Tienes buenas intenciones y tu idea no es mala, pero tiene un pequeñito defectillo: que no tienes ni puta idea de donde hay nada y menos aún donde pueden estar las llaves de algo que se asemeje remotamente a un vehiculo funcional. De hecho, cuando empiezas a dar vueltas y a rebuscar te mareas tanto que llegas al punto de no saber ni donde tienes el culo. Demasiadas habitaciones, demasiados muebles, demasiado todo, simplemente las dimensiones de la Mansión te superan. J-O-D-E-R.

Aún así, no eres un tio que pierda fácilmente las esperanzas ni que se dé por vencido a la primera y sigues buscando a la babalá. Casi te quedas encerrado en un baño, casi ves en bolas al tío rojo que se estaba duchando (necesitan los androides ducharse?) y casi tiras al pobre Alfred de una escalera que estaba usando para limpiar a mano una araña de cristal del techo. Pero no das tu brazo a torcer y continuas en tu búsqueda del arcallave perdida hasta que te cruzas con una cara conocida, la pelirroja peligrosa del bar, la Viuda Negra. Tan sexy como letal. Oh yeah.

-Ei chico, te has perdido?- su acento ligeramente ruso aún la hace más sexy. Su cabello rojo enmarca su rostro en forma de corazón, a juego con esos labios rojos y carnosos tan sensuales. La mujer tiene cara de aburrida y lleva en las manos un termo de café vacío y una revista medio doblada, que ha vivido tiempos mejores (y mejores dueños). Tras ella hay una puerta abierta que da a una sala llena de monitores, o al menos eso es lo que te parece ver a través de la abertura que deja libre la puerta abierta. Está claro que la mujer viene de ahí, probablemente está haciendo un descanso de un pesado y aburrido turno de vigilancia...

Al final todos menos Jason (donde se ha metido? Alguien le ha visto marcharse?) os dirigís hacia donde ha señalado Jamal, la biblioteca. El ardor y entusiasmo de la juventud hace que la distancia de la cocina a la biblioteca sea megacorta y entráis todos de forma precipitada en la librería, causando algo más que un pequeño estruendo. Tras las puertas de madera noble trabajada hayáis una habitación enorme llena de estanterías repletas de libros. Un enorme ventanal en la pared de enfrente da a la calle e inunda de luz natural todo el sitio. A pesar de ser una librería, es un sitio cálido y agradable, tranquilo, limpio y ordenado. Hay un par de mesas grandes, sillas, lámparas de mesa y enchufes para portátiles en el centro de la sala. En la mesa cercana a la ventana hay un portátil y un chico rubio "pegado" a él.

Cifra está absorto en lo que sea que esté haciendo y, a pesar de vuestra entrada a lo Aragorn, ni se entera al principio. Coge ausentemente su taza y se la lleva a los labios pero no le queda nada dentro que beber. Cuando se levanta para ir a buscar más es cuando se percata de vuestra presencia. Os mira extrañado y enarca una ceja, escéptico de que estuvierais justamente todos de visita en la biblioteca. No le parecéis chicos del tipo "ratones de biblioteca".

-Es una buena colección, eh?- dice en plan indiferente y por ser educado, como el que no sabe muy bien qué decir.

Maldición. ¿Dónde estarán las jodidas llaves? Esto es más difícil que cuadrar el día del padre para un hijoputa. Me rasco la cabeza, empezando a ponerme un poco de los nervios y hasta sufriendo una ligera jaqueca, un punzante dolor a la altura de las sienes que empieza a ponerme de mal humor. Noto un calor ahí, a la altura de la nuca, que me agobia y me impacienta. ¿¡DÓNDE. HAY. UNAS. JODIDAS. LLAVES?

Oigo una voz femenina y me giro, encontrándome de frente a una de las tías buenas del bar. La rusa pelirroja. Los ojos se me desvían irremediablemente a esas dos ENORMES formas debajo del cuero apretujado que... hmm... no, cambia de tema.
- Eeh... -Balbuceo, desviando mis ojos hacia la puerta entreabierta y luego hacia su cara, intentando con sobrehumana fuerza de voluntad no mirar hacia abajo. Sobretodo, no mirar sus tetas. Joder, vaya tetas. ¡MIERDA! Vuelvo a mirarla, sonrojándome y ahora sí que sí, intento mirar esos ojos azules y esos labios hipnotizantes. - No. ...sí. No. Bueno, puede. ¿Me prestas un coche? Vamos a dar una vuelta.

Incluso te podrías venir, si tan aburrida estás. Claro que eso, mejor no lo digo.

Shizuro trató de sólo probar el champán y pero nada más bajaba un poco su copa, le ponían otra en la mano. La fiesta merecía la pena simplemente por las vistas. Y Travis no abría la boca, probablemente porque se le caería la baba.

Buscando el baño se encontraron cerca de un reservado.

- No, por aquí no está, vamos a ver por otro sitio...

Estás demasiado obsesionado buscando el baño e intentando encontrar algún tipo de señal que te indique donde podría estar pero esto es USA y aquí nada parece tener mucho sentido, ni siquiera los carteles indicadores. Entonces Travis tira de ti y te empuja hacia un rincón, querrá temita o qué? Tan evidente fueron tus señales?

-Mira, hay un tipo enorme y calvo hablando con el anfitrión de la fiesta, creo. Le he visto antes, hablando con la rubia maciza- Travis señala con el dedo hacia el hueco de la puerta, desde aquel ángulo se podía ver el perfil de los dos hombres que se están acercando a la puerta para salir. Casi os pillan en pleno pasillo correteando como pollos descabezados...

-Se quedará a la fiesta Señor Fisk? Es en su honor- sonríe perturbadoramente un hombre alto y delgado, vestido de forma anticuada pero muy elegantemente. Los dos hombres se quedan parados por un momento, charlando.

-Por supuesto aunque no es mi estilo, a mi esposa no le haría gracia pero los negocios son los negocios- suelta una risa potente el hombre más enorme y calvo que hayáis visto jamás. Va trajeado de blanco, impecable y porta un bastón negro con empuñadura de plata trabajada.