Partida Rol por web

Tras el bullicio de la calle, la tienda y su penumbra eran un lugar agradable a pesar de su estrechez. Era como una cueva tras trepar por un risco de las montañas en pleno verano.

El lugar olia a cuero y pergamino y a otros olores que Varek no acababa de identificar. Esa extraña sustancia como el pergmaino pero en delgado (papi-algo se llamaba) y diversas tintas. El cuero era un olor normal para Varek, pero no asi el pergamino y el resto de sustancias. Eso era trabajo de chamanes o esclavos.

Un hombrecillo de mirada cansada pero penetrante les observaba desde el fondo de la tienda-taller. Dejó su pluma a un lado para subirse la montura de los anteojos con una mano manchada de negro y vermellón mientras esperaba que se acercaran. Era un buen lugar para que la futura lider del clan practicara sus dotes de negociación y mando sin que tuviera muchas consecuencias negativas si fallaba, asi que Varek le cedió la palabra a la impetuosa joven que le acompañaba.

Alastar tamborileaba aburridamente con los dedos sobre la tapa de madera del viejo barril. Resoplo por décima vez en el ultimo minuto. Botas estoy cansado de andar de aquí para allí en busco de Filippo, ¿donde se habrá metido?Y cada vez estoy mas cansado de no tener una sola moneda en mi bolsa

Me marcho a la posada, a buscar un adelanto como vosotros y esperare allí a que regreséis, somos un caos!! termino gritando mientras se escurría entre la bulliciosa marea de gente que atestaba los muelles.

El rostro de Scarbelly si agrió, antes de comentar.

-Así que el pesado ese al final ha desaparecido, no podía ser de otra forma. Por entrometido.

Lanzó un nuevo vistazo al tipo que tenía delante que había querido pasarse de listo, no parecía interesarle su ofrecimiento pero algo en él le había divertido, tal vez por eso no lo echó al agua.

-En cuanto a ti, lárgate, chaval, y no me hagas perder más el tiempo. Largo. No quiero saber nada de tipos recién llegados contando tonterías y sin nada para demostrarlo... ¿o acaso tienes algo más que tus palabras?

La tuerta miró a su compañero, la verdad es que durante el tiempo que habían estado allí, que tampoco era mucho, parecía que hubiera pasado algo destacable... nada que implicara a Filippo. Tal vez se tratara de algún ajuste de cuentes con alguien de su tierra, o con algún matón, o... con cualquier cosa, a fin de cuentas parecía que Filippo estuviera queriendo dejar su pasado atrás.

-Te acompaño. Aquí no parece ser que haya nada interesante, tal vez Neulens y su tío hayan descubierto algo más. O tal vez aparezca por ahí Delfiore.

Sin contratiempos, la pareja recorrió el camino del muelle hacia la Pluma del Estudiante, para eso le fue bien la experiencia que había adquirido Alastar durante las últimas semanas, pasadas parte de ellas en las calles de Puertolibre.

Llegaron al atardecer, si bien no hubo contratiempos, las calles estaban muy concurridas, entre clientes y tenderos, y algún ocasional guardia rondando por la zona comercial.

Al llegar ahí no encontraron a ningún compañero. Al parecer eran los primeros en llegar desde que salieran a media mañana.

Ciertamente esa parecía una buena ocasión para ver las dotes para el trato social de Neulens, pues desde que coincidieran el día anterior en los muelles, la muchacha no parecía querer llevar la voz cantante, dejando a otros el tratar con sacerdotes, contratistas, o matones.

Cuando la peculiar pareja se acercó al regente de la tienda, ese preguntó.

-¿Y bien, en qué podría atenderles buenos clientes?-Con voz aduladora.

Tachán, tachán!

Alastar 1 px

Filippo Delfiore 1 px

La Botas 0 px

Neulens 0 px

Sutilidad Varek 1 px

Experiencia:

Alastar 14 px

Filippo Delfiore 27 px

La Botas 14 px

Neulens 19 px

Sutilidad Varek 20 px

***

Alastar, muy pobre.

La Botas, limpia, con ropa nueva. 3 cobres menos.

Filippo, limpio, con ropa nueva. 1 cobre menos

Neulens, limpia, con ropa nueva.

Sutilidad Varek, con un dolor entre pierna que disimula pero le duele (-3). Sí, aún duele, sin duda Neulens sabe como pegar.

***

Próximo turno martes 09 de Setiembre.

Ejem esto bella señorita, usted me comento de un trabajo que se podía hacer que acepte gustosamente pues mi situación económica era lamentable , con gran dificultad pero gracias ami ahinco logre que estas desconfiadas personas colaborasen, bueno quizás colaborar no sea la palabra correcta teniendo en cuenta el caos que tenemos , quizás descolaborar seria mas parecido a la labor que realizamos, pero en fin volviendo al tema..por donde iba, haaa si quiero mi adelanto!! Alastar cogió una bocanada de aire que ya necesitaba después del la interminable parrafada que como es habitual en el había pronunciado cuando estaba nervioso.

Quedo expectante a las palabras que la sorprendida Duna le pudiese dirigir

En fin al menos hasta que localice al resto de integrantes espero poder conseguir algo de dinero

Filippo no se lo iba a pensar dos veces. Había mantenido su cuello intacto hasta aquel momento por lo que quedarse frente a Nabos era una temeridad idiota. El marino le estaba brindando la posibilidad de escapar, algo que él no iba a desperdiciar.

-Como gustéis señor... Pero si por algún motivo llegáis a arrepentiros de esta decisión, dejadme un mensaje en la taberna donde os he encontrado que en un abrir y cerrar de ojos estaré a vuestro servicio. Hasta pronto capitán!

El ladrón ensayó un saludo florido, mezcla de reverencia y bufonada, y sin aguardar más, se mezcló entre la gente, respirando aliviado y con el corazón bombeando fuerte por la adrenalina.

La entrevista con Nabos había sido una pérdida de tiempo y a la vez no lo había sido. Le había permitido calar el carácter del pirata al tiempo que una débil pista había surgido de la charla. Scarbelly parecía no estar al tanto de la desaparición del monje, así que podía descartarse que él estuviera implicado en el hecho. Sin embargo, parecía que Lucius había estado metiendo las narices donde no debía. ¿A quién más había importunado el monje? ¿Qué era lo que buscaba con Scarbelly?

Perdido en sus pensamientos se alejó de allí lo suficiente antes de volverse y mirar hacia el cielo para calcular la hora. Con un poco de suerte, la Botas y Alastar estarían aguardándolo en el punto de encuentro, así que hacia allá se dirigió.

Viendo como Neulens se entretenía mirando libros, Varek soltó un suspiro, mió al techo y se internó en la apretada tienda, agachándose un poco paera no chocar con los estantesa más altos, combados por el peso de los libros.

Venimos buscando información. Teniendo tantos libros es probable que puedas darnos una respuesta. No, no buscamos lo que contienen, pero sí a quien pueda comprarlos y venderlos de manera... discreta. Ya me entiendes. Y antes de que pienses que es una trampa, realmente crees que somos parte de la guardia? Varek sonrie con su boca lobuna. Da más miedo que calma, especialmente cuando sus ojos se mantienen frios como el hielo de las montañas.

De hecho no queremos comprar ni vender libros, sólo encontrar a alguien que lo hacia, un sacerdote del templo llamado Lucius. Si nos obtienes información sobre él, o sobre quien le pueda conocer y sus gustos literarios, te pondremos unas cuantas de estas encima de la mesa. Nada ilegal en encontrar información entre tus allegados y colegas sobre un sacerdorte, supongo, hmm?

Con estas palabras Varek hizo repicar diversas de las monedas más grandes que tenía entre las manos, y colocó un par en el mostrador. Este tendero era una rata vil, ya los conocía. Por un poco de dinero te escribirían un libro con la sangre de sus madres. No le gustaba esta gente, pero eran útiles si tenías dinero con el que pagar por sus servicios y pocos escrúpulos. Varek no sabía qué significaba esa ultima palabra.

Era cercano al atardecer, cuando llegasteis a la Pluma del Estudiante, el ambiente era agradable, se escuchaban las risas y voces de los estudiantes y novicios de la zona de los templos. Debido también a las dotes en la cocina de Desi, y el empeño que ponían en la limpieza Duna y Shyria, siempre con el suelo limpio, las mesas libres de rastros de comida y bebida, y el olor aromático que desprendían los maderos de la chimenea; el lugar contaba con varios mercaderes sentados en sus mesas, hablando con otros mercaderes o clientes, presumíblemente cerrando negocios.

Sin dudarlo, acuciado por su menguada bolsa, el joven aprendiz de mago se dirigió a Duna, quien le presentara la oferta de empleo.

La joven le miró sorprendida, portando en su mano una plata con jarras y frascas vacías. Levantando las cejas comentó.

-¿Yo? Yo no tengo ese dinero... y no es para mí el trabajo. Es para Egil.-Dice con familiaridad.- Sé que estaba buscando gente para ayudarle en la búsqueda de Lucius, su amigo. Al verte ayer creí que podrías echar una mano en el tema... pero para el tema de la plata, tendrás que hablar con él.

Miró un momento por las ventanas que daban al bullicio del mercado, y sus ojos se posaron sobre las sombras que se plasmaban en las fachadas de las construcciones que daban a la plaza.

-Suele venir a diario, tras sus obligaciones monásticas. Cuando le vea le pondré sobre aviso.- Termina diciendo con gesto alegre antes de reanudar con sus quehaceres. 

Sin prestarle más atención, el capitán de la Folla Gigantes se dirigió hacia su embarcación en el muelle, desentendiéndose del joven Delfiore.

Finalmente Filippo soltó un suspiro celebrando que ante las posibilidades de que ese encuentro terminara muy mal para él, la cosa había ido aún bastante bien...

Pronto el gentío engulló al capitán y a sus guardas, dejando al ladronzuelo solo en la multitud. Lejos de quedarse quieto el joven encaminó sus pasos hacia la Jarra Rota, donde esperaba encontrarse con sus compañeros. 

El paseo fue un tanto agobiante, sin lugar a dudas Puertolibre era un lugar concurrido, con un gran tragín de mercaderías de ida y vuelta entre almacenes y embarcaciones. Parecía que aquellos barcos no tenían fin, como si el mar no parara de derramar barcos venidos de todas partes para traer gentes de todo color, forma y lengua. Cargados de especies, telas, esclavos, armas, pieles, marfil, maderas exóticas e incluso uno con grandes piedras talladas y pulidas de un reluciente color negro, entre muchas otras.

A su derecha, a unos centenares de metros se alzaba el islote que servía de base para soportar el grandioso faro que dominaba la zona, con los andamios aún colocados por su extensión manteniéndolo cubierto para la gran inauguración.

Finalmente paso por debajo del cartel que mostraba dibujado una jarra rota, viendo en la barra al propietario, el tal Sorius. Tras cruzar unas palabras sobre si por allí había pasado una tuerta acompañada de un tipo enclenque con ropas rojizas, el hombre asintió.

-Una tía con malas pulgas. Estuvieron por aquí... pero hace tiempo que se largaron.

El tratante de libros, un hombre de facciones suaves, de mediana edad, pero con un mar de pequeñas arrugas cerca de los ojos y las manos manchadas de tinta, escuchó a su enorme e imponente cliente... quien al parecer no quería sus libros, como ya había supuesto, sino otro tipo de mercancía.

Escuchó atento a sus palabras pronunciadas con fuerte acento de las lejanas tierras del norte, antes de poner su mano sobre las monedas.

-Lucius, eh.- El hombre deslizó las monedas por le mostrador hacía así.- Ese tal Lucius no es un sacerdote, sino un bibliotecario.

Por su tono, bien sabía de quien le hablaban. 

-Supongo que el mundo de los libros le resultará algo ajeno y desconocido. Pues ciertamente no son muchos quienes conocen sus secretos. Hay mucho que poder explicar sobre ellos, pero bastará con saber que tienen mucho valor. De hecho, los libros originales, son tan valiosos que a penas existe mercado para ellos. Lo que se vende, son copias de los mismos, los cuales así lo tienen expresado.

Pero claro, en una ciudad cosmopolita como Puertolibre, hay bastante tránsito de libros, la mayoría, como os figuraréis, están en el Templo del Saber, estos están bien custodiados y no se venden. Son muy recelosos con respecto a ello. Lo que sí tienen son escribas que copian dichos libros para vender posteriormente. 

Ese tal Lucius fue expulsado en su día cuando sacó unos ejemplares de la biblioteca, y eso que por lo que he escuchado solo los usó para usarlos en privado. No para venderlos.

Un hombre singular ese tal Lucius, tras ser expulsado, se fue de la isla, desapareció así, sin más. Estuvo largo tiempo fuera de circulación... hasta que regresó hace unos meses.

Dice apagando su voz en su última frase.

No sé que hizo ni como, pero por algún motivo lo aceptaron de nuevo en la orden... se dijo que estuvo vagando por el mundo, viajando... según se rumorea, entregó algunos libros al Templo del Saber para ganarse ser readmitido. Extraños libros.

Pero al parecer debió contraer algún tipo de locura o enfermedad durante sus viajes, ya que por lo que dicen, estas últimas semanas ha inquietado bastante a los sacerdotes del Templo con extrañas preguntas.

Tachán, tachán!

Alastar 1 px

Filippo Delfiore 1 px

La Botas 0 px

Neulens 0 px

Sutilidad Varek 1 px

Experiencia:

Alastar 15 px

Filippo Delfiore 28 px

La Botas 14 px

Neulens 19 px

Sutilidad Varek 21 px

***

Alastar, muy pobre.

La Botas, limpia, con ropa nueva. 3 cobres menos.

Filippo, limpio, con ropa nueva. 1 cobre menos

Neulens, limpia, con ropa nueva.

Sutilidad Varek, con un dolor entre pierna que disimula pero le duele (-3). Sí, aún duele, sin duda Neulens sabe como pegar. Pagando información.

***

Próximo turno viernes 12 de Setiembre.

Maldición! Filippo se sentía frustrado consigo mismo por haber hecho todo el trayecto hasta allí en vano. Tendría que haber supuesto que no iban a estar esperándolo tanto rato.

Agradeció de manera algo brusca al posadero y volvió a las calles de Puertolibre. A pesar de la hora, el ir y venir de la gente no había menguado. Filippo no tenía mucho conocimiento sobre ciudades costeras, así que no sabía si aquello era normal o una eventualidad por la proximidad de la fiesta de inauguración del faro, pero servía para sus propósitos de pasar desapercibido y llevarse alguna bolsa de regreso a La Pluma del Estudiante.

El faro... Su vista se posó inmediatamente en aquella construcción. Imposible no verla, siendo tan grande y encontrándose todavía en la zona de los muelles. El ladrón se apostó a sí mismo que incluso sería visible desde la plaza mayor. El faro. Una extraña atracción tiraba de él hacia ese lugar. Rumores, son solo rumores.... Más sus pasos comenzaron a conducirlo hacia allí.

Una mirada. Sólo una mirada y regresaré con los otros... Sólo una mirada.

Aquella potente construcción llamaba la atención de Filippo, y sin lugar a dudas cuando pudiera iría a dar un vistazo. Pero por el momento, vagar por una ciudad desconocida aún, siendo extranjero, y habiendo perdido a parte del grupo era algo que inquietaba al joven...

Así que se fue para la Pluma del Estudiante, que en esos momentos era lo más parecido a una base de operaciones, tarde o temprano acudirían allí. O eso esperaba. Sentía ganas de saber que habían averiguado el resto.

El hombre, ante el silencio de los Pilescarcha, añadió.

-Salvo eso, y la mayor parte son rumores, no podría aportar mucho más sobre el tema de Lucius. ¿Y dicien que lo quieren encontrar? Supongo que lo encontrarán en el Templo del Saber... con lo que le debió costar acceder de nuevo, dudo que se vaya otra vez.

Viendo las expresiones de Varek y de Neulens no pudo evitar su lado más marujo.

¿Acaso se ha escondido o perdido? 

El hombre no parecía estar al corriente de su actual estado, ni tan siquiera su paradero.

Pareciendo que no había nada más que preguntar al tal Piettro, y de no querer levantar la liebre, los norteños terminaron de pagar lo que creyeron por la información recibida y se largaron de aquella tienda, entre el Templo del Saber, cruzar calles y la librería, se les había pasado unas cuantas horas, entre eso y el haber empezado tarde, el astro rey ya amenazaba en ocultarse por las palmeras y demás árboles que conformaban la poblada selva que estaba al oeste de Puertolibre.