Partida Rol por web

Johanna palpó la pared hasta dar con el interruptor y una vez lo accionó, la cálida luz anaranjada de las distintas lámparas se derramó por la sala hasta abarcarla casi por completo. 

El lugar que tenía ante si, era una copia exacta de la habitación que acababa de dejar atrás. Sin embargo, la perfecta disposición especular de todos y cada uno de los muebles le hizo sentir cómo si hubiera atravesado un espejo. Sensación que inundo al resto de sus compañeros por igual. 

Durante un instante, las imágenes y recuerdos de aquella novela de Carroll, “A través del espejo y lo que Alicia encontró allí”, fluyeron libres a través de sus mentes.

El lugar apenas ofrecía signos de que alguien hubiera estado allí. La excepción a esto, eran las ventanas cerradas y la gran maleta abierta que reposaba sobre la gran cama doble. Dentro de ésta pudieron ver varias mudas de ropa, todas ellas amplias y holgadas, y lo que les pareció un ajado y curtido cuaderno de viaje forrado en cuero.

- Por probar...- le contestó Renée a Johanna encogiéndose de hombros.

Entró la primera, cautelosa, pero sin pausa. Se acercó al cuaderno intentando no enfocar la mirada en algo tan íntimo como la ropa interior.

Tras dudar unos segundos, pues temía lo que pensaran sus acompañantes, lo cogió entre sus manos y comenzó a hojearlo

Maldijo entre dientes cuando la otra mujer pasó a su lado y cogió el cuaderno.Si esperar a que lo abriese se puso junto a ella para poder leer lo que viniese en él,rezando porque el idioma y la letra fueran legibles

-"Espero que esto contenga algo de interés que nos de algún tipo de pista"-dice chasqueando la lengua y mirando con curiosidad mal contenida el cuaderno

Renée tomó el desgastado cuaderno entre sus manos y tras desatar la tira de cuero que lo mantenía cerrado, echó un vistazo a su contenido.

A primera vista, el contenido de aquellas páginas amarillentas y apergaminadas, no se les antojó más que una serie de dibujos y garabatos sin sentido. Los espacios entre los distintos caracteres parecían tener un espaciado uniforme, sin embargo, las largas cadenas de símbolos que caían desde la parte superior de la hojas desconcertaron brevemente a ambas damas. 
Este desconcierto apenas duró un instante pues Renée realizó rápidamente que aquellas páginas habían sido escritas horizontalmente en lugar de en nuestra habitual disposición vertical.

El alfabeto usado en el texto, el cual abundaba en líneas sinuosas y figuras circulares, les resultó totalmente desconocido y nada útil pudieron sonsacar de él. No obstante, conforme la muchacha fue pasando las páginas del manuscrito, extraños y detallados dibujos fueron apareciendo acompañando a aquella singular escritura. Muchos de estos parecían no tener sentido, algunos se les antojaban cómo un amasijo de líneas y formas interconectadas, mientras otros mostraban claros signos de carácter biológico. Entre estos creyeron identificar un corazón y lo que podría ser, quizá, un cerebro. El resto de las páginas contenían otras formas que identificaron como mapas, numerosos artilugios mecánicos y algo que reconocieron al instante; el cubo que había reposado en la exposición de Feldt. 

El descubrimiento no las tomó por sorpresa y Renée continuó avanzando hasta llegar a las últimas páginas escritas. Para sorpresa de ambas, algunas líneas en inglés se mezclaban entre aquella jerigonza. 

…Albert Feldt... 
…Jason F. Burton...
…Great Eastern Hotel, 40 Liverpool St, London...
…The Hangman's Pub, West End, London...
…Aeropuerto de Croydon, Hangar 12...

Ambas mujeres se miraron interrogativamente y, tras una breve y silenciosa pausa, volvieron a la habitación contigua. Una vez allí, se acomodaron junto al escritorio central de la habitación y centraron toda su atención en aquel extraño diario.

Johanna escrutó aquellos sinuosos símbolos y halló ciertas características propias de culturas tan distintas entre si, que por un momento creyó que todo aquello no podía tener sentido. Los trazos, por lo general, parecían orientales, más cercanos al sánscrito que al chino, sin embargo, la estructura y el orden de los caracteres se acercaban más a alguna oscura corrupción del griego arcaico. La muchacha meneó la cabeza con desconcierto pero siguió con la vista fija en el texto y hoja tras hoja, los distintos patrones lingüísticos existentes en él, empezaron a tomar forma en su mente. Sabía que podía traducir aquellas páginas, pero no allí ni en ese momento, necesitaba diccionarios y abundante material de referencia, pero al menos, ahora sabía por donde tenía que empezar a buscar. 

Renée por su parte centró toda su atención y capacidad en asimilar y memorizar aquel texto. Aunque el alfabeto empleado le era desconocido, la joven puso todo su empeño en dicha tarea, especialmente en asimilar e interpretar aquellas surreales ilustraciones. Lo que sacó en claro de aquello le dejó un amargo sabor en el fondo de la garganta.

En las primeras veinte o treinta páginas, abundaban los dibujos anatómicos; piernas, brazos, huesos y toda clase de órganos humanos estaban representados allí, y el detalle extremo con el que habían sido dibujados les revolvió el estómago. Las siguientes páginas mostraban máquinas complejas como motores (similares a los de los coches que ambas conocían), turbinas cómo aquellas utilizadas en los aviones y muchas más que no supieron identificar. Por último, cubriendo una extensión de unas cuarenta páginas, una gran multitud de mapas aparecían aquí y allá. Mezclado entre estos estaba aquel cubo maldito y junto a este, unos símbolos o glifos totalmente diferentes al resto del texto. Johanna no supo que decir con respecto a esto último, pero Renée ya había visto esos símbolos antes. Tanto las hoces cómo el cubo estaban cubiertos de esa extraña escritura. 

Ninguna de las dos fue consciente del paso del tiempo hasta que Pierre apareció junto a ellas y dejó sobre la mesa una pequeña bandeja con fruta y pequeños bocadillos. Ambas levantaron la vista al instante y con un rápida mirada al reloj, constataron que faltaba menos de una hora para la medianoche. 
 

Renée le señalaba a Johanna los dibujos que había reconocido en las herramientas y el cubo de la exposición de Albert cuando Pierre les trajo algo de comer. Se sorprendió al darse cuenta de que apenas había notado el hambre, pero más aún, el hecho de que no había bebido nada en todo el tiempo que estuvieron con el cuaderno y los mapas.

- Gracias Pierre - dijo la rubia con afecto mientras se pasaba la mano por el cuello dolorido de mantener la misma postura

- Todo esto es demasiado dificil de comprender. Tu has logrado sacar algo en claro ? - le preguntó a su compañera mientras se levantaba y estiraba las piernas tras coger uno de los pequeños bocadillos. - Yo creo que el gordo no va a volver, así que voto por descansar y mañana reunirnos con los demás y compartir lo que hemos averiguado. Por cierto, ¿donde se ha metido Gerlad?-

La curiosidad por lo encontrado hacía que Johanna no se percatase del tiempo transcurrido hasta que Pierre trajo la apetitosa bandeja.Se dio cuenta de que ni siquiera se había encendido un cigarrillo y que los tacones comenzaban a incomodarla tras tantas horas puestos

Estirándose un poco cogió fruta de la bandeja y se puso en pie sonriendo cansadamente a la rubia

-"Necesitaría mis libros para traducir todo esto pero podría hacerlo ¿has sacado algo en claro tú?"-dijo mordiendo una manzana mientras se descalzaba y se dirigía hacia el sofá recostándose en él

-"Me parece buena idea,Renée,si no descansamos un poco seremos incapaces de concentrarnos.Oye,es cierto,no me di cuenta de que Gerald se marchó ¿Pierre?"-mira al hombre que seguramente sí sabía dónde se encontraba el otro

- En la suite número seis -contestó Pierre- , hace un rato bajó a pedir un par de habitaciones para nosotros. Estaban tan absortas con ese cuaderno que no he querido molestarlas -un tímida sonrisa apareció en el rostro del hombretón- . Sin embargo, creo que es hora de que descansemos un poco, así que si necesitan cualquier cosa, estaré en la suite número ocho. Espero que descansen señoritas.

El muchacho, tras cerciorarse de que sus servicios no eran necesarios, abandonó la habitación discretamente y puso rumbo a su propio dormitorio. Las dos mujeres se quedaron a solas y en cuestión de minutos, todo el cansancio acumulado a lo largo del día pareció materializarse súbitamente, por lo que terminaron por irse a dormir.

Tan pronto cómo sus consciencias abandonaron éste mundo, otro mucho más aterrador se dibujó a su alrededor. Se encontraban en una especie de caverna rocosa. No recordaban cómo o porqué habían llegado allí, pero la luz de una débil antorcha les iluminaba el camino.

¿Una antorcha? ¿Por qué no una linterna o un farol?...

De repente y con una sola mirada, ambas mujeres repararon en el bronceado tono que había adquirido su piel, así cómo en los extraños abalorios de hueso y cobre que adornaban sus muñecas. Sencillas pero robustas prendas de piel y algodón cubrían sus cuerpos, mientras que espadas de filo de bronce ceñían sus caderas.

- ¿Que demonios sucede? -fue la muchacha rubia la que había hecho aquella pregunta e inmediatamente se giró hacia la mujer de oscuros cabellos- Joh… -el nombre murió en sus labios, era incapaz de recordar cómo se llamaba su compañera.

- ¿Re...? -comenzó la muchacha de pelo castaño pero las sílabas también parecieron diluirse en su mente. 

Aterrorizadas y confusas, ambas dieron un respingo cuando una de las ardientes teas que sujetaban cayó al suelo de la caverna y empezó a rodar camino abajo. A su paso, las sombras producidas por aquella luz errática convirtió el lugar en un pandemonio lleno de deformes y amenazadoras figuras que oscilaban y se retorcían, proyectadas sobre las paredes de piedra. 
Súbitamente, todo aquel caos pareció congelarse cuando la tea chocó contra una especie de estatua de piedra.

Medía unos cuatro metros de altura, aunque las largas sombras hacían difícil cualquier comparación, y parecía estar hecha de una material totalmente distinto al del resto de aquella caverna. Su perfil parecía representar algún tipo de humanoide recio y de robustas proporciones, sentado sobre un pedestal. Su cuerpo era parecido al de un hombre, pero carecía de manos y sus pies recordaban a los cascos de un caballo. Su cabeza, vagamente elefantina, poseía grandes apéndices palmeados donde debían estar las orejas y una enorme probóscide cómo la que poseen los paquidermos, excepto que la de este ser estaba rematada por una especia de tentáculo prensil. 

Extrañamente atraídas por aquella estatua y sintiendo en su interior una mezcla de asombro y reverencia, comenzaron a avanzar hacia ella. Sin embargo, las sombras a su alrededor parecieron ir aclarándose rápidamente y, antes de que pudieran darse cuenta, toda aquella visión había desaparecido y volvían a estar en la suite del Great Eastern Hotel. El sol entraba con fuerza a través de las rendijas de las persianas y ambas mujeres tuvieron la sensación de haber dormido hasta bien entrada la mañana. 
 

En realidad ella hubiera preferido acabar la noche entre las sábanas de Gerald pero por una vez no accedió a los deseos carnales pues los acontecimientos del día la hacían desear la cama para dormir,seguramente algo que no le sucedía desde que era una jovencita.

Con el cuaderno aún rondando en su mente Johanna cayó en un pesado sueño que la atrapó inexorablemente

Johanna despertó inquieta y sudorosa.Una desagradable sensación se instaló en su mente y en su pecho mientras abría los ojos sobresaltada y conseguía enfocar los ojos

-¿Qué era eso Jo?-se preguntó mientras se ponía en pie y rebuscaba en su bolso hasta encontrar su pitillera.Con la mano temblorosa consiguió encenderse un cigarro e inhalar con fuerza el humo.La nicotina que entró en su cuerpo consiguió calmarla como nada lo hubiera hecho.Sólo entonces miró en dirección a la cama donde la rubia dormía ¿habría soñado lo mismo?Dios mío,era tan vívido que parecía que hubieran vivido juntas otra vida en una época muy remota.Con paciencia esperó a que la rubia abriera los ojos

Renée habia abierto los ojos asustada y empapada en sudor. Aquel sueño había sido tan vívido que apenas podía mover un músculo, salvo la subida y bajada de su pecho al respirar. Cualquiera podía pensar que estaba durmiendo, pero realmente tenía la vista clavada en el techo.

Escuchó a Johanna moverse por la habitación y luego encender su mechero. El humo de la nicotina comenzó a impregnar el ambiente y la joven rubia giró su rostro para mirar a su compañera con temor

- He soñado contigo. Eramos nosotras, pero a la misma vez eramos otras personas.. - tragó saliva con dificultad mientras apoyaba los codos en el colchón para incorporarse -había una enorme estatua de piedra de aspecto... horrible -

Domingo 19 de Mayo de 1935, Londres

El resonar de unos suaves golpes en la puerta de la habitación, interrumpió la conversación que mantenían las dos jóvenes.

- ¿Señoritas? -preguntó Pierre a través de la hoja de madera con un susurro- ¿Están despiertas?

Una vez le permitieron la entrada, el francés atravesó la estancia con un carro sobre el que reposaban varios platos con diversos alimentos, café, té y diferentes zumos. Junto a estos últimos descansaba el periódico de la mañana.

Mientras daban cuenta de las numerosas viandas y hojeaban ociosamente las páginas de aquel periódico, vieron los siguientes titulares:

Homicidio múltiple en la Comisaría 23

Devastador incendio en Regent's Park, acaba con la vida de una docena de personas

Pierrre interrumpió pero aquello la obligó a levantarse más rápido para correr a refugiarse en el aseo. No podia permitirse que Pierre la viera así. Tuvo que limpiar todo el maquillaje corrido y salir con la cara lavada, pues como no contaba pasar la noche fuera no había llevado nada más que su pintalabios en el bolso. También tuvo que conformarse con cepillarse el cabello con el peine que proporcionaba el hotel. Al menos olia a limpio.

Todo ese ajetreo hizo que la pesadilla quedase en un segundo plano y pudo desayunar con ganas

- ¿Un homicidio en la comisaria? - preguntó en alto sorprendida al leer la primera noticia. Veía más normal que sucedieran cosas horribles en cualquier lado pero.. ¿¡en un sitio lleno de agentes de la ley!?

Suspiró preocupada antes de continuar con la lectura. De repente la taza de café que se llevaba a los labios cayó de forma estrepitosa  -Dios mio!! Ha habido un incendio en la residencia de Albert! - la voz le salió estrangulada mientras miraba a uno y otro desencajada
 

Apagó el cigarrillo y miró complacida al atractivo guardaespaldas.Quizás ella debería buscarse uno así y seducirlo...Sï,empezaría la búsqueda en cuanto acabaran con este asunto

Una sonrisa apareció en la cara de Johanna mientras veía entrar a Pierre con el desayuno aunque sus ojos se oscurecieron un poco al no ver tras él a Gerald ¿dónde demonios estaba ese hombre?

Se sirvió una taza de café mientras observaba a la rubia leer el periódico sin dar mucha importancia a lo acontecido en la comisaría.Cosas peores se oían.Su rostro cambió al escuchar la siguiente noticia y sin mediar palabra arrebató el diario a la mujer y buscó la noticia rápidamente antes de levantar la cabeza

-"¡Debemos ir enseguida y ver si Albert está bien!"-exclamó poniéndose en pie y buscando sus altísimos tacones por la habitación.No concebía que su amigo hubiera podido morir,no así ,no tan pronto

Una mezcla de tensión y nerviosismo se apoderó del grupo y apenas si pudieron leer la noticia el completo. Sin embargo, apenas bastaron un par de líneas para que Renée constatara lo acertado de su intuición.

...las primeras investigaciones sugieren que el fuego se inició en el interior de la mansión de Mr. Feldt y que este se extendió rápidamente a los edificios colindantes...

...Mr. Feldt, uno de los pocos supervivientes del desastre, se encuentra ingresado en el hospital central de la city...

Un suspiro de alivio salió de sus labios. Albert seguía vivo, y aunque esto calmó algo los ánimos, el hecho de que no mencionaran a Percival en la noticia, les hizo pensar en lo peor.

Con clara intención de ponerse en marcha, pero con el periódico aún en la mano, la muchacha rubia reparó con horror en noticia adyacente:

...a primera hora de esta mañana fueron descubiertos los restos mortales de 12 civiles y 9 miembros del cuerpo de policía en el interior de la comisaría 23...

...aunque las autoridades se han negado en redondo a ofrecer más información al respecto, algunos de los vecinos cercanos al lugar, hablan de un hombre de extraños ropajes y largo cabello abandonando la escena del crimen poco antes del amanecer...

Al final de la noticia y a modo de necrológica, rezaban los nombres de aquellos cuerpos que habían sido identificados:

...Jeff Robertson, William Orson, John Irving...

Poniéndose una mano en el pecho suspiró aliviada aunque la preocupación no desapareció de su rostro

-"Está vivo,gracias a Dios"-dijo en voz baja-"Voy al hospital ¿vienen?"-miró a la mujer y a su guardaespaldas pues quizás prefiriesen ir a otro sitio,al fin y al cabo no sabía cuán amigos eran de Albert.

La impaciencia se reflejaba en su rostro mientras esperaba la respuesta.Por supuesto debía ir a casa a cambiarse de ropa pues estaba sucia y arrugada y necesitaba un baño caliente antes de poder ir al hospital pero no tardaría mucho en hacer todo aquello,al fin y al cabo y en contra de lo que pudiera parecer estaba acostumbrada a no tener lujos cuando iba a algún lugar perdido a hacer expediciones

La joven rubia se encontraba ligeramente conmocionada. ¿Habían muerto Percival e Irving? ¿Ambos involucrados en todo aquello? Un ligero temblor le recorrió la espalda pero apretó los dientes como queriendo coger fuerzas y asintió a la sugerencia de la morena.

Quizás Albert podría explicarles que había sucedido en su casa. Cogió su bolso y el cuaderno y esperó a que comenzaran a salir de la habitación

Sin perder un segundo más, el grupo se puso en marcha.

En el recibidor se encontraron con Gerald. El hombre las saludo con la leve reverencia y sin apenas pronunciar palabra, las guió hasta el coche que les esperaba en el exterior. Lo sombrío de su expresión y el leve temblor de sus manos hacían evidente el hecho de que él también había leído aquella horrible noticia.

El trayecto hasta el hospital apenas llegó a los diez minutos, pero al grupo se le antojó una eternidad. 

Una vez allí, encontrar a Feldt fue cuestión de unas pocas preguntas, pero por desgracia, su amigo y compañero se encontraba en estado crítico y habrían de pasar varios días antes de que pudieran verlo o hablar con él. Ante esta situación, Gerald declaró que permanecería al lado de Albert hasta que éste recuperara la consciencia.

Renée y Johanna, sin haber tenido siquiera la posibilidad de ver a Mr. Feldt, salieron al exterior del hospital. Allí, entre una multitud de periodistas, les esperaba Pierre.

No pudo evitar que se le escapasen unas lágrimas al saber a Albert al borde de la muerte,entubado e inconsciente por culpa de algún malnacido.Aún no sabía qué era lo que su amigo había encontrado exactamente pero tenía claro que era algo tan importante que habían tratado de acabar con su vida

Cuando salieron del hospital la mujer se encendió con manos temblorosas un cigarrillo y aspiró con fuerza tratando de calmarse antes de mirar a Renée y a Pierre.Sacó un pañuelito de su bolso y se secó delicadamente la comisura de los ojos dando la espalda a los periodistas.Era su amigo el que estaba allí y a pesar de estar más que acostumbrada a esos carroñeros hoy no le apetecía darles conversación

Se cogió del brazo de Renée y juntó su cabeza con la de ella haciendo un gesto a Pierre para que se uniera y les habló en voz muy baja

-"He de ir a cambiarme pero debemos pensar qué hacer,está claro que Albert dio con algo sumamente importante.La cuestión es ¿seguimos adelante o preferís quedaros al margen?Decidáis lo que decidáis yo continuaré investigando"-mira a todos lados comprobando que nadie se haya acercado-"Si decidís seguir os espero en mi casa a mediodía,comeremos y podremos hablar de todo esto con tranquilidad"-saca una tarjeta de visita y se la tiende a la rubia