Partida Rol por web

Evidentemente aquel olor no era normal en un ambiente seco. Aquella criatura se veia venir de lejos, y se había quedado sin el elemento sorpresa. Probablemente habría sido creado por alguien de la academia para ponernos a prueba, pero yo no pude hacer más que dar un suspiro de hastío.

- ¿En serio semejante debilucho?

Lo dejé acercarse, poco a poco, con una cara de completo desinterés, solo para hacerlo detenerse al ascender la mano y hacerla descender rápidamente. Realmente no era necesario, pero era una ayuda visual para quienes estuvieran observando, cuando la criatura se volvio incapaz de moverse.

- Por diez - dije, anunciando las veces que había multiplicado el peso del muñeco, aún desinteresada, volví a hacer el gesto -. Por cien - anuncié, empezando a hundir la criatura en el suelo.

Luego de que te apoyas en la espalda del maniquí para darte impulso, éste se tambalea en la dirección de la fuerza ejercida por tu pie. Desde allí arriba ves que recupera el equilibrio y evita caerse, pero cuando levanta la cabeza para mirarte, notas que ahora tiene ojos. No sólo eso, ahora parece como si llevara ropa, pero que no se distingue del todo bien.

Lo que sí distingues es que de sus manos salen unos borbotones de tierra que adoptan la foram de pistolas, te apunta con ellas y dispara, los proyectiles que salen son bolas de lodo a velocidad peligrosa.

Está hecho de tierra completamente, no tiene articulaciones ni uniones, sino que se mueve como un todo y lo más probable es que alguien lo esté controlando mediante la magia.

Mientras lo estudias se pone a buscarte, girándose en todas direcciones, hasta que consigue ubicarte. Al hacerlo descubres que ahora tiene ojos.
—...Nismo interno —dice con una voz distorsionada—. Me preg... pregunto si... trolan.
Tras una breve convulsión en todo su cuerpo, extiende los brazos a los costados y salen de sus manos prolongaciones de tierra que saca de sí mismo y que adoptan la forma de katanas. Echa a correr hacia ti, ya no de manera tan torpe.

El maniquí cae pesadamente al suelo, dejando un agujero, casi sin poder moverse, mucho menos levantarse. Por más que forcejea, sus intentos son inútiles y va quedando cada vez más enterrado en el piso.
—...Serio ...semej... debilucho.
Entonces oyes una voz distorsionada provenir de él, cuando lo ves notas algo diferente, tiene ojos y su textura ha cambiado, parece como si tuviera ropa puesta.
—Diez. Diez por cien.
Sigue forcejeando con ganas hasta que consigue muy a duras penas ponerse de pie, encorvado, y un brazo se le ha desprendido y ha quedado enterrado debido a la presión. Por otra parte, de su mano libre sale un trozo de la misma tierra de la que está hecho y adopta la forma de un martillo, que sostiene entonces con fuerza.
Notas además que el material del que se compone ahora es más oscuro y rígido, tiene menos grietas. Cada paso que da hacia ti deja sus pies enterrados al menos un centímetro.

Y para tu sorpresa, de golpe echa a correr hacia ti, enarbolando esa nueva arma suya.
—¡En serio... semejante!

-¿¡Evoluciona!?- Lyn fue sorprendida una vez más por el extraño ser, mientras daba un salto hacia atrás para esquivar, un tren de pensamientos pasó por su cabeza a toda velocidad ahogando su faceta  emocionada y alegre.

“Eso eran mis palabras, mis katanas, se mueve mejor y parece más fuerte, ¿evoluciona imitándome?. Eso significa…”

Lyn se detuvo en seco y miró con irritación e intención asesina al trozo de tierra, la misma mirada de un matón hacia alguien que lo molesta y al cualquier dejar echo papilla. El ser había pasado de interesante a asqueroso, el interés por estudiarlo se esfumo en un segundo con un solo pensamiento que podía ni siquiera llegar a ser real, más que el echo de que pudiera volverse peligroso con el tiempo...

_{-Bastardo, ¿Crees que puedes imitar lo que me ha costado años de esfuerzo?}- Murmuró para si misma cogiendo impulso- Imita esto…- En un instante una tormenta de golpes multidireccionales a alta velocidad llovió sobre el golem. Tajos, estocadas y golpes con el reverso de las espadas buscaron acribillar al ser y reducirlo a escombros.

- Huh, esto ya es más interesan...

Mis palabras fueron cortadas por el "martillazo" del elemental. Mi intención era interceptarlo con un martillazo mío y arrojarlo al suelo, pero sobreestime el efecto del peso incrementado y conectó con mi cara, pero por suerte era lo bastante dura como para que no fuera algo grave ni desfigurante. Estaba claro que estaba aprendiendo, pero también que se había hecho más fuerte. Y probablemente se fuera haciendo más fuerte para evaluar hasta que punto podía llegar. Escupí sangre al suelo mientras el martillo volvía a crecer.

- Ahora sí que la has liado, amiguito.

Agarrando el martillo con ambas manos, lo hice caer sobre todas mis fuerzas sobre el pesado muñeco para aplastarlo de un golpe.

Mis ojos se abrieron cuando de las manos de aquel ser emergieron pistolas. Aquello no l había previsto. O habían terminado de formarse en sus manos ya estaba moviéndome a ora rama para que el tronco del árbol me hiciera de cobertura.

Cuando los proyectiles cesaron de impactar me mantuve un momento más detrás del tronco y tome aire. De forma habitual sabia que la mejor manera de atacar a algo hecho de piedra era apuntar a las articulaciones o puntos claves para que se desmoronara. Toda veta de mineral tiene siempre una parte mas débil por la que empezar. El caos es que no tenia pericia suficiente con una pistola como para centrarme en un punto de ese tipo… si es que lo localizaba.

Bueno, aquello sería un buen entrenamiento de disparo. Apuntaría al centro de su pecho. Si el disparo era igual que el que había hecho la primera vez, lo mismo no quedara nada con que pelear. Haría solo un disparo y me volvería a esconder. Disparar no seria tan difícil … ¿no?

Sujetándome con el brazo izquierdo al tronco me asome y apunte la pistola blanca hacia aquel ser. Mi dedo índice pulso el gatillo de la pistola y durante unos instantes note como aquel disparo invisible se creaba frente al cañón. No fue hasta que solté el dedo que de nuevo aquella cosa trasparente salió disparada hacia aquella criatura de piedra.

¿Quizá dependiendo de cuanto mantuviese apretado el gatillo el disparo seria mas potente?

 Finalmente había llegado el día de adentrarme en la vida de los paladines y avanzar hacia adelante, explorar mis límites y convertirme en la mejor versión de mi mismo. Tantos rostros, tantas personas visiblemente interesantes a su manera, pero tan pocos que podrían marcar su huella... O al menos así pensaba.

 -... -eso de escoger equipos aleatoriamente según el orden de irse reuniendo no me parecía particularmente cómodo, ¿qué iba a hacer si me tocaban tres personas que no sabían manejar un arma? -. Pero...

 Pero antes de poder opinar, acabaría siendo enviado de inmediato a la prueba, deslizándome por aquella tubería con cara de circunstancia antes de finalmente aterrizar, observando a mi alrededor con una ceja enarcada mientras estudiaba un poco el terreno.

 -...Bien, pudo ser peor... -concluí antes de ponerme en marcha, cruzando los dedos interiormente para encontrarme con un grupo de provecho, explorando el bosque sin haber invocado aún mi arma.

—Bastardo... años de esfuerzo.
El monigote no reacciona cuando lo cortas en pedacitos, ya sea porque carece de voluntad o porque no le da el tiempo, sus trozos caen pesadamente al suelo y no le queda nada. Sin embargo, aún no es momento de tomarse un respiro.
—Costado años de imita esto.
De entre los árboles aparecen más de ellos, cuentas unos cuatro, que ahora no sólo tienen rasgos faciales, sino que ves tu propia cara en ellos, con tu moño alto y tus grandes ojotes que en ellos se mantienen inexpresivos, llevan tu uniforme y una espada igual a la tuya en cada mano, todo con la misma textura marrón mugre de la tierra de la que están hechos.
—Imita esto, costado.
Se lanzan todos a la vez, no parece que tengan un plan de ataque, simplemente se te tiran encima como pueden.

Para tu sorpresa, el muñeco pone el brazo y frena el impacto del martillo. Cuando levanta la cabeza para mirarte descubres tu propia cara, ahora además tiene pelo recogido en una coleta y lleva un chandal, todo manteniendo la misma textura de tierra oscura.
—Ya es más... liado, amiguito.
Antes de retirar tu arma de allí, le encajas una patada giratoria que lo manda a volar.
—Huh.
Pero a tu alrededor ves que se acercan más, saliendo del mismo suelo. Cuentas unos tres.
—Huh. Huh. Amiguito. Huh, ya es más.
Todos iguales, imitando tu propio aspecto y ahora con un martillo más grande, corren hacia ti sin seguir ningún patrón en particular, simplemente se te abalanzan.

- Tsk, esto ya empieza a ser una molestia. ¿Cuantos más vais a seguir enviando?

Con un pisotón que dejó marca desencadené mi poder sin control sobre el area, incrementando el peso de todo lo que me rodeaba varias veces, incluso el mío propio. La diferencia es que yo ya estaba acostumbrada a ello, pero las copias se detuvieron, aunque fuera por un instante. Desgraciadamente para la flora local, los árboles por el contrario no estaban preparados. El sonido de madera crujiendo se extendió, y varios cayeron incapaces de soportar el súbito incremento de peso.

- Empezaremos a deshacernos de estas copias impresentables.

Estiré entonces el brazo con el martillo para a continuación realizar un amplio barrido a la altura de los pies de los clones para derribarlos y hacerme más fácil acabar con ellos.

-Aghh…-“Esto se esta pasando de irritante a espeluznante…”. Confiando una vez más en su agilidad Lyn se deslizó entre el ataque enemigo esquivando las espadas de barro. En un instante se encontraba entre ellos con ambas katanas en alto, y tras un respiro profundo comenzó un veloz descenso en espiral cortando las marionetas a su alcance reiteradas veces. Cuando el descenso alcanzó el suelo y Lyn estaba agachada dio un brinco abriendo ambos brazos para cortar hacia delante para forzar el paso y salir del cerco. Luego dirigió un vistazo a sus alrededores para comprobar las marionetas en pie o si seguian apareciendo, por mucho que la irritara que la copiaran, si el enemigo seguía aumentando en cantidad y fuerza seguir cortandolos solo sería una perdida de tiempo.

Es inútil. Por más que se esfuerzan, el enemigo parece estar adaptándose no sólo a sus elementos, sino a sus movimientos, están copiando sus maneras de atacar y de defender hasta el punto en que ya cuesta asestar un golpe y aún más evitar los suyos.

A medida que intentan hacer distancia mientras los persiguen los maniquíes de arcilla, se van metiendo más y más en el bosque hasta que descubren un claro con una roca en el centro. Es una piedra enorme con algo escrito y un dibujo tallado en ella, y además, una marca indica que allí hay una especie de abertura, es decir, que parte de esa estructura se puede mover para revelar una entrada.

Lyn, Lakyus y Keira aparecen a la vez allí, cada uno huyendo de sus copias que los persiguen; a la vez que Hanzo los observa escondido aún entre los árboles, pues todavía no se ha topado con esos cosos.

Los tres muchachos forman un triángulo alrededor de la roca y poco a poco se van acercando varios Lakyus, varias Lyn y Keiras a ellos, armados con pistolas que disparan barro, martillos gigantes y katanas.

 Había estado saltando por las ramas de los arboles manteniendo la distancia entre aquella criatura y yo mientras los disparos entre ambos iban partiendo ramas. Finalmente las ramas se acabaron y de un salto acabe en aquel claro y sin cobertura. Mis ojos se abrieron al ver la piedra en el centro y corrí hacia ella para evitar algún disparo de esos clones.

Con la cobertura de aquella piedra podría hacer algún tipo de estrategia. Aunque no tuve mucho tiempo para pensar, pues por los otros extremos del claro los sonidos de combate acompañados de las dos jóvenes que habían estado conmigo en la prueba aparecieron. Estaba peleando con réplicas de ellas mismas también.  ¿Quizá aquellas cosas replicaban la última persona y arma con las que habían sido atacados?

—Os veo en un apuro.—Dije justamente cuando una bala de barro impactaba contra la roca tras la que me cubría.—Y no sois las únicas.— Dije riendo.—Parece que estas criaturas toman la apariencia y habilidades del ultimo que las golpeo. Así que hay dos opciones, o vamos rotando… o pegamos los tres a la misma a la vez y vemos que ocurre.—Por la velocidad que había tenido la primera criatura con la que peleaba en adquirir mis rasgos, dudaba que si golpeábamos los tres a la vez tuviera una capacidad de cambio lo suficientemente rápida. Lo mismo podía colapsar por exceso de información... Bueno, eso o conseguiríamos una criatura el triple de fuerte.

Cuando aquellas burdas imitaciones empezaron a acostumbrarse al peso quedó claro que aquello se volvía demasiado complicado para mi sola. Finalizando la presa gravitatoria pasé a anular casi por completo mi peso, dándo un salto que no pudieran seguir. Llegué a la roca en la que Laky se estaba ocultando y aplasté uno de los disparos de barro de sus copias.

- Vamos a poner a prueba la teoría.

Lanzándome como un resorte sobre una de las copias de Lakyus, la agarré por un pie y la levanté, usandolo como arma contra otra de las copias para que chocaran cabezas. La copia ya había empezado a transformarse cuando ambas estaban inmóbiles en el suelo, y entonces las rematé con un fuerte martillazo que las hizo polvo. Aumenté entonces el peso de todas las copias, mandándolas al suelo inmediatamente e iniciando su transformación en mí.

- Venga, no tendréis mejor oportunidad que esta antes de que intenten abriros la cabeza.

Como las cosas de barro seguían apareciendo y fortaleciéndose, el combate se había se había convertido en una persecución donde los arboles cercanos sufrían con  cada intercambio y la paciencia de Lyn se acababa.

Al llegar al claro y observar a dos de sus compañeros siendo perseguidos, no parecía que la situación fuera a mejorar, ya estaba lista para rotar y enfrentar a los Lakyus cuando la pelirroja detuvo a los seres en seco formando un circulo alrededor suyo, una oportunidad que no pensaba desaprovechar y que devolvió una sonrisa a su rostro.

-Je, tu mantenlos ahí. Lakyus, barrido en sentido horario.-  Abandonando toda defensa, Lyn comenzó una marcha de destrucción entre las copias a velocidad absurda, sin detenerse en un solo enemigo estaba corriendo entre ellos mientras sus espadas describían amplios arcos cargados de toda su fuerza sobre las zonas agrietadas de las marionetas, sin preocuparse de si el tajo golpeaba a más de uno, era como si una trituradora estuviera pasando por encima de ellos e incluso si alguno no era partido en dos, el golpe cambiaba su transformación por la de Lyn ralentizando su adaptación a la presa de Keira.

 Desde mi escondite en unos arbusto podría observar como aquel grupo se reunía, perseguido por copias extrañas de ellos mismos con claras intenciones de ataque. La explicación de Lakyus seria útil para entender lo que sucedía, y por eso mismo tendría claro lo que tenía que hacer en una situación como esa...

 Esperar.

 Parecía que los tres ya le habían cogido el truco, por lo que seguramente podrían hacerse cargo solos sin mi intervención: además, a saber que tantos problemas daría una copia mía...

Finalmente el combate cesa y ya no queda rastro del enemigo, que al caer se ha fundido en el suelo y desaparece completamente, dejándolos algo fatigados, pero todavía lejos de cansarse del todo, aún cada uno de ustedes puede dar más. Mientras los tres que lucharon recuperan el aliento, el cuarto compañero permanece escondido por ahí, husmeando el panorama.

El silencio ahora es sólo roto por la brisa que mece las copas de los árboles.

Observando con más detenimiento la cosa que sobresale de la tierra descubren que no está hecho de roca, sino de metal, de unos cuatro metros de altura, con un glifo misterioso tallado delante y una gran ranura que lo atraviesa verticalmente por la mitad les indica que seguramente se trate de una puerta.

Entre los trazos del glifo hay una única frase inteligible: "Si me mientes, te mataré con mi espada; si me dices la verdad, te asesinaré con mi magia."

Con el trabajo finalizado, Lyn enfundo sus espadas y se giro hacia sus nuevos compañeros de equipo.

-No esta mal para una primera colaboración ¿No?- Sonrio y dio unas pamaditas en la espalda de Keira a modo de alabanza por aquella presa magica tan impresionante- Ahora solo nos queda encontrar al último miembro y la llave..y entender la roca esta.

La chica comenzó a leer las inscripciones con la mano en la barbilla y cara dubitativa, claramente parecía un acertijo más que una amenaza, si bien podía intentar cortarla, recordando las marionetas no queria activar ninguna trampa indeseada.

-De alguna forma me recuerda al acertijo del prisionero y las puertas que mi maestro me contó, solo que aqui las dos puertas llevan a la muerte...Jeje, si fuera el caso y digo "Vas a matarme con tu espada"-lo último lo fijo señalando el tramo de inscripción de la muerte por espada- ¿La puerta entra en paradoja y explota?

El combate había acabado y guardando las pistolas a ambos lados de mi cintura coloque mis manos en la rodilla aun sofocada. No tenía malas aptitudes físicas, pero no estaba realmente acostumbrado. Cuando la joven hablo sobre la colaboración levante un pulgar sin elevar aun la mirada.

—Podían haber avisado de esas cosas. Al menos no habría caminado por el bosque como si fuera un paseo.—Dije mientras finalmente me incorporaba mirando a mis compañeras.—Buen trabajo chicas.— Me resultaba un poco indiferente cuales iban a ser mis compañeros de equipo, así que no comente nada sobre el emparejamiento y me acerque a la piedra junto a Lyn para ver de lo que estaba hablando.

—Sí, claramente es una paradoja. Probablemente cualquier respuesta que haga entrar en conflicto ambas afirmaciones sea la solución.—Asentí para mi mismo.— Un “yo siempre miento” también serviría pues no habría muerte posible con dicha frase. Podrías estar mintiendo y diciendo la verdad a la vez.

Mis manos empezaron a pasar por la ranura que atraviesa el monolito de forma vertical para confirmar si era una puerta, quizá algo de corriente del otro lado podría ser la confirmación que aquello llevaba a algún lado.