Partida Rol por web

Que aquel techo se viniera abajo bajo su peso era perfectamente predecible. De hecho lo tenía previsto, esperando utilizar la distracción para apresarle. Sin embargo el otro fue más rápido. Arrancó sus cuchillas de un tirón mientras estábamos aún en el aire, haciéndome perder la concentración unos momentos por el dolor y permitiéndole escapar con facilidad.

— Me voy a cagar en todo...

Intenté seguir su rastro con el olfato, pero por supuesto, otra más de sus rarezas, tampoco desprendía olor. Al menos, no uno lo bastante característico como para poder encontrarlo en el lugar.

Por desgracia para Keira, el olor del individuo con mentalidad dudosa se camufla con el del resto de esta sala, que la invade de golpe y la despista. Sin embargo, Lyn sí se percata del enemigo que huye justo antes de acabar perdiéndose de vista y Lance confirma el hallazgo poco después, descubriendo un rastro de polvo que se pierde por uno de los pasillos.
No hay otro sitio a dónde ir, así que, a menos que pueda atravesar paredes sin romperlas, este tipo se dirige a la compuerta del extremo opuesto.

Corren tras él sin perder nada de tiempo y allí lo ven meterse, justo desapareciendo tras la puerta cuando ésta se cierra.

De pronto se sacuden unas cajas de cartón que hay a un costado y de allí sale una figura que no se distingue bien por la penumbra. La persona levanta las manos y se acerca con cuidado.
—Soy yo, no me peguen.
Cuando pasa por la luz ven la cara de Simon, muy asustado y nervioso, con la frente sudorosa.
—Escuché que algo se vino abajo por ahí —dice, señalando la puerta desde donde vienen—. ¿Ya está todo en orden?

He estado a punto de golpear a Simon con el escudo de freír huevos, pero me detengo justo a tiempo y retiro el escudo el cual regresa a mí.

—¡No nos des esos sustos!— suelto un suspiro bien largo y me rasco la cabeza —Qué fastidio... andamos persiguiendo al rarito ese, así que no está todo en orden. Tenemos que darle caza por haberle hecho daño a la profe.

Tras dar la breve explicación voy hacia donde se metió el enemigo, yendo siempre con un escudo por delante para protegernos de alguna posible emboscada.

Al igual que el escudo de Lance, la espada de Lyn hace un amago de corte hacia la sombra antes de detenerse al discernir de quien se trata. Sinceramente, se había olvidado de su presencia con todo aquel lio, y aunque aparentemente sin heridas por su nerviosismo no parecía que fuera a ser un refuerzo útil.

-¿Te has estado escondiendo todo el rato? - Comenta mirando hacia las cajas de cartón para luego suspirar- Mejor que caerte del barco supongo. Si no estas herido danos una mano con el psicópata, tiene demasiados tentáculos para tratarlos solo entre tres. Si no, sube a cubierta con la profe, no esta en su mejor momento - Sin dedicar tiempo a una respuesta Lyn sigue a s compañero, pendiente de cualquier ataque sorpresa que el escudo no pueda parar.

— Ya has oído a Lyn, tenemos algo de prisa — dije mientras el martillo crecía hasta su versión grande —. Estamos en mitad de una persecución. Si te ves capaz, se aprecia la ayuda. Si no...

Cortando la frase, eché la cabeza del martillo hacia atrás y la estampé contra la puerta para derribarla.

— ... ve a la cubierta, la profe necesitará ayuda.

Y sin perder más el tiempo seguí hacia adelante, tratando de atrapar al rarito de los tentáculos.

—Los acompaño, los acompaño —se apresura en responder Simon.

Tras la puerta derribada por Keira hay una sala de laboratorio con más estanterías e instrumentos. Al fondo se puede ver un soporte que contiene algo brillante, con varias placas de metal firmemente selladas que protegen eso que está allí dentro.
Muy cerca de ese artefacto está el rarito intentando destruirlo.
—No puedo creer que Topalian lo estuviera guardando en este lugar. ¿En serio tanto confiaba en sus aliados? Yo lo hubiera escondido mejor.

Ahora mismo está a punto de golpear con su espada la máquina.

-Lo que sea que este intentando no puede ser bueno, ¡Lance que no rompa lo que sea eso!- El defensor del grupo era sin duda la mejor opción para bloquearlo. Habiendo recuperado algo de energía en los instantes de persecución, Lyn se adelanta a tocar el escudo de su compañero intentando rodearlo con su elemento y aportándole algo de "chispa" por unos momentos- Soy mala en esto, asique aprovecha mientras dure...

Cuando veo al rarito queriendo golpear ese artefacto extraño se me escapa un largo suspiro.

—Pero vamos a ver, ¿por qué andas golpeándolo todo? ¿Acaso tienes la edad mental de un niño de 3 años? ¿No ves que esa cosa puede estallar si lo golpeas? Si quieres morir hazlo tú solo, no nos involucres a los demás, idiota— levanto un escudo alrededor del aparato y aprovecho el apoyo de Lyn para imbuirlo de su poder. Ahora el artefacto está envuelto en un escudo eléctrico que soltará una fuerte descarga a todo el que lo golpee —Como no pares te vas a llevar una buena sacudida y vas a acabar con los pelos de punta. Que no digas que no te he avisado.

Vuelvo a suspirar hastiado.

—Qué fastidio...

— Mira que te falta delicadeza — dije mientras empezaba a caminar sobre la puerta que acababa de derribar —. No se que se te habrá perdido por aquí, pero yo aún tengo pendiente romperte el cuello. Quédate quietecito y será más rápido.

Tras estas palabras, Keira esperó a que las hojas del peliblanco rebotaran contra el escudo de Lance para asestarle un golpe descendente con el martillo grande. Aunque pudo esquivarlo, quedandose ella con el martillo clavado en el suelo.

Mientras me centro en proteger el artilugio veo cómo Keira falla miserablemente y está a punto de recibir un contraataque. La pelirroja ve entonces cómo uno de mis orbes flota junto a ella y levanta un escudo que detiene el golpe que iba a llevarse.

—¿No puedes simplemente arreglarle la cabeza de un golpe? Qué fastidio...— me quejo.

—Oh, sé muy bien lo que es esto, pichón —responde a Lance, pero justo cuando intenta destruir la máquina se le interpone un escudo que absorbe todo el impacto, estallando en diminutas partículas. El objeto misterioso sigue a resguardo.

—Bueno, me voy a tener que encargar de ustedes primero, parece. Pero no importa, tengo tiempo de sobra.

—Yo no estaría tan seguro, los milicos podrían aparecer en cualquier momento. No creo que les haya gustado lo que hiciste con la nave aquella.

—¿Te parece? Ahora tienen dos naves por el precio de una.

—Es un buen punto ese... ¡Digo, no!

Hastiado de la conversación, el enemigo arremete de nuevo, esta vez con pintas de ir más en serio que antes.

Esto ya me aburre. ¿El pesado éste no se cae dormido ni nada? ¡Vamos, vete ya! Que tengo sueño, quiero vaguear en un rincón bien escondido. No mola nada esto de hacerse el héroe, es un fastidio.

—Bueno, entonces solo tenemos que hacer tiempo o partirle la para al pesado este. Como sea, acabemos ya que me está dando sueñuaaaaah...

Y empiezo a bostezar de forma descontrolada, lo que hace que me desconcentre bastante en el peor momento posible.