Partida Rol por web

La expedición fue madrugadora aquel octavo día desde que todo empezara.

El día anterior habían cazado a una inesperada criatura alienígena encubierta y habían arreglado el tractor de vapor, el único medio de transporte que podía alejarles de aquél fatídico lugar. El único lugar del planeta al que ni siquiera las brújulas querían mirar y ahora ellos entendían por qué. Era un lugar maldito. Un lugar sobre el que pesaba una cuenta atrás. Una destrucción inminente.

Al retirarse a descansar, eran siete. Al despertar, seguían siendo siete. Significase eso lo que significase. Y habían decidido despertarse pronto con la firme intención de prepararlo todo para abandonar aquel lugar para siempre.

Tenían el vehículo y, mientras se preparaban para partir, habían conectado su motor al sistema eléctrico de la calefacción. Mientras pudieran seguir alimentando la caldera del vehículo, podían mantener las condiciones mínimas para la vida. No eran suficientes para no estar completamente abrigados la totalidad del tiempo, pero al menos eran suficientes para continuar.

Ahora necesitaban preparar un remolque con los útiles requeridos para montar un campamento improvisado. No era algo que fuese imposible. Ya se había hecho en anteriores ocasiones, la última de ellas la que hicieran McReady, Mayor y Blair al polo secundario que había resultado ser una nave alienígena estrellada hacía miles de años y había traido la desgracia a sus vidas. La diferencia es que nunca se había hecho para siete personas. Pero no era imposible, tan solo les obligaría a reducir los escasos recursos que ese tipo de expediciones permitían.

Sabían que, entre ellos, era probable que siguiese habiendo criaturas ocultas. Incluso algunos tenían sospechas concretas sobre unos u otros, y sabían que proporcionar un mecanismo de huida a aquellas criaturas podía suponer el fin de la humanidad. Sin embargo, habían decidido darse una última oportunidad. La búsqueda y las votaciones debían continuar, a no ser que...

¿Y si realmente habían acabado con la última de aquellas criaturas?

 - GRRRRRRRR

 El gruñido de Blue que se mostraba intranquilo y desconfiado, enseñando los dientes y con el reflejo en los ojos del fuego que utilizaban para tener algo de luz les sacó de cualquier duda que pudieran albergar:

Entre ellos aún quedaba al menos una criatura alienígena oculta.

Definitivamente, las votaciones debían continuar.

Tendrían que compaginarlas con las preparaciones para partir. Pero una sombra de duda sobrevolaba los pensamientos de todos, y esa sombra tenía apellido propio.

Doctor Blair.

Finalmente, fue Zhou la que expresó aquello en palabras.

¿Qué hacemos con Blair? Si nos vamos sin él, estaremos condenándolo a morir, si intentamos que se nos una, probablemente quiera sabotear nuestro único mecanismo de huida.

Un silencio pensativo ocupó al grupo.

Yo digo salvese quien pueda y que Dios salve al resto. - Dijo Jesús.

Ijiraq nos continuará cazando. Cualquier ayuda es poca. - Opinó Ungâk.

Pero no nos permitirá irnos. Está loco y desquiciado. Su modo de resolver esto... - Dijo Maika

Su modo de resolver esto es probablemente el único modo posible. Nosotros no estamos resultando más capaces que él de afrontar el problema. - Respondió Ellis. - Y yo sigo encargado de la seguridad de todos aquí. No podemos irnos sin él. Es, probablemente, el único de cuya humanidad tenemos certeza absoluta. Estoy seguro de que ya conoce nuestras intenciones y si quisiera impedirlo, lo haría. Al menos debemos darle la oportunidad de venir y si él no quiere, entonces...

Tenía razón. Blair era uno de ellos, el único aliado a pesar de haberlos cazado uno a uno.

Se equiparon con lo que tenían a mano: Palas, pesadas llaves inglesas, teas ardientes, biblias, mecheros, hachas de nieve. Pronto todos allí estaban armados.

Juntos, se adentraron en la semioscuridad del salón principal de La Casa de la Administración. Ellis alzó la voz por encima de todos los demás.

¡BLAAAIR! ¡DOCTOR BLAIR! ¡SÉ QUE NOS ESCUCHA BLAIR! 

Silencio.

SALGA DE SU ESCONDITE, DOCTOR. YA NO QUEDA NADA AQUÍ Y DENTRO DE DOS DÍAS QUEDARÁ AUN MENOS.

Silencio.

RECAPACITE. SI SE QUEDA AQUÍ NO PODRÁ HACER NADA. VENGA CON NOSOTROS Y AYUDENOS A ENCONTRAR A LA CRIATURA ENTRE NOSOTROS. ENTRE TODOS ACABAREMOS CON ELLA.

Una silueta inconfundiblemente humana se recortó por uno de los pasillos, aquel que llevaba hacia la sala de generadores y a la entrada de mantenimiento al depósito exterior del que no quedaba más que los rescoldos de un gran incendio y un cadáver. Se detuvo al fondo del pasillo, allí donde apenas se la podía distinguir y les miró silenciosa.

Gracias al cielo que ha entrado en razón, Doctor. Le necesitamos.

El doctor comenzó a caminar hacia ellos con pasos pesados y movimientos derrotados. Parecía haber perdido toda la energía que había tenido hasta entonces. Aquella energía persecutoria espoleada por la paranoia que pensasteis que nunca le abandonaría.

Cada paso le acercaba más hacia la luz que empezó a bañarle desde los pies primero y subir por su vestimenta, uno de aquellos abrigados trajes antárticos que todos los de la expedición habían llevado. 

Justo antes de que el último paso permitiese distinguir sus rasgos en la cara, hasta entonces en sombra, Blue comenzó a gruñir con más intensidad y se dispararon todas las alarmas. Con ese último paso descubrieron, al ver su rostro, un rostro que conocían bien y que no era el del doctor Blair.

Ante ellos estaba Mayor, exactamente igual a como lo recordaban del primer día en que lo vieron y también del último día, cuando luchó por la Cosa hasta acabar... ¿muerto?

La Doctora Takeno había certificado su muerte y todos le habían enterrado en el exterior, muy cerca de donde había muerto, muy cerca de... del depósito enterrado de combusible.

Observando sus ropas, las piezas del puzzle comenzaron a encajar. Estaban húmedas e incluso aun chorreantes allí donde más gorda era la tela. Una vez muerto, ellos le habían enterrado en el exterior donde el frío de la Antártida le habría congelado. Pero a diferencia del resto de cadáveres, a Mayor no le habían prendido fuego. En aquel entonces, aun no sabían de lo que la criatura era capaz. No desconfiaron. No sospecharon.

Mayor había muerto aquella noche. La doctora lo había certificado. La doctora... hacía no demasiado habían descubierto que era una de aquellas criaturas ¿Podía ser que ya entonces fuese la criatura? ¿Infectó entonces a Mayor, delante de los ojos de todos, mientras todos estaban centrados en combatir al golem de carne hecho de perros? ¿Acaso era aquello posible? Viendo a Mayor delante de ellos, todo parecía encajar. Eso exactamente había ocurrido.

Su seguro de vida. Supo que iban a intentar cazarla. Supo que quizás lo conseguirían y planeó una alternativa. La criatura había enterrado a uno de los suyos en la nieve donde permanecería congelado hasta... ¿hasta cuando? ¿Hasta un futuro deshielo miles de años más tarde?. Tendría que haber sido así, sin duda. Salvo que la explosión del depósito enterrado y su posterior incendio desheló a la criatura dormida y Mayor regresó de entre los muertos antes de tiempo.

Mayor extendió los brazos y su mano izquierda comenzó a transformarse en una garra letal de cuatro largos dedos afilados como cuchillas.

Estaba furioso y quería venganza.

La sangre se heló en sus venas creando su propio clima polar.

Todos y cada uno de los expedicionarios reaccionaron como hicieran la noche anterior armándose con todo lo que tenían a mano para acabar con aquella amenaza.

Alzaron su colección de armas improvisadas dispuestos a ofrecer pelea, pero Mayor no retrocedía ni un paso y en su mirada teñida de carmesí, asomaba la sed de sangre.

Blue fue el primero en cargar contra Mayor. Dando tres ágiles saltos salvó la distancia que le separaba y se plantó firme en tierra enseñando los dientes. Mayor hizo lo mismo y rugió mostrando tres amenazadoras hileras de afiladas agujas de marfil de más de 3 pulgadas. Blue saltó sobre él y, de un único manotazo, Mayor atravesó el abdomen de Blue con sus afiladas garras deteniendo su salto en seco. Un segundo manotazo arrojó el animal junto a ellos envuelto en lastimeros quejidos.

Ungâk entonces se lanzó furiosa contra la criatura cargando con un hacha y descargando un golpe de enorme contundencia que cercenó su brazo en dos, haciendo caer al suelo pesadamente desde la garra hasta el codo. El segundo brazo de Mayor descargó un nuevo golpe sujetando con su deforme garra a Ungâk por la cara, levantándola del suelo mientras sus afilados punzones penetraban su piel y la hacían sangrar y la lanzó sobre Blue.

No contento con aquello, del muñón que había sido su brazo creció uno nuevo de pura carne negruzca que volvió a recomponer una garra en su extremo. Mayor gritó aún más furioso.

Aquello hubiera sido suficiente para cualquiera, pero aún resultó más desalentador observar como el brazo cercenado cobraba vida propia. Las garras se convertían en patas articuladas y el muñón se curvaba adoptando una posición imposible si se pensaba en huesos humanos cobrando una forma similar a la del cuello del cisne-araña.

Ben armado con su tea ardiente, Lyra con una pesada llave inglesa, Ellis con una pala e incluso Jesús con su Santa Biblia fueron los siguientes en reaccionar. Su número era su fuerza así que atacaron todos al unísono, pero Mayor poseía toda su fuerza de militar entrenado además de la fuerza que le brindaba su nueva condición y, ni siquiera estando desarmado como estaba, el grupo supuso un enemigo a considerar.

Cada golpe que recibía lo soportaba con firmeza y devolvía multiplicado por tres. Cuando la pesada llave inglesa se hundió en su cráneo, simplemente golpeó con su grueso brazo en el abdomen de Lyra dejándola tirada sin respiración. La herramienta se quedó encajada allí como el recuerdo constante de su superioridad. Cuando la pala de Ellis esgrimida con fiereza golpeó en plano la mejilla izquierda de Mayor retorciendo su cuello hasta generar una torsión de más de 180 grados, unos nuevos rasgos semi humanos se dibujaron en su cogote creando tres nuevos ojos carmesí y una nueva boca de agujas afiladas con la que mordió el brazo de Ellis haciéndole soltar la pala y provocando heridas sangrantes que atravesaron piel, músculo y hasta hueso. Cuando la tea ardiente que sostenía Ben se clavó en el estómago de la criatura prendiendo la ropa y chamuscando su piel, un chirrido penetrante y agudo proviniente de su nueva garganta fue cuanto demostró dolor, pero levantando una de las pesadas piernas de Mayor devolvió el golpe en la boca del estómago a Ben que cayó al suelo. Una segunda patada le hizo volar junto a Blue y Ungâk, donde poco a poco se iban apilando los caídos.

Jesús, que golpeaba absurdamente el lomo de la criatura con su Biblia chilló cuando la cara de Mayor que había girado 180 grados por el golpe de pala hasta mirarle, chilló y le mostró los dientes agresiva demostrando que aun no había perdido su vida. El brazo cercenado trepó desde el suelo por la pierna de Jesús y le ganó el cuello donde una nueva boca dentada mordió con fuerza haciendo saltar la sangre del predicador directamente desde la yugular. Jesús soltó la Biblia y usando las dos manos arrancó de sí aquella pequeña criatura y se la lanzó a Mayor donde, al entrar en cotacto el uno con la otra, se fundieron de nuevo en un solo ser y Jesús, sangrando como un cerdo en el matadero, se vio obligado a retirarse con el resto.

Una nube de fuego impactó a Mayor. Maika, armada con su mechero y un bote de insecticida descargaba bolas de fuego sobre aquella criatura. El fuego reblandeció el cuerpo de aquella criatura chamuscándola y creando desagradables e hinchadas ampollas donde había tenido el rostro. Cuando la nube de fuego se detuvo por haberse agotado el insecticida, solo quedaba una masa informe donde había tenido ojos y boca. Pero lejos de detener aquello a Mayor, una nueva protuberancia donde había estado su hombro apareció, y de ella surgieron nuevos ojos y dientes amenazadores. Maika no se quedó para recibir la respuesta de aquello y corrió a refugiarse junto a los demás caidos.

Pero la criatura no tenía tiempo de perseguirla, pues llegó la última combatiente, Zhou, que habiendo visto la inutilidad de todas las armas improvisadas había repetido la estrategia que siguieran con McReady. Había corrido al lugar donde había agolpado las bombas químicas y vuelto al lugar de la pelea. Lanzó a aquella criatura dos de aquellas bombas, las que habían atesorado pretendiendo ser su último recurso en caso de un ataque, pero aquellas bombas demostraron no ser suficiente cuando, tras la explosión de aquellas como si de granadas se tratase, la criatura seguía en pie, herida, pero viva.

La criatura parecía haberles vencido.

Después de tantos días luchando por encontrar a los impostores entre ellos, a la amenaza en el interior del grupo. Después de haber enfrentado y acabado con todas las amenazas externas, o al menos, de haber creído que así era, una nueva amenaza más fiera y más potente les había desarmado uno a uno. Herido y vencido.

Poco importaba en aquel momento si entre ellos seguía habiendo criaturas escondidas.

La figura que había sido Mayor les miró consciente de su victoria. Estaba herido. De gravedad, de hecho. El fuego y las explosiones le habían hecho perder cualquier aspecto humano que pudiera haber tenido minutos atrás. Pero seguía vivo.

Entonces comenzó un lento avance hacia ellos. Paso a paso. Era evidente que el combate le había dañado, pues no podía avanzar más rápido, pero ellos también estaban malheridos. Malheridos y cansados. No podían huir. Ya no. Se rindieron y la criatura lo sabía.

Un paso.

Otro.

Un paso detrás de otro.

Si entre aquel grupo de siete seres había otros como ella, a la criatura no pareció importarle. Tan solo avanzaba dispuesta a acabar con ellos. Avanzaba inexorable, como el mismo tiempo. Como la misma muerte.

Y ese era su punto débil precisamente. Aquella criatura era egoísta. McReady había tenido razón. La fuerza de la humanidad frente a aquella amenaza residía precisamente en su altruismo. Su capacidad para vencer al egoismo. Eso era algo que la criatura nunca podría imitar.

Y fue aquello lo que les salvó.

El altruismo de la humaniad les salvó.

Un grito prolongado llamó la atención de todos incluido la criatura.

El Doctor Blair cargaba con todo su cuerpo contra aquel ser alienígena que lentamente avanzaba dispuesto a matar a los presentes. Había aparecido de la nada, de un pasillo lateral cuando todos los ojos estaban puestos en quien antes fuera Mayor y corría en una postura que recordaba al fútbol americano, con el balón protegido bajo un brazo y el otro estirado frente a él con la palma abierta. Solo que lo que llevaba consigo no era ningún balón.

Su grito prolongado se transformó de pronto en un mensaje completamente audible

¡aaaaaaAAAAAL SUELO!

Al mismo tiempo, Blair placaba a aquella criatura empujándole con toda la inercia de su carrera contra una de las paredes.

Entonces, todos pudieron distinguir qué era lo que estaba transportando Blair bajo el brazo y le obedecieron lanzándose al suelo y cubriéndose unos a otros.

Al impactar la criatura y Blair contra la pared, la bomba de termita estalló y el mundo entero echó la cortina de cierre.

Cuando se despertaron de nuevo, no eran capaces de decir cuánto tiempo había transcurrido. No demasiado, a juzgar por el incendio que la bomba de termita, más potente que las que Zhou había hecho detonar, había provocado.

A duras penas, se levantaron del suelo ayudando los más enteros a los más heridos.

Observando el lugar, pudieron concluir que ni Blair ni Mayor serían una amenaza nunca más. Hacía muchos días que se habían creído solos en aquello, pero por primera vez tuvieron la certeza absoluta de que ahora sí era así.

Quedaban 7, heridos todos., algunos peor que otros, y tenían día y medio para alejarse lo más posible de aquel lugar o morir bajo el bombardeo.

De algún modo sentían que acaban de presenciar el climax de su historia, pero no su final. Sí que habían presenciado el final del Gran Imán, no obstante.

En silencio y sabiendo que les quedaba un largo y difícil camino por delante regresaron al tractor de vapor. También cargaron con Blue, que seguía vivo. Aplicaron algunas medidas de primeros auxilios y curas improvisadas intentando emular aquellas veces que habían visto a la doctora curarles y comenzaron la marcha.

Al salir al exterior del complejo se encontraron de frente con el infierno blanco que debían atravesar.

El tractor les mantendría vivos en su travesía. Al menos a aquellos que no salieran nuevamente votados. Esta vez, si alguien salía votado, solo tenía dos finales posibles: muerte violenta o muerte por congelamiento, y visto lo sucedido con Mayor, ya nadie quería exponerse a dejar un cadáver sin quemar.

Presentían que el final estaba próximo, para bien o para mal. Guiaron el tractor en dirección sureste con intención de atravesar el gran Lago Vostok hasta llegar al campamento ruso del mismo nombre en la orilla opuesta. Eso serían unos 250 kilómetros a una velocidad no mayor de 15 kilómetros por hora en los momentos de mejores condiciones climáticas, pero seguía siendo el campamento antártico más cercano.

Les quedaba un largo camino por delante. Ahora que el Gran Iman era historia, serían ellos los que deberían escribir su propio final.

El agua bendita quizás no era la mejor bebida, mucho menos para echárselo en una herida del cuello. Por suerte aquella ampolla que llevaba consigo y muy bien catalogado como "Agua Bendita" no era más que vodka, por lo que echándose unas gotas a la herida para limpiarla de cualquier bacteria demoniáca y dando un trago para... lo que viene a ser limpiar el interior y el exterior, Jesús decidió hablar en nombre de todos.

-¿Cuántos quedan?. -Preguntó sin miramientos- Actualmente somos 7 con vida, si los demonios tuvieran 4 votos estos tendrían una clara ventaja en caso de que hagamos estas votaciones en las que "nadie vota para matar" pero siempre termina habiendo un muerto, se quiera o no...

-Eso implicaría que 4 personas fueran demonios... O que 3 personas fueran demonios y una de esas 3 fuera el líder... ¡Pero bueno!. Supongo que ese es un Misterio que no tiene respuesta, como el agua que cae del cielo y no se sabe muy bien porqué.

Su mirada se posó encima de Ben Hudson.

-Mira, vamos a hacer algo. -Dijo mirando a todos los presentes antes de terminar- Castiguemos al Hereje, Ben Hudson, por sus pecados, quizás así podamos dar algo de sentido a todo esto... Y si no, al menos librarnos de un saco de pulgas bastante molesto que parece demasiado cariñoso con el perro...

Era evidente que Jesús no tenía ni la más mínimo agrado a Blue.

-Los que son como yo, cristianos de verdad, verán como hacer esto es lo mejor. Pues si todos nosotros, los cristianos de verdad, queremos sobrevivir a esta prueba puesta por Dios, es lo que debemos hacer. Y si todos nosotros, los cristianos de verdad, votamos y hacemos esto, no habrá nada ni nadie que nos pueda detener para cuando lleguemos a la nueva base. ¿Ha quedado claro, Cristianos de Verdad?.

¡Mi voto por castigar al Hereje, Ben Hudson, ha sido puesto sobre la mesa!

Una mesa metafórica... claro...

Maika intentó ayudar a los heridos como buenamente pudo, sobre todo a Ellis, que era el que peor estaba, pues era de las pocas personas de allí que no había sufrido ni un solo golpe. Le debía la vida a aquella cosa tan insignificante como era un mechero. Habia quedado demostrado que solo el fuego era efectivo, al menos para generar algo de daño... El insecticida se habia agotado, pero seguía conservando en el bolsillo de sus pantalones el mechero.

También se habia preocupado por el estado de Blue, el cual no creía que fuera muy alentador. Buscó la reacción de Ben ya que era el que más unido a él había estado los últimos días, se preocupó por él, e incluso estuvo tentada de abrazarlo, pero recordó la reacción de Ungâk ante ese gesto y su gesto se vió congelado a la mitad para dejar caer los brazos a ambos lados con pesadumbre

Subió al vehículo en un extraño mutismo, con una leve pizca de esperanza pero con la pesada sensación de estar poniendo en peligro a la humanidad. ¿Era Blair el único que habia visto la realidad? ¿El único lo suficientemente desinteresado para poner a salvo al mundo entero?

Jesús volvió a hablar. Había logrado mantener la calma, más o menos, en todas su estrambóticas y exasperantes intervenciones, pero algo de repente reventó en su interior, como una presa que empieza a resquebrajarse y no puede contener la intensa presión del agua que lucha por alcanzar el otro lado.

Se abalanzó sobre él, sin importartle si tenia que echarse sobre algún otro compañero para alcanzar su camisa y zarandearlo con furia - ¡Cállese! ¡Cállese! ¡Calleseeeeeeeeeee! - la histeria por todo lo sucedido había logrado que por unos momentos perdiera su cordura y comenzara a golpearle con manotazos desordenados mientras seguía gritandole - ¡¡Es que... no puede hablar... como una persona... normal!! ¡¡Deje de decir... gilipolleces... de. una. puta. vez!! ¡Maldito tarado gilipollas! -

Tenía a Blue entre sus brazos, trataba de darle algo de calor. Poco más podía hacer por el animal. De vez en cuando se agachaba hasta su oreja para susurrarle palabras de ánimo y de esperanza, de las cuales él carecía. Había sido descorazonador volver a ver a “Mayor”. La batalla había sido intensa. Habían sido vapuleados y rajados. El tractor estaba en marcha y ellos encima de él. Ya nadie se acordaba como la votación anterior había sido amañada para que Jeffry saliera el culpable. Un culpable justo señalado por el propio Jeffry, Yrion y Ungak.

Pero a él ya nada podía escapársele, quizás por eso estaba hundido.

Yrion seguía diciendo sandeces. Era su papel. Un bufón, una cortina de humo. Ignoró como Maika se desquitaba con él. Le vendría bien liberar tensión. La chica tenía nervio. Lamentó no haberla conocido más, como a muchos otros. Ahora estaban acabados.

Con voz queda, empezó a hablar.

—¿Por qué votaste a Jeffry, Ungak? ¿Por qué?

Mordía, escupía las palabras como si se tratase de un trozo correoso de carne al que quisiera sacarle el jugo. Pero allí ya no había nada que mascar.

—Yrion es una de esas cosas. La más evidente. Y la más pesada. Esta noche, todos los que somos humanos debemos votar por él —carraspeó, intentó encontrar su tono, pero estaba cansado—. Por descarte, Lyra y Maika son humanas. Blue sigue siendo un perro. Y yo, muy probablemente, mañana estaré muerto. Dudo de Ungak y de sus motivaciones, pero que se explique —le dedicó una mirada prolongada, pero no añadió nada más. Al menos no sobre ella.

—Siempre he defendido la humanidad del señor Ellis y de la señorita Thurston, pero lamento comunicar que uno de ellos ya no es humano. Uno de ellos es una de esas cosas, pero no sé cual.

Tomó un poco de aire, lo dejó escapar. Se sentía tan frío como en una tumba.

—Todo terminará pronto. Y terminará mal. Al menos esta noche deberíamos prender fuego a la Cosa que es Yrion. Luego, deberíamos poner a pruebas las motivaciones Ungak, para ver porque votó a Jeffry cuando todos los humanos votamos por Yrion. Y, finalmente, debemos decidir cual de los dos debe morir, si Ellos o Zhour, porque esa cosa de ha apoderado de uno de ellos. Ese sería el plan de acción más lógico. Pero, sinceramente, no creo que lleguemos al tercer día de viaje.

Y él ya no tenía fuerzas para pelear. Nunca había sido un héroe, solo un hombrecito.

Jesús tan solo se limitó a sonreír cuando Maika se abalanzó encima de él, no tenía ningún tipo de miedo a aquella muchacha, mucho menos a los otros presentes, su actitud era confiada y mostraba un semblante risueño, más parecido al de un payaso alegre que al de un hombre de Dios que se tiene que respetar... a fin de cuentas, siempre fue eso, un cantamañanas.

-Me temo que el brillante "Ben Hudson" acaba de acusar a tres humildes gentes de bien... -Comentó sin ningún tipo de pasión en sus propias palabras- Primero me acusas a mi, luego acusaste a Ûngak, y ahora estás acusando a Ellis/Zhou. Estás sembrando mucha discordia, y el que siembra males cosecha tempestades.

Aún seguía estando agarrado por Maika, no le importaba que hiciera aquella muchacha, de hecho su discurso no era hacia ella, poco lo que dijera o dejara de hacer le importaba ya. Por el contrario, su mirada se movió hacia aquellos otros tres acusados por parte de Ben.

-Si dices que Yo, Ûngak y Zhou/Ellis somos demonios, tan solo con que nosotros tres te hiciéramos caso y votáramos en tu contra, cosa que ruego que los cristianos de bien hagan; ya habríamos conseguido 4 votos; y al tener de nuestro lado -según tú- a la líder de la Expedición, ¿Quién crees que saldría peor parado?.

-Y a partir de ahí, tan solo tendríamos que escoger a quien comernos, si bien a Lyra o si bien a Maika... para cuando la gente tenga ganas de volver a votar pues al parecer la "democracia" es una gran idea (en vez de ir por el designio divino como sugerí), poder eliminar al otro en otra de estas ejecuciones sumerias... y finalmente, quien sabe, tener piedad por el último y permitirle vivir como una criatura "superior"... un... hermoso... ángel...

-Pero esto es solo suposiciones. Ya no hay más amenazas, ahora solo hay Herejes. Y es por eso que hemos de votar en tu contra, Ben Hudson.

Era evidente una pregunta retórica, Jesús bien sabía que si eso que estaba diciendo era cierto, el que iba a salir peor parado de todo aquello no iba a ser otro que el propio Ben. La misericordia por una ejecución rápida ahora era lo único que aquel cuatro-ojos podía esperar.

-Será mejor que guardes tus acusaciones, Hereje... y comiences a arrepentirte, pues enseguida Dios será quien juzgue tus actos...

Los acontecimientos recientes habían sido demasiado para asimilar, no pensaba volver a ver a Mayor y menos de tal manera, ahora por suerte estaba segura de que no volvería a verle, ni tampoco a Blair, que finalmente nos había ayudado, sin su ayuda, ahora mismo no estaría pensando estas cosas seguramente. Suspiré, estaba más que cansada de todo aquello y empezaba a no ver la salida, ¿cuántos infectados aún quedaban entre nosotros? Era imposible saberlo, aunque, seguía pensando, al igual que Ben, que Yrion era uno de ellos.

Escucho a mis compañeros, parecía que tanto Ben como Yrion se la tenían jurada el uno al otro, en este caso me ponía del lado de Hudson, no había más que oír las palabras del otro individuo para hacerlo, además el cocinero se fiaba de él y ya había acertado con la doctora, así que votaría por Jesús.

- ¿Podéis dejar de hacer eso? Ya bastante tenemos con lo que tenemos como para encima estar lanzándonos hachas unos a otros, Ben te ha acusado a ti, a Ûngak solo le ha preguntado. Dices que crea discordias cuando el único que lo hace eres tú, no seas hipócrita anda.

Me estaba sacando de mis casillas con sus tonterías.

Siguió golpeandolo un poco más. Hasta que se cansó mas bien. Su respiración era agitada pero al menos la presión de su pecho habia cedido un poco. 

- Si. Todos los humanos debemos votar al mismo. A este... hombre - fulminó con la mirada a Jesús - Es nuestra única oportunidad. No vale votar en blanco - Ahi sus ojos se giraron en busca de Zhou. Aquello no le había gustado. Un voto en blanco cuando estaba todo tan claro.... 

Por último centró su atención en la lider. Si. Desde luego quería saber porque había votado diferente.... 

La noche anterior fue sorprendentemente esclarecedora, lo que ella esperaba que fuera un voto hacia un inocente pronto se convirtió en un odisea mas por la supervivencia, por suerte Kaila los observaba con su omnisciencia y velo por los hijos de su esposa lo suficiente para sobrevivir una noche mas. La cuidadora dio ejemplo a su oficio: revisando y premiando a Blue tras proteger una vez mas a los supervivientes, sin miedo ni duda.

Pero el día despunto antes de lo esperado y la incertidumbre estaba observando desde los hombros de cada uno de ellos. E Ijiraq no tardo en aparecer de mil maneras distintas para intentar acabar con ellos, casi consiguiéndolo, por suerte Blair quiso sacrificarse por el grupo, un ultimo acto de nobleza, seguramente esperando terminar con todo y espiando sus propios crimines en el proceso. Ahora Ungâk llevaba el estigma del monstruo en su cara, aunque el dolor y el frio no parecían importarle, mientras atendía al único Can que una estaba convida.

Ungâk estaba sentada junto a Blue y Ben, simplemente por la necesidad de observar el estado del cuadrúpedo y escuchando las palabras de Ben sin quitar la mirada del perro, ojala tuviera algo con lo que paliar el dolor de aquel animal, lejos quedaba para ella los gritos Maika o las sandeces de Jesus.
-Lo siento, pero sabiendo que la votación seria para condenar a muerte a alguien, aun sabiendo que era la única opción viable, no pude con ello por eso opte por votar por Jefrey quien Ben dijo que era inocente y sabiendo que nadie mas votaría por él, podría engañarme a mi misma diciendo que yo no había condenado a nadie directamente, como la noche que estuvimos separados y no pude decidir. -Hablaba para todos pero sin mirar a nadie. -Pero no sabia que eso desataría todo aquello. Tal vez debí votar en blanco como Zhou, pero le prometí a Ostap que no volvería hacerlo, por eso elegí al menos probable. -Busco una gaza limpia entre las escasas pertenencias para tapar las heridas de su cara. -Por eso me pregunto ahora, en cuanto mas nos esta mintiendo Ben. Dijiste que era imposible que Jefrey fuera aquella cosa y que no debíamos votarla y realmente lo era ¿Y ahora algo ha cambiado algo entre Ellis o Zhou? No se, yo ya no puedo creerte..-Tampoco entendía porque Blue lo había elegido como protegido pero respetaría los deseos del Perro hasta el final.

Los ojos de la joven se abrieron en demasía. Estaban abocados a morir. Si la líder decia aquello no votaria por Jesús...

- Te recuerdo Ungak, que Ben afirmó que era inocente basandose en las palabras de Ostap de que lo habia analizado. Pero no afirmó saber que era inocente por él mismo. Quizás nuestro querido ruso no pudo terminar el análisis pero todos sobreentendimos que era humano. Yo también lo hice... Un error, a la vista está - su rstro se contrajo de preocupación antes de que la linea de sus labios se endureciera

- Pero tú sabes que si sigues votando para que nadie salga elegido... esa Cosa va a ganar y la humanidad morirá - miró de reojo a todos sabiendo que estaban oyendola, que los que ella sospechaba estarian riendo por lo bajo seguros de su victoria - ¿Es eso lo que quieres, Ungâk? - sus ojos sondeaban con tristeza los de la esquimal.

Por su parte Jesús miró a Ungâk y mostró una sonrisa como nunca antes lo había hecho, a fin de cuentas, todo lo que no fuera votarle a él era algo agradable y digno de festejar. O lo que fuera que se hiciera estando perdido en mitad de la nada más absoluta. Sea como fuere... habló.

-Si no cuento mal, ahora mismo hay 3 votos encima de la cabeza de Ben, si alguien más quiere votar contra Ben podemos encargarnos de este hereje sin ningún tipo de problemas. ¿Algún hombre o mujer de bien quiere hacerlo?. A fin de cuentas, estoy de acuerdo con Maika, debemos eliminar al que votamos. En este caso a Ben.

Volvió a mirar a Zhou y a Ellis, los dos señalados por Ben por ser posibles "Demonios", y con una pasimonia en su palabra les imploró -quizás la palabra sea demasiado fuerte, mejor usaré pidió-, les pidió que amablemente emitieran su voto en contra de aquel hombre.

-¿Votais ya por Ben y eliminamos al "protector de Jeffrey"?. -Comentó sin ningún tipo de reparo- A fin de cuentas, todo ya ha terminado... Dios se ha impuesto sobre los herejes.