Partida Rol por web

Casi toda la ropa es del anciano, pero despues de mucho buscar, liz encuentra ropa de mujer, mucha ropa de mujer. Nueva y delicada, de seguro seria regalos para alguna "amiga" o tenian pensado que alguno de los sobrevivientes y herederos sea una mujer.

Tras mucho rebuscar, consigo algo de ropa de mujer, escojo unos pantalones de vestir negros y una camisa de seda blanca. Por suerte son de mi talla. Me seco el cabello y busco un par de zapatos, que por suerte encuentro entre toda la basura de ropa de viejo.

Me dispongo a salir, pero antes, decido guardarme un as bajo la manga. Voy hacia mi destrozado bolso y saco la botella de whisky.

Recuerdo haber visto un armario de bebidas y me dirijo hacia él. Entre montones de botellas de cristal, destaca una, con la más fina labranza y está por delante del resto.

-Debe de haber sido la bebida habitual de mi tío-

Sonrío con sorna, vacío el contenido de esa botella en el baño y coloco en su interior, el contenido de mi botella.

Tras tenerlo todo listo, tiro la botella vacía en el cubo de basura del baño, cojo un par de navajas que escondo muy bien en mi cinturón, cojo la pistola y el revólver y los introduzco en un precioso abrigo de piel que encontré en uno de los armarios. Me pongo el abrigo y me dispongo a salir del dormitorio.

Ya mucho mas calmada, Liz sale del baño, tiene suerte, los pies estan bien, aunque antes apenas sentia los dedos. Podria haberlos perdido a causa del frio. De hecho, ha tenido muchisima suerte, inteligencia y coraje, sin eso no habria logrado llegar hasta donde esta ahora. A su alrededor, todo es explendor. Todo es suyo...Aunque  en realidad todo le recuerda a Nallop, es su fortuna, pero la amazo el viejo. Es como si todo ese lujo, llevara si o si, la firma de su tio.

En el pasillo dos guardias la protegian, en cuanto ella abrio la puerta se apresuraron a decir.

-¿Necesita algo? La señorita Williams nos dijo que los preparativos ya fueron realizados...- un segundo despues el otro dijo-. La señorita Branagan esta en el hospital, tenia edema pulmonar y esta en tratamiento. Creen que estara fuera de peligro pero perdio dos dedos de su pie derecho. Lo siento.

Asiento satisfecha ante las noticias,

-Jess por lo menos seguirá con vida, tengo grandes planes para ella, pero todo después de acabar con la estúpida de Nora, no la quiero a mi lado, tengo que hacer algo para acabar con ella... pero estoy sola para eso pues manejaba todo y maneja absolutamente todo lo de mi tío y a saber lo que tiene preparado la muy zorra...-

Observo a los guardias y añado,

-Bien, por favor, llamad al servicio, quiero que vacíen los armarios por completo, no debe quedar absolutamente nada de la ropa perteneciente a Nallop, la podéis mirar vosotros, si algo os gusta sois libres de cogerlo, quiero que se limpie todo ya, no puedo descansar teniendo tanta basura a mi alrededor-

-Asi se hara- dijo como un latigillo ambos guardias al mismo tiempo-. ¿Desea que le traigan algo de comer? Puede pedir lo que guste. Solo levante el telefono y los cocineros preparan lo que guste.

Uno de los guardias imparte las ordenes a travez de un intercomunicador en su oreja. No alcanzan a pasar ni dos minutos cuando una tropilla de asistentes comienzan a vaciar los armarios. Hay una vitrina con varios relojes de oro, todos de hombre.

-¿Esto tambien Señorita?

Observo los relojes y niego con la cabeza,

-He dicho la ropa, del resto ya me encargaré yo-

Oír al guardia hablar de comida me recuerda que tengo el estómago vacío y la boca se me llena de saliva al pensar en comer un buen plato de comida.

-La verdad es que tengo bastante hambre, que me suban lo que haya-

Vuelvo a entrar a la habitación, me siento en uno de los sillones mientras observo al equipo de limpieza realizar su trabajo rápidamente.

Pasan unos quince minutos cuando terminan de sacar toda la ropa de Nallop, entonce entra un cocinero muy guapo con una bandeja en la mano. El aroma es francamente exquisito. Saluda a Liz con una inclinacion de cabeza y levanta la tapa. Justo alli, con una pinta impactante y mas hermoso de lo que penso, estaba su comida favorita*. El cocinero sonrie diciendo:

-Me dijeron que era la favorita de la Señorita, asi que me esmere para que sea de su agrado- luego traen vino, postre, bocaditos, en fin, mas cosas de las que podria llegar a comer Liz en una semana.

Sonrío al ver entrar al cocinero con tal cantidad de manjares, entre ellos mi plato favorito. Observo divertida al chico y asiento a sus palabras.

-Bien... no se tu nombre, toma asiento por favor, todo esto tiene muy buena pinta, ¿qué tal si me haces un favor y vas probando cada plato antes que lo pruebe yo?-

Veo entrar la bebida y los postres y sonrío ampliamente,

-Servidle vino al caballero, seguro querrá beber un sorbo tras degustar tantos manjares-.

Permanezco sentada cómodamente y espero a que el muchacho pruebe de cada uno de los platos.

-Claro, se lo agradezco- dice complaciente mientras se sienta y prueba un bocado de cada plato, ya se imaginaba porque tenia que hacer eso. Incluso bebio generosamente del finisimo vino que se le servia. Probo el postre y lo bajo con mas vino. Sus mejillas estaban algo coloradas cuando termino-. Algo mas que se le ofrezca...

Asiento satisfecha,

-No, nada más, puedes retirarte, gracias-

Después de ver marchar al chef, comienzo a comer y beber generosamente.

Al acabar, con la habitación ya vacía, me vuelvo a acercar a la puerta y al ver a los guardias anuncio,

-Nadie, absolutamente nadie puede molestarme, ni siquiera la señorita Williams, lo que sea, puede esperar, ¿entendido?-

Sin esperar respuesta, cierro la puerta, pongo llave y me dirijo a la tan ansiada cama a descansar.

Ya con el estomago lleno y segura que nadie habia envenenado la comida, da unas ordenes a los guardias los cuales acatan sin miramientos. Luego, se mete en la cama, enorme, calida y blanda, dejando que su maltratado cuerpo descanse. En sus labios se dibuja una sonrisa, pues todo esto es ahora su imperio, su hogar, su fortuna. Y pronto nadie mas podria arrebatarselo.

Liz abrió los ojos, rodeada de la mullida y suave sabana. ¿Acaso alguna vez se habia sentido mejor? Casi podia sentir como todo el cansancio era drenado de su cuerpo, todo su sufrimiento habia quedado muy atras. Estaba en la gloria, ahora podria hacer todo lo que quisiera y mas. Era inmune, nadie podia tocarla, lastimarla, ni siquiera decirle que hacer. Era libre como nadie nunca lo seria. La libertad de los que tienen todo.

La habitacion tenia la temperatura ideal, nada comparada a esa cueva helada que compartio junto a Jessica, su unica compañera en esas penurias... Bueno, sin contar al fallecido Will... Se habia interpuesto en su camino.

Liz ve el reloj que colgaba en la pared... ¿Acaso era de oro? El viejo no se privaba de nada. Las agujas marcaban las 5:30. Muy temprano y afuera aun era de noche. Parecia que habia una tormenta de nieve.

Abro los ojos intranquila, el sueño fue reparador, pero me encuentro desorientada. Toco las sábanas suaves y perfumadas, observo a mi alrededor y a mi cabeza viene todo lo acontecido ayer.

Respiro hondo, estoy en casa, en MI CASA.Todo valió la pena.

Sonriendo, me giro y observo el reloj de la pared, un precioso reloj labrado. El apartado marca las 5:30.

-¿Cuánto he dormido?-

Me encuentro totalmente reparada, no soy consciente de si he dormido horas, días o semanas. Me desperezo tranquilamente, me levanto y me asomo al gran ventanal de mi cuarto. Aún es de noche y hay un fuerte temporal fuera. Un estremecimiento se apodera de mi. Si aún estuviera ahí fuera seguramente sería muerta.

Me aparto de la ventana,pensando en lo afortunada que soy. A continuación, enciendo la luz y me dispongo a curiosear las cosas que el viejo tenía aquí. 

Hay mucho que ver, aunque gran parte del guardarropas del viejo a sido quitado por orden de la nueva propietaria, aun quedan cosas que revisar. A un costado hay un intercomunicador, en donde figuran varios nombres, uno dice simplemente "Cocinero", otro "Zorra", "Nora", "Alan" y otro simplemente "Casa". Un control remoto a un costado tentó a Liz, quien apenas oprimio unos botones vio surgir ante sus ojos un televisor enorme, el cual era mas alto que ella y muy ancho. Un sillon confortable estaba frente a él, se veia limpio y nuevo, sin uso.

Comienzo a curiosear pero no hay mucho que ver. Me fijo en un intercomunicador con etiquetas -Cocinero, Nora, Zorra, Alan, Casa... tendré que probarlos luego a ver quién es el tal Alan y el de casa, a ver quién responde-.

Un mando a distancia extraño llama mi atención, lo cojo y presiono un botón cualquiera. Mi boca se entreabre al observar la fantástica pantalla plana que surgió ante mí en unos segundos. GUAU!!.

Como si de una niña se tratara, corro al sofá que hay delante y me acurruco mientras hago zapping. No sé el tiempo que he permanecido fuera, ni los sucesos que han ocurrido durante este período de tiempo así pues, busco un canal de informativos.