Partida Rol por web

Sonriendo ante la actitud del chico, añado intentando mantener la compostura, aunque por dentro estoy riendo a carcajadas.

-No, no te molestes, eso puedes hacer luego, ahora ven aquí, has trabajado bastante hoy-.

Hubo un momento de silencio, en el que los sonidos se detuvieron bruscamente, luego unos pasos que se acercaban vacilantes hacia el baño. Primero se asomo la cabeza del muchacho, sin saber bien hacia donde ver. Por suerte para él, el agua y la espuma tapaban el cuerpo desnudo de Liz. Aun asi, parecio algo descolocado, sin saber bien que estaba pasando.

-¿Me necesitaba para algo?...

-JAJAJAJA-

Sonrío divertida ante la actitud del chico, pero así no me servirá de mucho. Me levanto del jacuzzi, dejando entrever mi cuerpo sin tapujos y le tiendo la mano, haciendo señal de que se acerque.

-Ven muchacho, no seas tímido, acompáñame en el baño, te relajará-

-Pero... pero soy casado- dijo debilmente abriendo los ojos, aunque no pudo retirar su mirada del cuerpo de Liz, como si este le hipnotizara y le llamara. La joven morena despedia un aire de sensualidad, de salvajismo dificil de resistir.

Vuelvo a estallar en carcajadas.

-Bien, Felicita a tu mujer de mi parte-.

Guiño un ojo y vuelvo a hacer el ademán para que se acerque.

-Ahora, hazme el favor y no me hagas pasar más frío, quítate la ropa y métete aquí. No me gustan que me pongan peros o me hagan esperar, vamos-

El joven niega varias veces con al cabeza, pero sabe que no puede decir que no, Nallop era alguien implacable y sabia de sus gustos por las jovenes empleadas. Ahora no era tan diferente. Una vez mas miro a Liz, su piel brillando por el agua, los ojos deseandolo, el cuerpo perfecto a su alcance. Podria decir que lo hacia por su trabajo, para poder dar de comer a su familia, pero habia sido tentado como a cualquier otro.

Se quito la ropa lentamente, empezando por su camisa negra...

Viendo la reacción del muchacho, vuelvo a sentarme en el jacuzzi, observando como el joven se desnuda. Deseando cada ápice de su cuerpo.

Nunca he tenido problemas para tomar mis caprichos, ahora mucho menos y eso me hacía saltar por el júbilo.

Se quito absolutamente todo y Liz sonrio con satisfaccion al ver lo dispuesto que estaba a cooperar. Tenia el cuerpo musculoso, propio de quien tiene mucho tiempo libre para hacer lo que desea y cuidarse. Con cierta suavidad entro en el jacuzzi, casi sin atreverse a rozar la piel de su "jefa".

En cuanto el muchacho entra en el agua, me acerco delicadamente a él, beso despacio su cuello y susurro en su oído.

-Relájate, has soñado con esto desde que me viste, lo sé, lo he notado en tu mirada.-

Me pego a él despacio, juntando nuestros cuerpos sin dejar espacio siquiera para las burbujas. Noto rápidamente que no le soy indiferente, pero espero que él se suelte un poco.

La sensacion del cuerpo resvaloso y suave de Liz contra el suyo hizo maravillas, los besos y su voz junto a su oido parecio el fuego ideal que ella buscaba. Notó como sus manos suaves recorrian su espalda, bajando un poco por su cintura, como sin atreverse a bajar mas. Estaba en un jacuzzi con una hermosa mujer, su jefa que parecia querer exprimirlo y sacarle toda la energia. Sabia que eso estaba mal que estaba traicionando a su esposa.... pero no se sentia nada mal. Su corazon latia con mucha fuerza y sus manos recorrian ese cuerpo voluptuoso sin poder detenerse. Sin previo aviso empezo a besarla, ya no timidamente sino con la pasion requerida para alguien como Liz.

Me embarga la sorpresa al sentir el fuerte agarre del muchacho, desde luego no me equivoqué con él. Mis manos y mis labios recorren poco a poco la totalidad de su cuerpo, llenándome de fuerzas y haciendo que olvide todo lo que he pasado. Centrándome sólo en él.

Las burbujas son un añadido agradable que suman un ligero cosquilleo a nuestras caricias. Sus besos dejan entrever un hambre voraz, típico al del cazador con su presa y me embriaga.

Lo tomo con fuerza, acaricio cada músculo de su cuerpo, llegando a hacerle daño en los omóplatos con mis uñas afiladas. La pasión crece por segundos y la urgencia de sentirlo mío, se apodera de mi.

La pasion de Liz se vio recompensada, pues el joven no se quedo atras en ardor y lujuria. Cayó sobre ella como un huracan, sumergiendola en besos y carisias, dejando que que ella guiara sus movimientos, esperando que pidiera mas, que deseara sentir ese fuego dentro suyo hasta que todo pareciera incendiarse.

Nunca supieron cuanto tiempo estuvieron alli, el tiempo dejo de existir para ellos. Solo la sensacion de placer y el sonido animal de sus cuerpos guiaban sus movimientos. El extasis llego como una explosion, ambos cuerpos se aferraron con fuerzas, soltando suspiros gemelos.

Tardaron un buen rato en recuperar el aliento, mas parecia que el cocinero no deseaba irse de alli....

Al terminar, exhausta, salgo del jacuzzi, cojo una bata de las tantas que el viejo tenía allí y le tiendo otra al muchacho. Tranquilamente salgo del baño, me sirvo una copa y cojo una magdalena de las que aún quedaban en el carro de la comida.

-Sírvete lo que gustes. Ah!, y por cierto, no creo que sea buena idea que tu mujer te vea la espalda-.

Añado éstas palabras con una mirada burlona y envenenada. Aunque ya se ha puesto la bata, sé perfectamente las marcas que le he provocado, y no se irán en varios días.

Tomo asiento en uno de los sillones,

-¿Cómo te llamas?-.

El cocinero no parecia precisamente afectado... pero el mencionar a su mujer le devolvio a la realidad. Miro hacia la nada pensativo, hasta que reaccionó por la pregunta de Liz.

-James- dijo con un hilo de voz. La espalda de ardia, pero no se atrevia a mirarse en el espejo, solo se puso su ropa, luego de secarse un poco.

Lo observo vestirse en silencio mientras rememoro lo que acabamos de hacer. En mi cabeza aparece y desaparece intermitente el rostro de Will...y cuando menciona su nombre, mi consciencia me juega una mala pasada. Me parece oír William...

¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿?????????

Sobresaltada y confusa, me levanto y camino hacia él rápidamente. Lo agarro de ambos brazos y pregunto.

-¿Cómo has dicho?-

-James Bright- dijo mas fuerte y mirando a Liz a los ojos. Lo hecho hecho estaba, no podia retroceder el tiempo y, para ser sinceros, no fue algo desagradable para él, sino todo lo contrario. Entonces noto que el rostro de Liz estaba palido y su mirada se habia detenido en un rincon de la habitacion, como si estuviera viendo algo que no le agradaba para nada-. ¿Esta bien?

James Bright

El tono elevado de su voz me sacó de mis retorcidas visiones. Parpadeo mientras miro fijamente esos ojos azules claros como el cielo. 

¿Esta bien?

Me separo de él, dándole la espalda mientras murmuro,

-Si, perdona, yo solo... retírate, llévate el carro y tómate el día libre-.

Necesito estar sola, no comprendo por qué William se ha tenido que entrometer en mis pensamientos, este prometía ser un día perfecto y el maldito Will ha tenido que fastidiarlo todo, ¿O ha sido mi consciencia?.

¿Me estaré volviendo loca?, Lárgate maldito, todo esto es mio... MIO..

Con la mirada perdida, ignoro a James y me tumbo en la cama con los ojos cerrados.

James se encogio de hombros y se marcho, recogio todo lo que habia quedado en la otra sala y salio rapidamente de alli. Habia quedado algo descolocado con todo lo que le acababa de pasar, asi que no supo si agradecer el dia libre o que.

Mientras tanto, Liz se recosto, limpia, satisfecha... pero frustrada por esos pensamientos que empezaban a asaltarle. Era como esa vez, cuando estaba en la cueva con Jessica, amabas habian sobrevivido al oso, dejando morir a Will. Alli ella tuvo un sueño, en el que el oso la atrapaba, solo que este tenia los ojos de su ex-amante. Un escalosfrio recorrio su cuerpo al recordar esa pesadilla. Pero no era mas que eso, una simple pesadilla. No deberia preocuparle para nada.