Partida Rol por web

RegenZy

Capítulo III - Vauban

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26/02/2013, 21:54
Evangeline Frederick

Todo el asunto ha sido extraño, desconcertante, terriblemente inquietante. No comprende muy bien cómo ha sobrevivido lady Marion -¿es posible que una plaga tan terrible sane con algo tan estúpidamente simple como una tónica? ¡Ridículo! ¡Si Georgina ya la pensaba muerta!- Conteniendo la respiración, salió tras su padre. ¿A dónde iba? ¿Acaso no sabía que Lady Marion estaba bien? Fue tras él, descalza, con los pies helándose por el frío mármol. Padre estaba tenso, y podría hacer alguna tontería, o eso creía ella. Creer que lady Marion era un muerto viviente y descerrajarle el arma. En ningún momento se le ocurrió pensar que algo raro en el comportamiento de su padre.... pese a que cualquier mujer más vivida se haría al menos una o dos preguntas con respecto a esa actitud extraña de Lord Butler.

- ¡Papá! - susurró, corriendo tras él y entrando en la habitación deprisa, sin llamar.

Fue una estupidez. En el frío silencio de la noche, vestida solamente con bata y camisón que no ofrecían ninguna protección, Lord Butler podría asustarse y dispararla, o saber perfectamente qué estaba haciendo y dispararla.

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26/02/2013, 21:57
Sir Harold Butler

El aristócrata se inclinó suavemente hacia su esposa. Dejó el arma guardada en un bolsillo de su levita y le acarició el rostro, mirándola como si fuera un hechizo nocturno. Georgina miró aquella escena, procurando no hacer ruido. No sabía que quería su padrastro, y simplemente observó en busca de algún comportamiento anómalo. No tardó en producirse.

Sir Harold se inclinó sobre su esposa y le dió un beso en la frente. Tenía lágrimas en los ojos, y parecía que se estuviera despidiendo.

-Lo siento -susurró tan bajito que apenas Georgina le pudo escuchar- Pero mis hijas no deben conocer mi verdadero yo. Debo protegerlas... de mi mismo.

Entonces, tomó una almohada con suavidad, y la colocó sobre la cabeza de su esposa, comprimiéndola contra ella con ambos brazos para asfixiarla. En ese momento, el gesto le fue interrumpido por la sorpresiva entrada de su hija Evangeline. Se asustó tanto que trastabilló, cogiendo de nuevo el arma.

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26/02/2013, 21:59
Evangeline Frederick

- ¿Pa... papá? -Evangeline era muy cándida, pero esto no daba pie a más lecturas -. ¿Qué ocurre, papá? -bien sabía lo que estaba viendo, pero se negaba a dar crédito. Bajó los ojos hacia el arma que sir Harold tenía en las manos-. ¿Qué haces? Lady Marion está bien... -avanzó lentamente, y el helor en las plantas de los pies dejó de preocuparle-. Sólo hay que dejarla descansar... -extendió las manos hacia su padre.

No se ha percatado de que Georgina está despierta. Interiormente, está suplicando al dios del cielo para que Harold tenga una buena explicación, algo que ella pueda creerse para seguir sabiendo que su padre es una buena persona que la protegerá de todo mal.

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26/02/2013, 22:11
Director

Su tío Barnabas tenía la ventaja de la sordera. En una situación así, le importaba poco quedarse dormido, porque en realidad no escuchaba nada. Pero él si escuchaba. La noche estaba llena del sonido de esos no-muertos. Al principio, se aproximaron a la casa, aporreando las puertas. Luego, les ordenaron mantenerse en silencio y apagar las luces. Los caminantes se conformaron con rondar la casa, como atraídos por el olor de la carne humana. El sonido de su respiración era gutural, y realmente inquietante.

Cuando se tumbó en la cama y cerró los ojos, escuchó ruidos de pasos en el pasillo. Primero, unos muy sigilosos. Luego, otros apresurados. Luego escuchó ruidos y conversación en la habitación de al lado. La del enfermo.

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26/02/2013, 22:12
Sir Harold Butler

En aquel momento, sir Harold sintió que el mundo se le echaba encima. Su hija le estaba mirando, y entonces se percató de la presencia de Georgina en la habitación. No había justificación posible, ni tendría ninguna forma de reparar su imagen que matarlas. Pero no podía matar a su hija. A su pequeña Evan. No podía. Georgina, sin embargo, no le hubiera importado.

Lady Marion sabía la verdad. Sabía lo de su crueldad con los criados, los malos tratos que le dispensaba en privado, que casi había muerto por culpa de su cobardía y su egocentrismo. Para él, la familia era lo primero, y ellas no eran realmente de su familia. Eran una forma de obtener mayor riqueza, mayor posición para él y sus hijas. Su verdadera familia. Ahora sabían la verdad. Una verdad insoportable, tanto para él mismo como para ellas. No podía dejar que lady Marion despertara, pues le contaría a sus hijas en la clase de monstruo que se había convertido. Algo que, durante toda su vida, había conseguido ocultarles.

-Lo siento -dijo.

Así que, sin mediar más palabra, apuntó a lady Marion amartillando el revólver, y disparó contra su cabeza, matándola en el acto. Su siguiente objetivo sería Georgina.

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26/02/2013, 22:16
Director

De repente todos escucharon un disparo de arma de fuego, procedente de la habitación de lady Marion. Eso atrajo a los no-muertos, que volvieron a acercarse a las puertas.

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26/02/2013, 22:22
Evangeline Frederick

- ¡NO!  -chilló Evangeline, lanzándose a detener a su padre. Pero era tarde: lady Marion yacía muerta, con la cabeza destrozada por un el balazo. La sangre salpicaba su lecho de muerte, el olor a hierro orgánico impregnaba el aire.

No quería hacerle daño; era su padre, su amadísimo padre. No deseaba herirle, pero no permitiría que matase a Georgina.  Llegó hasta él casi resbalando por el mármol y trató de forcejear para quitarle el arma, estúpidamente, inconsciente de que en cualquier momento podría dispararse y herir a alguno de los dos.

- ¡Georgina, despierta! ¡Despierta, sal de aquí! -gritó, sin mirar a su hermanastra, convencida todavía de que estaba dormida - ¡Papá! ¡Papá, basta! -gruesas lágrimas de horror corrían por sus mejillas mientras intentaba infructuosamente hacerse con el arma. No tenía fuerza para poder con lord Butler - ¡Papá... papá! -repetía entre sollozos una y otra vez, incapaz de hilar más coherentemente. Para Evangeline Butler, esta había sido la noche de los terribles descubrimientos.

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26/02/2013, 22:28
Georgina Templeton-Sedley

Al principio se mantuvo quieta fingiendo estar dormida, esperando ver que sucedía, y si fuera necesario tener a su favor el factor sorpresa. Iba a hacer uso de él cuando la cándida Evangeline irrumpió en la escena desencadenando una escena fatal, todo pareció desarrollarse de forma realentizada, como una danza. Georgina saltó de su asiento aguja en mano (no se había separado de ella en todo ese tiempo, por lo que pudiera pasar) dispuesta a lo que fuera viendo las intenciones de Butler cuando este apretó el gatillo sin que pudiera hacer nada, como una fiera se abalanzó sobre él, lo empujó con la fuerza que le dio su velocidad y peso y le hundió la aguja todo lo profundo que pudo, una y otra vez, una y otra vez, quería abrirle el pecho y sacarle el corazón como sabía que hacían algunos pueblos guerreros de la India.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Uso un punto de destino, así que cojo el dado grande y da como resutado 16

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26/02/2013, 22:31
Narcisus Strafford

Narcisus guardó silencio, desviando la mirada.

Silencio.

Fue lo que dijeron sus ojos, mirando a Connor.

Se llevó un dedo a los labios, bajo el guante blanco.

Silencio.

Fue lo que dijeron.

- Silencio- musitó al fin con un hilo de voz-. Escuche.

Pegó el guante al oído, buscando los inminentes gritos. Alguien gritaría, seguro. Y sino, fantástico, señal de que todo iba mucho peor de lo pintado o de que la gente aprendía rápido. Sin esperar respuesta, señaló el tumulto de armas.

- Guardarlas- dijo, breve y conciso-, con nosotros- añadió, pudiendo decir "llevarlas" y "encima"-. Elija una.

Narcisus abandonó su mazo, que aún sostenía por mera inercia. En su lugar, sostuvo el espadín para duelistas, pero, lejos de afanarlo, lo ofreció a Connor, asiéndolo por la empuñadura. Aquello era un, "si lo quiere, para usted", en toda regla.

- Dos- rectificó, señalando las armas de fuego con la mano libre, y abriendo la palma, ofreciéndole el elegir aquello primero en compensación. Una cuerpo a cuerpo y una a distancia. Era lo mejor.

No se dejó dominar por el pánico. Fue breve, conciso, y eficiente. Había que mantener la calma, el silencio, y pensar con frialdad. Armarse con lógica y no salir a la carrera. Pero tampoco debían perder el tiempo. A ello animaba a su homólogo con sus palabras y sus gestos.

En el fondo, no tenía un plan de huída. En cuanto saliesen de aquella habitación, cosa breve e inminente, no sabría qué hacer exactamente. Por donde huir. Si huir o quedarse. Hasta cuando esperar para huir. ¿Hasta que entrasen? Así acabaría, seguro. Pero no quería, pese a que el resto de la gente lo retrasaría.

Rezó a nadie para que no entrasen tan pronto, pero se lo temía. El avance de los caminantes no flaqueaba. No podían quedarse quietos en un sitio, por desgracia. Y eso lo hacía todo muy difícil.

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27/02/2013, 00:40
Director

Y el grito se produjo. Fue de Evangeline, y venía del cuarto adjunto. De hecho, fueron varios gritos, seguidos por pocos segundos.

-¡No! ¡Georgina, despierta! ¡Despierta, sal de aquí! ¡Papá! ¡Papá, basta!

Los no-muertos escucharon aquello y se dirigieron hacia las puertas.

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27/02/2013, 00:43
Sir Harold Butler

Estorbado por su hija Evangeline, lord Butler no pudo evitar la primera cuchillada. Debía recolocar la recámara del arma y amartillarla si quería disparar, y aquellas eran muchas acciones para una pelea cuerpo a cuerpo. Intentó maniobrar y darle con la culata del arma, pero lo único que consiguió fue apartar a su hija mientras Georgina comenzaba a apuñalarle. La primera herida fue en el pecho, aunque detenida por una costilla, no se hundió mucho en la carne.

-¡Maldito demonio rubio! ¡Debí haberte dado una paliza hace mucho tiempo! -blasfemó.

Forcejearon.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Tirada de 12 contra 15, fallo.

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27/02/2013, 00:58
Georgina Templeton-Sedley

Lo apuñaló de nuevo y ese indeseable cayó rendido en la cama junto al cadaver se su madre. Iracunda Georgina lo tiró al suelo, era indigno de yacer junto a su madre. Allí tendido, se puso sobre el y lo abofeteó y zarandeó para que recuperara la consciencia quería mirarle a los ojos mientras moría, quería que sintiera cada golpe, quería que supiera quien le mataba.

No podía parar, con cada arañazo, cada puñetazo, cada puñalada recitaba un recuerdo doloroso, un castigo, un desaire, un insulto y lloraba. Estaba histérica, no era una persona era una fiera, llevaba años tragando y en ese instante las compuertas de su dolor se abrieron en un torrente de violencia sin control. Ni siquiera recordaba que Evangeline estaba allí, viendolo todo.

-Yo te maldigo Harold Butler!! arderas en el infierno y los demonios comeran eternamente tus entrañas!..

Poco a poco el llanto se apoderó de ella dejandola desconsolada, intentando gritar pero sin que sonido alguno saliera de su garganta

-Maldigo este país y maldigo el día que puse un pie en él...

Golpeó el pecho ensangrentado del gorgogeante lord

-Papá...Mamá...

Poco a poco sus palabras disminuian de volumen hasta ser casi inaudibles

- Tiradas (2)
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27/02/2013, 10:13
John Connor

Connor se envaró como un resorte al oir el disparo. La presunción de Strafford se cumplió y los gritos se sucedieron. El irlandés con voz queda se dirigió  a su compañero de armas. - Están dentro. ¿Cómo es posible? Nos hemos dejado un punto debil sin proteger... - La posibilidad de ser una pesadilla fruto de la experiencias vividas no es una idea descabellada, pero de ser cierto, el grupo atricherado está pagando un alto precio por ello, pues los muertos ya se arremolinan junto a la edificación. Narcisus ofrece el florete y Connor lo acepta dejando que el Capitán coga el arma de fuego a su gusto. Después, recoge el arma de fuego de una mano que quede y se fija al torso uno de los dos fusiles. Estando listos, abre ligeramente la puerta de su habitación y otea en la penumbra si hay alguna amenaza cercana, para después encaminarse hacia la habitación donde descansan las muchachas, florete en mano.

Si durante su trayecto tiene opción  de asomarse al piso inferior, dará una orden a los hombres de la planta principal, sin alzar la voz. - Mantengan sus posiciones, el Capitán y yo nos ocuparemos. Conserven todo el silencio que sean capaces y si se ven obligados a atacar, háganlo con armas silenciosas en la medida posible -

Al parecer, el sonido les atraía, así que una vez regresen adel estado de alarma, si fuera posible, tendrían que pensar en una estrategia que les sirviera para alejar la atención de los muertos. Posiblemente la luz también sea un reclamo. Connor piensa que quizá una flecha prendida pudiera quitar a varios de ellos si se lanza a una distancia prudente. Podría ser una acción a llevar a cabo si tienen que salir con prisa y la salida está colapsada de muertos.

Si nada lo impide, el Capitán llega a la puerta de la habitación y golpea con sus nudillos. - ¿Todo bien ahí dentro? - Y su mano toca el pomo con intención de entrar.

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27/02/2013, 15:57
Katherine Connor

Katherine se levantó de un salto, no estaba dormida y sintió cuando se hermana se puso en pie pero entonces y antes que pudiera percatarse de hacia dónde iba, escuchó un tiro. Su corazón latió con fuerza y se levantó de un salto, aún tenía sus zapatos pues no se había puesto más cómoda porque sabía que no podría dormir. Salió de su habitación corriendo y en la puerta de su padre se encontró a Connor y a Strafford, no intentó pasar pero sus ojos estaban llenos de lágrimas.

-Tendrán que tirar la puerta...

Dijo con voz temblorosa, no le importaba nada. Todos estaban raros, su padre, su madrastra, su hermana y su hermanastra más aún, así que ya le daba bastante lo mismo lo que sucediera.

-Por favor...

Lo que si le preocupaba mucho, era pensar que Evan estaba ahí dentro.

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27/02/2013, 16:31
Evangeline Frederick

La sangre que caía de la cama se mezcló con la del suelo. Unidas en muerte al fin, si no en vida. Evangeline apartó con suavidad a su hermanastra para alejarla del cuerpo inerte de lord Butler; atrajo hacia sí la cabeza de su padre y le besó en la frente, meciéndolo entre lágrimas, incapaz de decir nada o de llegar a asimilar lo que había ocurrido.

El charco rojo se extendía poco a poco sobre el mármol, empapando el camisón hasta entonces celeste de la joven. El shock era demasiado para ella, no tenía fuerzas para la ira o la rabia, ahogada como estaba en su desesperación. Arrodillada, meció y meció el cuerpo de Lord Butler, canturreando con suavidad la misma nana que empleaba su padre para dormirlas a ella y a su hermana pequeña, mientras su ropa y la de su padre se teñía de húmedo carmesí.

Cerró sus ojos con cuidado y continuó su canción de cuna, medio de rodillas medio tendida en esa marea sanguinolenta de vida escapándose de su padre. Ya nada volvería a ser igual. Nunca.

Fuera, tras la puerta, había voces; ella ni las oía. Le faltaba el aire y las fuerzas. No había sido criada para tener que enfrentarse a esto.

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27/02/2013, 19:48
Narcisus Strafford

Narcisus no escatimó en arsenal. No es que llevase un cuchillo entre los dientes, pero parecía listo para largarse de ahí si la situación lo requería, y con suerte podría surtir a los demás. Portaba uno de los florete de punta abotonada bajo el cinturón, ensartado de forma improvisada entre el mismo y el pantalón. Por delante, metido bajo el pantalón y sobre la ropa interior, peligrosamente cerca de los genitales, la pistola de chispa.

En una mano, la siniestra, llevaba una de las escopetas de caza. En la diestra, la guadaña. Sonrió de forma macabra al cogerla. Era un arma agrícola, sí, y mucho mejor sería quizás el florete, pero aquel arma quedaba mucho más impresionable, y sentía franca necesidad de comprobar cuán duro era el cuello de aquellos cadáveres andantes. El hombre no quería sino información sobre el enemigo, aprovechando que aún no venía en oleadas de cien en cien.

El resto de las armas siguieron en su sitio, en la habitación. No podía cargar con todas sin exponerse a ser un inútil andante, de movilidad limitada y poca precisión. Y usar las armas en mano ya supondría un problema menor, salvo que pudiera apoyar una en algún sitio. Su tamaño daba que pensar, y necesitaría diez dedos para usarlas como se debía.

Lo hizo por si no podían volver a cogerlas, simplemente. Nunca se sabía.

- ¡Aléjense de la puerta!- gritó Narcisus, cargando. No parecía enardecido, pero sí fiero a juzgar por la arruga en su frente, y la expresión cromañona en su mandíbula, apretada.

Sin más, el hombre empujó la puerta, cuidándose de mantener lejos la guadaña. Tras correr carrerilla, impactó con el hombro, haciendo toda la fuerza posible. Y Narcisus era bastante fuerte. Lo que no hizo fue esperar respuesta. Tras oír gritar a Evangeline y escuchar tales palabras, supo que tendría que entrar a la fuerza. Oír a su hermana no hacía sino corroborarlo. Confiaba en Connor para cubrirle las espaldas, e incluso la delantera pese a su posición, ya que no sabía qué se esperaba al otro lado de la puerta, pero temía por la convaleciente y el padre. Y temía por una posible e inminente caída de salud de los mismos. Hasta la muerte, quizás.

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27/02/2013, 20:24
Georgina Templeton-Sedley

Se quedó quieta, tirada cual muñeca de trapo, empapada en sangre y cuajarones. A duras penas ni respiraba, las fuerzas le habían abandonado y tenía los sentidos adormecidos, le hormigueaban la nariz y los brazos, ya no podía ni llorar.
Se dejó empujar por Evan y observó como acunaba a su padre mientras este se debatía entre los últimos estertores. Una estampa de un patetismo inquietante.

De repente fue hipersonsciente de la realidad, acababa de asesinar a lord Butler ante los ojos de su hija, de un modo atroz...Por un momento se le nubló la vista e intentó aclararla frotandose con las muñecas procurando no llenarse los ojos de sangre.
Balanceó la cabeza y volvió a ver a su hermanastra balanceandose con el cadáver entre los brazos. Butler había muerto... su gesto podía parecer indiferente pero era el puro agotamiento lo que la hacía inexpresiva, se debatía entre la compasión, la desolación y la incomprensión totales. Su padre era un asesino y sin embargo lo cubría de besos, lo había visto, había intentado matarla ante sus ojos y lo lloraba... como a ella le gustaría hacer por su madre, pero ya no le quedaban lágrimas.

Poco a poco las energías volvían a ella, se le destaponaron los oídos y se percató del movimiento en el pasillo. La puerta se abrió y lo único que pudo hacer fue alzar las manos dejando caer la aguja

-Ha... ha matado a mi madre... y yo le he matado a él...

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27/02/2013, 20:25
Evangeline Frederick

La escena era dantesca. Evangeline estaba en medio de la habitación,  arrodillada lánguidamente en un charco de sangre que podía ser casi un mar. Su camisón estaba pasando del azul celeste al rojo bermellón, así como los pies descalzos y las manos que sujetaban amorosamente entre ellas el cadáver -indudablemente cadáver- de Lord Butler, apuñalado hasta morir. La joven canturreaba con suavidad una canción de cuna sin dejar de mecer a su padre con delicadeza, la mirada perdida y lágrimas resbalado en silencio por el rostro de porcelana, besando la frente ahora serena del hombre. El cabello rubio, suelto para dormir, estaba también medio tintado con la sangre de su progenitor en un extraño y desagradable gradiente. Nació bañada en la sangre de su madre, y ahora su padre moría bañándola con la propia.

No miró a Georgina cuando abrió la puerta. No miró a los demás cuando se asomaron o entraron. No miró a nadie. Su mundo, en ese instante, era el padre amantísimo que tenía entre los brazos. Lord Butler había sido un mal hombre, pero un excelente padre. Y para la muchacha, ignorante de las facetas más oscuras de Harold, sólo esta última tenía interés. Su padre, que siempre había cuidado de ella. Que había satisfecho sus caprichos. Que las había cubierto de besos y amor. 

Que ahora estaba muerto.

 

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27/02/2013, 20:43
Director

Atraídos por el ruido de los gritos, fueron llegando a la escena en el cuarto de lady Marion. No eran no-muertos, sino algo más terrorífico: un asesinato. Y a juzgar por la escena, el asesinato era múltiple. Su mujer yacía en la cama con un disparo en la cabeza, y con sus sesos diseminados por las sábanas y parte de la pared. La sangre manchaba el suelo, mezclándose con la de lord Butler.

Estaba en brazos de su hija Evangeline, que le cantaba y le lloraba. El cadáver aún sostenía el arma humeante, un moderno revólver Collier con el que había matado a su mujer. Su hijastra Georgina, enloquecida de rabia al conocer la verdadera personalidad de su padrastro, y viendo como asesinaba a su madre, había terminado con su vida apuñalándole con su aguja para el pelo. La segunda puñalada, fatal, le había atravesado el corazón. La escena les dejó pensativos, aunque tensos.

Entonces, oyeron un disparo en la planta baja. Los no-muertos se estaban agolpando frente a una ventana tapiada con tablones, y los estaban zarandeando. Escucharon la voz del señor Kapoor reclamándoles. El disparo y los gritos habían atraído a más caminantes. Ahora era preciso abatirlos, o pondrían a prueba la resistencia de su sistema defensivo. Se había terminado el disimulo.

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27/02/2013, 20:55
Georgina Templeton-Sedley

Tal parecía que ella no estuviera allí, su alma estaba a millas de aquel lugar y la había vuelto invisible. Las desconsoladas muñequitas lamentaban la muerte de ese cerdo y todos las miraban con pena.
Escuchó el disparo y las llamadas del piso de abajo, taciturna, se puso en pié ella sola y con la mirada vacía salió de allí en dirección a su cuarto dejando el rastro de la sangre que chorreaba su propia ropa. Quería una única cosa de ese lugar que nunca había sido (y ahora menos que nunca) su casa, su palo de cricket.