Partida Rol por web

Tras ver que Christian parecía molesto - Tranquilos, tranquilos, si esta empresa sale bien, creo que todos nos llevaremos mucho mejor… - en verdad así lo creía

Yo también pensaba hasta hace poco que Christian era malo, quizás por eso las palabras de ludo – El desconocimiento crea enemigos que quizás no lo son, yo te pido disculpas por la parte que me toca, Christian – desde que comencé a tratar con ese hombre en persona no me había dado ningún motivo de desconfianza, le daría un voto de confianza

- Pues Ludo puede invocar las piedras, lo que es una gran ventaja y además creo que Sarah le tiene mucho cariño – respondí a la chica

Así como el príncipe ordenó Bluebird fue a buscar a los sabios de la Tierra de Christian. No tardó mucho en venir el más brillante de todos, y por ello quizás un poco loco, el Sabio Wiseguy.

-Mi señor, mi señor. Heme aquí para explicaros el camino que debés seguir para cruzar el Pantano y la Ciénaga.

Wiseguy saca un mapa y muestra unas cruces rojas.

-Estos lugares son mortales, no recomiendo cruzarlos por nuestro mundo sino por el mundo real.

Wiseguy hace unas líneas sobre las cruces rojas y explica.

-El mundo real está conectado con el nuestro. De manera que, si van por el mundo real y siguen el camino, es como si lo hicieran en el nuestro. Con la diferencia, la gran diferencia, de que esos sitios no son tan peligrosos en el mundo de los humanos. La Ciénaga de Fuego está en un lugar llamado Central Park y el Pantano de la Muerte corresponde a un lugar llamado Mnnnn

Wiseguy hace más puntos, cruces y rayas, en un momento parece que sólo él entiende el mapa.

-Se llama Museo de Historia Natural.

Así que habría que ir al "Mundo Real". Por un lado le emocionaba la idea de abandonar su fortaleza, pero por otro lado le asustaba lo desconocido.

- ¿Y qué nos recomiendas que llevemos?- preguntó. ¿Algo especial, algún tipo de arma?

No quería dar a conocer su profundo desconocimiento sobre ese mundo, pero realmente no tenía mucha idea de cómo era. Nunca pensaba que iba a tener que ir allí, así que era un asunto del que no había querido preocuparse.

- ¿Y cómo pasaremos de un mundo a otro en el momento y lugar adecuados?

Se giró hacia Julliette y comentó:

- No se preocupe, señora, en seguida hago llamar al servicio y veremos qué se puede hacer.

Y acto seguido llamó a sus criados con una campanita.

Escuché al extraño bichejo hablar ¿Al mundo real de nuevo? ¿Seguro que era mejor ese camino? – Al menos la señorita… amiga de Sarah se debe de conocer el mundo real ¿no? – mis palabras no iban con rintintín sino que simplemente aún no sabía como se llamaba

Christian hizo unas preguntas interesantes, dejé que hablase su consejero o sabio o bicho de pelo naranja.

-Creo que no es necesario que me haga buscar ropa si es que vamos a mi... Mundo-le costaba trabajo entender eso del todo.-Señores, Sara es mi amiga y si está en peligro voy a ayudarla...

Juliette estaba nerviosa y no alcanzaba a entender todo lo que le decía o le preguntaban, se quedaba un poco retrasada, no podía seguir del todo la conversación pero lo intentaba.

-Por favor que sea cuanto antes para poder quedarme allí...

Cuando dijo eso miró primero a Jareth y luego a Christian un tiempo más prolongado.

El sabio piensa unos segundos qué contestar y dice:

-Documentos, dinero, ropas acordes al mundo al que irán, teléfonos celulares... sí, sí, todo mundo allí tiene uno. Si carecen de uno podrían parecer sospechosos. Sí, sí. Mapa, necesitan mapa, el Central Park es muy grande y tiene muchos caminos y deberán encontrar la fuente escarlata. Esa fuente conecta con el mundo nuestro, cuando entren por la fuente saldrán por el final de la ciénaga, entonces tienen que buscar el tronco negro y cuando entren por el tronco saldrán al Museo y, una vez en el museo... sí, sí, mis cálculos no mienten... -dijo el sabio mientras marcó unas cruces más -Deben encontrar la tumba del faraón. Entrando en la tumba se sale de la Ciénaga y se ingresa al mundo del Rey. Sí. Donde tienen a Sarah, sí.

- Nos vendrá bien alguien que sea de ese mundo, es de locos… - dije enarcando una ceja

A pelo alborotado le entró un ataque de verborrea, me costaba seguirle en todo lo que decía – Alto, alto…

- ¿Teléfonos celulares, eso que es? – debía de ser importante si sin eso parecías sospechoso, lo otro traté de memorizarlo, por suerte sabía lo que era un faraón, pero el viaje parecía una auténtica locura, pese a ello… - Bien, lo haremos

- ¿Tantas cosas?- pensó.

- Bueno, quizá haya algo de eso en los almacenes...- esto último no lo dijo muy convencido.

Ante todo, tenía que aparentar que controlaba la situación. No podría caer tan bajo ante Jareth, y no pensaba demostrar la verdad: que la situación le venía grande y que no sabía muy bien qué hacer. El Rey de los Goblings debía llevarse la imagen de Christian como un monarca eficaz y sabio.

- Bluebird, ¡Bluebird!- llamó a su consejero.

Después, añadió:

- Lo que no encuentren en los almacenes, lo compraremos en ese mundo. En todos sitios el oro es oro, eso es innegable.

-No, no...

Juliette empezaba a impacientarse. Sacó su celular del bolso y se los mostró.

-Me extraña que no sepas lo que es cuando aquí mismo recibí un mensaje que ahora asumo era de este mundo.

Levantó la mirada y la fijo en Christian.

-No podemos comprar con oro, ya no se usa y levantaría sospechas, pero podemos comprar con estas.

Les mostré un par de tarjetas de crédito.

- Vaya, si que debe de tener cosas Christian en sus almacenes - pensé

- ¿Recibiste un mensaje? – fruncí el ceño ¿Cómo que le extrañaba, a caso dudaba de mi palabra? – Estos chismes los he visto en la gente de tu mundo, pero aquí jamás, yo uso las bolas de cristal para comunicarme…  Por cierto, tengo cosas que no se lo que son… bueno, que más da

- ¿Con plástico? ¿Vamos a comprar con plástico? El plástico en mi mundo es valioso, pero creía que el tuyo no – Intuía que en la otra ocasión que vino Sarah a ella no le costó mucho desprenderse de su bisutería

Esperé a que hablase de nuevo Bluebird, parecía de gran ayuda.

Christian tomó esa especie de lámina de porcelana entre sus dedos. Por su expresión no se podría decir si le daba asco o miedo.

- ¿Se paga con esto? - murmuró.

Jamás pensaría que el oro no valiese nada. Ahora no sabía cómo iba a comprar todas esas cosas que Wiseguy había dicho. Además se juntaba que, como sabía qué demonios eran, no sabía si eran muy caras o no, y si se tendría que hacer con muchas de esas planchas lacadas.

-Tu oro puede servir para luego pagar mis tarjetas pero si vamos por allí, queriendo pagar con oro macizo, créanme, vamos a despertar sospechas...

Juliette sentía que no iba a poder con todo aquello, era explicar demasiadas cosas pero claro, ellos también tendrían que explicarle a ella. Negó con la cabeza suavemente y trató de mantener la calma.

-Escuchen, no pagamos con plástico pero es complicado, así que las cosas de mi mundo déjenmelas a mí, ¿entendido?

-Señor? -pregunta Bluebird viniendo de inmediato mientras Wiseguy sigue haciendo anotaciones frenéticamente. El ave azul sigue manteniendo su compostura. Ludo por su parte, está hablando con una roca que hay por allí.

Parece ser que el mundo real nos dejaríamos guiar por la amiga de Sarah, pero pensando en el grupo era lo mejor, el mundo real era una locura, esperaba que esa mujer tuviese el acierto necesario, al menos parecía saber de lo que hablaba.

Apareció el consejero de Christian y esperé a que este le preguntara, Ludio andaba por ahí haciendo de las suyas, pero estaba bien que estuviese entretenido.

- Bluebird, quiero saber si tenemos algunas de las cosas que ha dicho Wiseguy, en los almacenes o donde sea.

Después, dirigiéndose a los demás, añadió:

- Creo que sería conveniente llevar algunas cosas como cuerdas o así. Eso siempre suele ser útil. Aunque quizá lo mejor es que nuestra invitada nos ilustre, ya que es ella la docta en estos casos.

Cuerdas... los protagonistas de las novelas que leía a hurtadillas cuando era pequeño siempre llevaban una. Las leía en rincones donde su padre no pudiese verlo, ya que, según él, sólo servían para crear fantasías inútiles. Otro más de los traumas infantiles de Christian.

-Una cuerda, una cuerda... Cuerdas...-Juliette murmura.-Bueno, no es mala idea, si alguien puede cargar con ellas, mejor llevarlas. Aunque creo que tenemos escaleras y...

Juliette miró a ambos hombres.

-Ustedes no pueden ir vestidos así, necesitamos más normalidad... Lo siento, sé que aquí esto es normal pero...-se dio cuenta que estaba hablando demasiado y en círculos.-Lo siento, pero necesitan otra ropa y yo también pero lo mío puede esperar, primero ustedes... ¿O lo haremos llegando a mi mundo?

Posó sólo su vista en Christian, aún tenía un par de cosas para decirle pero esperaría.

-¿Y bien? ¿Cómo es que vamos a ir a mi mundo como lo llaman ustedes? Aunque ya no estoy muy segura si ese es mi mundo o este...

- No creo que hagan falta cuerdas… bueno, si mis habilidades funcionan allí donde vamos… - no me veía trepando a ningún sitio y además, no me solía hacer falta

– Y la ropa tampoco, cuando aparecí en el mundo de la amiga de Sarah  cambió todo mi aspecto, hasta tenía objetos del mundo real…

- Creo que deberíamos salir cuanto antes… - me rasqué la nuca y me crucé de brazos.

La pregunta de la amiga de Sarah no la entendí, era muy ambigua – Porque lo ha dicho el consejero de Christian, ¿no?