Partida Rol por web

En menos de lo que canta un gallo la Princesa Manca hizo acto de presencia en la habitación de Christian.

-BlueBird me informó que... -entonces, cuando vió a Juliette, la mujer se llevó las manos a la cabeza -¡Estás loco! Trajiste a la bruja aquí. A nuestro mundo. ¿En qué demonios estabas pensando, Christian? ¡Por Dios... !

Manca se alejó un poco de la joven que ahora, comenzaba a ver siluetas borrosas. No podía aseverar las formas pero si notar los colores y ver todo brumoso, como en un sueño.

-Esto es una locura -dijo Manca -el mundo nuestro y el de ellos se está fundiendo, es una locura... sí una locura. Sí.

- Soy Christian Black, señor de estas tierras, y vuestro humilde...

La frase no llegó a terminarse. La aparición de la Princesa Manca hizo que Christian se volviera hacia la puerta.

- Yo no la he traído aquí, sabes perfectamente que no dispongo de tal poder- le increpó a la hechicera.- Ahora lo que más urge es curarla. No ve nada y temo que se haya quedado ciega...

- Luego tenemos que hablar- le comentó al oído a la hechicera.- El asunto está empezando a írseme de las manos.

La voz de una mujer puso en alerta a Juliette, principalmente porque la había llamado bruja; en otra situación, cualquiera, le habría mandado al diablo y le habría increpado por llamarla bruja pero no podía, ella sentía miedo y se repetía una y mil veces que no intentara hacerse la valiente. No quiso hacer mucho caso de aquellas palabras que suponían a su mundo como uno muy distinto a ese, quiso pensar que aquellos dos o estaban borrachos o drogados y él, con aquellos modos tan educados le hacía recordar a los grandes héroes de películas antiguas.

-¿Ciega?

Había dicho sin pensarlo y entonces buscó de nuevo en la obscuridad unas manos, un rostro. La angustia se apoderaba de ella de manera tal que torpemente intentó levantarse pero en el fondo sabía que era una cosa muy estúpida. ¿A dónde iría? ¿Qué haría al salir? ¿Conseguiría salir cuando su mundo era ahora un mundo de tinieblas y desgracia? Así lo veía ella, no iba a tener oportunidad, seguramente la iban a matar. Comenzó a temblar, sentía frío o eso creía.

Juliette se desespera cuando escucha la palabra "ciega" y comienza a mover sus manos en el aire. Entonces Bluebird vuelve, todo hecho un caos, tiene las plumas de la cabeza desordenadas y eso, en un ave consejero totalmente serio, de corazón científico y orden maniático, es muy mala señal. Hasta la princesa Manca se hace a un lado para que el ave pase.

-Señor!! Señor!! uf... Señor... Jareth no está en su Laberinto. Los goblins me han dicho que ha desaparecido esta tarde y no saben dónde se encuentra.

En eso Juliette vé un poco mejor, apenas colores pero nota un manchón azul, una cara pálida y a una mujer. Las formas siguen difusas pero al menos no se halla en obscuridad total.

-Señor eso no es lo peor... Señor el... Rey de la Obscuridad, vuestro padre ha escapado del calabozo.

Manca se aleja unos pasos, llevándose las manos a la boca.

Una gota de sudor frío le recorrió a Christian la espalda. No sabía qué decir. Su mente se había detenido en algún momento después de haber oído la noticia sobre su padre. Se sintió mareado, confuso. Se apoyó contra la pared para no caer redondo al suelo. Incluso le costaba respirar. Tambaleándose se ecercó a una ventana y la abrió, indundando toda la sala de un aire frío y húmedo.

Cuando consiguió que las palabras llegaran a sus labios dijo:

- Que-que vayan... en su bus-busca el cu...cuerpo de solda... dos verdes.

Jamás pensó en que tendría problemas con su padre. Era su mayor miedo, su némesis, y ahora estaba fuera de su control.

Juliette se quedó petrificada, cada vez entendía menos y palabras como soldados verdes, le erizaban la piel. Notó el alejamiento de aquel que le hablaba y de alguna manera se sintió desalentada porque él era lo único que tenía como contacto con algo más real, los otros no se habían acercado a ella. Se levantó pero en la obscuridad tropezó, haciendo que la angustia y las lágrimas se apoderaran de nuevo de ella.

Blue Bird asiente y sale hecho un rayo, pero siempre conservando la compostura. La Princesa Manca se acerca unos pasos a Juliette y le dice, en un tono bastante respetuoso:

- Su excelencia... ehm... bien no es que sea de mi agrado que estéis aquí pero, con toda esa magia que os caracteriza, sería bueno que nos ayudaras en vez de hacerte la ciega o algo así.

Mirando a Christian y alzando los hombros Manca dice:

- Es cierto, ella es la bruja de la que te hablé, y es sumamente poderosa. No tanto como tu padre pero si no actuamos el Rey nos destruirá. No me extraña que incluso haya apresado a Jareth a estas alturas. Además, ¿le vas a mandar tu ejército? Christian él es más fuerte que eso... Dios, niño.

Manca niega con la cabeza.

Juliette ahora parece que comienza a ver mejor, borroso aún pero los colores son claros y las figuras toman forma.

- Lo sé, lo sé,... sólo busco la manera saber dónde está- gritó.

Christian no sabía qué hacer. Estaba perdiendo los nervios.

De repente, se acordó de su "invitada". Seguía ahí, aturdida y tirada en el suelo.

- Por favor,- dijo intentando tomar un tono de voz serena y amable- ¿podrías ver si está enferma o algo así?

-¿Bruja, poderosa? ¿De qué diablos está hablando esta mujer?

La cabeza de Juliette era un verdadero lío, no entendía nada y de alguna manera es que no quería entender. Su corazón latía acelerado y cada vez más. ¿La iban a ayudar o la iban a quemar en la hoguera? Quería explicaciones y las quería pronto, aunque sólo viera sombras, seguía siendo un ser humano y no iba a dejar que nadie la tachara de algo que no era.

-¡Basta ya! ¡No soy ninguna bruja y...!-trataba de dirigirse a los bultos que veía entre sombras.-¡Lo que sea, sáquenme de aquí ahora mismo! ¡Quiero ir a casa!

-¡Basta ya! ¡No soy ninguna bruja y...!- dijo Juliette dirigiéndose hacia las sombras.-¡Lo que sea, sáquenme de aquí ahora mismo! ¡Quiero ir a casa!

En ese momento una de las sillas del cuarto de Christian salió volando en medio de una llamarada verde. La Princesa Manca se hizo un lado justo evitando que se le estrellara en su cara. El joven príncipe, incluso, quedó anonadado, boquiabierto y hasta Juliette se detuvo en sus insultos.

Quisiera creerlo o no, ella había hecho volar la silla. No podía negarlo, pues lo había visto todo.

Entonces la muchacha miró mejor, veía, claro y nítido como siempre. Posó sus ojos en Manca que estaba más pálida que un papel y luego en Christian.

- ¿Lo ves? Ella es muy poderosa. Deberías ayudarnos, vuestra excelencia -dijo Manca haciendo una leve reverencia hacia Juliette.

-¡¡SEÑOR!! -grito BlueBird entrando nuevamente en la estancia -¡¡Jareth!!¡ Señor Jareth está perdido en el mundo real.!

Christian se tapó los ojos:

- ¿Por qué a mí? ¿Por qué me tiene que pasar estas cosas?- pensó amargamente.

A abrir los ojos vio lo que quedaba de la silla en un rincón de la sala.

- Por lo que puedo ver vos no sois consciente de vuestro poder, ¿no es así? De modo que no sabéis nada de los objetos que han aparecido en mi reino, ¿verdad?

Después, dirigiéndose a Bluebird, añadió:

- El asunto se complica... Mantenme informado sobre todo lo que le acontezca a Jareth o a su reino.

Cuando terminó, se sorprendió de haber podido hablar de forma serena tanto tiempo.

Se acercó a un pequeño mueble en el fondo de la habitación y sacó una pequeña botella de vino. Casi nunca bebía, pero esta vez iba a necesitar un trago.

Juliette se miró las manos, ya no temblaba y ante la reverencia de la princesa, se quedó de una pieza. No sabía de protocolos de corte, más que lo que había visto en las películas y además, ella no era nadie pero si. Se sintió nerviosa con todo ese poder en sus manos y más, aquel que no había visto. Por un momento pensó que estaba enloqueciendo, que esa cosa azul no hablaba y que ese hombre guapo... Ese hombre guapo, no existía y luego reparó en que nombraban a Jareth.

-¿No se llamaba así el hombre que le enviaba mensajes a Sarah?

-Un momento, todo el mundo. ¡UN MOMENTO! ¿Quién eres tú?-se acercó a Christian.-Al menos ten la decencia de invitarme una copa...-bajó el tono mirándolo a los ojos.-No sé de qué poderes me hablas, vamos, yo no lo sabía hasta ahora y no necesito que me reverencien, soy una simple fotógrafa y no una bruja o hechicera o como me quieran llamar...-miró un instante a Manca y luego, suavizando incluso el semblante, miró a Christian de nuevo.-Tienes que ayudarme, pareces el único cuerdo de esta pesadilla y por favor, que esa cosa azul no se me acerque.

Jareth buscaba el portal pero entonces el cuervo comenzó a aletear más y más fuerte. Hechaba viento sobre él, más y más. De pronto la visión se nubló, el mundo comenzó a girar alrededor del Rey Goblin y, antes de que entendiera qué sucedía despertó en otro sitio.

Delante de él estaba Christian quien ya no tenía lugar para asombrarse. Una joven muchacha también estaba allí junto con otra mujer más madura, de cabellos oscuros y con un mechón blanco.

Todos se quedaron boquiabiertos ante tal acto de presencia, incluso el mismo Jareth...

Aún con un ligero mareo me di cuenta de que estaba en un nuevo lugar, allí estaba a quien buscaba, a Christian, pero había alguien más, una mujer joven y una mujer mayor.

Me froté la frente – Christian, tenemos que hablar, ocurre algo malo, algo muy malo… - ¿Sería apropiado hablar delante de aquellas mujeres? Esperé la reacción de él al fin y al cabo estaba en su terreno

- ¡¡¿Qué?!!- gritó Christian mientras la botella se le caía de entre las manos.

¿Qué hacía Jareth en el salón de su fortaleza? ¿No estaba desaparecido? Esto era demasiado lioso para entenderlo...

Pasado un rato se dio cuanta que estaba con la boca abierta, como un pardillo, delante de todos. Cuando reaccionó se dirigió al Rey de los Joblins.

- Sí, hablemos... si lo crees necesario... ¡Servicio! ¡Atiendan a las señoras como se merecen!

Después se giró y, haciendo una reverencia ante ellas, agregó:

- Si me disculpan... mis obligaciones me llaman. ¿Jareth? Acompáñame, por favor.

Me di cuenta de que Christian se había alarmado por mi presencia, pero claro, yo no elegí el lugar…

Él prefería en privado así que fui educado antes de acompañarle – Disculpen… - y con grandes zancadas lo seguí a una sala privada

Una vez llegamos a la sala privada

- Verás Christian, estuve en el mundo real, están sucediendo cosas terribles, secuestros, llueven esferas de cristal del cielo y… me dieron un mensaje para ti, es un mensaje de tu padre “Rey de la oscuridad”, dice que el límite que separa el mundo fantástico del real desaparecerá, que tú y yo lo pagaremos, que te espera en la fortaleza del valle de las tinieblas

Hice una pausa para que asimilara estas palabras – Quiero ir contigo, tiene a una amiga mía prisionera ¿sabes donde está ese lugar?

Se quedó muy quieta, aunque en su cabeza, pasaba la idea de seguir exigiendo y pidiendo le explicaran todo. Miró a la mujer que estaba con ella, no, aquello no le agradaba pero curiosamente Christian si.