Partida Rol por web

Diana se asusto al ver a los Caras Azules, pero su rostro todavia conservaba un tono decidido. Rapidamente, saco su espada (¿o puedo volver a atacar con el arco?) y ataco a uno de ellos.

Por fin, Diana consigue acabar con uno de sus asaltantes, soltando un grito de júbilo y retomando el asalto con la moral renovada. Desconcertados por la muerte de su compañero, los Truil restantes fallan en su ataque contra la centauro.

Por su parte, un nuevo rayo de fuego de Alex termina con otro de los Truil. Un hechicero de las palabras cae cerca de donde se encuentra, golpeando el suelo violentamente.

Los gritos se escuchan a vuestro alrededor. Parece que los Truil están consiguiendo volver las tornas a la batalla, tras la llegada de su caballería por el flanco norte.

Vió como de nuevo uno de sus compañeros alados caia al suelo, no habia tiempo más de luchar, tenia que acabar con los jinetes si queria ganar la batalla.

Era la primera batalla con la que luchaba contra los Truil, y si ya era dificil desde un principio, no se queria imaginar como seguiria despues...

Volvió a danzar de nuevo, y con los mismos movimientos decidió volver a lanzar el mismo hechizo. El mismo se dió cuenta de que habia hecho algun mal paso o algo parecido, puesto que no podia lanzar aquel rayo tan mortifero y efectivo contra sus ahora tres enemigos, las cosas se tornaban dificiles y tensas, era hora de actuar.

Alex sigue bailando, cuando uno de los atacantes Truil le golpea en el brazo. Sin embargo, su grito de dolor es ahogado por el del Truil, cuyos brazos empiezan a arder al contacto con el cuerpo de Alex, cayendo inconsciente al suelo. Los dos Truil restantes se miran preocupados por un momento. Luego se fijan en el hechicero caído a tu lado y, sonriendo maliciosamente, renuevan su ataque por separado.

Pese a su herida, Alex continua el baile, preparándose para enviar al otro mundo a uno de esos Truil, pero de repente siente una sensación extraña, de... frío.

Diana contemplo a los Truil y les dedico una malvada mirada mientras asestaba otro golpe con la espalda.

Diana se revuelve y, con un mandoble de su espada, deja a otro Truil malherido. Sus contrincantes, aturdidos por su cambio de táctica titubean al atacar, lo que permite al centauro esquivarlos con facilidad.

Mientras tanto, Alex entiende el por qué del escalofrío que acaba de recorrerle. De repente se siente como si la magia le fuese arrancada de golpe y el calor que siempre le acompaña desaparece de repente junto con la aureola del conjuro que lanzó al comienzo de la batalla. Una sensación de frio recorre tu espina dorsal, y no podrías asegurar si es por la ausencia de tu magia o por el terror que esa falta te produce. A tu alrededor ves cómo varios hechiceros de tu escuela dejan de bailar y se miran los brazos, con gesto tan sorprendido como el tuyo.

Diana cada vez se sentia mas segura de si mismo. Mientras arremetia contra otro Cara Azul, echo una rapida mirada al grupo en el que estaba Alex. Se sorprendio al ver la cara de los hechiceros. Sentia que algo iba mal, pero por ahora no podia hacer nada mas que acabar con los Caras Azules que estaban a su alrededor, sin ningun resultado (0x0).

Un gran escalofrio siente por su cuerpo, poco a poco el fuego que fluye por el se le va acabando, y se queda sin fuego, como si de una ilusión se tratase, a lo mejor seria eso, quien sabe. Debido a esto dejó de bailar. visto lo visto no le habia sucedido solo a el, sino a toda su tropa de hechiceros, sin contar a sus amigos alados puesto que estos ya yacian muertos la gran mayoría.

Su corazón latia fuertemente, no tenia tiempo de poder asustarse asique como si fuese un acto reflejo desenvainó sendas dagas las cuales puso con la parte filosa por encima, no tenia ni la más remota idea de que habia ocurrido, pero debia seguir batallando costase lo que costase, pasase lo que pasase.

 No habia tiempo alguno asique sin siquiera pensarlo ni una vez se abalanzó sobre sus enemigos con ambas armas cortantes alzadas, para así intentar atacarles a ambos de un pequeño barrido.

¡Probad esto! susurró excitado por la intensidad del combate

A vuestro alrededor, veis que los Truil siguen ganando terreno. Aunque vuestras tropas se mantengan firmes, la ausencia de los hechiceros se está haciendo notar.

Diana se revuelve entre sus enemigos y sufre una pequeña herida en el torso. Por su parte, Alex se revuelve y acaba con uno de sus dos oponentes, sorprendidos de ver al mago atacar cuerpo a cuerpo.

Ambos tenéis una cierta sensación de urgencia. Algo va mal, muy mal, y aunque no sepáis exactamente qué es, sabéis que debéis terminar vuestros combates lo antes posible, porque todo está a punto de complicarse... más.

Diana  cogio su arco y disparo a dos de los Truil mas cercanos. Diana volvio a sonreir. Les habia dado, y pronto terminaria la lucha, seguramente. Y eso esperaba. La sensacion de que algo iba mal cada vez mas aumentaba.

Giró las dagas sobre sus manos y seguido de ello se abalanzó sobre ya su único enemigo, con sus dagas, intentando clarvarselas en el pecho y circundantes, para asi asestarle un golpe mortal.

Una de las flechas de Diana se clava en su oponente. Aprovechándose de su entrenamiento avanzado con el arco, se aparta de la trayectoria de las armas enemigas en el último momento. Sus dos oponentes, frustrados, se separan para atacarla por ambos flancos.

Alex, por su parte, acaba sin dificultad con el último de los Truil asaltantes. Volviéndose para analizar la situación y buscar un nuevo enemigo, escucha un grito en la lejanía.

- ¡¡RETIRADA!!

La orden del capitán no os pilla del todo por sorpresa. El apoyo de los hechiceros es fundamental para vuestras tropas y, por motivos que desconocéis, su magia parece no funcionar. Ante su grito, vuestros hombres empiezan a replegarse y los Truil atacan con fuerzas renovadas.

El caudillo Truil se lanza gritando contra vuestro capitán, apoyado por varios de sus hombres de confianza. Johan parece estar en una situación complicada.

Ya aniquilados sus enemigos , descansó a la vera de un arbol que allí habia cercano. Seguido de ello su capitan le ordenó la retirada, y el gustoso, fue casi corriendo a reagruparse, para el habia sido una jornada intensa haber acabado con cinco Truils con facilidad.

Antes de ir con el capitán guardó sus dagas, y fue a coger su arco para apoyar a las tropas, pero en ese nstante decidió que era mejor no hacerlo. Por lo que prosiguió su camino hacia el capitan.