Partida Rol por web

Al cabo de unas horas llega el relevo de la guardia y Alex se va al fin a descansar.

Poco antes de amanecer, Diana se levanta. Los efectos de su hechizo hacen que se recupere más rápido de lo normal, por lo que no necesita tantas horas de sueño. El sargento Evans está ya levantado y su rostro denota una gran preocupación. Saluda a la mujer de Dindavara con la mirada perdida en el bosque mientras afila la hoja de su espada.

Poco después se levanta con un suspiro y empiza a gritar para despertar a la tropa superviviente.

- ¡Arriba, muchachos! Tenemos que largarnos de aquí antes de que los Truil nos localicen. Estamos a las afueras de su territorio, así que ellos lo conocerán tan bien o mejor que nosotros, por lo que tenemos que largarnos de aquí.

Los soldados empiezan a levantarse, quejándose por el cansancio y las heridas, pero el improvisado campamento queda recogido en pocos minutos y una vez más os ponéis en marcha, de vuelta hacia el interior de Uldholm.

Diana se acerco al sargento Evans, y le conto lo que habia ordenado Johan antes de su muerte.

Luego, fue con Alex, para ver como estaba.

Alex se despertó antes de la llamada, pues sus heridas y su mente le habian despertado antes de tiempo para que el mismo se cuidase. Se levantó de su cama, o donde quisiera donde residia y empezó a vestirse, la noche anterior se quito toda la armadura que llevaba.

Se quitó sus mudas, su capa, su camiseta y demas, todo fuera, quedando desnudo para poder renovarse las vendas, una vez hecho esto, se volvio a vestir con un traje de malla blanca fino y sedoso , la camiseta de malla, una chaqueta fina de color negro con una cinta roja anudada a su brazo izquierdo para que ondulase y unos pantalones rojos oscuros, con sus botas claramente.

Al escuchar la llamada, se puso a recogerlo todo en un pequeño zurrón y salio afuera mirando a su alrededor, esperando irse con determinación. Miro a Diana a su lado y le dijo:

¿Has pasado bien la noche?

La noche ha sido demasiado estresante como para permitiros recuperar vuestras heridas.

El sargento escucha las palabras de Diana y asiente antes de dirigirse hacia vosotros.

- El capitán Johan tenía razón, claro. Las noticias de esta batalla deben llegar a Uldnacht y vosotros sois los únicos hechiceros que han sobrevivido a la batalla. Tenéis que ir allí y contarles lo que ha ocurrido o cometerán de nuevo el mismo error en el que hemos caído. Deben prepararse para luchar contra estos Truil sin hacer uso de la magia, o buscar una forma de sobreponerse a ellos.

Mira hacia el resto de sus hombres.

- Tendréis que prepararos un poco. Saldremos juntos de este bosque, en cuanto estemos fuera os adelantaréis hasta llegar a la ciudad.

Durante un par de horas caminais por el bosque que habíais atravesado el día anterior. Agotados como estáis el avance es mucho más lento de lo esperado, sobre todo teniendo que cuidar de los pocos heridos que se las apañaron para llegar hasta aquí y vigilar la retaguardia para prevenir un posible ataque Truil.

Finalmente los árboles empiezan a aclarar y por fin llegáis a la linde del bosque. Ante vosotros se extiende una vasta llanura que os separa de la capital de Uldholm.

Os acercáis al sargento para despediros antes de partir, cuando escucháis la voz de alarma de uno de los soldados. Miráis hacia donde señala y observáis una nube de polvo que se acerca hacia vosotros.

El sargento os lanza una bolsa con provisiones, diciendo:

- ¡Largaos de aquí! El capitán tenía razón, el relato de esta derrota debe llegar a Uldnacht. - Os mira con seriedad y se vuelve hacia la nube de polvo, cada vez más próxima. - Sólo su caballería ha podido bordear el bosque tan deprisa. No son muchas y nosotros podemos frenarlas... Ahora, ¡IDOS!

Volviendose hacia los soldados empieza a organizar una nueva linea defensiva.

"Te tomo la palabra"

Pensó al escuchar al sargento evans, queria volver con su familia, aunque sus heridas le impedian el poder avanzar con mayor determinación. El avance por el territorio fue muy lento y fatigoso, y como se tubieron que separar un poco en grupos no pudo quedarse al lado de Diana, asique pasó todo el camino sin decir nada, unicamente mas que reflexionando, a saber de que.

"Bueno, ahora toca correr"

Ignoró la bolsa de provisiones del capitan, y siguio marchandose con la rapidez que pudo ir, sabia que Truils se avecinaban, y que tenia que avisar, pero eso ya seria opcion de Diana el avisar a la gente, Alex, estaba demasiado destrozado para poder gritar a los cuatro vientos la llegada de los enemigos.

 -¡Vamos!-le grita a Alex.

Ahora lo que mas le importaba era llegar a Uldnatch para asegurar su salvacion y la de su compañero. Pero estaba demasiado cansada para correr, y no pudo avanzar mucho mas que su compañero

-¡Sigue tu!¡Tienes que avisar a los demás, ya nos veremos despues!

Pudo gritar mientras dejaba que Diana se alejase y el fuese a una velocidad baja a su casa , que mucho mejor que avisar a sus padres y quedarse con ellos, la poca gente que podia ver la intentaba avisar de lo que iba a acontecer.

El sargento se vuelve hacia Alex, golpeándole el pecho con la bolsa de provisiones

- ¡Maldita sea, soldado! O te vas ahora mismo con tu compañera o te juro que te veré morir en la horca tras un consejo de guerra.

Los Truil están suficientemente lejos como para daros algo de tiempo y el sargento y vuestros compañeros se están preparando para frenarles aún más

-¡No, Alex! ¿No has oido al sargento? ¡Te vienes conmigo!.-volvio a coger la bolsa que habia tirado Alex, y agarrandole del brazo le alejo unos pasos del ejercito, para intentar correr. Pero seguia sin recuperarse del todo. La noche en vela ahora le afectaba, pero tampoco podria haber dormido.

Vió como el sargento se le acercaba de nuevo, y rechistando un poco dijo - Muy bien sargento...

Se reagrupó con Diana y juntos intentaron continuar lo suficiente como para avanzar algo

Empezáis a correr, alejándoos de vuestro batallón tal y como os ha dicho el sargento. Una vez más correis, parece que lleváis semanas haciéndolo y vuestras piernas cansadas se resienten de nuevo ante el ritmo que imponeis.

El choque de la caballería Truil contra los soldados Ulds se escucha en la lejanía. No podéis evitar mirar hacia ellos, pensando que muchos de vuestros compañeros perderán la vida para daros una oportunidad para escapar y llegar a la capital con las noticias de la derrota.

Una de las jinetes Truil bordea la linea defensiva, y continua en vuestra dirección. En la distancia reconocéis a la mujer del medallón que parece cargar contra vosotros. Levanta el brazo y algo sale disparado hacia donde os encontráis. Una lanza se clava a menos de un metro de vuestra posición, demostrando una increíble puntería dada la distancia que os separa. De repente su caballo parece tropezar y cae al suelo.

Mientras os alejás a toda velocidad escucháis el grito de rabia de la mujer, que se levanta del suelo y recoge algo de la silla de su montura antes de darse la vuelta para enfrentarse a los soldados Ulds que cargan hacia ella.

Diana se alegro por que la lanza no les hubiera llegado a dar, lo que le dio nuevas fuerzas y adelanto a Alex.

-¡Intenta seguirme!-le grito.-O sino, escondete cuando estes cansado, ¡volvere a por ti!-no sabia si Alex le habria conseguido alcanzar, ya que no se giro hacia atras.

"Vamos, vamos, debo de seguir viviendo"

Mientras corria podia ver a Diana como le adelantaba ¿como era posible que siempre que corria toda la gente le igualaba o le superaba? Justo en aquel momento vió como una lanza se avecinaba sobre ellos pero que por suerte, no los habia alcanzado, ¿que seria lo siguiente? No queria saberlo realmente.

No podia dejarse morir ahora no al menos tan facilmente, y tenia un mensaje que entregar, todo ello hizo que con una poca de suerte, pudiese avanzar un poco, poniendose detrás de Diana, una cosa muy lograda debido a que Diana estaria seguramente acostumbrada a correr. Los jadeos del chiquillo le hacian no poder mediar palabra, y mucho menos que poder hacer.

Los sonidos de la batalla quedan atrás y una vez más seguís corriendo.

Al cabo de un tiempo decidís parar un rato para tomar un respiro. Parece que nadie os sigue, pero no podéis antivinar el resultado del enfrentamiento. Abrís el paquete de provisiones que os dió el sargento Evans, agradeciendo ahora su tozudez al insistir en que os lo lleváseis. Bebéis un poco de agua de vuestras cantimploras y coméis una pequeña ración, pensando en cómo vais a proseguir.

Varias posibilidades se abren ante vosotros. Las órdenes de vuestro capitán fueron ir a Uldnacht lo antes posible, pero os sentís tentados de esperar al sargento y al resto de vuestros compañeros... Si es que han sobrevivido.

-Tenemos que llegar cuanto antes a Uldnatch. Puede que ahora mismo los Truils nos esten siguiendo, y si llegamos antes que ellos, podran preparar un ejercito para que defiendan la ciudad.-le dijo mientras recuperaba el aliento. Cogio un poco de comida mas, y se lo comio.

El chaval bebió un poco de las provisiones, no queria agotarlas del todo, pues ¿y si uldchant resultaba arrasada?¿Y si tubiesen que sobrevivir? Por ello no queria agotarlas ahora, para poder ser previsor...

-Si, debemos darnos prisa, el sargento nos ha encomendado una misión y es la de informar, no debemos pararnos.

Y dicho esto y con la voluntad de Alex se fue corriendo, con la esperanzas de poder ser util en el campo de batalla.

Camináis durante varios días. El calor y el agotamiento de la batalla hacen que vuestro ritmo sea mucho más bajo de lo que os habría gustado, pero estáis tan cansados que realmente no podéis avanzar más deprisa. Creéis que los Truil no os están siguiendo, pues a vuestra velocidad os habrían alcanzado al segundo día, pero no podéis asegurarlo. No habláis mucho, pues el aliento apenas os llega para continuar andando.

A menudo tenéis que parar para recoger agua y vuestras provisiones empiezan a escasear, pese a haberlas racionado desde el primer día. Varias veces pensáis en desviaros del camino principal hacia cualquier aldea próxima para abasteceros, pero la urgencia de vuestra misión y el temor a que los Truil os sigan hasta allí y saqueen el poblado por vuestra culpa os hace evitar las pequeñas poblaciones.

Tras más de una semana de camino, las torres de Uldnacht se empiezan a vislumbrar a lo lejos. Poco a poco la enorme urbe se perfila contra el horizonte y acelerais el paso, ansiosos por llegar a vuestro destino. Las granjas a los lados del camino se van haciendo más y más frecuentes hasta que os encontráis en la Periferia de la ciudad. Estos barrios se extienden tanto dentro como fuera de la muralla, pero hasta bien adentrados en la ciudad amurallada no veréis las construcciones de piedra que han hecho al gremio de masones famoso en todo Heluso.

Os dirigís a la puerta Este de la ciudad, que a estas horas está repleta de comerciantes entrando y saliendo con sus carros de mercancías.

Despues de tantos dias parecia que su misión se les habia olvidado, al menos para el, tenia la boca seca pero no queria beber agua demasiado pronto puesto que no sabía cuanto tiempo tardaria en llegar a Uldchant...nunca pensó que estubiese tan lejos, al menos la ida habia sido mas liviana que la vuelta, que al contrario, habia sido fatigosa y pesada.

Cuando llegaron a las cercanias miro a Diana y como pudo intentó decir:

¿Queda algo de provisiones? - No se habia comprobado sus heridas ni nada por el estilo, parecia un zombie que vagaba en busca de dar la informacion de que los Truil habian llegado, pero pronto esos problemas se irian, al menos temporalmente , que de nuevo se tendrian que preparar para una nueva batalla.

Las ansias de querer llegar y ser de utilidad por una vez le hicieron avanzar varios pasos, mientra aun esperaba la voz de Diana, que no habia escuchado en dias tal vez...