Partida Rol por web

-Dama Diana... -Ilsa trató de hacer acopio de prudencia- Eso espero.

Y prefirió no añadir nada más. Después de mirar de principio a fin su cuerpo equino y humano indicó:

-Ahora decídnos, en nombre de los Antepasados, de qué lo conocéis.

Eric se separa un momento y el sargento Fiannar le pone al día en un par de frases mientras Ilsa insta a Diana a seguir hablando. Su gesto parece preocupado.

- Entonces, ¿los dos hechiceros que llegaron ayer de la frontera han sido atacados en la misma noche? - Mira a Diana. - Está claro que sí tiene algo que ver con las desapariciones, aunque, evidentemente, no es la cabeza que las está organizando. Por lo que me ha dicho el sargento y el mensaje que he recibido esta mañana, ambos ataques se realizaron casi simultáneamente. Lo que no sabemos es si el objetivo de esos asaltos era acabar con vosotros o secuestraros tal y como antes ocurrió con Jezz. - Mira interrogativamente a la centauro, esperando una respuesta a su no formulada pregunta.

Camina a un lado y otro y luego mira alternativamente a las dos hechiceras. - Pero Ilsa tiene razón. ¿De qué conoces a ese hombre? Tal vez si supiéramos de dónde ha salido podríamos descubrir qué le ha traído aquí... Y quién está detrás de todo esto.

-Ya he dicho que era de Dindavara, allí lo conocí.-responde algo molesta.-Pero no creo que tenga nada ver con esto, solo me busca, nada mas.

Por lo que escuchas, supones que el hombre es el dueño de la posada o, al menos, el encargado.

- ¡Es un desastre! No solo me han destrozado la ventana, sino que me han dejado dos cadáveres en la habitación. - No deja de gesticular mientras habla. - ¡Y dónde estaban ustedes mientras tanto! - Recrimina al guardia. - ¡Entran por la ventana de la posada y no hay guardias para protegernos! ¡Yo pago mis impuestos!

El guardia le mira con gesto de aburrimiento.

- A ver, señor... Ya le hemos dicho que no podemos vigilar todas las ventanas de la ciudad... Y ahora, por favor, conteste a mis preguntas. - Por el tono de su voz, dirías que el guardia está a punto de perder los nervios . - El hombre que ayudó a su huésped, ¿de dónde salió?

- ¡Ya se lo he dicho! Estaba tocando un instrumento de cuerda en el salón y había pedido algo de cenar. Subió a grandes zancadas cuando se oyeron los ruidos. - Contesta el primero.

- ¿Podría darme una descripción? - Insiste el guardia.

El tono del posadero parece nervioso. - La verdad es que no... - Echas un rápido vistazo para darte cuenta de que el hombre mira a un lado y a otro nervioso. - Llevaba una capucha que no se quitó en toda la cena y no hablaba mucho...

Como si fuera una cliente que esperara su turno, Biza se mantuvo en una segunda fila mientras disimulaba aguardar a que aquellos hombres acabaran de hablar. Lo que escuchaba no dejaba de desconcertarla. ¿Quién sería ese extraño hombre que ayudó a Alex? Aquella pieza no encajaba en el puzzle.

Eric niega con la cabeza.

- Bien, está claro que no vamos a llegar a nada... - Mira a Diana con un gesto de reproche. - Es tu decisión, no somos nosotros a los que han intentado asesinar esta noche. - Pone la mano en el hombro de Diana. Sabe que sus sirvientes, sus amigos, sí han sido atacados, pero no merece la pena insistir. La centauro es cabezota como todos los habitantes de Dindavara, pero el teniente parece estar haciendo un esfuerzo para no enviarla de vuelta a una celda.

Se vuelve hacia el sargento y le silencia con un gesto. - Sargento Fiannar, muchas gracias por su ayuda, pero yo me encargaré personalmente de esto. Todo indica a que este ataque está relacionado con el asalto a los hechiceros de hace dos noches. Hablaré con su superior para hacerme cargo de este caso personalmente. Y no olvidaré mencionar su dedicación y buen hacer.

El sargento frunce el ceño. No parece muy convencido con las palabras de Eric y mira a Diana de reojo con un cierto rencor. Sin embargo, saluda y se despide antes de dirigirse a la puerta.

Ilsa espera a que Fiannar se marche. Le resulta difícil ocultar su frustración con Diana. Así que se va a ver el estado de Irina, y desde allí, dice:

-Creo que debemos dar por hecho que alguien nos esté vigilando y que tratarán de nuevo de matar a Diana. Ese individuo parece decidido a esa tarea cueste lo que cueste. Es increíble que alguien quisiese eliminar a los dos objetivos al mismo tiempo, por algo que todavía desconocemos. Antes, cuando no estabas, Eric, he propuesto que tal vez no se trate de algo que saben Diana y Alex realmente, sino de algo que podrían saber, y nuestro rivales no se quieren arriesgar a que puedan llegar a transmitirlo. Pero la verdad es que me parece demasiado complejo.

Por otro lado, no creo que debamos despegarnos de Diana en ningún momento. Tendrá que acompañarnos si salimos. Dijo sin ninguna alegría. ¿Qué opinas, Eric?

Entras en la posada y el guardia se da la vuelta, exasperado. - ¡Vámonos! - Dice a alguien a su izquierda que no habías visto desde el exterior.

La abogada estaba apoyada en el umbral de la puerta que da paso al salón y no la habías visto anteriormente. Cuando sale de allí, se te queda mirando fijamente, como pensando de qué te conoce. Abre los ojos sorprendida y se dirige a ti.

- ¡Ah! ¡Qué sorpresa encontrarla aquí también! - exclama. - Nos vimos brevemente esta mañana, en casa de la maestra Svletana, ¿recuerda? Desgraciadamente no tuvimos mucho tiempo para hablar. Mi nombre es Emma - dice tendiéndote la mano a modo de saludo.

No puedes evitar notar el nerviosismo del recepcionista. Parece que el asalto nocturno le ha afectado bastante y no le hace mucha gracia que el guardia siga allí, espantando posibles clientes.

- ¡Qué casualidad encontrarla aquí! - Comenta la abogada con aire casual. - ¿Está también colaborando con la guardia de la ciudad? Es curioso encontarla en los escenarios de dos ataques producidos en la misma noche - añade con una encantadora sonrisa.

No es cuestión de casualidad evidentemente respondió con una sonrisa en la que sustituyó lo "encantador" por lo sarcástico.

Estoy interesada en la suerte de Alex Vagrant. Prometí a su madre investigar su paradero. Ya sabe, está bastante preocupada. Biza evitó dar su nombre a la abogada a propósito.

¿Qué ha sucedido? preguntó finalmente. No le agradaba la pesencia de Emma, ni contestar a sus preguntas ni mucho menos pasar a su lista de sospechosos pero quizás ella tuviera alguna información.

El soldado mira alternativamente a Ilsa y Diana.

- ¿Acompañarnos? - pregunta, sorprendido y algo nervioso. - ¿A la reunión? - Es incapaz de ocultar su gesto de sorpresa. Finalmente se encoge de hombros. - Es tu decisión, Ilsa.

Durante unos momentos se queda pensando en lo que has dicho. - Puede ser que tengas razón, Ilsa. Sin embargo, dada la poca colaboración de Diana - dice como si la mujer de Dindavara no estuviera allí - y la de Alex ayer por la mañana en la prisión, me temo que no podemos hacer nada más que conjeturar sobre los motivos de estos ataques...

Unos golpes en la puerta interrumpen vuestra conversación. Ilsa deja a Irina y va a abrir la puerta.

- Buenos días, - saluda Margaret antes de entrar en la mansión. - ¿Cómo se encuentra la paciente? - pregunta incluso antes de pedir permiso para pasar.

Asiente mientras escucha a Ilsa y entra en la casa cuando le cede el paso. Cuando entra se dirige directamente a la habitación donde está Irina. Seguida por la dueña de la casa, se acerca a la mujer inconsciente.

- ¡Mucho mejor! - exclama tras examinarla. - No debería tardar en despertarse. Si no le molesta que me quedé aquí durante un rato, trataré de conseguir que salga de este estado lo antes posible - dice dirigiéndose a Ilsa.

-Perfecto. Gracias de nuevo, Margaret. ¿Sabéis cómo se encuentra Stepjan?

Ilsa prefería no saberlo, pero tenía que preguntar.

-Bien Diana. Está claro que no vas a revelarnos la información que te hemos solicitado. No obstante, quisiera que me aclaráseis cuáles son tus objetivos ya que nosotros hemos puesto mucho en juego para tu protección y no sé si unas vagas noticias del oeste son suficientes para compensar las heridas de nuestros compañeros. Indica señalando a la inconsciente Irina.

Emma te mira sorprendida.

- ¿¡Alex Vangrant!? - Exclama. - Creí que su identidad era tan solo una hipótesis. Me sorprende que haya llegado a vuestros oídos... Tan pronto.

Se vuelve hacia el guardia. - No se preocupe. Volveré al cuartel más adelante... Ahora tengo algo importante que hacer - dice despidiéndose de él.

Se gira nuevamente hacia ti y te toma del brazo con una sonrisa. - Acompáñeme, por favor, señorita... - parece darse cuenta entonces de que no conoce tu nombre y te mira esperando que te presentes.

Te guía hasta el interior del salón y se sienta en una mesa. Con un gesto, avisa al camarero y espera a que se acerque para pedir algo. Espera a que hagas lo mismo y sonríe.

- Alex Vangrant - repite. - No sabemos mucho aún de lo que ha ocurrido aquí. Al parecer estaba alojado en la primera planta de esta posada y dos asesinos entraron por la ventana. Había un hombre en esta planta que subió en cuando escuchó el ruido y entre los dos acabaron con los asaltantes. - Te explica lo que ha sucedido, más o menos como os contó Eric. - Después se fueron rápidamente y se perdieron en las calles de Uldnacht.

El camarero regresa con lo que habéis pedido y Emma le da un trago a su zumo. - Pero dígame, ¿de qué conoce a sus padres? - pregunta.

Mi nombre es Biza Carkenna dijo automaticamente su mente que estaba ocupada en otros menesteres. había algo que no encajaba. Si Alex estaba a salvo ¿Por qué no había acudido a ver a sus padres? ¿Qué hacía aquí? ¿Quién era ese extraño hombre que estaba en la posada y que le ayudó? Y sobre todo ¿Cómo había dado con Vangrant? Eran demasiadas las interrogantes. Biza casi no podía pensar.

¿Donde están los asaltantes? se refería obviamente a sus cuerpos.

La abogada tuerce el gesto cuando contestas su pregunta con otra. Pese a todo, te contesta.

- La guardia los retiró hace horas - informa. - Supongo que los tendrán en alguno de los cuarteles de la zona... ¿De qué conoce a sus padres? - insiste en preguntar.

Vuelve a beber de su zumo mientras te mira fijamente.

- La verdad es que es sorprendente  que el chico viniese aquí en vez de ir a su casa, ¿no crees? Al parecer vino acompañado por un hombre de aspecto tosco que le trataba con familiaridad. Estuvieron comiendo algo antes de que el hombre se marchase y el joven subiese a su habitación. - Mientras habla contigo, mira fijamente al hombre que estaba en el mostrador, el dueño de la posada, dando a entender que él mismo le ha contado a ella lo que te está diciendo.