Partida Rol por web

Analizas la caja en detalle. Pese a no conseguir detectar ningún tipo de encantamiento en ella, has leído sobre estas cajas en alguna ocasión. Tan solo se pueden abrir si al hacerlo pronuncias la misma palabra que dijo el que la cerró. Una especie de contraseña variable. Si alguien intenta forzar la caja o romperla para acceder al interior, el mismo conjuro que la mantiene cerrada se encarga de eliminar el contenido de la misma, para evitar que llegue a alguien que no sabe cómo abrirla.

Este tipo de artefactos no son muy habituales y Rowan se tiene que haber gastado una gran cantidad de recursos para conseguirlo. Pero, ¿quería él que tú tuvieses esa caja o guardaba en ella algo más personal?

La puerta se abre mientras examinas la caja y entra Zorya.

- Me dijeron que estabas aquí... - dice preocupada. - ¿Qué ha ocurrido? ¿Dónde está Rowan?

Cierra la puerta y se acerca hacia ti con gesto nervioso, temerosa de la noticia que vas a darle que intuye fácilmente viendo la expresión de tu rostro.

Ilsa se gira lentamente hacia Zorya. Ver una cara amiga la reconforta, pero no se siente con demasiadas fuerzas como para dar la noticia.  Rowan no está. Le he fallado, Zorya. Y ahora. No está. Lo cierto es que muchas veces había sentido la espina punzante de la culpabilidad. Cada vez que se levantaba en cualquier sitio desconocido después de haber seguido a su ansia en lugar de a su deber y sus sirvientes tenían que llevarla de nuevo a casa. No existía un sentimiento más ambiguo de placer y angustia que apartarse de un deber que muchas veces la atenazaba, lo que la atraía a esas experiencias humillantes. Pero esto era distinto por completo. Aquí no había ningún asidero, ningún subterfugio para esconderse, o al menos adornar la verdad. Ésta aparecía con toda su rotundidad, aplastando a la maestra del Gremio, mostrándole su fragilidad e insignificancia.

Ilsa contó entre lágrimas la visión de Rowan. Sin detenerse en detalles o impresiones. Solo los hechos con toda su brutalidad física. Después de las pocas explosiones emocionales que Ilsa se permitía, todo solía quedar en envuelto en una especie de nube algodonosa, pero después de esta confesión no pudo desprenderse ni un ápice de ese plúmbeo légamo que la atenazaba.

Al cabo de un buen rato muestra la caja a Zorya. Rowan dejó esto para mi. Por favor, déjame a solas... Y después de un demoledor silencio, de luchar consigo misma como nunca hasta ahora, añade: ...Pero no te vayas.

Ya a solas, sin más preámbulos, aproxima la caja a sus labios, manipulando el mecanismo y pronuncia:

-Gorgonas.

Yo os convoco.

¿Muerto? Biza no podia creer lo que estaba oyendo. Intuía que la vida del maestro estaba en peligro pero nunca imaginó que aquel peligro pudiera acabar con su vida.

¿Que ha sucedido? preguntó. ¿Cómo ha podido ser?

Zorya te pone la mano sobre el hombro y aprieta ligeramente a modo de consuelo.

- Estaré en la habitación de al lado - dice antes de salir de la habitación.

Susurras una palabra "Gorgonae" y el chasquido que escuchas en la caja te informa de que el anciano consejero tenía razón. Rowan dejó esto para ti y quería que lo encontrases y lo abrieras. El corazón se te acelera cuando levantas la tapa de la caja. En su interior hay un pergamino, escrito con la elegante caligrafía de tu maestro.

Tragas saliva mientras despliegas el escrito. Una lágrima resbala por tu mejilla mientras empiezas a leerlo. Escuchas de tu voz las últimas palabras de tu maestro:

Querida Ilsa,

espero que nunca leas esto, pues si lo haces probablemente yo esté muerto. Dados los riesgos que estoy tomando últimamente no sería de extrañar, pero la situación me ha obligado a ello.

Uldnacht es un hervidero de problemas que puede arrastrar consigo a toda la nación. Mi mayor error ha sido quedarme tanto tiempo en Rulfoun en vez de tratar de controlar la situación en la capital, pues he ignorado demasiado tiempo todo lo que estaba sucediendo aquí. A veces imagino Uldnacht como una gran vasija de fuego griego, un golpe bastaría para romperla e iniciar un incendio que el agua no podría apagar.

Los Truil, la desaparición de Jezzabel... todos los sucesos de la última semana parecen destinados a volar por los aires el delicado equilibrio de poderes en Uldholm. Tenemos muchos enemigos fuera de nuestras fronteras, pero son las distintas facciones internas las que pueden acabar con nosotros.

El Gremio de Mercenarios salió fortalecido de la última reunión del Consejo, consiguiendo el acceso al ejército que tanto habían deseado. Sin embargo, me pregunto si son ellos los causantes de todo esto o tan solo han sabido aprovechar las circunstancias mejor que nosotros. Una vez logrado ese objetivo, lo más beneficioso para ellos sería echar tierra sobre todo este asunto, reforzar su recién adquirida posición sin hacer nada que pueda ponerla en riesgo.

He estado pensando sobre nuestros hechiceros, sobre la contramagia Truil. Pensando en qué ocurriría si, en vez de haber aparecido en los Yermos, hubiese sido descubierta por alguien en Uldholm. ¿Quién podría estar interesado en un poder así dentro de nuestras fronteras? La respuesta es clara: Todo el mundo.
Revisando nuestra historia pienso que disponer de ese poder habría podido salvar a la nobleza cuando el Imperio trató de conquistarnos. Siempre hay gente que se ata al pasado, que se niega a ver que gracias a esa guerra los gremios tomaron el poder, que preferirían volver a un totalitarismo como el que vivíamos hace un siglo. Saberse inmunes a la magia de sangre imperial y al poder de nuestro gremio podría darles fuerza para intentar restaurar un antiguo régimen.

Pero, ¿alguien más? No podemos estar seguros de nada hasta que no descubramos la naturaleza de ese nuevo poder. Nuestras tropas se preparan para marchar contra los Truil y ni siquiera sabemos exactamente a qué van a tener que enfrentarse.

A veces pienso que estamos ciegos, que somos incapaces de ver nada a nuestro alrededor. Ilsa, afortunadamente tenemos más de dos ojos. Las Górgonas deberían recabar información, ayudarnos a averiguar qué está ocurriendo. Somos pocos, pero le encargué a Biza que valorase a Eric para eventualmente fusionarnos con los Soles Azules. Tal vez así podamos tener la fuerza para descubrir en qué nos estamos metiendo, conocer las facciones que se mueven en esta ciudad.

Los Asesinos. Probablemente sean los causantes de que estés leyendo estas palabras, pero supongo que eres lo suficientemente inteligente como para no tratar de tomarte una revancha. Al desvelaros su existencia puedo haber firmado mi sentencia de muerte, pero era necesario. Si alguien sabe lo que ocurre en las calles de esta ciudad, son ellos... Por paradójico que resulte son la última defensa de los gremios ante un ataque, externo o interno. Debes buscarles, conseguir que colaboren contigo antes de que el equilibrio se acabe de romper.

Poco más te puedo decir ya que no te haya contado en todos estos años. Has sido mi mejor alumna y te he preparado lo mejor que he sabido para que ocupes mi lugar. Lamento no estar aquí para cuando llegue ese momento. Sé que te he fallado, que la carga que echo sobre tus hombros es mayor de lo que deberías soportar, pero confío que mis lecciones te sirvan para salir adelante. Te envié a Uldnacht para que fueras mis ojos aquí, pero ni siquiera yo mismo he sido capaz de abarcar los últimos acontecimientos. Tendrás que volar aún más alto que yo para poder ver con claridad todo lo que ocurre en esta ciudad.

Sé que lo harás.

El mensaje no está firmado. En lugar de su sello habitual, Rowan ha escrito una extraña palabra. Tratas de leerla varias veces, sin éxito. No consigues pronunciar correctamente los extraños caracteres inscritos en la página. Frunces el ceño, tratando de desvelar su significado antes de leerla.

Finalmente consigues reproducir la entonación y pronunciación adecuada de cada sílaba. Una oleada de poder te recorre cuando caes en la cuenta de que esa palabra es la última lección de tu maestro. El clima siempre había acompañado el estado de ánimo de Rowan, sus enfados eran a menudo enfatizados por truenos o verdaderas tormentas y el viento parecía soplar en todas direcciones cuando no sabía qué hacer. Esa palabra, ese hechizo, genera un vínculo entre el stromtongue y el propio clima. Pese a carecer del control de otros conjuros de la escuela al estar íntimamente ligado a las emociones, el potencial del conjuro es tremendo pues su tiempo de lanzamiento es realmente reducido.

Agredeces este último regalo de tu maestro sabiendo que en el exterior el cálido sol veraniego se empieza a ocultar tras una oscura nube.

El consejero te mira fijamente y luego se vuelve hacia Eric. Parece dudar un momento antes de contestar.

- Me temo que esa información también está restringida, joven Carkenna - dice finalmente. - Les pediría que abandonasen este lugar, si son tan amables. Yo he de irme ahora y los guardias - añade mirando a los pretorianos por encima del hombro - no suelen ser muy amables sin nadie que les inste a guardar las formas...

El anciano se queda quieto un momento, como si estuviera cogiendo fuerzas para ponerse en camino. Sus hombros están caídos, como si soportase un gran peso sobre ellos. Súbitamente, el tórrido sol veraniego se oculta tras una oscura nube, aunque habrías jurado que el cielo estaba despejado hace unos minutos. Christian eleva la vista hacia el cielo.

- Al menos así hará menos calor... - dice en relación al tiempo. Aunque parece que un clima nublado se ajusta más a su estado de ánimo que el cielo despejado de una luminosa tarde de verano.

Después de ese momento que tanta angustia le había provocado, Ilsa guarda la carta entre sus ropas y dedica un buen rato a interiorizar esa nueva capacidad mágica que su maestro le ha legado. La carta esconde la horrible inquietud de su maestro, pero marca al menos un camino a seguir. Y ese camino en realidad pasa por lo ocurrido en esta casa durante las horas pasadas. Así que Ilsa salió, dejando escondidas, detrás, por el momento, sus tribulaciones. Buscó a Zorya por el edificio y al encontrarla, le dijo:

-Gracias, Zorya, ya he terminado. ¿Puedes decirme qué ha ocurrido aquí?

¿Información restringida? se extrañó del secretismo del Consejero. Supongo que eso significará que Rowan ha fallecido en circunstancias extrañas ¿Verdad? Rowan era algo más que un superior, era un amigo para mi. ¿Y ahora me responde usted con un "no puedo decir nada"? Estoy cansada de todo esta parafernaria maese Chrsitian...

Entras en una de las habitaciones de la casa y Zorya se levanta rápidamente al verte.

- ¿Cómo que qué ha ocurrido aquí? - pregunta sorprendida. - ¡No! ¿Qué le ha ocurrido a Rowan? ¡Ha muerto! Pero... ¿Cómo? ¿Por qué dices que le has fallado?

La mujer te había dejado sola porque se lo habías pedido, pero ahora la ves agobiada, con una botella de licor en una mesilla junto al sillón que ocupaba hace unos instantes. Las lágrimas estropean el siempre perfecto maquillaje de sus ojos y recuerdas que Rowan no era solo tu maestro, sino también amigo de muchos de los presentes.

Los guardias detrás del anciano se mueven ligeramente, evidenciando su presencia. El anciano se vuelve hacia ti, con la mirada triste. Sin embargo, su voz está cargada de autoridad.

- No eres la única que está cansada, joven aprendiz... - remarca ligeramente la palabra, como si tratase de recordarte tu posición. - Las circunstancias de la muerte de Rowan no han sido extrañas. Al contrario. Sin embargo, eso no significa que las causas del fallecimiento de un Consejero deban hacerse públicas - una vez más, pone cierto énfasis en el estatus del maestro.

Su mirada se ablanda por un momento.

- Pero sé lo que es perder un amigo. Rowan también lo era para mi, así que te doy mi más sentido pésame - una vez más, parece el anciano cansado que habías visto al salir de la mansión. - Ahora, si me discuplas...

Con una ligera inclinación de cabeza a modo de despedida, el consejero se da la vuelta y empieza a caminar por la calle, alejándose de su casa. Su paso apesumbrado evidencia su avanzada edad más de lo que recuerdas haber visto en otras ocasiones.

Rowan ha muerto. Eso es todo. Ilsa no se sentía capaz de una escena emotiva. De algún modo se había vaciado como aquella caja milondiana. Necesitamos información, Zorya, y para eso la alianza entre compañías puede ser crucial.

El cerebro de Ilsa comenzaba de nuevo a engranar ideas con extrema lentitud y parsimonia. No obstante el objetivo principal aparecía con meridiana claridad en su imaginación, pero no podía decirle nada a Zorya de los Asesinos. Había que utilizar la señal con prudencia y de ese modo esperar que quisieran mostrarse. Tal vez.

Si no te importa, me gustaría quedarme contigo unos días. Creo que después del ataque a mi casa, nadie lo vería extraño. Necesito pensar con un mínimo de tranquilidad. Puede que sea conveniente contratar protección. Solo por si acaso.

Observó a Zorya con cierta compasión y un infinita tristeza. Entonces unas palabras le llegaron como una lengua de fuego desde el más allá y le hizo preguntarse a sí misma cuánto conocía Rowan a Ilsa Svletana:

...pero supongo que eres lo suficientemente inteligente como para no tratar de tomarte una revancha.

Disculpe mi tono Consejero dijo con el automatismo de quien se deja llevar de nuevo por los formalismos estipulados. Biza se quedó en la calle viendo como su superior se marchaba del lugar dejandola con la impotencia de no saber exactamente que había sucedido a Rowan.

Tenemos que hacer algo... dijo en voz alta

Zorya asiente con tristeza en su mirada. - Claro, Ilsa. No hay problema por que vengas a casa. Siempre eres bien recibida allí.

Se da la vuelta para servirse una copa y aprovecha para enjugarse una lágrima cuando te da la espalda.

- Respecto a contratar protección, ¿crees que es prudente? Tal y como están las cosas no estoy segura de que el Gremio de Mercenarios no esté implicado en el ataque a los hechiceros.

Se da la vuelta y le da un sorbo a su copa. Sobre la mesilla ha dejado otra llena, por si quisieras tomarla. Sin embargo, se nota que está incómoda. Evidentemente la noticia de la muerte de Rowan le ha afectado, pero sabe la importancia que tu maestro tenía para ti, por lo que no parece tener muy claro cómo comportarse para hacerte sentir mejor.

- Kiba Carkenna volverá en breve con uno de los Soles Azules - te informa cambiando de tema completamente. - Biza y Eric salieron poco después de la reunión. Si no me equivoco fueron a casa de Rowan por las alcantarillas, siguiendo una corazonada de la mujer. Sin embargo, hay muchas cosas que aclarar para ultimar la fusión de las dos sociedades, por lo que Eric envió a su mujer a buscar a uno de sus hombres.

Te mira a los ojos y ves cómo las lágrimas han estropeado su siempre impecable maquillaje.

- Si quieres irte antes de que lleguen, yo me encargaré de este asunto... - dice comprensiva.

Ilsa ni advierte que tiene una copa. Está evidentemente azorada y confusa.

-No sé si es prudente Zorya, pero Rowan a muerto, mi casa fue atacada, puede que Stepjan esté muerto también. Irina no está tampoco en buenas condiciones. Un cosa es que el gremio esté implicado y otra es que incumplan un contrato. Pero no estoy segura, no obstan...

-¿Has dicho que estaban yendo por las alcantarillas a casa de Rowan? Un latigazo de preocupación cruzó su espalda. Puede que se hayan encontrado con Christian... Biza está obsesionada con localizar al puño ejecutor. Pero a mi lo que me interesa es la cabeza. Y el corazón.

Ilsa ve cómo está Zorya. Dejarla sola para negociar puede que no sea buena idea. Luego piensa en la imagen que desprenderá ella misma y al final una delgada sonrisa comienza a gestarse en sus labios.

¡Míranos! Se supone que debiéramos estar preparadas para esto. Vamos a arreglarnos y te ayudaré con la negociación. ¿Tienes algún vestido por ahí adaptado a mujeres aladas?

Eric te mira, preocupado, y espera a que el Consejero se aleje más para contestarte.

- Pero, ¿qué podemos hacer? - pregunta encogiéndose de hombros. - Esos dos guardias no nos dejarán pasar, y no sabemos si puede haber alguno más dentro.

Conoces la fama de los pretorianos, guardias de élite al servicio del Consejo y del mismo Senado. Incorruptibles y tremendamente diligentes en sus tareas, pero también severos en grado sumo con aquellos que osan cruzarse en su camino. Como te dijo antes Eric, se encuentran fuera de la jerarquía normal de la guardia, ya que responden directamente ante el el Consejo.

- Si quieres investigar la muerte de Rowan, es posible que Ilsa sepa algo... Al fin y al cabo, había venido aquí y el Consejero era su maestro. - Te mira con gesto comprensivo, parece que se ha dado cuenta de que no os lleváis muy bien últimamente. - Si no quieres hablar con ella, tal vez algún médico pueda saber qué ha ocurrido - aventura pensando darte alguna opción más, aunque no es fácil si no le das más detalles de tus planes.

Zorya sonríe con tristeza.

- Adaptado, no... Pero sí que deje toda la espalda al aire. Es probable que te valga. - Llama a uno de sus criados que normalmente la acompañan y le da indicaciones para que vaya a recogerlo a su casa, pidiéndole que aproveche el viaje para traer maquillaje para ambas. Al escuchar sus palabras, te fijas en su rostro, en el que aún se marcan los rastros de alguna lágrima. Si no te equivocas, tu aspecto será aún peor.

- Dile a Ambrose que se encargue de preparar una habitación para la Maestra Svletana - añade antes de que se vaya su criado. - Pasará con nosotros una temporada.

El hombre se retira con una formal reverencia y Zorya se vuelve hacia ti.

- No te preocupes, yo me encargaré de buscar a esos guardias. Hombre de confianza trabajan para mi en el taller - la palabra contrasta con la joyería donde Zorya prepara sus gemas, - y seguramente nos puedan recomendar a varios conocidos suyos.

Asiente con la cabeza en respuesta a tu pregunta sobre el camino que ha tomado Biza. - Sí, por las alcantarillas... Al menos eso es lo que le dijo a Eric, no sé qué se le pasó por la cabeza, la verdad.

Llena nuevamente su copa y te ofrece más bebida antes de guardar la botella.

- La reunión con los Soles será importante, pues se decidirán los términos de la unión de las dos compañías. En mi opinión la mejor opción sería que se fusionasen como iguales, dando lugar a una nueva sociedad, más fuerte que cada una de las anteriores. Sin embargo, es probable que las negociaciones se extiendan durante varios días, semanas tal vez. Pese ha haber compartido bastantes reuniones y secretos, hay muchas cosas de los Soles que desconocemos, e igualmente ellos de las Górgonas. Será difícil dejar a un lado los prejuicios habituales de los grupos clandestinos para revelar sus secretos más profundos.

Evidentemente, trata de dejar a un lado sus sentimientos por un momento, centrándose en la inminente reunión con Balder y los Soles Azules.

Ilsa escucha atentamente las palabras de Zorya y una señal de amenaza le urge a vestirse rápidamente. Debemos conseguir la unión entre ambas, ¡y no podemos permitirnos esperar una semana! Por otro lado, una intuición funesta acecha la mente de la hechicera. Eric y Biza por las alcantarillas... Eric puede ser un objetivo para los asesinos.

-Debemos intentar acelerar el proceso. Kiba traerá a uno de los Soles Azules mientras Biza está en las alcantarillas con Eric. Ilsa se coge la frente con la mano derecha en un evidente gesto de preocupación. Entonces se decide a servirse una copa. La llena al máximo y de un trago se bebe el licor sin contemplaciones. Luego tuerce ligeramente la boca con un gesto entremezclado de satisfacción y odio. Se sirve otra de forma maquinal, pero no la toca. Balder, el soldado que protegía a Rhenar, también pertenece a los Soles Azules.

Hay cosas que debemos hacer... cuyo propósito no puedo contarte, Zorya. Lo siento, pero deberás confiar en mi.

Sabía que decirle eso a una de las principales valedoras de la compañía no era justo, pero necesitaba sus recursos y todo lo que tuviera a su disposición para encontrar al gremio secreto.

Ilsa tenía las palabras de la carta clavadas en su memoria:

"Siempre hay gente que se ata al pasado, que se niega a ver que gracias a esa guerra los gremios tomaron el poder, que preferirían volver a un totalitarismo como el que vivíamos hace un siglo. Saberse inmunes a la magia de sangre imperial y al poder de nuestro gremio podría darles fuerza para intentar restaurar un antiguo régimen."

Eso encajaba muy bien con quien se encontró en el tejado del hospital.

Demasiado bien...

Y bebió otro trago.