Partida Rol por web

Me retiro un poco al otro extremo de la jaula de donde está el guardia. Le sigo rondando a la cabeza eso de que van a comernos y me da bastante ansiedad. Pensé que mi final sería más glorioso. Sigo mirando la jaula de madera, podría quemarla, pero hacer un acto de magia aquí sería firmar mi sentencia de muerte. Una vez libres ¿a donde vamos?. No veo una salida fácil y encima Marthe se queja que nos hallan atrapado. Pero si ella está aquí con nosotros ¡y ella estaba todavía más lejos!

-Pfff- bufo sin llegar a decir lo que pienso y miro hacia otro lado-.

Martha se queda mirando a Areth, preocupada.

- Si dependemos de Henry, tenemos un problema... Bueno, lo tenemos de todas formas dependamos o no de él, y de cualquier forma, mejor Henry que su compañero, ¿no? - Añade con una amarga sonrisa.

Se endereza con cuidado y se acerca a la jaula ante la severa mirada del guardián. Cuando agarra los barrotes para comprobar su solidez, el truil gruñe algo en su idioma que hace que la exploradora vuelva rápidamente junto a vosotros.

- La jaula es bastante sólida, así que no contaría con atravesarla sin más, salvo que podamos conseguir el hacha de ese tipo... - dice señalando al guardia.

De repente, parece darse cuenta de algo.

- ¡Areth! ¡Fawkes podría echarnos una mano! ¿Dónde está ahora?

Notas cómo el guardián truil se revuelve ligeramente incómodo cuando Areth y Martha hablan de Henry. El salvaje parece estar allí exclusivamente vigilándoos, pero te da la impresión de que, aunque no haya dado muestras de hacerlo, es perfectamente capaz de entender todo lo que estáis diciendo.

Te quedas mirándole un momento, tratando de confirmar tu sospecha, cuando la referencia de Martha al gato de Areth te sorprende tanto que te vuelves para mirarlos. ¿Qué puede hacer un gato para ayudaros a salir de aquí?

Miro al salvaje y a nuestros compañeros, y sospecho que el guardian está al tanto de lo que hablamos. Que magnífica idea por parte de nuestros captores, están recopilando toda la información posible antes de pasarnos por la hoja. Sin embargo podemos usar eso en su contra.

- Tienes razón, en cuanto aparezca tu gato salvaje, podrá destrozar a ese guardia, ahora estamos muy débiles para escapar pero como se vaya a pedir ayuda estaremos en problemas- hablo a mis compañeros mientras miro significativamente al guuardia- Tienes razón Martha, ahora mismo no podemos hacer nada, esperaremos mientras llegan nuestros refuerzos o el gato devora a este estúpido que se ha quedado sólo. Además los arqueros que tenemos apostados no disparan mientras nuestro carcelero no grite, por eso sigue vivo...

Necesito un turno para bailar y quemar una zona de los barrotes para escapar, esperemos que se ponga lo suficientemente nervioso para que se vaya a buscar ayuda sin gritarlo.

Callaos... Veré que puedo hacer- Murmuré mientras cerraba los ojos e intentaba concentrarme. Si, gritad un poco más; puede que el salvaje no lo haya oído todo.

me concentré en el vínculo telepático que tenía con Fawkes, intentando no hacer mucho... ¿eco psíquico?

Vaya día, ¿verdad? Espadas perdidas, héroes huyendo, idiotas a punto de morir... ¿Cómo está la situación ahí fuera? ¿Crees que podrías conseguir las llaves de la jaula? O quizá causar una distracción. Mierda, no me eches en cara estas ideas de mierda, casi me arrancan la cabeza... -Mi voz (¿mental?) se volvió mucho más humilde, casi divertida- Por favor, compañero... Así tendrás algo importante que echarme en cara, ¿no crees?

El truil al otro lado de los barrotes se levanta y coge su hacha. Mirándoos con expresión seria, hace un gesto con el enorme arma de doble hoja hacia vosotros. Emitiendo un incomprensible gruñido, se aleja un par de pasos hasta que llega al borde de una de las tiendas.

- Meaggre! - Grita. - Misalama Denvar hira bu mere!

Os mira de reojo una y otra vez, con el arma fuertemente apretada en uno de sus musculosos brazos, vigilándoos por el rabillo del ojo mientras grita hacia el interior del campamento.

Martha mira a Alex inquisitiva, como preguntándose si la distancia que os separa del guerrero es suficiente como para que intente algún truco. Dado el tamaño del truil, podría llegar hasta vosotros en tres o cuatro zancadas, pero los barrotes de la celda impedirían que agarrase a Alex a tiempo de impedir su baile.

Areth! - exclama mentalmente Fawkes. - Me tenías preocupado... Noté cómo quedabas inconsciente y los truil salieron del campamento y localizaron a Martha. ¡Fuisteis unos inconscientes al adentraros tanto! Si os hubiérais quedado en los alrededores no habrían dado la alarma...

El gato te echa la bronca, pero notas el tono de genuína precupación en su mensaje.

No puedo ayudaros mucho, me temo. La zona está llena de lobos y no les caigo demasiado bien a los cánidos... Además no todos ellos son animales normales. Hay un poderoso hechicero en esa tribu. Denvar, el truil que habló con Yi Fan.

Notas cómo se revuelve, inquieto.

Lo siento Areth, pero tendréis que salir por vuestros propios medios o esperar a que Henry haga algo. Sigue habiendo bastante revuelo en el campamento, así que supongo que le han descubierto, aunque no parece que hayan dado con él...

Está visto que el salvaje no se va a alejar más, dejar al descubierto que soy hechicero me puede costar la vida pero de otra manera puede que sea el plato principal de su cena como anodino guerrero. Respiro un par de veces rápido y seguidas y me con una última inspiración larga comienzo mi baile.

- Te prometí un baile Martha- le guiño un ojo-.

Mido a ojo laas dimensiones de la jaula y adecuo los pasos al reducido espacio. No difiere mucho de un combate pero mi pulso está un poco más acelerado y ansisos de lo normal y lo interpetro correctamente aunque más lento de lo normal para no cometer errores.

El truil te mira extrañado y dice algo precipitadamente. Otro cazador de la noche aparece tras una de las tiendas y te mira sorprendido mientras das vueltas en tu baile. Sale corriendo hacia ti, seguido de cerca por el enorme cazador que no parece entender cuál es el problema, pero están suficientemente alejados como para que no puedan hacer nada por evitar tu hechizo.

- ¡Maldita sea! - exclama el recién llegado en un gutural Uld. El hecho de que utilice vuestro idioma deja claro que sus palabras van más dirigidas a vosotros que a su enorme compañero.

Mierda son dos, las cosas se complican. Mi parte infantil sale a flote y no pienso dejar que me tomen a la ligera así que como tengo tiempo de sobra ejecuto mi danza final mientras con una sonrisa de placer juntos las palmas y lanzo un chorro de Llamas como un rayo, a través de los barrotes, el calor me golpea en la cara con satisfacción cuando se avalanza sobre el Hombretón del hacha que nos estaba cuidando. La Jaula empieza a arder allí donde ha golpeado el rayo.

- Alejarse de aquí u os abrasaré a todos- señalo al nuevo, mientras sigo ejecuntando mi danza- Tú alejate, ¡a nosotros nadie nos comerá sin luchar!

La escena se vuelve un aunténtico pandemonium cuando lanzas tu rayo de fuego. Martha se abalanza sobre los barrotes quemados para darle un golpe a la puerta que termine de abrir la celda de madera y Areth sale corriendo junto a ella, agarrando uno de los palos a modo de arma.

El enorme truil, con una fea quemadura en la cabeza por culpa de tu rayo, pega un grito salvaje que llama la atención de algunos cazadores cercanos, que se precipitan a coger sus armas antes de dirigirse hacia vosotros. Balanceando su hacha por encima de la cabeza, sale corriendo hacia la apertura que habéis abierto.

Nunca llega hasta allí. Henry aparece de la nada, saltando desde lo alto de una de las tiendas y esquiva ágilmente el giro del hacha del truil, propinándole una patada en la cabeza ya herida, derribándole con tal fuerza que el cuerpo rueda sobre si mismo hasta golpear con fuerza la improvisada celda de madera.

El otro truil se os queda mirando con una expresión de odio al ver a su compañero caído.

- Vosotros lo habéis querido. Podíais haber salido de aquí por las buenas... - Eleva la cabeza y profiere un grito de guerra, que no tarda en convertirse en un aullido. Notáis cómo la magia fluye hacia el truil mientras aúlla en dirección a la luna.

En un primer momento disfruto como la energía acumulada se dispara quemándome por dentro con una sensación embriagadora pero corta. Muy corta. Debería poder lanzar hechizos más poderosos y constantes. Debería... ESPABILAR

Pongo los ojos como platos cuando el otro se pone a reunir energías mágicas, pero por lo menos estamos libres. Salgo corriendo de la Jaula para reunirme con mis compañeros y me coloco tras ellos y el enemigo.

- Quizás deberíamos huir- propongo nervioso al resto de compañeros- esto se pone feo- no puedo evitar buscar una salida rápida del campamento con la mirada.

Henry sonríe como si Alex hubiera contado un chiste.

- ¡Claro, niño! Por eso estoy aquí... - dice subiéndose de un salto a lo alto de la celda. - ¡Toma mi mano! - Dice inclinándose desde la parte superior.

Alex se agarra al secuaz de Asceltis mientras Martha trepa ágilmente por los barrotes de madera. Areth se queda abajo un momento, titubeando.

Mientras tanto, los cazadores de la noche empiezan a llegar corriendo al lugar desde donde su líder los llamaba. Denvar se vuelve hacia vosotros, más rápidamente de lo que os parece normal, y su mirada lupina parece más animal que de costumbre.

- ¡Areth! - insta Henry al guerrero desde lo alto. Durante un instante se queda quieto, como si estuviera escuchando y luego se vuelve bruscamente hacia Alex y Martha. - ¡Nos vamos!

Apoyando los pies en los cruces de los barrotes, se dirige rápidamente hacia una esquina de la celda y salta hacia la tienda por la que había aparecido anteriormente. Alex va detrás de él, pero se para un momento al darse cuenta de que Martha duda.

- ¡ARETH! - grita la exploradora sin estar segura de querer irse dejándole atrás.

Pero el guerrero no responde a su llamada, ni se lanza sobre el hacha del truil caído para prepararse para la llegada del resto de cazadores, sino que se queda un momento mirando a su gato, que se coloca a su lado con el pelo erizado.

Tu primer impulso es salir detrás de Henry. Por mucho que te cueste admitirlo, si ha conseguido llegar hasta aquí tal vez exista la posibilidad de que os saque con vida de esta. Sin embargo, antes de que comiences a moverte, Fawkes contacta mentalmente contigo.

- Areth, no... Aunque podáis salir del campamento, nunca podréis escapar de los lobos que convocarán estos truil... - Sabes que tiene razón y piensas en avisar a tus compañeros, pero Fawkes no te da tiempo a decir nada.

- Podemos ayudarles... - te dice, aunque notas la duda en su pensamiento. - ¿Confías en mi? - pregunta mientras escuchas cómo Martha te llama desde lo alto de la celda.

Estaba de pie, en medio de la explanada del campamento, con los ojos muy abiertos, fijos en un lugar indeterminado.

Confío en ti.-Dije, murmurando, dolorido. 

Cojo aire un momento y exclamo con voz atronadora:

-¡No huimos! ¡Vamos a solucionar esto como hombres de honor! -Miro al hechicero truil  y le apunto con el dedo, bajando mi tono de voz- Tú te llamas Denvar, y eres el jefe de esta tribu. De los hijos de la noche. Juré, por la vida de mi hermana, llegar a estas tierras y conocer vuestros planes. Y hasta entonces no seré libre, ni lo será ella. No me gusta servir, pero cumpliré con el deber de proteger a mi familia y a mis compañeros. No sé ni que estoy diciendo... que los siete ríos le encuentren significado... No estoy en la posición adecuada, pero quiero buscar un acuerdo. De guerrero a guerrero. 

-¡¡Gracias Henry!!- mientras, subo aliviado.

Me detengo unos segundos en lo alto de la celda acuclillado, mientras veo que Areth se queda enfrentando al lider. No entiendo nada, pero sigo a Henry y a Martha por lo alto de la jaula para escapar a de allí lo antes posible.

No puedo evitar lanzar furtivas miradas al campamento por si me encuentro con la mirada de cierta salvaje...