Partida Rol por web

Varion escuchó atentamente a Nikómedes, a Harald y a Algedrian, realmente no se le ocurría ningún plan de acción. Por lo que solamente acotó con recomendaciones:

-Por mi parte, apoyo a Harald, las fuerzas de Pulkria parecen ser superiores a las nuestras, aunque no olvidemos que deben estar debilitados por una guerra de diez años, y tocando el punto mas duro del invierno aún siguen luchando. Por ahora debemos asegurarnos de que no nos tomen por sorpresa con ninguno de sus movimientos, ya que el factor sorpresa puede ser una de sus mejores armas si no estamos atentos a sus movimientos, y también tratar de estar lo más informados posible sobre su guerra con Roland, ya que si en algún momento decidimos golpear antes de ser golpeados, algún paso en falso pulkriano en esa guerra puede ser el momento indicado, pero claro, para esto debemos asegurarnos de que ellos lo que quieren es atacarnos-

Observa a los demás caballeros mientras se sacudía su amarañado cabello rubio.

Además, debemos considerar con suma importancia estas desapariciones, como bien el rey Harlock me había anticipado, de los emisarios que nos habían entregado en primer instancia las invitaciones para venir aquí. Esto no debería ser un hecho menor, tal vez hayan algunas invitaciones reales que fueron interceptadas entonces por estos pulkrianos.

Al finalizar de hablar, se servía un vaso de cerveza.

Eso también es muy cierto, Lord William. Es algo que me preocupaba esta desaparición de sirvientes que llevaron sus mensajes, algunos muy fieles a las coronas como para suponer que solo desertaron.

Por lo pronto, verán que hay tierras sin nobles regentandolas actualmente, ya que Lord Caletrelo ha fallecido hace pocas semanas, sin familiares ni herederos. Así que decido desde este instante, otorgar al aquí presente Jamel Terrel de la casa Terrel, el castillo de Weibmark y su pueblo aledaño, Weibmark. En forma de agradecimiento por los servicios prestados por vos, por vuestro padre antes que usted a la corona.

Con esta medida, confío que lograrás afianzar tu gente allí y crear resistencias propicias para esto.

Desde ahora, Lord Jamel Terrel señor de Weibmark.

El rey empezaba a aplaudir lentamente, incitando a otros a hacer lo mismo.

Nikómedes secundó el aplauso iniciado por el rey, dando un leve codazo a su hermano, instándolo a que lo imitara.

"Bueno, si mal no me han informado, el tal Lord Jamel, no tenía tierras, por lo que mejor que se las quede él a que alguno de los otros nobles acapare más posesiones" pensó para sí antes de decir:

- Una decisión justa su majestad - dijo mientras miraba al rey y asentía con un gesto de conformidad.

Secundaba en aplauso a su hermano, tras la indicación del mismo que debía hacerse.

No conocía a Jamel, ni su reputación, pero habrá creído que era mejor así, darle una chance a la gente nueva para ver si pueden demostrar su potencial, y eso en el fondo de su corazón, le creaba buenas impresiones y sentimientos.

Se levantaba lentamente tras la mención honorifica de Jamel, como ahora dueño de Weibmark.

Sin dudas este no se hallaba contento, pero tampoco estaba disgustado. No ambicionaba esos lares, ni sabía que permanecían sin lord que lo regentase, ahora respecto a Jamel no es que le cayera bien y menos teniendo a una vikinga entre sus filas, por lo que no estaba feliz por él.

Espero que puedas demostrar entonces tus aptitudes Jamel de la casa Terrel. Regentar terrenos, a fin de cuentas, no es como leer libros de caballería. 

Harald aplaudió sin darle demasiada importancia a que las tierras fueran cedidas a Jamel, pero pudo fingir bastante bien una sonrisa a la par que sus aplausos. No es que deseara las tierras, ciertamente Harald tenía poco de ser ambicioso, es simplemente que el tema no era de su interés. Más sin embargo estaba complacido de que la Casa Terrel regentara tierras tan cercanas a las suyas.

Harlock dejó de aplaudir y mantuvo el silencio mientras observaba a los nobles. Los que notaron esto dejarían de aplaudir, y los demás simplemente seguirían la corriente.

El Rey juntó sus manos mientras observaba los mapas sobre la mesa.

Ciertamente la decisión es difícil de tomar, mis lores. Pero ha de hacerse. Necesitaré algo de tiempo para tomar la decisión adecuada. Les avisaré que acción tomará el Reino sobre Pulkria para antes de que el sol se ponga.

Terminado este tema, por ahora, así como el de las tierras que se encontraban sin Lord y fueron cedidas a la Casa Terrel, queda solo un asunto más por atender. Observó a Umberto con fiereza y descontento. Es increíble para mi pensar que habéis inventado los sucesos de anoche, pero ciertamente no encontramos pruebas, ni a ningún intruso. Vuestro juicio esperará a luego del torneo, Umberto. Y por vuestro bien, espero que desempeñéis con habilidad la lanza en la justa.

Terrel había escuchado las propuestas de todos los lores ante los problemas que se cernían sobre el reinado de Harlock. No dijo nada, simplemente escuchó atentamente, aprendió y observó los movimientos que aconsejaba cada uno de ellos. Sin duda Harlock podía estar contento por tener a lores con tanta iniciativa y creatividad.

Por otro lado Terrel no tenía nada, su padre se había ido sin darle absolutamente nada a Jamel, por lo que cualquier sugerencia que hiciese se vería rápidamente abrumada por el hecho de su carencia. Pero eso duró poco. Jamel estaba un poco abstraído intentando pensar una forma de apoyar la causa del rey, hasta que éste mencionó la concesión de las tierras de Weibmark, su castillo y el pueblo aledaño. Al principio no sabía como reaccionar, estaba sorprendido, había sido todo muy rápido. Rápidamente se levantó y se lo agradeció al rey Harlock con una notoria reverencia. Luego hizo lo propio con los demás lores, aunque la reverencia fue más discreta.

Acto seguido se volvió a sentar y siguió escuchando a su excelencia. El caso de Umberto era realmente curioso. Terrel no pensaba que estuviese mintiendo, escuchó algo. Pero... ¿el qué? ¿Que había sucedido?

Me acerco inclinándome hacia la mesa de mando con esos mapas mirando al Rey... Mi Rey, no quiero seguir dando mas vueltas a lo que pasó ayer, pero me preocupa su pierna, ¿como le va?, ¿mejor?, tengo en la ciudadela uno de mis hombres que es médico de campaña, bastante bueno, se operó el mismo de una lanzada muy cerca del corazón, se le quedó esquirlas dentro de la herida y como pudiera ver si quiere está totalmente sano... señalando los mapas expuestos en la mesa... mi Señor, estaría con mis hombres dispuesto a defender cualquier reino que usted me propusiese, dispongo de cincuenta hombres conmigo ahora mismo y otros tantos en mi ciudadela de origen...

Fuera de las adulaciones estúpidas de Umberto, hay algo que me genera cierta inquietud.

Ayer cuando nos topamos en el pasillo del palacio y fuiste detenido por las guardias, te pregunté qué pasaba y solo me dijiste que tenías hambre y te dirigías a la cocina. Al ordenarte que regresaras a tu cuarto, me detuviste y recién creíste propicio alertarme de los supuestos ruidos y golpes que habías escuchado.

¿Por qué no me lo dijiste a primera chance? ¿Si nadie te hubiera detenido, a donde te dirigías realmente?

Me genera mucha intriga eso.

Lord Katarn, ¿está usted sugiriendo que quizás Umberto planeaba atentar contra el palacio? No creo que fuese capaz de hacer algo que perjudicase a nuestro reino.

Aunque si me ha llamado la atención lo que sucedido ayer, me pareció muy extraño.

Yo desconfío de las intenciones del herrero. Se nos alertó de algo inexistente, para mí solo quería ganar tiempo para realizar alguna maldad o atentado contra nosotros.

Se ponía de pie de manera vigorosa al decir esto, y luego se acomodaba la ropa.

Comenzaba a reírse de forma muy notoria, y seguramente fue un corte de gran filo en medio de una situación de semejante tensión.

Vosotros sí que sois apresurados en generar vuestro juicio en terminantes palabras que solo muestran su tajante percepción de la historia. Os creéis jueces y verdugos, pero ni han dejado que el mismo acusado pudiera explicarse.

Su excelencia, fuera de las intenciones o no, de nuestro afable herrero, sugiero encarecidamente posponerlo hasta que haya finalizado el torneo.

No tiene sentido hacer un juicio, o una ejecución llegado al caso, antes de que celebrase la justa.

Tus palabras son escuchadas, viejo amigo. Dejaremos este juicio para después del torneo.

Aun así, quiero que Umberto responda antes frente las inquietudes del mariscal, que son compartidas por mi persona también.

¿Por qué no diste alerta al principio si es que fue verdad que oíste algo así?

Nikómedes y su hermano permanecieron callados durante todas aquellas acusaciones y preguntas dirigidas al herrero. Él no estuvo presente en los hechos acontecidos la anterior noche; pero por lo dicho por el rey y el resto de nobles, se empezaba a hacer una idea de lo que ocurrió. No obstante optó por no entrometerse en un asunto que no le afectaba. Además, es probable que el rey lo nombre como jurado para el juicio ya que él era ajeno a todo aquello y podría dar una opinión objetiva e imparcial, por lo que mejor no mostrar sus pensamientos aún.

Aunque no sabía si podía decir lo mismo de su hermano, conociéndolo seguro que no se puede quedar callado; por lo que antes de que Ageslao dijera nada nada envalentonado por su sentido de la justicia, le agarró del codo y le dijo en voz baja y tranquila:

- No digas ninguna tontería, ya tendrás tiempo para dar tu opinión en el juicio - le dijo para que se calmara y evitara mostrar su opinión, no fue una orden, sólo un consejo.

Su hermano también podría ser nombrado como jurado, pero si mostraba sus ideas ahora mismo dejaría de ser considerado alguien imparcial, por lo que si de verdad quería hacer justicia debía callar ahora mismo.

Me vuelvo a sentar en el asiento... con una media sonrisa, con pausa y dirigiéndome a todos... Mi Rey y Señores... tengo a una buena hueste hombres apostados en la ciudad... armados hasta los dientes y con cotas de mallas de buena calidad... es mas, si quisiéramos podríamos tomar el castillo en poco tiempo... ¿porque?... por una cosa sencilla... estamos dentro de los dominios... solo tendría que dar un chasquido de dedos y se presentarían aquí... pero hay una cosa que me lo impide... lo crean o no... mi lealtad suprema a mi Rey y por seguro la de mis hombres y que no me entere de lo contrario... pero estoy seguro de su total lealtad...
Suspiro profundamente... referido al tema de porqué no le quise informar en primera instancia... me resultó muy raro que nadie mas oyera lo mismo que yo... eso me hizo dudar de su tranquilidad al vernos... y lo mas importante, alterar todo el castillo por algo que solo escuché yo solo... no quería, pero al salir de mi habitación para investigar por mi cuenta, los guardias me pillaron... me vuelvo a incorporar levemente hacia la mesa de mando...
 

Nikómedes miró sorprendido al herrero ante su declaración.

"No me puedo creer lo que acabo de oír, ¿en serio ese plebeyo andrajoso acababa de amenazar a toda la ciudad? Muy estúpido tiene que ser si cree que con 50 hombres puede hacer algo, a no ser ... nah, es imposible", pensaba mientras descartaba esa última idea y le dirigía una mirada insultante a Umberto Ottoli, denotando que estaba bastante molesto ante aquella amenaza. "Si el tipo sigue así, no creo que llegue ni al juicio, se está granjeando la enemistad de todos los de la sala" siguió pensando, mientras ésta vez era él el que tenía que controlarse para no decirle alguna burrada que colocara a aquel tipo en el lugar que le correspondía; por lo que recordando las palabras que le había dicho a su hermano anteriormente, se tranquilizó para predicar con el ejemplo y esperó a ver como el resto de participantes empezaban a increpar al herrero.

Umberto, rolea que eso de 50 hombres es falso. Es imposible que un plebeyo herrero pueda costear el mantenimiento de una hueste mediana como esa.

No es una hueste grande ni de lejos pero sigue siendo imposible.