Partida Rol por web

En medio de una situación bastante tensa, las fuerzas de Nikomedes y Varion finalmente se hicieron presentes. Alrededor de todo el castillo se han montado muchas defensas, y probablemente esa algo que te desconcierta bastante.

Creíste que sería momento de descansar y simplemente adentrarse, hablar un poco con Harald, y de vuelta a casa. Lamentablemente está muy lejos de ello, y todo parece que está preparado para una guerra inminente.

A tu armada la detienen unos cuantos soldados en medio del camino, y te preguntan qué quieres. Te identificas y obviamente te dejan pasar. Son unos 180 hombres que se frenan dentro de la primera puerta del castillo, y te demoran allí para saber si tienen permiso para dejarte entrar al corazón del mismo. Resultan ser unos largos minutos de los más estresantes mientras aguardas.

Se acerca con una custodia de varios hombres que portaban una armadura completa, y te observa detenidamente.

¡Saludos! Soy Gunnar, hijo de Lord Harald, soberano de Brunstrack y Pramia. ¿Quiénes sois vosotros, y que venís a buscar aquí?

Este mantenía sus manos apoyadas sobre los mangos de unas hachas que podría tomar en cualquier instante.

Pese a todas sus preocupaciones, el camino hacia la frontera fue menos peligroso de lo que se esperó, quizás su amplio número disuadió a los enemigos de acercarse; pero fuera como fuere, al final consiguieron llegar a su Brunstrack sin problemas.

Luego, tras una espera que se le antojó larguísima, al fin los recibieron. El hijo de Harald parecía algo perdido con lo acontecido en el reino, y su desconfianza para con ellos era palpable, por lo que intentando explicarle toda la situación le dijo en tono tranquilizador:

- Saludos, Sir Gunnar, soy Nikómedes Eudaimon, señor de Elísea y Cosentia. Venimos por orden directa del mariscal Katarn para reforzar nuestras huestes en la frontera. La guerra con Pulkria es inminente - dijo seriamente, mientras hacía una pausa algo extrañado para continuar diciendo - pero todo esto ya os le debería haber dicho vuestro padre, partió mucho antes que nosotros y ya debería haber llegado - dijo intuyendo que es lo que pasaba - en la capital, el rey estaba preocupado por la falta de noticias que tu padre prometió y por ello nos mandó para saber si había sufrido algún percance ... - dijo realmente preocupado de que no hubiera sido el propio Harald quien los recibiera.

¿Qué significa esto? ¿Harald no ha llegado todavía? Ha salido del reino hace varios días atrás.

¿Cómo es posible?

Este se veía bastante preocupado, y ya estaba muy irritado tras tanta desconfianza demostrada de parte de estos.

Le sugiero que se calme, ni siquiera se ha presentado usted. Estamos al borde de una guerra y no sé ni quienes son…

Este iba a continuar hablando pero se vio interrumpido.

¡Cómo te atreves! – desenfundaba su espada y retaba al mismo –

¡Soy Lord Varion Stiler, Lord del Castillo de Hoz!

Las cosas parecían que se iban a poner cada vez más candentes. Saryl tomó el hombro de este fuertemente y le obligó a que guardara su espada de nuevo.

Creo que todos están muy pasados el día de hoy. Démonos un respiro y calmemos los aires.

 Este se había acercado lentamente tras ver la disputa de los mismos. Gunnar estuvo a punto de tomar sus hachas, antes de la aparición de su hermano, cuando se calmó un poco.

Soy Lord Einar, hijo de Harald y hermano del aquí presente Gunnar. Nuestro padre llegó hace un día, con nuestro difunto hermano Ecbert para que pudiéramos hacerle su funeral respectivo…

Padre se ha cruzado con un Earl de Pulkria, que estaba con una hueste por nuestras tierras. Intentaron emboscarles pero lograron vencerlos sin dificultades. Se nos alertó, por lo tanto, que hay un ejército pulkriano ahora en la frontera. Aún no han hecho movimientos, pero esperamos un ataque en cualquier momento.

Me alegro que estén aquí, padre nos dijo que quizás podrían llegar a aparecer ustedes, acorde a lo que el mariscal Katarn había prometido.

Vale, vale. Creo que todos hemos aclarado entonces nuestras intenciones. ¿Estamos bien?

No tan rápido, tío. Si ustedes nos esperaban entonces, ¿por qué tanta desconfianza? 

Este ya se había calmado, pero aún parecía estar molesto tras lo acontecido. Saryl se había tomado del rostro con su palma, indignado tras la afrenta de su sobrino.

Entenderán que tras lo que acaba de pasar, no tiene sentido alguno que no seamos cautos de quien busca ingresar a nuestros territorios. Y seré franco al respecto, no les conozco de cara y apenas lo hago de nombre, así que por mi ustedes podrían ser pulkrianos. ¿Se entiende?

Había sido una respuesta muy grosera, pero ya se sentía irritado. Observó a Einar, y este le había devuelto una cara de disgusto, por lo que solo se encogió de hombros como presumiendo inocencia sobre el comentario.

Finalmente se terminó retirando.

En fin… vayamos adentro. Espero que mi padre pueda recibirlos, estaba planificando la estrategia de combate. Vuestras tropas son de enorme ayuda para hacerles frente ahora.

Los guardias abren las puertas y finalmente todo el ejercito termina ingresando al corazón del castillo. Nikomedes, Varion y Saryl acompañan a Einar que se adentran al mismo, y se dirigen a la sala del concejo.

Thorfinn se encontraba caminando por los pasillos del Castillo junto con Ivar, su hermano y algunas escoltas. Al encontrarse con Einar seguido por varios hombres se detuvo frente a estos con una mirada templada y bastante relajada. Su instinto le decía, de alguna manera, que aquellos hombres no presentaban una amenaza a pesar de ser desconocidos.

Einar. Padre ya se encuentra en el salón principal con Aethelwulf. Estabamos dirigiéndonos hacia allá. ¿Quiénes te acompañan?

Una vez Einar presentara a los Lord's este inclinaría levemente su cabeza de manera formal para presentar sus respetos y saludos.

Saludos hermano. Estoy aquí con Lord Varion Stiler, su tío el Lord Saryl, y Lord Nikomedes Eudaimon. Han sido enviados por el mariscal Katarn para ayudarnos y darnos refuerzos. Tienen junto a ellos casi unos 200 hombres para el ataque pulkriano.

Mis señores, mi hermano mayor y el heredero de Brunstrack y Pramia Thorfinn. Y aquí al lado le acompaña Ivar, otro de mis hermanos – señalando al mismo al presentarle -.

Los nombres Thorfinn e Ivar te sonarán familiares. Recordarás por los heraldos sobre aquellos dos descendientes de nórdicos. Guerreros que vivían en las tierras más al norte de Illiandor. Que realizaron incursiones exitosas en Iölkvealand, aunque no por conquista, sino más por probar su capacidad en la batalla (o al menos eso se rumoraba). Thorfinn e Ivar; los hijos más letales en combate de Harald Björnsson. Hombres que algunos rumoraban que llegarían a eclipsar la fama de su propio padre.

A simple vista notarías la rudeza y un claro descontrol emocional en las expresiones de Ivar. Las cicatrices en su rostro eran llamativas y muy visibles. Sin dudas era un hombre que disfrutaba la batalla. Quizás incluso sea uno de esos famosos berserker de los que tanto cantan en las tabernas. Thorfinn por otro lado mostraba una apariencia mucho más sobria y formal, más sin embargo había algo muy inquietante en la mirada de este hombre...más no sabes que es.

Einar asintió a Thorfinn mientras le observaba y empezaba a caminar nuevamente para dirigirse al salón principal junto con los demás nobles, así como con sus hermanos.

Muy bien entonces. Vamos a la sala principal.

Palabras más, palabras menos, todos se dirigieron al salón principal donde se hallaba Harald y su mano derecha. Estos se encontraban de pie frente a una mesa rectangular que tenía varios libros extensos, unas velas que alumbraban el área y unos mapas desparramados por toda la mesa. Se veían muy serios, y se sentía cierta tensión en el ambiente.

Nikómedes se presentó respetuosamente ante toda la prole de Lord Harald, la cual parecía no tener fin, "Unos tanto, y otros tan poco ..." pensó algo abatido. Sin duda, el guerrero debía ser todo un semental y además bastante afortunado de poder contar con tantos buenos herederos.

Sin más dilación se dispuso a seguir a sus anfitriones, aunque estaba algo molesto por las continuas sospechas de Lord Varion y sus continuas interrupciones; él sólo quería terminar allí cuanto antes, y volver a su casa en cuanto pudiera; cada retraso, por ínfimo que fuera, sentía que lo alejaba más de su padre y eso le dolía profundamente en su alma. Así que finalmente cuando llegaron a la sala, para evitar perder más tiempo le dijo a Lord Harald:

- Bienhallado seáis Lord Harald, nos temimos lo peor en la capital al no saber de vos, y aunque parece que la situación no es nada halaguëña, me alegra veros de una pieza - luego tomando asiento siguió diciendo - Vuestros hijos me han hecho un resumen de como está la situación aquí y creo que debemos solucionarla cuanto antes - dijo pecando quizás de impaciente - ¿qué información poseemos del enemigo? ¿cuántos hombres son? ¿podríamos intentar un ataque directo ahora que contáis con nuestros refuerzos?

Podíais notar el tono apresurado y la necesidad de premura del lumeno. Lord Varion y su tío podían atisbar a que se debía, pero el resto no lo entenderían, y de todas formas Nikómedes tampoco parecía muy dado a hablar del tema. Si alguien quería saber algo más debería preguntarle en privado.

Bienvenidos, Lord Nikomedes, Lord Varion. Tomar asiento por favor. No hubo tiempo de contactarme con la capital. Apenas llegué ayer por los retrasos que hubo entre el cansancio de mis hombres así como el sorpresivo ataque del que luego comentaremos una vez sanjemos esta situación.

Harald estaba de pie mirando hacia la mesa que tenía al frente, que se encontraba en medio del salón. Sobre estaba estaba un mapa de la frontera con un par de fichas de metal las cuales representaban su armada y la del enemigo.

Al escuchar las palabras de Nikomedes, tomó dos fichas adicionales añadiendolas del lado donde se encontraba el Castillo de Brunstrack, contabilizando los refuerzos. Recordando las palabras del guardia, habían 500 hombres del lado del enemigo, por lo que tomó unas tres fichas adicionales y las colocó de este lado.

Había un total de cuatro fichas en el lado enemigo y tres de su bando.

Ciertamente la situación es muy delicada y preferiría no plantear un ataque directo. Si bien mis hombres están bien entrenados en batalla y han participado en batallas contra los nórdicos, tengo total desconocimiento de vuestras tropas, así como las del enemigo. Por no decir que, los números del otro lado son mayores.

Empecemos por esa parte. ¿Qué podéis decirme de vuestras tropas?

Lord Harald. dije apenas entré a la habitación. No era ninguna sorpresa para mi que el viejo vikingo siguiera vivo. Fuera como fuera, este hombre sabría manejar cualquier situación. Al menos, casi cualquiera, si me pongo a recordar los eventos en la Capital hace unos días.

Escuché atentamente las palabras del Lord mientras colocaba las fichas y explicaba algunos detalles de la situación.

Mis tropas están bien entrenadas. Poseo cien hombres a vuestra disposición. Sin embargo ninguna de ellas posee experiencia en batalla y temo que fallen en eso, pues salvo por alguna que otra situación dada contra bandidos y saqueadores, además de algunos pocos ataques vikingos, no han presenciado una guerra a gran escala. Así que no puedo decir que mis hombres den lo que se necesita contra el experimentado ejercito Pulkriano, siendo sincero. Pero espero que bajo vuestra dirección podamos hacer lo necesario, puesto que sóis el que más experiencia sobre guerra y estrategia posee en esta sala.

Mi Lord, creo que estáis subestimando un poco a vuestros hombres al decir que no serán capaces de dar la talla contra la hueste pulkriana. Ciertamente los hombres del enemigo poseen gran experiencia en batalla pero no debemos tomar a la ligera el entrenamiento dado por nuestros generales.

Una vez Varion le contestara, este luego proseguiría a decir.

Aún así, algo me gustaría preguntar...¿por qué afirmáis que vuestros hombres poseen experiencia en combate, si el Reino de Illiandor no ha entrado en guerra desde hace cuarenta años, Lord Harald? dijo el hombre con bastante arrogancia e ímpetu. Aparentemente no le caía muy bien el viejo vikingo y creyó haber encontrado una oportunidad perfecta para humillarlo por lo que creía una mentira.

Tio, si digo lo que digo es por una razón. No hay nadie que esté mas orgulloso de mis fieles soldados que yo, pero no voy a pecar de soberbio y arrogante al creer que son iguales a los hombres del enemigo.

Escuché luego la pregunta que mi tio le hizo a Lord Harald. Sin dudas había escuchado varias veces sobre la potencia y preparación de los hombres del vikingo, así como he escuchado con anterioridad las historias de sus hijos. Pero todo parece una fantasía inventada por los poetas para darle fama a su casa. Esperé su respuesta bastante intrigado mientras le miraba fijamente, aunque este parecía que solo se enfocaba en el tablero.

¿Qué es esto? ¡¿Un invitado se atreve a llamar a Harald Björnsson, mi padre, un mentiroso?! ¡Debería arrancaros la cabeza por semejantes acusaciones!

Ivar se había levantado bruscamente de la silla en la que se encontraba, tomando de su cinturón su hacha dirigiendo una mirada asesina con una total sed de sangre hacia Saryl.

Ivar era el hombre que más apreciaba a su padre, y siempre siguió los pasos de este desde pequeño. Al menos en lo que a fuerza respecta. Es de carácter explosivo y su paciencia era del tamaño de un mosquito. No era alguien a quién quisieras retar.