Partida Rol por web

Renunciar a lo terrenal

2. Arenas movedizas

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16/11/2021, 23:34
Narrador

Amaneció en el oasis de Muldoon y las cosas se vieron de otra manera. La gravedad del ataque sufrido no se vio tan grave, se tomó como un pequeño accidente y la vida volvió a la normalidad. La Compañía despertó cansada en una habitación privada que Reseph les había cedido en agradecimiento a su trabajo, los esclavos les trajeron un buen desayuno y pudieron hacer uso de los baños que el sacerdote tenía en su pequeño palacio. Una vez listos, se despidieron de su buen amigo y marcharon de vuelta a Geldaneth. Nadie había ganado aquel concurso de jardinería, pero habían arreglado los problemas que alguien, no sabían quién, había causado en el oasis.

A medio camino, cuando se detuvieron a acampar junto a una caravana de comerciantes que pasaba por allí, Cocotilio parecía inquieto. Jotnar no lo había visto así y trató de averiguar qué pasaba con el pequeño coco, que salía de la mochila, daba vueltas sin parar y lloraba, si es que un coco mágico podía llorar, aunque sin quejarse por nada en concreto. Nepthis, que no es que fuese una experta en cocos, pero sí en afecciones físicas, determinó que el coquito tenía los ojos irritados. Finalmente, Cocotilio confesó y, cabizbajo, de la mochila de Jotnar sacó una maceta con tierra que el enano reconoció de inmediato. Dentro de la maceta estaban los brotes de Cebollito, que dormía a pierna suelta sin, aparentemente, enterarse de nada.

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16/11/2021, 23:35
Jotnar

—¡Por las blindadas posaderas de Moradin sentado en su trono reluciente!

Jotnar resopló borrascosamente y se llevó las manos a la cabeza. Aquello era simplemente fantástico, bueno, en el sentido irónico de la palabra. Es decir, que de fantástico no tenía nada.

Resultaba evidente que las dos criaturas-planta habían hecho buenas migas pero robar no estaba bien. Y especialmente no estaba bien cuando lo que robabas era alguien. Para colmo el enano le había estado preguntando a Iyenkhosef por Cebollito justo el día anterior. ¿Qué demonios iba a pensar cuando descubriera que no estaba si no era que se lo había robado? Bueno, por poder también podía pensar que el propio Cebollito se había querido ir con Cocotilio por lo obvio que resultaba lo bien que se caían, pero eso sería demasiado bueno. Y últimamente no hacían más que pasar cosas malas.

—No llores, Cocotilio—suspiró con resignación. Agarró al susodicho y se lo volvió a subir a la cabeza—. Lo hecho, hecho está...

Quería una de aquellas criaturas, ¡pero no así! Él se cabrearía de sobremanera si alguien le quisiera robar a Cocotilio y aquello le hacía querer devolver al mago su criatura-cebolla, o al menos explicarle lo que había sucedido. Pero simplemente no sabía dónde diablos encontrarle... así que por más que le disgustara el asunto, todo lo que podía hacer por el momento era cuidarlo.

Además, no era capaz de enfadarse con el coquito.

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16/11/2021, 23:35
Nepthis

—No llora porque se arrepienta —terció Nepthis—. Llora porque sus ojos están irritados por los efluvios de Cebollito. Deberías lavárselos con abundante agua.

¿De verdad estaba hablando de esto? Meneó la cabeza y suspiró.

—Ayer tuve un sueño profético —dijo, bajando el tono de voz—. Una serpiente brotaba de Amessis, crecía y atacaba a una vaca en un prado soleado mecido por el viento.

Decidió obviar los detalles de la fantasía lésbica entre la nigromante y ella, pero no pudo evitar dirigirle una mirada turbada.

—La Bailarina de la Fortuna me está avisando de un peligro inminente, algo la acecha. Estoy bastante segura de que la serpiente es Set, y la plácida vaca que acariciábamos ambas, Hathor. ¿Y si...? ¿Y si todo lo de este ladrón fuera un ardid de los seguidores de Set para sembrar el caos y la animadversión entre la Iglesia de Isis y de Hathor?

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16/11/2021, 23:35
Jotnar

«¿Que brotaba por dónde?»

Jotnar apartó apresuradamente aquel hilo de pensamientos de su mente, quería mantener el desayuno dentro del estómago.

Pues no lo sé, aunque conociendo las mierdas en las que invierten el tiempo es posible—dijo—. ¿Pero qué narices tiene que ver la serpiente con Amessis? ¿Van a venir de nuevo las víboras de Set a darnos la murga?

Llenó un vaso con el odre y se lo ofreció a Cocotilio para que se limpiase los ojos. Le daba igual por qué llorase, el caso era que no quería que llorase.

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16/11/2021, 23:36
Lurzca

Lurzca sonrió la ver a la cebolla animada. Se llevaba bien con el coco de Jotnar. No había sido lo más adecuado fugarse juntos de aquella manera clandestina, pero al fin y al cabo lo entendía. Ella también escapó de sus amos tiempo atrás para estar con quién realmente quería estar. 

Fue a decir algo acerca de aquel asunto, pero en el último momento se arrepintió. No iba a meterse en los asuntos de Jotnar. Que los gestionase como creyera conveniente y si necesitaba ayuda para algo, que lo dijera. 

Luego Nepthis comenzó a hablar sobre un sueño. No un sueño cualquiera, sino un sueño profético. Lurzca no entendía mucho de profecías, pero sabía que eran algo así como corazonadas, cosas que se le desvelaban a uno y que podían suceder en el futuro. Podía ser importante. 

Y si... ¿Realmente ha sido un sueño normal y ya está? - Le preguntó a Nepthis. - Es decir... ¿Cómo diferenciar un sueño profético de un sueño normal?

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16/11/2021, 23:36
Nepthis

Nepthis fue a contestar a Jotnar, pero se detuvo ante la interrupción de Lurzca. Le dedicó una sonrisa de esfinge a la mestiza.

No lo sé. Solo los necios están completamente seguros de sí mismos.

Había sido su hermana quien había pronunciado esas palabras. Algo le decía que antes de terminar la dekhana, tendría que dirigírselas a ella.

—Estoy todo lo razonablemente segura que puedo estar de que lo es. Hace unas dekhanas soñé que una manada de chacales rondaban a un gato herido. Abrían sus fauces, y brotaban áspides que se deslizaban para devorarlo. Me invadió la misma sensación de desastre inminente que me ha embargado después de este sueño. Poco después, descubrimos los desmanes de los hombres-chacal cultistas de Set en la tumba de Akhenseti a pesar de los esfuerzos de la momia de Osiris —dijo, y se encogió de hombros—. En mi caso, el simbolismo siempre está asociado a animales. Las serpientes, Set. El gato, Osiris. La vaca, Hathor.

Volvió a encogerse de hombros antes de responder a Jotnar.

Ya vimos en la pirámide que Set tiene un interés muy real en Amessis, le ofreció nada menos que ser su encarnación. Ella nació de una madre muerta, orquestado por ese sacerdote de Set llamado Saphotep. Es importante para él.

Miró a Amessis en un mudo gesto de disculpa. Le resultaba extraño hablar de ella estando delante.

—En mi sueño era ella, pero a la vez no era ella. Es difícil de describir la sensación. Parecía ajena a lo que estaba pasando, y cuando la serpiente brotó de ella se deshizo como una estatua de arena. No he terminado de resolver esa parte del rompecabezas —confesó—, quizá sea una advertencia de que Set puede intentar utilizarla como medio para sus nefarios planes.

O para llegar a mí —pensó.

—No has abierto la boca todavía —le dijo a la nigromante—. ¿Tú qué opinas de todo esto?

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16/11/2021, 23:36
Amessis

Amessis ya se había echado a dormir cuando sucedió lo de Cocotilio. Dormía a pierna suelta en su saco, literalmente, porque se le había salido un pie por debajo de la manta y roncaba suavemente, ajena a las tribulaciones del enano, Nepthis y Lurzca. Sin embargo, se despertó al escuchar su nombre y parpadeó, somnolienta.

-¿Qué pasa? -preguntó, claramente todavía dormida.

Una vez que Nepthis contó el sueño, la nigromante se dio la vuelta para seguir durmiendo, como si no hubiese pasado nada. La sacerdotisa contó mentalmente hasta cuatro y entonces, Amessis se levantó como un resorte. 

-¿Yo estaba en tu sueño? -gimió, desvalida-. Ya sabéis que yo no sigo los preceptos de Set y que encomendado mi destino a Osiris. Pero es cierto que no me dejará en paz, soy un recipiente tremendamente valioso para sus propósitos. Me ofreció un trato una vez, que rechacé, y volveré a rechazar las veces que haga falta-. Se mordió el pulgar mientras pensaba-. Tal vez esa parte de tu sueño en la que me deshago en arena sea a que soy una persona de confianza para ti y que, en realidad, estoy sirviendo a Set. Si tus profecias siempre han estado pobladas de animales, que aparezca una persona que conoces, no significa que la traición venga de mí. No sé si me he explicado -murmuró rascándose la cabeza, todavía tenía el pelo despeinado por haber estado durmiendo profundamente. Bostezó-. En cuanto a Cebollito, ¿cuál es el plan? Iyenkhosef estará muy triste si no tiene a su pequeña criatura.

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16/11/2021, 23:37
Jotnar

Nadie ha hablado de traiciones—apuntó Jotnar alzando un índice—. ¿Pero no podría Set buscarse a otro en lugar de insistir en darse de cabezazos contra un "No" como una ex-novia tóxica? O pedirle a uno de esos sapos suyos como... digo, a otro de esos lacayos suyos como el tal Saphotep que le haga un recipiente a medida? ¿No? Claro que no.

Hizo rotar los ojos en redondo y resopló profundamente, cosa que provocó que sus bigotes revolotearan por unos instantes como si hubieran cobrado vida.

No lo sé—respondió a la última pregunta—. No tengo ni idea de cómo dar con Iyenkhosef para devolvérselo y explicarle lo que ha ocurrido. Aunque creo que él si sabe que nuestro gremio está en Geldaneth, igual se pasa a cagarse en mis ancestros y todo.

Se cruzó de brazos, medio fastidiado medio apenado con la situación. Aunque tardó casi diez largos segundos en añadir una nueva idea.

Quizá Reseph sepa cómo dar con él... —dijo—. Tendré que enviarle una carta cuando lleguemos. Porque a Cebollito me temo que no le puedo preguntar.

Bueno, por poder podía. Otra cosa era que entendiese la respuesta.

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16/11/2021, 23:37
Lurzca

Igual el coco traduce... - Dijo Lurzca de pasada.

Realmente, el asunto de la cebolleta no le incumbía. Los asuntos de los jardineros, debían quedarse entre jardineros. Ella por mucho que se metiera, no iba a solucionar mucha cosa. Aquella gente tenía sus propios códigos y ella no los aprendería ni en un siglo. Por lo tanto, que Jotnar hiciera con Cebollito lo que creyera oportuno.

Pero volviendo a lo importante... - Se alejó del tema vegetal. - Tenemos que investigar sobre el tema del concilio que hablará sobre Nepthis, ¿no es así? ¿O qué  demonios tenemos qué hacer? ¿No teníamos que haber ido a Neldorin?

Sabía poco, muy poco de los planes de la compañía. Sabía que iba a haber un cónclave. Un cónclave que era por Nepthis. Qué iba a ser en siete días, siete días que ya eran menos porque estaban perdiendo el tiempo. ¿De dónde habían sacado aquella información? Tampoco lo sabía, por mucho que había preguntado, no se lo habían querido contar. Tan solo la miraban como si estuviera loca o fuera una pesada. Empezaba a sentirse un poco apartada del resto de la compañía. Al parecer sólo servía para recibir hostias durante los combates. ¿Había cambiado tanto su vida desde que dejó de ser una esclava? Era una muy buena pregunta.

Sabéis que... - Intervino fastidiada antes de las respuestas, que vista la experiencia previa, podían no llegar. - No importa que me respondáis. Iré  a echarme y cuando necesitéis que me pelee con alguien, ya si eso me llamáis...

Se marchó furibunda hacia su propio saco de dormir. Al final Amessis era la más lista de todos. Dátiles y dormir y no tener que aguantar que la llamasen estúpida a la cara. ¿Para que tenía ella que saber que diantre tenía la compañía entre manos? Para Nepthis y Jotnar, evidentemente para nada. Tú trabaja y nosotros ya pensaremos por ti. Ese era el lema al parecer...

Tendría que haberme quedado con Aswand... - Furnció el ceño cabreada consigo misma. - Ese negro me habría dado lo que realmente necesito...

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16/11/2021, 23:37
Nepthis

Nepthis cogió aire para explicarle a Lurzca, con paciencia infinita, que no habían ido antes a Neldorind porque el Cónclave era dentro de siete días. Seis, tras aquella jornada de viaje. No obstante, la mestiza se levantó como una exhalación y, gruñendo, se metió en su saco.

Nepthis dedicó una mirada de incomprensión a Jotnar y a Amessis. ¿Se podía saber qué mosca le había picado?

La sacerdotisa de Hathor le hizo un gesto con la cabeza a la nigromante en dirección a Lurzca. Ella era la más indicada para ir a hablar con la mestiza.

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16/11/2021, 23:38
Narrador

Amessis fue a interesarse por Lurzca y estuvieron hablando un rato, antes de que a la nigromante le entrase sueño y se quedase dormida fuera de su camastro. La semiorca tuvo que llevarla a su saco y arroparla, mientras el resto del campamento se preparaba para descansar y decidían las guardias.

Era una noche despejada, de luna reluciente y temperaturas muy bajas. Habían encendido una hoguera porque se encontraban cerca de la ruta y camino principal que comunicaba el oasis con Gheldaneth, de modo que era seguro. La caravana, compuesta por una familia de mercaderes de sedas y telas, un comerciante de vinos y otro de especias, portaban sus propios soldados y su propia seguridad, de modo que la Compañía no tuvo que hacer guardia. Aún así, Nepthis se quedó hasta bien entrada la noche mientras contemplaba las estrellas y Jotnar también se quedó despierto un poco más intentando calmar al inquieto Cocotilio. Cebollito estaba metido en su maceta, casi se le podía oír roncar, aunque no tanto como a Amessis.

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16/11/2021, 23:38
Narrador

Cuando todos se fueron a dormir, Nepthis experimentó otro de sus sueños intranquilos, pero solo resultó ser la sensación, porque cuando despertó no recordaba nada. Solo recordaba la sensación de desastre inminente. Abrió los ojos del todo, molesta, y comprobó que ya no había luna. Ni estrellas. Se incorporó en su petate, la hoguera se había apagado. Todo el campamento dormía. Los soldados estaban haciendo sus guardias, sentados en las rocas. Sentados, e inmóviles. ¿De dónde provenía entonces la fuente de luz si todavía era de noche?

Sintió que se hundía en la arena. Se puso en pie enseguida y se hundió hasta los tobillos. Se esforzó por sacar los pies de dentro, pero cuanto más tiraba, más se hundía en la arena. Intentó gritar, pero no pudo, no tenía voz.

Una serpiente se arrastró por las dunas hasta quedar frente a ella. Se alzó sobre su cola y la desafió.

Poco a poco, Nepthis se hundió en la arena.

Cuando todo se volvió negro, se despertó.

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16/11/2021, 23:38
Amessis

-¡Levantáos!

La nigromante agitó a Jotnar por los hombros, con fuerza, mientras el enano intentaba quitarse la modorra de encima. Estaba amaneciendo. Cuando pudo abrir los ojos, miró a Amessis intentando saber dónde estaba, pero ella ya corría hacia Nepthis. La sacerdotisa metida hasta las rodillas en un charco de arenas movedizas.

Y no era la única. De las doce personas que componían la caravana, media docena estaba atrapada. Un carro estaba sepultado casi al completo. Los soldados habían atado cuerdas a las rocas y trataban de llegar a sus patrones, pero era imposible, porque el campamento se había convertido en un campo de minas.

Nepthis se despertó sudorosa y cuando asimiló la situación, se puso en pie para ayudar. O lo intentó Y a lo lejos contempló otro problema todavía más grave: se aproximaba una tormenta de arena.

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16/11/2021, 23:39
Nepthis

Nepthis agarró a Amessis por el brazo, aún viviendo el sueño.

¡Set! —dijo, recuperando por fin una voz que en su visión profética había perdido—. ¡Viene a por nosotros!

Nepthis gimió, cuando regresando del mundo onírico descubrió que aquello que amenazaba con tragarla en sueños se había vuelto real. Perdió el agarre de la nigromante mientras se hundía en las arenas movedizas, rápida, irremediable e inexorablemente. La sacerdotisa había visto eso mismo en su sueño. Se hundía y la negrura la invadía. Era el fin.

¿Era aquel el fin? No era posible. Hathor le había dado un fin, propósito. Nepthis tendió la mano en dirección a Lurzca y Jotnar, desesperadamente, mientras se hundía, cada vez más profundamente.

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16/11/2021, 23:39
Jotnar

—¡Y que viva Tyr el manco y tuerto!—barbotó Jotnar manoteando el aire mientras se levantaba con más prisa que gracia—¡¿Qué puñetera fiesta es esta?!

Alguien había dejado la caja de las bromas abierta por la noche y se había largado corriendo. Pero el enano no intentó encontrarle sentido a aquello porque simplemente no lo tenía. Agarró rápidamente su cuerda del interior de la mochila y le arrojó un extremo a Nepthis.

—¡Átatela, enróllatela, ambas cosas o lo que sea pero agárrate bien!—le gritó esperando a poder tirar para sacarla del repentino pozo de arenas movedizas.

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16/11/2021, 23:39
Lurzca

La charla con Amessis le sirvió a Lurzca para despejar alguna de las dudas  que el  jardinero prófugo había causado en ella. Aunque en un principio creía ella misma que las palabras de aquel rufián no le habían afectado, finalmente resultó que si y había llenado de dudas su corazón. Ella tampoco era de piedra y tenía días malos y días peores y el de e día anterior había sido de los segundos. ¿Debía pedirles perdón al grupo? La  respuesta era obvia, pero aún así no lo haría. No era algo que le saliera de forma natural y no lo forzaría.

De pronto unos gritos rompieron la armonía matinal.  ¿Qué estaba pasado? Lurzca salió rápido de la protección de sus saco y armada con su gran hacha buscó lo que tenía que matar. Pero no era el caso. No tendría que manchar de sangre el filo de su arma. Lo que estaba sucediendo era aún más extraño que un ataque. Nepthis se estaba hundiendo en las arenas.

Esas arenas no estaban aquí  antes... - Observó extrañada la metiza. - ¿Lo ha hecho un mago? - Se preguntó más a si misma que al resto. 

Entonces corrió para ayudar a Nepthis y cogió el extremo opuesto  de la cuerda que Jotnar le había lanzado ala sacerdotisa para  tirar de ella.

¡Cuando estés lista avisa y te sacaremos de allí! - Le ordenó.

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16/11/2021, 23:40
Amessis

-Por Osiris, sujétate a la cuerda y no hagas fuerza. ¡Nepthis! No intentes salir a la superficie, nosotros nos encargamos.

Amessis sacó de su una bolsa atada en su cinturón unos cuantos huesos pequeños, las falanges de una mano, y conjuró con rapidez una serie de palabras haciendo brillar los huesos con tonos verdegrises. Los lanzó hacia la sacerdotisa y tres esqueletos brotaron de las arenas movedizas para ayudar a Nepthis a ponerse la cuerda alrededor de la cintura.

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16/11/2021, 23:40
Narrador

Cuando estuvo firmemente atada, Amessis dirigió la operación con inusitada concentración y contó hasta tres, momento en el que Lurzca y Jotnar, sujetando la soga con firmeza, comenzaron a tirar de la cuerda con toda la fuerza de sus músculos. Ambos poseían una gran fuerza, Lurzca la que más, pero el enano era como un pilar sosteniendo una bóveda, firme e inamovible. Tiraron, tiraron y tiraron, mientras los esqueletos se hundían y empujaban a Nepthis. La sacerdotisa comenzó a sentir el dolor alrededor del pecho cuando la cuerda se le hundió en la carne, pero enseguida comenzó a notar que se liberaba. Siguiendo las instrucciones de Amessis, dejó de hacer fuerza para nadar hacia la superficie y finalmente, tras un último tirón, arrastraron a Nepthis fuera del agujero de arenas movedizas mientras los esqueletos desaparecían tragados por la tierra, impasibles. Cuando las arenas dejaron de succionar a Nepthis, la fuerza opuesta envió a Lurzca y Jotnar al suelo. Cayeron de espaldas y el enano aplastó al pobre Cocotilio, que se había puesto detrás de Jotnar para tirar de la cuerda. Pero el coco era resistente, no tenía ni un rasguño cuando surgió de debajo del cruzado.

Sin embargo, Nepthis no era la única que había sufrido el fatal destino. Uno de los soldados de la caravana de telas había sido tragado, dos de sus compañeros excavaban, sin demasiado éxito, tratando de encontrar a su compañero. Una de las carretas que transportaba vinos estaba sumergida en la arena y solo quedaba la parte frontal, mientras sus dueños sacaban las ánforas y los barriles todo lo rápido que podían para salvar la mercancía.

Y a lo lejos, una terrible tormenta de arena se aproximaba a gran velocidad, dispuestos a tragárselos si acaso se salvaban de las arenas movedizas.

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16/11/2021, 23:40
Lurzca

¿Estáis todos bien? - Preguntó Lurzca, aunque dicha pregunta iba dirigida casi en su totalidad hacia Nepthis. - ¿De dónde han salido esas arenas movedizas? Y... ¡Mierda, debemos refugiarnos! - Exclamó la mestiza.

Poco o nada podía hacer ella para escapar de aquella tormenta. A diferencia de las otras dos mujeres de la compañía, ella no poseía trucos mágicos casi ilimitados para afrontar todas la situaciones de la vida. Como mucho podía utilizar su amuleto mágico para conjurar una avispa gigante y montar sobre ella para elevarse sobre la tormenta, aunque igual no le daba tiempo a escapar, al fin y  al cabo, el uso de aquel artificio mágico tenía  un tiempo de duración muy limitado.

¿Qué podemos hacer?  - Preguntó. - ¿Nos refugiamos en las carretas? - No había sonado demasiado bien aquella opción. Esperaba que sus compañeros y especialmente las mujeres, tuvieran alguna idea mejor.

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16/11/2021, 23:41
Nepthis

—Gracias —gimió Nepthis, escapando de aquella tumba de arena y desanudándose el cabo de cuerda que le apretaba el pecho.

La sacerdotisa de Hathor miró en derredor, desolada. ¿De qué servían sus visiones, si las recibía demasiado tarde? ¿Cuál era su propósito, sino el de salvar a los necesitados? Se negaba a creer que La Callada hubiera roto su silencio solo para salvarla a ella.

—Hay una cueva en aquella dirección —le dijo señalándosela a Lurzca con el dedo. No era ninguna profecía suya, sino puro poder de observación —, pero no vamos a dejar a nadie atrás. ¡Vamos, todos juntos podemos lograrlo! ¡Traed la cuerda aquí!

La sacerdotisa se arremangó las faldas y echó a correr en dirección al soldado que estaba atrapado.