Partida Rol por web

Renunciar a lo terrenal

2. Arenas movedizas

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16/11/2021, 23:41
Jotnar

—¿Ah no?—Jotnar parpadeó cómicamente—. Oh, por todos los...

A despecho de la protesta, siguió rápidamente a Nepthis para ayudarla. No es que disfrutase viendo como la gente moría en su cara mientras degustaba una bolsita de frutos secos ni nada similar, pero tampoco pensaba arriesgar a quienes eran importantes para él por personas que no conocía de nada. Intentaría ayudar a la sacerdotisa a salvar a los que pudiera pero si veía que no daba tiempo a sacar a todo el mundo antes de que les alcanzase la tormenta de arena se la pensaba llevar a la cueva aunque fuese a rastras.

¡Y vosotros! ¡Dejad las jodidas ánforas y poned pies en polvorosa a refugiaros!—regañó a los mercaderes que se afanaban por rescatarlas mientras pasaba corriendo por al lado—. ¡La mercancía siempre se puede volver a conseguir, vida tenéis solo una!

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16/11/2021, 23:41
Narrador

-¡Socorro!

Cuando el grupo se dirigió hacia donde se encontraban los soldados, una mujer apareció junto a la carreta de telas agitando los brazos con desesperación.

-¡Mi hijo, se lo ha tragado la arena! ¡Ayuda!

Entonces, el grupo recordó al pequeño bebé que la mujer sostenía en brazos mientras la caravana avanzaba.

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16/11/2021, 23:41
Amessis

-¡Yo me encargo! -dijo la nigromante.

De su bolsa de componentes extrajo diversas cosas extrañas, como una mano cuarteada, un hueso recubierto de carne y un jirón de músculo. Lo juntó todo como si fuese a tirarlo a la basura, pero su manos ya brillaban con el esplendor verdegrisáceo de sus convocaciones y cuando lo lanzó al suelo, aquella mezcla de cosas se fusionó y creció hasta tomar la forma de un enorme osgo zombie.

La mujer vio aquello y le faltó tiempo para salir corriendo, espantada. Amessis se encogió de hombros y se dirigió al lugar donde dos hombres sacaban tierra de un agujero para recuperar al bebé.

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16/11/2021, 23:42
Narrador

Lurzca, Jotnar y Nepthis llegaron hasta donde se encontraba el soldado, o más bien dónde no se encontraba, porque allí no se veía nada. Alguien tenía que internarse en el agujero para encontrar al chico y salvarle la vida. Pero, ¿quién?

-Es K’rhamas, ¿verdad? -exclamó uno de los soldados en dirección a la sacerdotisa, terriblemente asustado-. ¡Viene a por nosotros!

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16/11/2021, 23:42
Nepthis

Nepthis había oído las leyendas. Un demonio que viajaba en la tormenta de arena, matando a su paso a todos los que se interponían en su camino hasta encontrar a alguien que había cometido una traición. Eran cuentos de viejas, y hasta el nombre sugería que era una deformación del auténtico demonio de la arena, Khartshma, que ellos se habían enfrentado en la tumba de Akhenseti.

La sacerdotisa bufó.

— K’rhamas es un cuento para asustar a los niños pequeños, pero las arenas movedizas y las tormentas de arena son peligros muy reales. ¡Átate esa cuerda a la cintura y ve a rescatar a tu amigo antes de que sea demasiado tarde! ¡Todo el mundo en marcha!

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16/11/2021, 23:43
Lurzca

¡Voy contigo! - Le dijo Lurzca a Amessis. 

No iba a dejar sola a la nigromante. Pese a que había demostrado que sabía cuidarse por si sola, sobre todo recurriendo a sus amigos no-muertos, no dejaba de ser la parte más frágil el grupo. Para eso estaba ella, para ser el músculo que le faltaba, pero lo cierto era que la tormenta se acercaba de forma inexorable y por mucho músculo que pudiera tener, no sería suficiente como para hacerle frente a una amenaza como aquella. A una tormenta no se la vencía a hachazos.

¿Qué necesitas que haga? - Le preguntó a su vieja amiga con cierta urgencia.

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16/11/2021, 23:43
Jotnar

deprisa—añadió Jotnar al azuzón que Nepthis le había dado al soldado—. Que como se pierda demasiado el tiempo con supersticiones no pienso quedarme aquí para que nos engulla la tormenta ni a mí ni a mis chicas.

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16/11/2021, 23:43
Amessis

Amessis ató una cuerda alrededor del zombi y lo mandó al agujero de arenas movedizas. La criatura se hundió en la arena y al cabo de un rato, extrajo un fardo que contenía un pequeño bebé lloroso. Lo lanzó contra Lurzca y la mestiza lo atrapó al vuelo. La nigromante reprendió al muerto viviente por haber hecho eso y el zombie la miró compungido mientras salía de las arenas movedizas a duras penas.

-Vete a la cueva con ese bebé, voy a buscar a más rezagados.

Comenzó a hacer aspavientos por todo el campamento para mandar a las gentes a la cueva.

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16/11/2021, 23:43
Cocotilio

El coquito poco podía hacer para ayudar, de modo que había empezado a correr de un lado para otro trasladando las pertenencias de la compañía a la cueva. Primero había puesto a salvo a Cebollito. Luego había arrastrado la mochila de Jotnar mientras la gente iba de un lado para otro y la polvareda empzaba a levantarse. Trasladó también las cosas de Nepthis, aunque las de Lurzca la costaron un poco más.

Por último, llevó en una mano la lanza de Amessis y en la otra su guadaña, tres veces más altas que él, a paso marcial como si no pesaran nada.

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16/11/2021, 23:44
Narrador

El soldado no sabía si era más peligroso discutir con Nepthis que morir enterrado en arenas movedizas, de modo que hizo caso de la sacerdotisa, se ató la cuerda y se tiró al agujero a buscar a su compañero.

-¡Lo tengo! ¡Sacadme de aquí, os lo ruego!

Jotnar y un soldado tiraron de la cuerda para sacarlos de la arena, pero eran dos y pesaban demasiado, estaban demasiado hundidos. El enano empezaba a vacilar, la tormentaba se aproximaba a gran velocidad y el viento comenzaba a levantar polvo entre ellos. Además, las arenas movedizas engullían a aquellos dos y por más que tirasen, no había forma de sacarles de allí.

-¡Vamos a morir! -dijo el soldado que tiraba de la cuerda, solo que dejó de hacerlo y se marchó corriendo a la cueva, dejando a los dos soldados metidos en la arena-. K’rhamas ha venido a por nosotros, ¡corred!

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16/11/2021, 23:44
Amessis

Solo Jotnar tiraba de la cuerda, Nepthis no podía hacer mucho más que mirar. El enano notaba que su fuerza no era suficiente y la tormenta estaba encima, de modo que fue a soltar la cuerda para agarrar a su compañera y llevársela a la cueva, cuando un enorme zombi apareció tras él y tiró con tanta fuerza que se llevó al enano junto a los dos soldados hacia atrás con el tirón.

-¡Vamos, somos los últimos! -dijo Amessis tirando del brazo de la sacerdotisa.

El soldado que estaba consciente se agarró al enano para terminar de salir, mientras sacaba a su compañero de la arena. Se lo cargó al hombro y corrieron hacia las cuevas luchando contra el viento.

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16/11/2021, 23:44
Narrador

Corrieron hacia las cuevas. El zombie convocado por Amessis corría en último lugar para evitar que nadie se quedara atrás, aunque cada vez le costaba más caminar entre las arenas movedizas y el viento que lo succionaba hacia la tormenta. Nepthis miró hacia atrás en el último momento y aunque había asegurado al soldado que lo de K’rhamas era solo una leyenda, una sombra gigante entre las nubes de arena de la tormenta la hizo dudar seriamente. Y también la hizo apretar el paso.

Ya rozaban el umbral de las cuevas cuando Amessis fue arrastrada hacia la tormenta. Con un chillido, la nigromante cayó de bruces soltando a Nepthis para no arrastrarla con ella y fue succionada hacia la vorágine de arena, hacia la enorme figura que se entreveía por encima del polvo, abriendo surcos en la arena con sus dedos mientras intentaba aferrarse a algo.

-¡Algo me ha...!

Su piel se volvió verdegrisácea cuando activó su aura pavorosa, como si eso fuese a servir de algo, y luego desapareció.

La tormenta se echó encima de Nepthis y luego de Jotnar. A un paso de la cueva.

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16/11/2021, 23:45
Jotnar

Lo primero que hizo Jotnar tras aterrizar cuan largo era (que no era mucho) en el suelo de la cueva fue volver a ponerse de pie, sacudirse el polvo del cuerpo y buscar al soldado que había soltado la cuerda única y exclusivamente para meterle un patadón en la espinilla.

Porque no llegaba a la entrepierna, no por otra cosa.

¡Maldita seas una y mil veces, gallina de corral!—rezongó. Después se volvió hacia el soldado que se había metido en la arena a rescatar al otro—. ¡Y tú! Ya le puedes meter otra el doble de fuerte porque este "compañero" tuyo ha salido cagando leches con que si K’rhamas, con que si mi abuela haciendo el pino en la azotea y os ha dejado a morir a los dos! ¡Hemos tenido que ser los que no os conocen de nada los que os han sacado de ahí!

Se volvió hacia Nepthis.

—¡Esto es lo que pasa por ayudar a quien le importamos un bledo y viceversa!—protestó—. ¡Ahora los que nos llevamos la torta somos nosotros! ¡No sabemos dónde está Amessis, o ni si quiera si está Amessis! ¡Joder!

Apretó los puños y los dejó caer enseguida con evidente arrepentimiento. Estaba enfadado, estaba frustrado, estaba preocupado, y para colmo le había gritado a Nepthis, con lo que también estaba triste. Odiaba aquella situación. Y odiaba que, de nuevo, fuera la gente buena la que tenía que fastidiarse por culpa del mamarracho de turno. Porque a despecho de ceños, la sacerdotisa era demasiado buena con cualquiera. Él se habría quedado así se lo tragase la tormenta por cualquiera de sus chicas, pero por cualquiera de sus chicas, por la gente que le importaba, no por alguien que no iba a volver a ver en su vida.

Y en consecuencia, que el soldado a quien supuestamente debería importarle su compañero siguiera allí por haberlo abandonado y Amessis no, sólo lo enervaba más.

Suspiró sonoramente y se fue a un lado de la cueva a sentarse dejándose caer en el suelo con un seco sonido metálico que resonó más de lo que realmente era debido al eco. El enano apoyó los codos sobre las rodillas y la frente entre las manos, ¿y ahora qué? ¿Dónde había ido a parar la nigromante? ¿Aquello lo había convocado Seth realmente? No tenía ni idea de qué hacer.

Cocotilio emitió un sonidito triste y lo siguió dando pequeños brincos.

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16/11/2021, 23:45
Lurzca

Todo pasó muy rápido. Ella no quería moverse del lado a Amessis. Quería seguir junto a ella y Jotnar ayudando para sacar a la gente de las arenas movedizas, pero le lanzaron aquella criatura y ya no puedo seguir allí. Corrió a la cueva para entregar el bebé a su madre, con la intención de regresar junto a sus compañeros una vez el bebé estuviera a salvo. Pero no pudo. 

Cuando llegó a la cueva y encontró a la madre del bebé, la tormenta se había recrudecido y sus compañeros junto con algunos de los soldados corrían ya hacía el refugio. Lurzca esbozó media sonrisa, parecía que todo había salido bien, pero entonces...

Se le borró de golpe toda sonrisa. Amessis fue engullida por la tormenta y ninguno de ellos pudo hacer nada por evitarlo. Entendía a Jotnar a la perfección, pues ella pensaba lo mismo que él y poco le faltó para no enfurecer y aplastarle el cráneo a aquel cobarde soldado que había huido. No obstante y raro en ella, pudo controlarse. La tristeza por la perdida de Amessis, superaba con creces a la ira que sentía.

¿Y qué hacemos ahora? - Preguntó derrotada y con ganas de llorar.

Ella no entendía mucho de dioses y maldiciones, pero si sabía algo, si aquello había sido cosa de Seth, tenían un muy grave problema. ¿Cómo unos mortales podían enfrentarse a un ser divino? Fuera como fuera, Lurzca le aplastaría la cabeza a quien hiciera falta por tal de volver a ver a su gran amiga. No la iba a abandonar. ¡Antes la muerte!

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16/11/2021, 23:46
Nepthis

Nepthis miró a la tormenta y después a sus compañeros.

No puedo creer lo que veo —les dijo—. Jotnar: tú siempre dices que harías lo que fuera por tus chicas. ¡Es hora de demostrarlo, viajando al Ankhwugaht si es necesario! Y en cuanto a ti, Lurzca... ¡Amessis es tu amiga! ¿De verdad vas a quedarte ahí cruzada de brazos mientras ella está en peligro?

Nepthis volvió la mirada de nuevo al corazón de la tormenta de arena. Alzó el brazo, para protegerse los ojos y dio un paso vaclinante.

Hathor, no me abandones —murmuró la sacerdotisa, antes de internarse en la tempestad.

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16/11/2021, 23:46
Jotnar

Jotnar se levantó en un remolino de brazos, como impulsado por un resorte, agarró a Cocotilio "encestándolo" en su mochila y salió corriendo detrás de Nepthis

¡Por amor de todos los dioses!—exclamó sin aliento—. ¡¿Es que os habéis empeñado en provocarme un infarto?!

Por lo que a él respectaba aquello era una tormenta de arena, y la sacerdotisa se había metido dentro de una tormenta de arena. Aquello era un acto increíblemente estúpido así que no pegaba lo que se decía con ella. ¿Por qué entonces? Tenía que haber alguna razón.

«¿Ankhwugaht?» se preguntó interiormente «¿Qué rayos es Ankhwugaht?»

«¿No era el plano ese de arena verde de Set?»

«Ah, cierto, gracias»

¿Se podía entrar a Ankhwugaht entonces desde aquella tormenta de arena o algo así? Era el único motivo remotamente lógico que se le ocurría para que Nepthis hiciera lo que a priori era una locura. Suponiendo que los fenómenos mágicos tuvieran lógica, que para él nunca la habían tenido. Jotnar resumía la magia en "cosas  raras porque sí".

No tenía ni idea de cómo la sacerdotisa sabía aquello. Probablemente por lo obvio: sabía de planos y de puertas a planos, y de magia y de cosas raras  porque sí de la magia mucho más  que él. Pero como no fuera eso y se tratara de pura intuición le iba a  tirar de uno de los carrillos hasta que le midiera dos metros.

En cualquier caso, no soportaba la idea de dejar que otra más de sus chicas fuera engullida en sus narices. Por lo que llegados a aquel punto ya le daba igual si terminaban en Ankhwcomosellamase o con arena hasta las orejas por lo que se zambulló en la vorágine inmediatamente detrás de Nepthis para no perderla de vista.

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16/11/2021, 23:46
Lurzca

¿Pero a dónde...  - Exclamó sin que le diera tiempo a acabar la frase. Jotnar y Nepthis  se internaron en la tormenta. - ...vais?  - Concluyó la frase aunque ya nadie estaba escuchando.

No le gustaba lo que estaba sucediendo. Si tenía claro una cosa era que todo lo que empezara por Ank, no era una cosa buena. Representaba el caos de una manera peligrosa.  Se consideraba a si misma caótica, pero había extremos que hasta un bárbaro no debía traspasar nunca y meterse en una tormenta de arena era uno de esos extremos. Sin embargo, se había quedado sola y eso no podía ser.

Allá voy... - Tomó aire, se armó de valor y salió finalmente de la cueva.

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16/11/2021, 23:47
Narrador

Nepthis se preguntó qué haría Amessis en su lugar y sabía que la respuesta era internarse en la tormenta. Sin embargo, ella no estaba tan loca como la nigromante, ni hacía las cosas sin pensar, y tampoco estaba muy segura de que al otro lado de la tempestad estuviese sucediendo otra cosa más allá de un vendaval de arena. Por eso durante los primeros pasos, vaciló a la hora de avanzar, ¿y si de verdad se estaba metiendo en una tormenta de arena? Por la cabeza de los demás pasaban similares pensamientos.

El viento rugía a su alrededor, les agitaba los ropajes, su fuerza los empujaba en la dirección contraria. No podían ver nada, la arena les golpeaba el rostro y las manos, de modo que avanzaron a ciegas. Nepthis murmuraba plegarias a Hathor y la diosa le respondía de alguna manera impulsándola a seguir avanzando.

Finalmente, atravesaron la gruesa cortina y el viento dejó de hacer fuerza, casi cayeron en la arena cuando nada los estaba empujando. Lo que vieron no era precisamente el Ankhwugaht.

La sombra que Nepthis había visto era una criatura gigante que tiraba de un gran carro. Sostenía en la mano un enorme látigo con el que había atrapado a Amessis y la arrastraba hacia el carromato donde un grupo de goblis saltaban y chillaban con las espadas en alto, listos para reclamar el botín.

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(22) Gigante: ileso
(22) Goblincillos: ilesos
(19) Amessis: 35/35
(19) El otro: ileso
(-) Lurzca: 67/67
(-) Nepthis: 40/40
(-) Jotnar 64/64
(-) Cocotilio: 29/29

Efectos activos
Tormenta de arena (zona amarilla) Terreno dificil, -2 Des, -2 Percepción

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16/11/2021, 23:47
Nepthis

Nepthis miró a un lado y a otro, y se encontró a Jotnar y a Lurzca. Sonrió confiada: tenían algo a lo que sacudirle. Aquello estaba ganado.

Sin embargo, cuando reconoció a lo que tenían delante palideció.

¡Cojamos a Amessis y salgamos de aquí!

Nepthis empieza en K16

A ver, el gordo tiene RD 5/bueno y hierro y regeneración 15 que solo podemos cortar con daño sagrado, así que no se me ocurre como podemos matarlo.

- Tiradas (2)
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16/11/2021, 23:48
Lurzca

Lurzca no se esperaba aquello. Se trataba de una especie de caravana de goblins tirada por un extraño gigante que viajaba en medio de aquella terrible tormenta de arena. La mestiza no entendía nada, pero si sabía una cosa, debían recuperar a Amessis y alejarse de allí cuanto antes. Las palabras de Nepthis confirmaron su parecer. 

Eso haremos. - Respondió.

Iniciativa 15

Empiezo en M15