Partida Rol por web

Notas aclaratorias:

Enmarañado (Entangled): una criatura enmarañada sufre una penalización -2 a sus tiradas de ataque y un penalizador -4 a su Destreza efectiva. Si las ataduras están sujetas a un objeto inmóvil, el personaje enmarañado no podrá moverse. De no ser así, puede moverse a la mitad de su velocidad, sin poder correr ni cargar. Un PJ enmarañado que intenta lanzar un conjuro debe hacer una prueba de Concentración (CD 15+nivel de conjuro) o pierde el conjuro.

La tirada de concentración suma nivel de lanzador + bono asociado a la característica principal del lanzador.

El viejo enano polimorfado, lejos de luchar por liberarse, se limitó a posarse boca abajo sobre la propia maraña, contemplando el devenir del combate y fijándose especialmente en el desempeño de su compañera.

Por su parte, Mr. Pickles, una vez convertido a uno de los Gnolls en una masa informe y sanguinolienta, se fijó en su próximo objetivo, aquella bestia sarnosa que luchaba sin éxito por liberarse de aquella masa vegetal.

Avanzando con paso firme, y con un un gruñido que sirvió a modo de aviso, la gran osa descargó un putente zarpazo sobre el bípedo

La osa se acercó con parsimonia hacia los dos gnolls que estaban tratando de liberarse de la maleza. El gnoll de la armadura, afiló una lanzada contra la osa, pero su armadura repelió el ataque con facilidad. Acto seguido Señor Pinckels clavó sus garras en el gnoll sarnoso y el de la armadura dejó caer su lanza, agarró una maza y volvió a golpear sin éxito contra la dura armadura de la compañera animal de Ruru.

Las molestas plantas están demostrando ser un verdadero engorro para mis compañeros y yo no estoy consiguiendo que mis rayos den en el blanco, así que decido usar mi poderosa magia para ayudarles y convertirme así en el salvador de la jornada una vez más.

—Vuestra brujería malvada no es rival para el poder del Bosque Nudoso —anuncio grandilocuentemente a los gnolls, aunque probablemente ni siquiera puedan entenderme—. En el nombre del Príncipe Verdinal y en el mío propio, yo disipo vuestro sortilegio y conmino a las plantas que se han enseñoreado de este lugar a que se retiren de inmediato.

Estaba libre de las ataduras de aquellas enredaderas pero antes de poder mover un músculo, otras más salen del suelo enraizándolo justo donde estaba y esta vez por más que forzaba el amarre de estas, le fue imposible soltarse.

No sabía bien que pasaba, ni sabía quien era el responsable de esto, lo que si sabía era que todos (enemigos y aliados) estaban siendo victimas de aquellas infernales enredaderas.

De repente las plantas se replegaron. Fuera lo que fuera lo que había hecho Glÿnmaer, había logrado que las fuerzas de maleza rebeldes, se rindieran en su intento por hacerse con el interior del templo y soltaron a todos los humanoides que permanecían atrapados entre sus zarzas.

Eso facilitó que los gnolls pudieran avanzar al combate y se posicionaran junto a sus dos cabecillas y atacaran a la enorme y acorazada osa de Ruru. Sus inútiles intentos por traspasar la gruesa armadura de Señor Pinckels, fracasaron de forma estrepitosa.

Questin, que también había sido liberado por las plantas, miró con ira homicida al gnoll más cercano, el cual trataba de forma ineficaz, de acabar con la osa. El mediano se acercó sin prisas hasta él, armado con su espada larga a dos manos y teriblemente furioso. Cuando estuvo a su lado lanzó una única estocada que atravesó de lado a lado a la pobre criatura a la altura del corazón, el cual estalló en una explosión de sangre.

- ¡Jajajajaja! - Rió el mediano al ver el estropicio que había causado.

Crodos estaba preparando su ballesta cuando de pronto las zarzas volvieron al lugar del que jamás debieron salir, por orden del pixi. ¡Ah, cuán valioso y confiable aliado habían encontrado para esta gesta!

Así pues, Crodos dejó caer su ballesta y se abrió paso a empujones entre los toneles y cajas que los gnolls habían almacenado allí en un claro trastorno de acumulación de enseres. Caminaba hacia la criatura que a todas luces había animado las plantas para darle el justo merecido.

Mientras se acercaba preparó el mangual pesado, y con ambas manos lo hizo girar en el aire, amenazando administrar justicia de forma inminente.

— ¡Adelante, adelante mis fieles compañeras! ¡Por Seyran, el Bosque de los Nudosos y su príncipe del Verdial, y también por el noble Xaod al que habéis asesinado, que se hará justicia en este lugar maldito!

Aquellas malditas ramas fueron un auténtico incordio, pero cuando por fin me hallé libre de ellas, no tenía tampoco mucho tiempo que perder ni en lamentarme de nada ni tampoco en pensar. Ya había caído uno de los gnolls y no dudaba de que el resto tardasen mucho en correr la misma suerte, pero tampoco me apetecía que cualquiera de nosotros sufriese aunque fuese una herida si podía evitarlo.

Así que me lancé en pos del primero que tuve a la vista, con un grito y esperando no hacer el ridículo.

Aunque bastante ridículo me parecía que hacía Crodos, que veía combates por la luz en todas partes, mientras que para mí era solo uno más.

Desde luego, él sí que sabía motivarse a sí mismo, aunque para los demás no fuesen más que palabras.

El gnoll sarnoso, ahora liberado de las ataduras a las que la maleza le había sometido, entró en cólera. Su mirada llena de odio se centró en la osa que tenía frente a él y sin dudarlo ni un instante arremetió con su gran hacha contra la bestia acorazada.

- ¡Jiaaaaa! - Gritó cuando descargó un poderoso golpe contra la armadura de la osa.

El metal se fracturó  y cuando volvió a elevar el hacha, esta estaba cubierta de sangre. Lanzó entonces un segundo hachazo, pero por suerte para Señor Pinckels, no rompió más que un baldosín del suelo al impactar contra el mismo.

Por fin, libre de ataduras, me muevo corriendo por donde puedo, hasta llegar a una enorme mesa verde que me separa de mi enemigo. Quizás debí volcarla, pero le hubiese dado a Crodos, así que subí sobre ella y me acerqué al gnoll con mi espadón preparado para golpearle.

Mi armadura me protegería bien de sus golpes y le ganaba en altura, así que mi posición, ante mis ojos, era ventajosa, pues los golpes irían a la cabeza y cubrirse así, con la fuerza de un espadón cayendo con su propio peso sobre esa criatura... debería partirle en dos el cráneo de un solo golpe.

El ataque recibido por su osa no pasó inadvertido a los ojos de Rurum el cual, tras emitir un agudo y furioso chillido se descolgó de la rama.

Revoloteando en el sitio, empezó a brillar mientras conjuraba lo que se demostró un gran oso negro, el cual apareció de una nube de humo que se materializó detrás del Gnoll sarnoso, el cual nada más aparecer, se lanzó a morder a su enemigo, uniéndose al ataque sin cuartel iniciado por Mr. Princkles sobre el mismo.

Redrick siguió a la expectativa. No parecía que fuera a entrar en combate de no ser realmente necesario y a salvo como estaba de los golpes en el marco de la ventana, se le veía bastante cómodo.

Quién no lo estaba tanto fue Akta. El gnoll que portaba la armadura completa, dio un paso atrás y le propinó una fuerte lanzada que atravesó su coraza clavándose en su costado y astillándose en su interior de forma muy dolorosa. Acto seguido lanzó un nuevo golpe, pero esta vez sí, la aradura hizo su función, desviando el golpe.

Ahora que me he ocupado de las molestas plantas, espero que mis compañeros no encuentren nuevas excusas para ocuparse del puñado de gnolls que hay en esta sala. A este paso vamos a tener más osos aquí que hombres-hiena...

Yo mismo me siento tentado de hacer aparecer nuevos plantígrados solo por el disfrute de crear una colección aquí dentro, pero como tal cosa me parece de una utilidad dudosa, opto por lanzarle un nuevo rayo al gnoll sarnoso. Estaba distraído y no estoy muy seguro de quién le ha dado una paliza pero con un poco de suerte, conseguiré rematarlo y llevarme toda la gloria por ello.

Sin darle mucho tiempo de reacción, Lerisaa paso de estar atrás suyo a colocarse entre el gnoll que tenía en frente y él, le parecía raro que momentos antes parecía dispuesta a quedarse de brazos cruzados pero, ahora quería entrar encarando el combate, sea como sea le había obligado a moverse entre cajas y barriles para llegar a aquellos gnolls.

Se mueve en diagonal para así ver a su enemigo y entre aquellas cajas lanza todos sus ataques. Tres de sus garras atraviesan las defensas de su enemigo, perforando y desgarrando el cuerpo peludo de aquel gnoll.

El rayo lanzado por Glÿnmaer estalló con el ruido de un silbido, al chocar contra la pared. Más allá de eso no causó impacto alguno. Podía ser que el pixi oscuro no estuviera siendo del todo efectivo en el combate, pero no obstante, al menos para Crodos estaba siendo todo un verdadero héroe.

Quién si logró su objetivo fue el insaciable Krath-Tk. Una tormenta de afiladas garras y colmillos descendió sobre uno de los gnolls y una maraña de pelo, sangre y trozos de carne desgarrada, empapó por doquier a quien estuviera cerca del insectoide. La hiena antropomórfica, murió al instante desplomándose en un charco de sangre.

- ¡Muerteeee!  - Gritó el mediano mientras se escurría entre toda la gente que estaba entre su objetivo y su espada.

Realizando unas vistosas piruetas, logró colarse entre Akta, Crodos y el gnoll de la armadura completa, pero acercarse lo suficiente como para asestarle un poderosísimo golpe al gnoll sarnoso. Un terrible tajo en el costado dejó a relucir las interioridades de aquella criatura y un satisfecho Himmble se regocijó cuando un chorro de sangre caliente le empapó el rostro.

- ¡Ja, ja, ja! - Rió enloquecido.

Crodos se dispuso a moverse para, por fin, descargar la Divina Cólera sobre el enemigo más prodigioso de los presentes, el gnoll ataviado con armadura completa. Sin duda, un rival digno de Crodos, y el más adecuado para medirse en un combate épico y vengar por fin la muerte de su compañero paladín... pero entonces, riendo como un bufón y saltando como tal, el condenado mediano gordo volvió a adelantársele, bloqueándole el paso y cortando y sajando en un festival de tripas voladoras.

Crodos lo miró con mala cara bajo la celada. El maldito enano le estaba haciendo quedar mal, y no era la primera vez ese día. Con un gruñido, más por el disgusto que tenía que por esfuerzo, Movió el mangual haciendo que la bola armada trazarse un amplio círculo sobre él para acabar estampándose en el morro peludo del gnoll.

Estábamos de nuevo en la brecha y aunque  finalmente me arrebataron a mi presa, no había tiempo que perder y me lancé en pos del siguiente gnoll que tenía a mi alcance, lanzando dos ataques, uno detrás de otro, para intentar acabar con él o al menos, tal y como había ocurrido antes, facilitar que alguien lo rematara.

Vi a mi lado aquella enorme osa que parecía abarcarlo todo con sus brazos y garras y sonreí, pues considerando cómo habíamos dudado antes de entrar en el templo, parecíamos un equipo preparado para el único objetivo de acabar con todos.

-¡Ya son nuestros! -exclamé, antes de lanzarme a por mi objetivo, disfrutando como nunca haciendo lo de siempre.

- ¡Jahiaa jia kiooo! - Gritó desesperado el gnoll sarnoso.

Tras el ataque de Crodos se le veía realmente debilitado. Sangraba de forma abundante y sus lesiones eran terribles. Sin embargo no iba a vender su piel barata. 

Se rehizo para lanzar dos poderosos hachazos contra el mediano que tanto daño le había causado. El primero de los ataques pudo ser esquivado por este, pero el segundo fue terrible abriendo un profundo tajo en el muslo del pequeño bárbaro, que por poco no le amputó la pierna.