Partida Rol por web

-Viendose derrotados y menores en numero seguro habrán huido al templo maligno a buscar refugio, reagruparse y continuar sus maldades; han preferido acabar con los sacrificios a permitir que sean liberados, eso demuestra un gran fanatismo y un mal sin precedentes.

-Me genera una gran rabia e impotencia el no poder vengarme por lo que me hicieron.

- Como dice la dama Dwama, sin carro ni monturas intentar llegar a Hommlet por nuestros propios medios sera algo más dificil.

-Cierto es tambien lo que dice de la necesidad de alguien versado en las artes de exploracion para seguir su rastro, por desgracia las mias son muy limitadas.

El joven mira con cara dubitativa a la enana no se esperaba ser escudero a su edad, ya que la granja de Hommlet era para lo que le habían criado.

seguir rastros no se, nunca he tenido ovejas ni he necesitado encontrarlas, pero a pesar de mi corta edad estoy bien formado para cultivar trigo y moler grano. Si me llevas a algún cazador me ofrezco a aprender a seguir rastros y lo necesario para encontrar a esos malditos y matarlos.

-¿Acaso pensáis involucrar más aún al infante?-dijo incrédulo el conde.

-Nada de eso, señora enana. Aqueste bargante ni tan siquiera tiene edad para haber sido ungido en los óleos sacros por sus diez veranos. El pequeño hijito será puesto a buen recaudo en el pueblo. Yo mesmo le  otorgaré los medios necesarios para que él mismo pueda buscar la justa venganza, pero eso será cuando esté preparado.-Respondió estóicamente en un tono que manifestaba una férrea voluntad aparéntemente dificil de quebrantar.

-Más no deberíamos perder ni un instante en emprender camino hacia la villa.nada nos ata a seguir por estos bosques ahora mesmo.

— El infante, como le llamáis, no es asunto suyo, milord. — Dijo la enana. — Acaba de recibir la herencia de su apellido y es libre de decidir lo que desea hacer por si mismo. — Dwama parecía muy segura de lo que decía. — He jurado protegerle de todo mal. Él confía en mi y yo en él. Los dioses han querido que viva y esté a mi lado. — Miró de forma severa al conde. — ¡Y así será mientras él no decida lo contrario! ¡Es dueño de su destino, pues el mismo destino le ha arrebatado a quienes debían decidir por él!

-Señores, señores! -les interrumpo bruscamente- no es el momento ni lugar para esta discusion, estamos en medio de ningun lugar, a merced de los elementos y peligros de los caminos; por suerte las huellas dejadas por el carro y las monturas se dirigen hacia nuestro destino, a Hommlet -señalo con mi diestra- no perdamos más tiempo aqui y dirijamonos hacia la villa. Una vez lleguemos trazaremos los pasos a seguir, habrá que recabar informacion y averiguar si en el pueblo saben algo acerca de un templo maligno o culto.

Tras mis palabras miro al conde y a la dama enana -Ambos teneis razon, es demasiado joven para emprender esta tarea, a varios de nosotros casi nos ha costado la vida -pronuncio mirando al conde- pero tambien es cierto que la eleccion es suya y puede hacer lo que él crea conveniente, tras la experiencia vivida se ha convertido en un hombre; si la dama enana esta decidia a que sea su escudero y él lo acepta, no somos quienes para cuestinar su eleccion. -pronuncio mirando la enana-

Acabada mi frase, cierro los ojos, giro de lado a lado la cabeza y levanto los hombros -Si os soy sincero, estoy de acuerdo en que venga con nosotros, se que con la joven dama estará protegido, vos conde los podreis sanar, contamos con la poderosa magia de la que se ha denominado a si misma "Wu Jen" y me gusta la idea de que me ayude a vengarme de ese bastardo.

El pequeño niño miraba a un lado y al otro, no sabia que hacer, su edad era demasiado corta, aventuras? buscar rastros? Él era hijo de molinero y no tenia idea alguna de esas cosas. Aunque ya no era hijo de nadie, ese gran trasgo se habia encargado de ello, la fortuna de su padre para comprar la granja en Hommlet, los cuidados de su madre, las historias graciosas de su abuelo, todo había desaparecido.

Miró con decisión a sus salvadores y cogiendo de la mano a Godofredo y a Dwama sentenció: Iré con vosotros! aprenderé a seguir rastros! mataremos a esos trasgos! Es lo menos que puedo hace por salvarme. Pero Yo no se hacer de escudera ni buscar rastros, me deberéis buscar un profesor y darme algo de tiempo para ello! Dijo muy seguro de sus capacidades.

-Ahora vayamos a Hommlet, quiero ver el lugar donde mi padre quería llevarme a vivir!

Comenzáis a caminar, los ánimos están bajos, os ha costado mucho esfuerzo llegar a reuniros y cuando lo habéis conseguido un grupo de grandes trasgos ha conseguido robaros y ejecutar a una docena de inocentes.

La visión de la docena de almas con la garganta rajada atados a una cuerda se ha quedado fuertemente grabada en la retina de Dwama, Godofredo y en menor medida de Jack, causante involuntario de la masacre.

Sheiland por su parte parece ser una enana muy pragmatica y abstraida de los problemas de los demás, por lo que no le quita el sueño la muerte de inocentes, ella piensa en el global y esto a duras penas le afecta.

-Señora enana guerrera, de donde viene usted? cuantos años hace que luchan codo con codo? es familia de la otra enana? viste muy raro, parece que viene de una fiesta de disfraces! Le dice a Dwama.

-Cual son mis labores como escudero¿? Me vas a enseñar a luchar no? supongo que hay largo camino a Hommlet y quiero aprovechar! cuanto antes aprenda antes podré ayudarte en combate contra los trasgos! Dice haciendo gestos de puñetazos, sin duda el niño ansia aprender para cobrar justa venganza y dar justo castigo.

Me acerco a la quien se a denominado a si misma "Wu jen" y le pregunto:

-Disculpe mi atrevimiento, pero como mediano me pica la curiosidad, que es exactamente un "Wu Jen"?; no habia oido nada acerca de ellos. Durante la batalla que tuvimos contra los trasgos me parecio ver que tiene capacidad para lanzar conjuros, pero me gustaria saber más sobre vos, como vuestro nombre y que os ha hecho venir hasta aqui.

No os conozco lo suficiente para hablar demasiado sobre mi, espero que lo entiendas, según pasemos tiempo juntos iré desvelando lo poco que sé de mi pasado.

Por ahora confórmate con saber que he estudiado las artes arcanas del lejano oriente, y que Murdin ha tenido a bien confiar en mi para esta sagrada misión.

-Entiendo vuestro recelo a dar informacion a alguien que acabais de conocer tan facilmente, yo tambien actuaria de la misma manera. Me conformaria con que me dijerais como debo refereirme a vos en caso de que tenga que hablaros.

-Para que veais mi muestra de buena fé me presentaré primero -le tiendo la mano diestra amablemente- Puede referirse a mi como "Jack", soy un Mediano, o como nos llaman otras razas un "Hobbit", y vengo de Hobbton.

— Vengo de un lugar llamado Rastor... — Dijo aquello con cierta vergüenza. — Es una aldea de mala muerte, donde conviven humanos con orcos principalmente. — Lo cierto es que no podía decir mucho más de aquél lugar. — Un día volveré y cambiarán las cosas...— Suspiró.

Timmy estaba eufórico. Tenía muchas preguntas y era normal. A Dwama no le importaba responder a todo aquello. De hecho, estaba bien que dejara de pensar en lo que le había sucedido por un momento. Ya tendría tiempo suficiente en la noche para llorar.

— Sinceramente Timmy... — Sonrió la enana. — No nos conoceremos hace mucho, pero por extraño que pueda parecer podemos confiar los unos en los otros. — Miró a Sheiland. — No, no somos familia, que yo sepa... — Bromeó.

Aquella enana era ruda de roer. Parecía que para llegar a conocerla tendrían que llevar a cabo una investigación exhaustiva. Aunque lo que Dwama no tenía claro era que valiera la pena hacerlo.

— Tranquilo pequeño Timmy. — Dijo la enana. — El camino de un escudero hasta convertirse en guerrero es muy largo. Poco a poco irás familiarizadote con las armas y el combate. Pero eres joven aún. Tiempo al tiempo.

El grupo continuó caminando en el silencio mas sepulcral, no se conocían y parecían recelosos los unos de los otros, sobre todo Godofredo, cuyo férreo sentido del bien y de la ley le hacían sentirse muy a disgusto con aquellas gentes que eran capaces de abandonar a su suerte a un grupo de desdichados sacrificios humanos o de acoger como aventurero a un niño de menos de 10 veranos que acaba de perder a toda su familia.

El Conde sin duda era una persona recta, opinaba que aquel joven debía ser entregado a un orfanato o a alguien de confianza para que se criara como un chico normal, llevárselo a luchar contra las fuerzas del mal era una temeridad y por ello rezaba a Sant Cuthberto pidiendo consejo, ¿era ese el grupo elegido por los Dioses?, maldita sea, pensaba el noble, cuan difícil es comprender sus designios.

Las pocas informaciones que se revelaron los unos a los otros fueron mas fruto de la curiosidad del niño, que de iniciativa propia de los Elegidos, eran gentes calladas, y el hecho de perder sus monturas y ese carro que tan bien les habría ido no había mejorado su humor.

Llegó la primera noche, y con ella la primera guardia, había miedo entre el grupo, pero sobre todo del pobre Timmy, a quien preocupaba que los Trasgos volvieran por la noche.

Siempre hubo uno de ellos despiertos, mientras  el resto dormían al calor de un fuego y con la barriga llena gracias a las raciones de Dwama y de Sheiland, las únicas que las mantenían por llevarlas encima y que ahora eran las encargadas de alimentar a los hombres.

Durante la noche os cuesta descansar por los llantos y terrores nocturnos de Timmy, sin duda está destrozado mentalmente, normal habiendo sido degollado justo después de ver como asesinaban a su madre, padre y abuelo; ese sentimiento de impotencia tardaría en marchar si es que marchaba alguna vez.

Al día siguiente os preparáis para continuar la marcha, no estáis muy lejos del lugar de la emboscada, apenas a media hora, habíais decidido descansar ya que aunque las heridas físicas estaban curadas, el combate a muerte había sido agotador y no estabais preparados para una marcha mucho mas larga, sobre todo el niño, que sin duda os retrasaría.

— ¡Maldición! —Pensó la enana una vez revisaron las provisiones que tenían para la marcha hasta Hommlet.

Con aquello no les iba a bastar y lo cierto es que sin un cazador en el grupo, les iba a ser complicado encontrar comida durante el trayecto y desde luego no tenía ganas de ponerse a régimen. Si no le hubieran robado la carreta con el resto de provisiones la cosa estaría mejor.

— ¡Malditos engendros! — Exclamó y entonces se le iluminó la cabeza. — Esos bastardos comen... — Reflexionó en alto. — Con las prisas y todo lo demás no pensamos en revisar si aquella escoria portaba algo de utilidad. Voy a volver y miraré si los cadáveres tienen algunas raciones o algo de utilidad. No podemos estar a más de media hora del lugar del combate. Cuidad de Timmy, está cansado y tiene que dormir. — Y dicho esto se puso en marcha.

La enana abandona al grupo al cenar, deja todas sus cosas y parte con la mochila vacía y su ugrosh, dejándo a Godofredo custodiando a los demás que duermen, es el único que no ha sufrido daños y como iba en caballo se encuentra bastante descansado.

Corres de vuelta al campo de batalla, tras unos veinte minutos llegas jadeando, es la tercera vez hoy que corres, primero huyendo de la batalla, luego corriendo de vuelta a ella y por último a recoger lo que tengan esas alimañas.

Alimañas es lo que encuentras en el lugar, ratas terribles, búhos, incluso un perro salvaje que están comiéndose a los grandes trasgos, el ciclo de la vida piensas.

Ves los 5 cadáveres en el suelo y sus armas a poca distancia.

Dwama ve que sus esperanzas de aumentar sus reservas de provisiones se esfuman con cada dentellada o picatozo de alguna de aquellas bestias carroñeras. Agarra su fiel urgrosh y carga contra la zona de batalla sin intención verdadera de dañar a ninguno de aquellos seres, sino más bien de espantarlos.

— ¡Aaaaaarghhhhhh! — Gruñó la enana mientras cargaba haciendo rodar su arma sobre la cabeza.