Partida Rol por web

Es lo que tiene el ataque a distancia, que si todo va bien no te llenan de tajos! Jajaja! rio el explorador mientras se ponía a revisar el baúl más cercano.

No os dejéis nada! Jack ha perecido para que nos hiciéramos con el botín, es lo que hubiera querido. dijo la maga mientras buscaba oro o riquezas.

El niño y sus trasguitos también se pusieron a rebuscar por la sala.

Tras un buen rato buscando , lo único que encontráis en la sala son 10 armaduras de cuero, la mitad en mal estado, dos dagas, objetos mundanos varios como huesos, plumas, ropa trasga, zapatos,... Y unas 60 piezas de oro, 40 de plata y 200 de bronce.

Estos mindundis no tienen nada de valor! Ya guardo yo el oro y la plata! El cobre para los trasgos y el niño, que rehagan su vida!

- Creo que podemos dejar que se queden con todo ese oro Sehi... - Le dijo a la enana. - No nos vamos a pelear por ello espero. Lo que hemos sacado de estos cadáveres es irrisorio en comparación con lo que ganaremos vendiendo todo lo que estamos apilando. - Miró al resto del grupo. - Podemos darle esas sesenta piezas de oro, las cuarenta de plata y las doscientas de cobre a Tiadden y a su tropa.

Tampoco iba a crear más polémica con ello. Acababa de discutir por la varita con Sheiland y no quería repetir tan rápido. Si hacía falta ella misma pagaría a esas criaturas con su oro para que pudieran tener una oportunidad. Se dio media vuelta y se dirigió a la puerta del final del ala. Quería ver que había del otro lado.

- Voy a ver si hay algo allí. - Señaló con la cabeza la puerta. - También tenemos que revisar el altar y el fondo del templo...

Me parece una genial idea Dama, verdad Sheiland?? dijo con una mirada desafiante.

Emm.. esto.. si, si! Claro! ... Tomad muchacho... dijo con desgana mientras se deshacía de las monedas encontradas.

No sé si podréis con tanto peso.

Muchas gracias Dwama!! dijo ilusionado el niño mientras abrazaba a la cornisa enana.

No se preocupe por el peso ya hemos encontrado mochilas y lo repartiremos entre los 7!!

- De nada pequeño. - Le dijo. - Todo el mundo tiene derecho a una segunda oportunidad. Especialmente aquellos que no han hecho nada malo como para gastar la primera. - Le acarició la cabeza despeinándolo. 

Miró a Sheiland por encima del hombro de Tiadden y no le dijo nada, pero con la mirada le comunicó que había hecho lo correcto. Esperaba que fuera el precedente de su nueva forma de comportamiento. Algo que veía por otro lado, casi imposible. Y sin más se encaminó a rebuscar en la habitación que se encontraba al fondo de la zona de dormitorio de los difuntos y saqueados trasgos.

Al entrar en la habitación de los grandes trasgos lo primero que le vino fue un olor a lumbre, pues en el centro de la estancia había una hoguera apagada hacia poco.

Al fondo de la estancia observa una pared derrumbada que bloquea una escalera descendente.

En el suelo podéis observar siete petates, uno por cada trasgo soldado muerto en la habitación del ala opuesta.

No se observa ningún cofre ni armario donde haya material valioso.

Encuentras símbolos de dioses trasgos, colgantes de huesos de animalitos y en uno de los sacos hay una piedra preciosa de color blanco brillante.

Dwama guardó aquella piedra preciosa entre sus pertenencias. No sabía si se la quedaría para ella o si la repartiría con el resto. La verdad era que no le estaban ayudando demasiado con el saqueo y visto como habían actuado en el campo de batalla, principalmente la otra enana, no lo merecieran tanto como ella. Pensar en si misma por un momento tampoco debía de ser algo tan atroz. Aún así, pensaría que hacer con aquel brillante más adelante. No lo tenía del todo decidido.

Dwama salió de la habitación algo decepcionada. Realmente no parecía haber nada de valor en aquella zona. Una completa pérdida de tiempo. No obstante, era importante revisar todos los rincones de aquel lugar, pues podían dar con algo interesante o bien podían encontrarse con más enemigos. No debían olvidar que muchos habían huido, incluido el ser que se había hecho invisible y que proporcionaba elementos mágicos al líder de las sabandijas.

- ¿Habéis mirado el altar? - Preguntó sin demasiadas esperanzas.

Fuera como fuera, Dwama se acercó hasta éste, pues nunca estaba de más una segunda ojeada. Puede que lo que pasara desapercibido para unos, para otros no y en efecto esperaba que así fuera. La enana se acercó a la zona central de la construcción para revisar que no se dejaran nada sin registrar.

Dwama se acercó a la zona del altar maligno oscurecido por la sangre reseca que sin duda se había derramado por encima tras cada sacrificio.

La zona no era más que una letrina improvisada, como atestiguan los mojones trasgos que se encontraban en la fuente anexa, pero aún así ella quería revisarlo todo.

No sea marrana señora enana, eso no es más que dónde cagan los trasgos, no hay nada de valor, se lo digo yo que lo he limpiado diariamente desde hace semanas!

El niño parecía sincero, y los trasguitos desde detrás de él cuchicheaban con cara de asco por la labor que pretendía hacer la enana.

- Si... Tenéis razón. - Intervino Dwama cuando ya estaba removiendo las heces con un palo. - Es como una fuente de chocolate... ¿No os lo parece? - Miró a los criajos. - ¡Aunque huele infinitamente peor! - Y soltó una risotada.

Acto seguido abandonó esa zona camino del fondo del templo. Aún quedaban zonas por explorar y con la ayuda de Chatrilon y Godofredo o sin ella, eso iba a hacer. Al menos Tiadden y los trasgos parecían hacerle algo de caso.

La enana encabeza el grupo de saqueo con todos sus compañeros siguiendolo, unos con desgana (como Godofredo el silencioso) otros con ánimo de aventuras (el chico y sus trasguitos) o con intención de rapiñar (los ojos de Sheiland se parecían a los de un cuervo al ver un objeto brillante).

Chatrilon por su parte iba con el arco preparado y mirada sería. El explorador, que se había apuntado con ánimo de hacer riqueza, llevaba mal la muerte de su perro.

El grupo avanzó hacia el fondo del Templo, encontrando una puerta abierta en la pared noroeste.

De la estancia salía olor a humo, incienso y sangre. Dwama fue la primera en meter la cabeza, seguida por Sheiland.

Fuera quedaron Godofredo y Chatri.