Partida Rol por web

Habían pasado casi dos meses de aquel fatídico día. La mañana había comenzado con los rumores sobre el ataque de Isabella a Víctor. A nadie le era desconocido el genio y malhumor de la Slytherin, pero nadie la creía capaz de llegar tan lejos. No al menos con alguien de su misma condición.

Casi dos meses después, todavía nadie comprendía cuál había sido el motivo de semejante y desproporcionada reacción. Las teorías y vaticinaciones duraron semanas, mucho después de que Isabella entrara en San Mungo se hiciera oficial. Al menos uno de los escenarios había sido confirmado: se había librado de Azkaban.

Sorprendentemente, fueron muy pocos los que se cuestionaron el motivo de esta decisión. Barajaban la influencia de su familia en el Ministerio, el hecho de que Víctor Carrow hubiese sobrevivido o incluso la existencia de un verdadero desequlibrio en la mente de Black. En cualquier otro momento este suceso habría sido motivo de todo tipo de apuestas. Pero en ese momento, a 30 de noviembre de 2205, ese no era el tema estrella de Hogwarts. ¿Cómo iba a serlo después de aquel doble asesinato?

Era increíble lo poco que se echaba de menos a Samantha Grey y Josh Malfoy. Berenice Blair no parecía echar mucho de menos a su primo, mientras que Ryan actuaba como si la cosa no estuviese consigo. Nadie lo diría, teniendo en cuenta que de golpe y porrazo sus mejores amigos habían sido enterrados, fuese literal o no. Quizá la más afectada fuera Regina Oswald. De golpe y porrazo había roto su absorvente noviazgo con Ryan, su mejor amiga había sido ingresada en San Mungo y había perdido a su mejor amigo. Ni siquiera había contado con el hombro de Victor Carrow para llorar.

Isaac Fisher tampoco estaba en su mejor momento. Las cosas con Sam no habían ido viento en popa desde el comienzo del curso. Aun así, desde su entrada en Hogwarts habían sido uña y carne, y lo sucedido le había afectado más de lo que estuviese dispuesto a reconocer. Lo demostraba su carácter uraño y amargado, así como los constantes enfrentamientos que había protagonizado en los últimos partidos de Quidditch. El más reciente había sido el fin de semana pasado, cuando Isaac y Scott acabaron llegando a las manos. Todo un espectáculo.

A pesar de estos puntuales incidentes, los días y semanas en Hogwarts habían transcurrido de forma demasiado normal... dadas las circunstancias. Y es que, visto en perspectiva, no había ocurrido nada extraño. Aun así, la presencia constante de aurores en el colegio se convertía en una realidad demasiado incómoda. Sobre todo para aquellos acostumbrados a andar a sus anchas a altas horas de la noche.

Por suerte, cada vez quedaban menos horas para que llegase uno de los fines de semana más esperados en Hogwarts: Halloween. Con un poco de suerte la decoración anaranjada y la sobredosis de azucar podrían endulzar el desastroso comienzo de curso que todavía muchos no habían dejado atrás. El calendario estaba claro y las actividades se desarrollarían desde el punto de la mañana. Además, ¡por fin podrían ir a Hogsmeade! Era cuanto menos excitante.

Pero eso debía esperar. Todavía es viernes y ni siquiera ha llegado la hora de comer. Además, la perspectiva os desespera. Las clases de Transformaciones nunca han sido fáciles, pero lo eran mucho menos cuando Biger Evens no está de humor. Por suerte - o desgracia - todavía no había llegado. Todo un alivio para los más rezagados, grupo liderado por Liam, Lucas y Sarah, como ya era más que habitual.

Disposición

Vinny-June	Ryan-Jay	Janeth-Regina
Moses-Liam	Sarah-Arianna	Clarissa-Kate
Isaac-X	Lucas-Victor	Mathew-Scott

Pero ahora ya estáis todos en clase, y Evens sigue sin llegar. Es el momento de que vayáis ultimando los detalles para el fin de semana. ¿Os quedaréis en Hogwarts? ¿Iréis a Hogsmeade? ¿O seréis de los pocos inconscientes que deciden marcharse a su casa? Justo cuando parece que estáis empezando a organizaros unos pasos llaman vuestra atención. Vuestro tono de voz desciende drásticamente y, de manera inconsciente, recomponéis vuestra posición. Ya podéis imaginaros la cara malhumorada de Evens evaluando cada uno de vuestros movimientos. Pero aparece él. Victor Carrow. Después de casi dos meses, de pie y completamente ileso. Toda una proeza de la señora Keaton.

Deseabas que llegara ese fin de semana como la vida misma. Después de un horrible comienzo de curso habías conseguido recuperarte al 100%. Ya hacía semanas que habías dejado atrás tus dolencias físicas, y parecía que incluso las tensiones con June empezaban a aflojarse. Quedaba mucho por lo que trabajar, aunque ahora eran otros tus problemas. No sabías bien de qué se trataba, pero hacía un par de semanas que tu relación con Kate no era la misma. Saltaba a la mínima y parecía estar continuamente molesta. Era cierto que podía verse afectada por los impactantes sucesos que habían tenido lugar en Hogwarts pero, ¿no había personas mucho más afectadas que ella?

Por suerte, tu relación con Lucas parecía haber vuelto a la normalidad. Era evidente que intentaba evitar encontrarse en el mismo escenario que vosotros dos, pero ya no se volvía huraño y desagradable cuando no teníais otra opción. Todo un avance.

Lo único que no te gustaba era la inmensa carga de trabajo que los profesores se habían empezado en poneros durante todo este tiempo. No había que ser muy inteligente para entender su estrategia: manteneros lo más ocupados posible para que no pudiérais cuestionaros nada de lo que había pasado. Por desgracia, no contaban con que por muchos que haceres que te pusieran tú no podrías olvidar lo que viste en el Bosque Prohibido. Los cuerpos de Sam y Josh destrozados era una imagen que nunca conseguirías quitarte de la cabeza. Estabas seguro.

Bien es cierto que ese engima tenía su lado positivo, y es que mantenía alimentado ese hambre que no conseguías saciar desde comienzo del curso. Todas las investigaciones sobre Andelin habían llegado a puntos muertos y ya habías aceptado que no se trataba de ninguna amenaza, solo de un tremendo gilipollas lameculos del la alta cúspide del Ministerio de Magia. Aun así, esos momentos aventureros te habían demostrado que Arianna, Kate, Mathew y Moses eran gente de fiar. Lo único que lamentabas era no haber involucrado a tus amigos Sarah y Lucas en todo aquello. Aunque visto con perspectiva, quizá hubiese sido bueno dar cierto espacio a este último, para que asimilara mejor las cosas.

Lo único que te molestaba de todo lo sucedido es que Isabella se hubiese marchado de Hogwarts. No sabías que te sorprendía más, si echarla de menos o lo increíblemente indiferente que te sentías con respecto a las muertes de Samantha y Josh. Lo único que te mosqueaba era no saber qué había ocurrido. Algo te decía que había mucho más que el simple ataque de animal que habían anunciado.

Por desgracia, no tenías tiempo para 'tonterías'. Desde el comienzo de curso parecía que todos los profesores se habían aunado para haceros la vida imposible y obligaros a estar trabajando hasta altas horas de la madrugada. ¿Sería un complot para asegurarse de que no indagarais en lo que no debíais? Ni lo sabías ni te importaba. Ya tenías suficiente con compaginar sus mandatos con tus otros quehaceres. En especial, tus experimentos. Y, por supuesto, ni qué hablar de los favores de un Lucas más que estresado. No contar con Victor le estaba pasando factura a él... y a ti. Pero no tenías otra opción. Sino, ¿quién te iba a informar de todo lo que pasara en el colegio cuando fuese necesario?

Además, pronto necesitarías algo con lo que mantenerte entretenida. Todas las investigaciones sobre Andelin habían llegado a puntos muertos y ya habías aceptado que no se trataba de ninguna amenaza, solo de un tremendo gilipollas lameculos del la alta cúspide del Ministerio de Magia. Aun así, esos momentos aventureros te habían demostrado que Liam, Kate, Mathew y Moses eran gente de fiar. Lo único que lamentabas era no haber involucrado a tus amigos Sarah y Lucas en todo aquello. Quizá la próxima vez, ¿no?

Si no fuera demasiado 'esponjosodenubecitarosa', calificarías las últimas semanas como de las mejores de tu vida. Bueno... si no fuera demasiado cursi y no hubiesen quedado empañadas por las sangrientas e inexplicables muertes de Samantha y Josh. Por suerte habías podido apoyarte en Ryan (quien se empeñaba en no querer mostrar sus sentimientos) y en Isaac, siempre y cuando no tuvieses que ser tú quien pusiese el hombro sobre el segundo. Nunca habías visto al ravenclaw tan afectado. Tanto, que en algunos momentos no podías evitar preguntarte si esa era la única razón de su estado.

Fuese como fuese las semanas iban pasando y, al menos externamente los afectados parecían ir a mejor. Excepto Ryan, quien no había mostrado ninguna variación en todo el proceso. Desde lo ocurrido se había negado a mencionar a Isabella o a Josh, y para cuando reaccionaba, lo hacía de manera agresiva y violenta con quien se atreviese a sacarlos a la palestra. Era en esos momentos cuando la sensación de cuento de princesa desaparecía y volvía a ti la incertidumbre y el miedo generado por una persona que te recordaba demasiado al peor momento de tu pasado.

Por lo demás las cosas no iban mal. Excepto por la increíble carga de trabajo a la que os habían sometido todos y cada uno de los docentes de Hogwarts. Era cierto que tu relación se había resentido un poco con el sector Gryffindor, pero tenía sentido teniendo en cuenta que Ryan y tú erais cada vez menos disimulados. En cuanto a June, estaba mucho más tranquila y la recuperación de su memoria había sido todo un alivio. Por desgracia, no recordaba nada del accidente o lo que fuese que hubiera detrás. Tampoco de su larga estancia en la enfermería. 

Tu relación con Andelin había mejorado, entre comillas. Seguíais sin hablaros y las situaciones en las que debías compartir el aire eran más que tensas, pero al menos parecía que había dejado darte cierto espacio.

Hogwarts era una puta casa de locos y cada vez entendías menos la insistencia de tu padre por haberte hecho ir a estudiar allí. ¿Es que no hubiese sido mucho más sencillo que te dejara en Estados Unidos? Para lo que le hubieses visto te hubiera dado lo mismo. El problema es que no podía ser. Te quería tener cerca, vigilado. Nunca olvidaría lo que había pasado con William, de la misma manera que tú lo recordabas cada día de tu vida.

Por suerte Janeth seguía sin saber nada. Era el pacto al que habíais llegado con tu padre. Enterrar lo ocurrido para todo el mundo, ella incluida. Le había costado mucho sobreponerse a la muerte de vuestra madre, como para descubrir que su hermano era un asesino.

Y estos eran los problemas con los que tú lidiabas mientras Hogwarts se reponía de lo ocurrido. ¿Podía ser de otra manera? No conocías a los asesinados y lo que menos podías sentir es pena porque la Slytherin pirada hubiese sido encerrada en el hospital. Las cosas parecían haber vuelto a su cauce tras la marcha de esas tres personas... algo que realmente agradecías.

Tanto como la llegada de Janeth a Hogwarts. Siempre había sido ella a la que se le daba bien relacionarse con los demás. A ti no te importaban las amistades, pero había que reconocer que no estaba mal tener a alguien con quien hablar tranquilamente de vez en cuando. Algo que también habías podido hacer durante las últimas semanas con Regina. Al principio había sido algo duro. Demasiado obsesionada con su exnovio, la muerte de su mejor amigo y el encierro de su amiga. Era un disco rayado aunque, ¿cómo no serlo? Por suerte pronto empezó a hacer migas con Judith, quien no tuvo problema en copar las conversaciones lastimeras, permitiéndote descubrir a la divertida e ingeniosa chica oculta tras tanta miseria.

Moses también había resultado ser un buen partido (como predijiste), e incluso poco a poco acercaste posturas con el ecléptico Jackson. Además, parecía que habían dejado a un lado todas sus teorías cospiratorias y los tríos amorosos se habían enfriado por completo. Realmente, ¿podía ser mejor la situación?

Nunca te habías sentido tan viva como el momento en el que recuperaste la memoria. No fue de golpe y porrazo, como habías estado vaticinando. Necesitaste de un más que reparador sueño en el que tus neuronas recobraron las conexiones que hacía semanas habían perdido. Eras feliz y estabas súmamente enérgica. Tanto, que prácticamente ni te acordabas de lo ocurrido con Liam.

Por supuesto, solo necesitabas verle a él o a la zorra de Kate para volver a sentirte dolida y traicionada. Pero ya fuese por el sentido común o por lo mal que lo habías pasado sin tú memoria, habías decidido canalizar toda esa energía de una forma mucho más práctica. Siempre y cuando no tuvieses la oportunidad de meter alguna pequeña zancadilla a la Hufflepuff. En el fondo se lo merecía, ¿no?

Quizá la llegada de Judith y su desbordante optimismo hubiese ayudado. O lo hubiese hecho el apoyo de Vinny, Moses y Sarah, con quien habías entablado una relación todavía más fuerte que la complicidad y rivalidad que ya compartíais en el terreno de juego.

Lo único por lo que agradecías el accidente era por no haber vivido junto a los demás todo lo ocurrido con Samantha y Josh. Nunca había sido una de tus mejores amigas, pero tanto en la Sala Común como en el equipo de Quidditch habías llegado a hacer migas con Sam. Incluso habías llegado a reconocer el buen juego de Josh. Realmente se les iba a echar de menos.

Llevas menos de 24 horas despierto. Aun así, y a pesar de las constantes recomendaciones de todo el personal de Hogwarts, ya estás en pie dispuesto a recuperar el tiempo perdido. Te sientes bien aunque sabes que no estás cien por cien en forma. Aun así, lo que más te duele en ese momento es el pecho cada vez que recuerdas quien es la artífice que casi hace que te matan.

El odio y el resentimiento te consume, pero la frustración y la pena es mayor. Además, sabes que tiene que haber un motivo de que ocurriese aquello, por inóspito que pueda parecer. Isabella es una de tus mejores amigas de la infancia y sabes que nunca te traicionaría. Entonces, ¿qué había ocurrido? Quizá fuese el momento de reclamar una explicación.

Si el pecho te doliese más hacía tiempo que se te hubiese partido en dos. A pesar de vuestras últimas disputas, la muerte de Josh había hecho una fuerte mella en ti. Se trataba de tu mejor amigo, el segundo que veías partir. Y es que, desde aquella fatídica noche en la que encontraron sus cadáveres, ella había vuelto a aparecerse en tu mente. Rebecca. Hacía tanto tiempo que no pronunciabas ese nombre que llegaste a creer que se te había olvidado. El mutismo de Isabella hacia su persona tampoco había ayudado. Pero, ¿podías echarle en cara que no quisiera hablar de la desaparición de su quizá única y verdadera amiga?

Por desgracia, a ti se te empezaban a acumular las despedidas. No solo se trataba de Josh y de Rebecca, sino que también habías tenido que ver partir a Isabella. Incluso la excesiva estancia de Víctor en el hospital te molestaba. Entre unas cosas y otras, no tenías sobre quien apoyarte. No era algo que por lo general necesitases, pero saber que la opción existía siempre tranquilizaba.

Por suerte, no todo había sido tan malo. Tener a Vinny a tu lado había sido, cuanto menos, una más que estimulante distracción. Por desgracia, el diálogo entre vosotros no era tan fluido como hubiese podido ser en otras circunstancias. No habías abierto la boca sobre lo ocurrido, ni con ella ni con nadie más. El resentimiento y la frustración permanecían en tu interior amenazando protagonizar una mortífera explosión. Eras plenamente consciente de ello. Cada vez que mencionaban a alguno de tus amigos o veías las intenciones de hacerlo, el Ryan más agresivo hacía su aparición. Toda una ventaja teniendo en cuenta que frenaba al instante cualquier atisbo de diálogo de ese molesto interlocutor.

Cada vez que recordabas en que habías estado a punto de suicidarte se te hacía un nudo en el estómago y sentías unas incontenibles ganas de vomitar. Todavía en ese momento no podías creer lo estúpida que habías sido para permitirte llegar a esa situación. Habían sido dos estupendos años en los que te habías sentido la mujer más feliz y amada del universo, mientras perdías por momentos tu identidad, independencia y sentido común. Por suerte lo habías recuperado a tiempo.

Habían sido dos meses muy duros. No había que olvidar que, en el fondo, estábamos hablando de convivir diariamente con la persona que se había encargado de desgarrar a tiras tu corazón. Desde la hora del desayuno hasta la puesta del sol debías encontrarte con sus esporádicas apariciones y sus mal disimulados arrucamos con la estúpida de Blair. Y cuando no estaba, ya se encargaban los presentes de hacerte recordad que habías sido abandonada por la maldita premio anual.

Aun así, te era imposible guardar rencor a Ryan. Por mucho que te forzabas a odiarle, cada poro de tu piel te recordaba lo mucho que le amabas. Es por eso que pronto te diste cuenta que necesitabas buscar otra táctica. El olvido no funcionaría, pero tampoco mantener tu posición de victimista. Debías recuperar a la Regina que tanto te habías encargado de enterrar.

Pero, ¿cómo hacerlo? Las cosas hubiesen sido mucho más fácil con Josh e Isabella presentes. Tus dos mejores y grandes amigos. La forma en la que había acabado Isabella te dolía pero no te sorprendía en absoluto. Por mucho que la quisieras siempre habías sido consciente de lo inestable de su personalidad. Era cuestión de tiempo que pasara la fina línea que tanto se había empeñado en rozar.

Pero Josh.... era diferente. Él ya no iba a volver por ninguno de los motivos. Te dolía su ausencia y el oscurantismo de lo ocurrido. Tu interior era una amalgama de sentimientos que luchaban por salir al exterior. Por suerte, no habías estado sola en el proceso. 

Ethan había sido un increíble apoyo. Fue muy inteligente poniéndote ese castigo que te obligaría a pasar todos los finales de tarde junto a él. Enseguida viste que se trataba de una estrategia para que desahogaras todo lo que había en tu interior. Los mellizos también habían puesto mucho de su parte. Aun cuando lo piensas no puedes evitar sentirte mal por las múltiples conversaciones coñazo a las que habías sometido a Jay y a su hermana. Él te escuchaba en silencio, mientras ella te decía todo lo que necesitabas oír.... y nunca hubieses querido hacerlo.

Y así habías pasado tus días. En las tutorías con Ethan, visitando a Victor en la enfermería o pasando horas en la bilbioteca junto a Judith y Jay. No hacías grandes avances, pero poco a poco sentías que estabas menos rota por dentro. Sabías que nunca te recompondrías, pero quizá con la dosis de pintura suficiente pudieses dar el pego. ¿No vivía todo el mundo bajo una máscara? ¿Por qué no ser una más de ellos?

Un mero espectador. Esa era la descripción perfecta del rol que habías asumido durante esos dos últimos meses. La muerte de Sam y Josh, el encierro de Isabella, las idas y venidas de Isaac, Vinny, Regina y Ryan, entre otros. Todo te pillaba demasiado lejos. Todo... excepto Kate y Liam, por desgracia.

Lo único bueno de esa nueva relación era que habías vuelto a estrechar lazos con Lucas. Nadie más lo veía - había hecho un excelente trabajo de autocontrol - pero tú sabías que verles juntos le carcomía por dentro. Casi tanto como a ti. Por suerte, esa sensación se compensaba con saber que, de alguna manera, ahora mismo Lucas era solo para ti.

Por lo demás las cosas no iban mal. Excepto por la increíble carga de trabajo a la que os habían sometido todos y cada uno de los docentes de Hogwarts. Aunque en el fondo era una manera de mantenerte entretenido. Todas las investigaciones sobre Andelin habían llegado a puntos muertos y ya habías aceptado que no se trataba de ninguna amenaza, solo de un tremendo gilipollas lameculos del la alta cúspide del Ministerio de Magia. Aun así, esos momentos aventureros te habían demostrado que Arianna, Kate, Liam y Moses eran gente de fiar. Lo único que lamentabas era no haber involucrado a Lucas en todo esto.

Un mero espectador. Esa era la descripción perfecta del rol que habías asumido durante esos dos últimos meses. La muerte de Sam y Josh, el encierro de Isabella, las idas y venidas de Isaac, Vinny, Regina y Ryan, entre otros. Todo te pillaba demasiado lejos, y lo agradecías por ello.

A tu alrededor todo el mundo parecía afectado en mayor o menor medida. Quizá ese fuese uno de los principales motivos por los que en esos dos meses habías hecho tantas migas con los hermanos Smith. Eran nuevos en el 'patio' y ellos estaban totalmente externos de los culebrones que se estaban desarrollando en Hogwarts. Todo un lujazo.

Las cosas no te iban mal. Excepto por la increíble carga de trabajo a la que os habían sometido todos y cada uno de los docentes de Hogwarts. Aunque en el fondo era una manera de mantenerte entretenido. Todas las investigaciones sobre Andelin habían llegado a puntos muertos y ya habías aceptado que no se trataba de ninguna amenaza, solo de un tremendo gilipollas lameculos del la alta cúspide del Ministerio de Magia. Aun así, esos momentos aventureros te habían demostrado que Arianna, Kate, Liam y Mathew eran gente de fiar. Lo único que no te había gustado era mantener esos lazos a espaldas de Vinny. Pero no podías confiar en ella, muy a tu pesar. No estando tan cerca de la boca del lobo.

No conseguías encontrar el motivo, pero hacía demasiados días que las cosas con Liam no iban del todo bien. Cierto era que los múltiples sucesos desarrollados en los últimos meses habían desencadenado una tensa e incómoda sensación que no parecía querer marcharse de Hogwarts. Pero, por muy cruel que pudiese parecer, nada de eso iba contigo. Ni eras amiga de Sam ni de Josh, y mucho menos de la psicótica de Isabella Black.

Aun así, cada vez tenías menos ganas de ver a Liam y te ponía más nerviosa su presencia. Podías ser él, podías ser tú, o quizá un tercer factor... como Lucas. Parecía que el Gryffindor había aceptado lo vuestro y retomado su relación con su amigo. Incluso su comportamiento contigo parecía el de antes. Aun así, algo te decía que seguía habiendo algo extraño.

Tampoco ayudaba la inmensa carga de trabajo que los profesores se habían empezado en poneros durante todo este tiempo. No había que ser muy inteligente para entender su estrategia: manteneros lo más ocupados posible para que no pudiérais cuestionaros nada de lo que había pasado. Por desgracia, no contaban con que por muchos que haceres que te pusieran tú no podrías olvidar lo que viste en el Bosque Prohibido. Los cuerpos de Sam y Josh destrozados era una imagen que nunca conseguirías quitarte de la cabeza. Estabas seguro.

Bien es cierto que ese engima tenía su lado positivo, y es que mantenía alimentado ese hambre que no conseguías saciar desde comienzo del curso. Todas las investigaciones sobre Andelin habían llegado a puntos muertos y ya habías aceptado que no se trataba de ninguna amenaza, solo de un tremendo gilipollas lameculos del la alta cúspide del Ministerio de Magia. Aun así, esos momentos aventureros te habían demostrado que Arianna, Liam, Mathew y Moses eran gente de fiar.

Kate suspiró lentamente. Desde hacía días e incluso meses se la notaba menos alegre de lo normal. ¿Qué estaba ocurriendo allí? Era la constante incógnita que se formaba en la mente de la chica. Por ciertos motivos y debido a que se había encontrado presente en todos los sucesos, Kate se veía en peligro. No por ella misma sino por los que la rodeaban. Primero Mia y Clarissa, luego le pegan una paliza a Jason, más tarde, en su excursión hacia el Bosque Prohibido que no quería hacer, se encontró con Josh y Sam...

Aquellas imágenes regresaban cada noche a su cabeza. En cuanto cerraba los ojos, los cuerpos tendidos de aquellas dos personas se le aparecían y le costaba cambiar de pensamientos para poder dormir. Ni siquiera la gran cantidad de trabajo que les mandaba lograba agotarla lo suficiente como para poder dejar la mente en blanco.

Además las cosas no iban demasiado bien con Liam. Todo había comenzado genial. Muy emocionante y divertido; no obstante, las diferencias entre ambos - y más con la que estaba cayendo- probablemente empezaban a hacer mella en la relación. Aquel, aunque menos importante para Kate en contraste con la posibilidad de que atacasen a sus seres queridos, era un tema que le preocupaba también. ¿Y si se había confundido al tomar aquel camino? Se culpaban de unas cosas, a veces pasaban tiempo sin hablarse, se echaban en cara que no se comprendían... ¡y era cierto! Kate no entendía por qué el Gryffindor amaba romper las reglas. Ella no había querido ir al Bosque aquella noche, ¿y cuál fue el resultado? Pesadillas, ansiedad, preocupación, miedo... y encima puso en juego su puesto como prefecta. Su impoluto expediente casi quedó manchado. ¡Con todo lo que había trabajado para ello! Además, quizás estaba siendo demasiado distante... probablemente Kate se había encerrado un poco más en sí misma debido al miedo de que le pasase algo a Liam por su culpa. Por alguna razón estaba siendo el conector en todo lo que sucedía y no le gustaba ni un pelo.

¿Y si tengo algo que ver en esto y no me he dado cuenta hasta ahora? Puede que algo se me esté escapando.

Necesitaba hablar con alguien cuya lógica fuera mejor que la suya. Un Ravenclaw sabría qué decirle. ¿Pero cómo confiar todo aquello a una sola persona? ¿En quién confiar?

Lo que está claro es que tengo que soltar todo esto o explotaré. Quizás no puedo cargar con todo esto sola.

¿Contárselo a Matt? Sería lo apropiado sin duda. Era su mejor amigo, su chico de plena confianza, su compañero, su "hermano"... ¿pero volver a darle la tabarra con Liam? ¿Preocuparle en exceso cuando quizás no era tan necesario? Además, acababa de decidir que sería un Ravenclaw. ¿Pero quién?

La más adecuada sería Vinny. Aunque existe la desventaja de que es amiga de June y probablemente luego le vaya contando lo que le he dicho. Aunque debería confiar más en ella. Es parte de mi familia se podría decir y creo que nos hemos comprendido en más de una ocasión. Luego hablaré con ella a pesar de que verla con Ryan no me hace ni pizca de gracia... espero poder avisarle también sobre ello. No me gusta.

Pero antes estaba la clase y después estaría Hogsmead. Una excursión a la que había decidido no ir. El profesor acababa de entrar y Kate, que ya de por sí estaba callada y pensativa, simplemente se colocó algo más recta en su asiento. Miró hacia atrás, pasando la mirada de Vinny a Liam, sentado una mesa por delante de ella, deteniéndose unos segundos antes de pasar a mirar más al frente, parándose ahora en la mesa de Lucas y Victor. Era agradable poder ver que Victor se había recuperado. Al fin una buena noticia. A pesar de ser un Slytherin no parecía del estereotipo desagradable serpiente. Apretó un poco los labios y asintió hacia él en señal de positivismo. Después se encontró con la cabeza de Matt en la mesa de delante, estiró el brazo y le peinó por la parte de la nuca con tranquilidad. Cuidar de su gente, eso era lo que quería. Sentir el contacto de su mejor amigo, quien le ofrecía protección. Una protección que necesitaba. Algo que no estaba dispuesta a admitir.

Tengo que ser fuerte. Por ellos.

Dos meses.

Habían pasado dos meses y aún me despertaba cada noche, empapado en sudor y con un grito de terror ahogado en el pecho. Habían pasado dos meses y aún podía ver, cada vez que cerraba los ojos, la imagen de los cadáveres de Josh y Sam en medio del bosque, despedazados, sin vida.

Ni siquiera tenía claro cuánto tiempo llevaban allí, ni qué les había matado. Y, aún así, aquella imagen seguía persiguiéndome, como me perseguiría el resto de mi vida.

En aquellos dos meses todo había cambiado. Algunas cosas para bien, desde luego: al menos ahora había conseguido mantener una relación más o menos cordial con June, quien ya parecía no desearme la más horrible de las muertes cada vez que me cruzaba con ella, y Lucas parecía haber vuelto más o menos a la normalidad, después de todo lo que había sucedido con Kate.  Eso me alegraba, desde luego: Lucas y yo, al igual que Sarah, siempre habíamos sido buenos amigos, y no había nada que me jodiera más que estar a malas con él.  Al menos, en aquel punto, mi vida parecía tener más o menos una estabilidad. La única, a decir verdad.

Todo había cambiado, si. Incluidos Kate y yo.  Reconozco que, después de lo de Josh y Sam, nada fue igual. No solo porque el fantasma de aquellos dos adolescentes muertos flotaba sobre nosotros. Nosotros habíamos cambiado. Kate nunca me perdonaría que, por mi culpa, por aquella insistencia mía de ir al bosque aquella noche, casi nos quitaran a los dos el rango de prefectos.  A decir verdad, de todo lo que me podía importar, aquello, sinceramente, me importaba tres cojones. Con dos chicos muertos, con el temor de que los cadáveres podríamos haber sido nosotros, con la culpabilidad por haber hecho que Kate tuviera que ver aquella tremenda imagen, lo que menos me importaba era seguir siendo prefecto o no.

Era haberla expuesto lo que no me perdonaba. Y al parecer ella tampoco. Se mostraba huraña conmigo, cada vez más menudo, y nuestras continuas peleas dejaban claro que, sin duda, tenía mucho que echarme en cara, mucho más de lo que yo podía echarle a ella.

Estaba jodido, para qué negarlo. Había dejado a June, me había enfrentado a todo el colegio, incluso me había peleado con mis amigos por ella. Y a ella parecía importarle mucho más un maldito cargo que todo aquello. No lo entendía, por mucho que me esforzaba, no lo comprendía. Y lo cierto era que aquello estaba haciendo mella en mí, en mis sentimientos y en mis emociones.

Seguía queriéndola, claro que la quería. Pero aquel amor estaba empañado de decepción, de dudas y desilusión.  No entendía por qué Kate no lograba darse cuenta de que para mí todas esas estúpidas normas no tenían importancia alguna, cuando de proteger a los tuyos se trataba y, después de lo sucedido en los últimos meses, estaba decidido a seguir adelante con todo aquello, a cualquier precio. No iba a permitir más muertes como las de Josh y Sam. No iba a permitir más ataques, ni pensaba seguir temiendo que, cada día, pudiera pasarle algo terrible a ella, o a cualquiera de los que me importaban.  Y, si para eso tenía que saltarme todo el puto catálogo de normas del colegio, lo haría, sin dudarlo, aunque ella no lo entendiera. Aunque tuviera que pagar un precio muy alto por todo aquello.

Y luego, claro está, estaban Vinny y Ryan. Mi mejor amiga y mi peor enemigo, aquel que, sin embargo, en los momentos más críticos había mostrando más comprensión y entendimiento que los que estaban a mi lado.  Una relación que al principio me impactó, pero que decidí respetar y apoyar, a pesar de lo que pudiera suponer para mí. Ella era feliz, y aquello era lo que importaba. Y eso, obviamente, había hecho que intentara limar asperezas con Ryan o, como poco, que hubiera dado mi palabra de mantenerme al margen, de no buscar bronca con él y mantener una actitud neutral con él. Algo extraño, sin duda, después de aquellos años de enfrentamientos y de odio. Algo que, en ocasiones, aun me costaba trabajo asimilar.

Por lo demás, todo iba más o menos normal, si por normal se entienden toneladas y toneladas de trabajos y deberes destinados a mantenernos exhaustos y ocupados. Como si fuéramos imbéciles y eso nos evitara pensar por nosotros mismos.

Cada día tenía más claro que en aquel colegio algo apestaba y no era el humo de mis cigarrillos. Y aquella política de no-colaboración, aquella forma de mantenernos al margen, no ayudaba lo más mínimo.

En cualquier caso, allí estaba ahora, junto a Moses, esperando a que el profesor hiciera entrada en clase. – Pues eso, tío, que no sé cómo puedes dar abasto con todo… Es que, por mucho que lo intento, me faltan horas al día… Esto es una mierd… ¡Víctor!

Allí estaba de nuevo el Slytherin, después de dos meses de ausencia en los que todos habíamos temido por su vida. Una sonrisa se dibujó en mis labios, y alcé una mano en dirección a mi amigo, contento de volver a verlo entre nosotros- Tío, es Víctor. – palmeé el hombro de Moses, llamando su atención. Y, ni corto ni perezoso me acerqué a él, con una amplia sonrisa en los labios, dispuesto a volver a darle la bienvenida entre nosotros- Me alegro de verte por aquí, campeón. Mira que listo, justo para la excursión...Qué cabrón... reí, bromeando sobre la excursion a Hogsmeade a la que, por supuesto, pensaba acudir, aunque Kate se hubiera negado en rotundo a ir, otro motivo para una nueva trifulca entre nosotros -  Ya se acabaron las vacaciones, ¿Eh? Ahora a pringar como todos… - le dije, mientras le daba un afectuoso abrazo, palmeando la espalda de Víctor un par de veces, contento de verlo allí.

Aquello, desde luego, sí eran buenas noticias.

Hace ya un rato que la clase debería haber empezado y ni el profesor ni el trío calavera han llegado todavía, lo que ha conseguido sumergir a Arianna en una especie de estado de sopor y se ha sorprendido pensando qué habría sido de Isabella. Sacude la cabeza sin creerse que esté echando de menos a su más acérrima enemiga. Una persona que en estos momentos debería estar pudriéndose en la prisión de Azkaban y que, nadie sabe cómo, no lo está. Pobre Víctor...

Y como si el destino hubiese leído sus pensamientos, en ese momento Víctor entra por la puerta, vivito y coleando. A primera vista, sin secuelas. Esperemos que no se haya convertido en una segunda June, piensa, recordando la pérdida de memoria de la jugadora de Ravenclaw. Por suerte, al final había conseguido recuperarse. Lo cierto es que los días en los que no distinguía el blanco del negro habían resultado un poco extraños y el no saber como actuar en presencia de ella a Arianna le había resultado un poco incómodo. Se queda con la vista fija en el reencuentro entre Liam y Víctor, esperando a que este se siente para preguntarle que tal. No le gusta mostrar sus emociones delante de toda la clase. 

Lo ocurrido entre Isabella y Víctor había sido habladuría de muchos durante un corto periodo de tiempo. Hasta la fatal noche en que Liam y Kate habían encontrado los cadáveres de Josh y Sam en el bosque. Al principio había sido un shock para todos pero después el único sentimiento que este hecho había dejado en Arianna, aparte de la preocupación por cómo podía haberles afectado a Kate y sobretodo a Liam, era frustración. Frustración por no saber qué había producido esas muertes. Al igual que seguían sin saber quién había sido responsable de los ataques a Clarissa, Mia y June. Aunque dudaba que estos dos episodios estuviesen relacionados, porque si de algo podían presumir Josh y Samantha era de tener la sangre tan limpia como si se la hubiesen lavado con lejía. Pero lo peor de todo, y lo que más le desesperaba a Arianna, era que los profesores hacían todo lo posible por impedirles averiguar nada del asunto. ¿Cómo? Con tanto trabajo no había tiempo. Ya habían sido varias las veces que se había quedado dormida en la biblioteca y la bibliotecaria le había tenido que despertar para evitar que se saltase el toque de queda. Porque...¿quién iba a arriesgarse a deambular por los pasillos con aurores en el colegio? Hasta las plantas para pociones que guardaba en su habitación se habían empezado a morir de todo el polvo que estaban acumulando. Y si a eso le añadimos que la noche anterior se había quedado ayudando a Lucas en la redacción hasta las tantas....

Arianna lanza un suspiro y da una pequeña cabezada, pero cuando oye a tres personas ocupar el asiento contiguo a ella y los dos de atrás se sobresalta abriéndolos de nuevo. Sonríe a Sarah y se vuelve para dirigirle la palabra a Víctor.

- ¿Qué tal te encuentras?- le dice en un tono cariñoso.- ¿Te acuerdas de nosotros?...No sabes lo que me alegra que estés de vuelta. Lucas me tiene agotada...- ríe tras esa última frase. No es que solo se preocupe por él para que le libre de obligaciones. 

Eso le recuerda una última cosa. Su padre no había cumplido su promesa. No había venido. Y por mucho que le tentase la esperada jarra de cerveza de mantequilla en Hogsmeade, aquel fin de semana iba a tener que ir a casa. Aunque fuera solo por quitarse la preocupación de encima. 

La paciencia es la virtud de evitar mil días de sufrimiento por un solo error.

Mis pulmones fueron llenándose de aire lentamente, mientras mantenía los puños cerrados sobre la mesa, inclinado hacia adelante, con la cabeza agachada, mirando las vetas de la madera en la mesa donde estaba apoyado. Había contado día a día el tiempo que pasaba, viendo que no solo el tiempo pasaba, sino que además la realidad se consolidaba y nada de lo sucedido cambiaría. No me era posible resignarme, ni aceptar lo sucedido, pero estaba totalmente fuera de mis capacidades poder hacer algo al respecto.

Josh había muerto.

Y las últimas palabras de Josh resonaban en mi cabeza como el más terrible Réquiem, haciéndome pensar una y otra vez en lo que estaba pasando, como había llegado hasta aquel punto. Como todo se había venido abajo como un castillo de naipes. Sin levantar la cabeza, desvié la mirada desde las vetas de la madera hasta mi puño derecho. Ya no sentía nada en los nudillos apretados contra la mesa, pero si comenzaba a hacerme daño la presión ejercida al cerrar mi puño con más fuerza de la que podía.

Fue entonces cuando una nueva vocecilla me habló directamente al oído, en un susurro apenas imperceptible, una idea que había permanecido en letargo, abandonándolo ocasionalmente para recordarme un extraño mensaje. Mensaje que me obligaba a detenerme, meditar y mirar a mi alrededor en busca de algo, o alguien.

Después de esto, nunca volverá a ser lo mismo.

Aquella frase me había tenido en vela noches entera, mirando el techo de mi habitación como si fuera un completo desconocido, obligándome a dormir muchas veces por puro agotamiento físico o mental. Mi mano izquierda deshizo aquel puño, abriéndose para observar que ahora no llevaba anillo alguno. Un vistazo fugaz que me acercaba a aquellos que se habían marchado, y me obligaba a repetirme aquella frase sobre la paciencia para no caer en el error de cometer una imprudencia. Cerré el puño nuevamente, para apoyarlo sobre la mesa mientras dejaba escapar el aire tan lentamente, que por un momento pensé que me ahogaría.

Sabía que si esto seguía así, pronto, muy pronto me faltarían dedos en la mano para contar a todos aquellos que habían marchado, para contar a aquellos que había despedido, y había dejado marchar. En aquel momento me vi obligado a rememorar y volver atrás, pensar como habíamos llegado a aquel punto. Hablan de una conspiración contra los sangre sucia. Pero los únicos muertos habían sido Sangre Limpia. Y los heridos más graves, también. Desde mi punto de vista, todos aquellos inadaptados que se amontonaban en el aula se habían puesto muy nerviosos para descubrir quien había atacado a dos niñatas en un tren, pero cuando habían muerto dos personas, habían agachado la cabeza y lo máximo que sus mentes fueron capaces de hacer fue reunirse en pequeños corros en los pasillos para cuchichear.

Estaba seguro que incluso más de uno se alegraría.

Alcé la mirada, hacia la mesa del profesor. Evens no había llegado todavía, cosa que me extrañaba potencialmente. Problemas de algún tipo. Puedo olerlo. Pensé, mientras observaba el lugar vacio del profesor. No era normal, y tratándose de quien se trataba, y siendo como era, me hacía sospechar que pronto tendría que hablar con él. La macabra idea de quién sería el siguiente en la lista del colegio apareció en mi mente. Y viendo la extraña estela que parecía llevar el año, no pude evitar pensar en Vinny.

Berenice Blair.

En aquel lugar, en aquel momento, entre ella y yo solo estaba June. La miré durante unos segundos, sin decir nada, sin apenas moverme. Ni un músculo de mi rostro se había tensado ni relajado, haciendo de esta una máscara imperturbable desde que había entrado en el aula. Había tantas cosas que me gustaría hablar con ella, de las cuales estaba seguro que ella no querría escuchar. No solía ser muy claro sobre lo que sentía, ni solía ser muy claro cuando hablaba de ello. Pero aunque no abriera la boca era evidente que estaba preocupado por ella.

No quería molestarla. Bajé la mirada, apretando ligeramente la mandíbula cuando escuché aquel rumor. Víctor. No solo había despertado, sino que además parecía estar perfectamente. No me giré para mirarlo. Los inútiles de la pandilla de la golosina habían recuperado a uno de los suyos, mientras yo solo hacía que perder a los míos. Ojalá contaras a tus "amiguitos" porque te atacó Isabella, ojalá les expliques que aquello solo fue la última escena de algo que te salió terriblemente mal. Pero ella parece la mala... y tu el bueno. Felicidades, eres todo un Slytherin.

June había conseguido reponerse a tres episodios traumáticos en muy poco tiempo y lo cierto es ques estaba orgullosa por ello. Por un lado sintió un gran alivio cuando fue capaz de recuperar la memoria por completo... o casi, pues aún era incapaz de saber que le había pasado justo antes de perder la memoria, por mucho que lo hubiera intentado, por mucho que los profesores la instaron y ayudaron, sencillamente no podía, era como si alguien le hubiese implantado un velo de hormigón y acero que la mente de la señorita Flatter era capaz de perforar, con respecto al segundo shock, tuvo que reconcoer que fue el que más secuelas le dejó, aquello de que Liam la dejase para ponerse con aquella mosquita muerta de Huffelpuf aún le hacía hervir la sangre... pero ella era lo suficientemente inteligente como para reponerse y considerar que si Liam había dado ese paso es que sencillamente no se merecía a una chica como ella, la chusma se juntaba con la chusma y ella no estaba dispuesta a volver a ponerse a la altura relacionándose con un tipejo como el león... a pesar de eso cuando lo vio sentado a unos metros no pudo evitar que la vieja herida se abriese y se viera obligada a volver la vista y centrarla en el libro que tenía delante, ojeándolo con desgana para no desviar la vista hacia Kate... la maldita mosquita muerta que le había escamoteado al novio y que al parecer una vez realizada la conquista había perdido todo el aliciente para ella, pues June escuchó a la pareja discutir en más de una ocasión como todo Hogwarts.

A pesar de su promesa de no mirarla sus ojos se posaron durante un segundo sobre la muchacha "Zorra" pensó volviendo nuevamente la mirada hacia la mesa y apoyándo la cabeza sobre su mano para no tener que volverse a mirarla nuevamente. Por último se encontraba el tema de las muertes de los dos Slytering, no había tenido relación alguna con Josh y con Samantha tampoco llegó a entablar ningún tipo de relación especial, pero le espantó tanto como al resto sobretodo porque a pesar de no tene ningún tipo de memoria sobre el momento en que perdió la memoria debía de haberse tratado de un ataque o similares. Reprimió un escalofrio y se volvió a erguir para mirar a Vinny quien se terminó por combertir en su mayor apoyo desde su renacer, pues para June lo acontecido en los últimos dos meses fue como volver a nacer.

- ¿Qué hora es? Está tardando más de la cuenta... Vaya parece que Victor se ha recuperado- comentó sin moverse del asiento, era enemigo de las aglomeraciones ya se acercaría a él más adelanteMe alegro por él, ya han ocurrido demasiadas desgraciadas en muy poco tiempo...

“Qué aburrimiento…”, pienso mientras sigo con la mirada clavada vagamente en el techo del aula, sentado de manera extremadamente relajada en la silla. Tanto, que parece que de un momento a otro vaya a resbalarme por debajo del pupitre.

¿Qué estoy algo agotado? Posiblemente, pero no es algo que me saque de mis casillas. Es más, lo prefiero. Prefiero estar hasta arriba de trabajos, hacerles pensar a esta corte elitista de profesores elegidos a dedo que ninguna montaña de trabajo y exigencias va a hacer mella en mí. Estoy hecho para los retos. Al menos para los intelectuales. Si me llaman un día a jugar a quidditch desde luego será un reto, pero estaré bastante fuera de lugar. Y ya mejor no hablar de otro tipo de retos…

-Seguro que está planificando el trabajo extra que nos va a mandar para hoy… por eso tarda tanto… -respondo a June, que está delante con Vinny. Sí, insinúo que el profesor Evans necesita de un tiempo añadido para venir preparado a la guerra.

Liam me comenta precisamente algo sobre la cantidad ingesta de trabajos que nos están poniendo. Obvio: no todo el mundo tiene el portento intelectual de un servidor.

“¡Pues claro que no!”, me jaleo a mí mismo, como de costumbre.

Hago ademán de responderle pero justo en ese momento llega Víctor. Víctor, vaya. ¿No seguía en la enfermería? Al fin le han dejado salir, ya era hora. Empezaba a imaginarme que se había escapado y había dejado en la enfermería a un muñeco o algún tipo de doble suyo. Yo lo haría. Qué aburrido tendría que ser estar ahí tanto tiempo sin libros cerca o sin nada interesante que hacer. ¡Bah! Insoportable.

-Salúdale de mi…¡Auch!

Liam me palmea en el hombro y casi se lo lleva consigo al levantarse para saludar al renovado Víctor. Creo que paga su frustración sentimental con mi blandengue cuerpo. ¡Qué cruz ser el blanco de sus furias! Claro, es inevitable. Levanto envidias allá donde voy. Tengo problemas cero. A veces hay que simplificar. Y a veces, es mejor dejarlo pasar, aunque creas que es mejor que lo que tienes ahora mismo.

Suspiro pesadamente y me coloco bien en mi asiento, llevándome después la mano a mi hombro poco machote. Llevo mi mirada hacia la mesa del profesor tardío y mis pensamientos divagan en diversas direcciones. Hay cosas que aún sigo sin conseguir encajar en el entorno que le corresponde a su situación y eso sí que me saca de mis casillas. Pero, ¿qué puedo hacer yo? Nada. Quizás sea lo mejor.

Quizás sí…

Cada día como un extraño ritual que había prendido en ella se levantaba de la cama para contemplar el espacio vacío de su habitación que antes pertenecía a Samantha. Cada día en los últimos meses se había preguntado qué habrían podido hacer por evitarlo. No había culpa ni era que la echara simplemente de menos pero ahí habían muerto dos personas y nada se había resuelto, tan sólo parecía que quien estuviera detrás de aquellos ataques parecía haber replanteado su curso de acción.

Todo aquello sólo había hecho que acrecentara su celo como guardiana autoproclamada de June, como si su amiga estuviera en constante peligro, algo que, para ser totalmente sincera consigo misma, no sabía. ¿Habían cambiado de objetivo? No había olvidado las palabras de su hermano que la encomendaban a descubrir lo que había motivado los ataques, en plural, hacia su amiga, pero hasta el momento todos sus intentos habían quedado frustrados, sobre todo porque había evitado por todos los medios cargar con aquellas preocupaciones a June, que ya tenía suficiente con seguir con su vida en aquellos momentos. Pero, ¿hasta cuándo podría evitarle la verdad? Tenía un as en la manga, un plan que por no ser ni "b" se le podría calificar como "f", algo que no había compartido con nadie mientras dejaba que se apoderara de ella, que barriera sus dudas sobre lo adecuado de ponerlo en práctica. Algo que, tras una muda reflexión mientras desayunaba, había decidido que tenía que compartir con Moses para que con su proceso de pensamiento independiente habitual, le dijera que no era la locura que a ella se le antojaba.

Tras la tormenta emocional de los primeros días, los ataques y la nueva ley junto a la carga cada vez mayor de los estudios habían ocupado la mayor parte de su tiempo y sus pensamientos pero de forma repentina sus "obligaciones" sociales le habían exigido gran parte de su concentración. Para empezar estaba Liam, que como venía siendo habitual, descargaba parte de sus problemas en ella y éstos ahora versaban en Kate, lo cuál no dejaba de ser triste teniendo en cuenta el follón que se había armado a causa de esa pareja. Se movía entre la preocupación, el apoyo y la desaprobación por ambos pero prefería mantenerse al margen y sólo socorrer a su amigo cuando la necesitaba. También se estaba encargando de aclimatar a la nueva, Janeth, que había empezado con mejor pie que su hermano. Y, por supuesto, estaba Isaac, que no pasaba precisamente su mejor momento al perder a quien era su mejor amiga.

A pesar de todo Vinny parecía haber pasado la mala racha de principio de curso y se la veía enérgica y confiada de nuevo, o al menos era la impresión que daba su displicente manera de quitar puntos ante cualquier infracción. Claro que también podían tener que ver los rumores, cada vez más evidentes, de su relación con Ryan. Por lo menos su evidente hostilidad de otros años había desaparecido y se les veía muchas veces juntos, aunque era difícil sacar una clara conclusión puesto que ella lucía su habitual expresión calmada y su leve sonrisa mientras que Ryan era Ryan; inexpresivo y frío como una estatua.

Aunque, como con la mirada que le acababa de dirigir, ella siempre era capaz de ver algo más tras aquella pátina de indiferencia. Las comisuras de sus labios se alzaron hacia arriba, cerrando el libro que había estado ojeando hasta el momento.

- Hora de empezar - contestó al consultar su reloj de muñeca con una ligera mueca de disgusto. Le molestaba la impuntualidad pero, ¿quién podría culparle? Nadie, tal y como estaban las cosas. El comentario de su amiga sobre Victor le hizo volverse hacia la puerta y lo que vio no pudo lograr menos que una sonrisa radiante por su parte. Estaba feliz de que se hubiera recuperado, como demostró el rápido asentimiento ante las palabras de June. Sin embargo no se levantó para atosigarlo, simplemente le miró con los ojos brillantes por la ilusión durante unos instantes.

Para ser absolutamente sincera consigo misma, su felicidad estaba algo empañada. Para empezar porque no podía evitar sentir que estaba fuera de lugar con todo lo que estaba ocurriendo. Sin embargo estar de nuevo en una relación de verdad le traía esperanzas de futuro y rebajaba parte de la carga de ser una persona que acostumbraba a llevar por propia voluntad el peso del mundo sobre las espaldas.

Por supuesto aquel no era el único motivo. Se mentiría a sí misma si no admitiera que a veces le asaltaban las dudas. Y no eran sus sentimientos. Pero al fin y al cabo aquello era una segunda oportunidad a una relación que empezaron personas distintas hacía muchos años y muchas veces, se notaba, como en esas ocasiones en las que Vinny intentaba estar ahí para Ryan y el la apartaba con malas maneras por el simple hecho de estar pasándolo mal. Le entendía y le dolía verle encerrado en aquel ostracismo emocional y a la vez le asustaba la persona que revelaban aquellos momentos, no por temor hacia ella, por supuesto, sino por temor a la persona que Ryan ocultaba tan celosamente de ella. Sabía que no quería perderla pero, ¿hasta qué punto le mostraba quién era en realidad? A veces temía no conocerle de verdad y más aún, que aquella parte que no conocía fuera imposible de conciliar con ella.

La otra duda era ni más ni menos que Isaac. No sentía ningún tipo de interés amoroso por él, aunque debía reconocer que aún tenía vividos los momentos que habían pasado juntos los primeros días de curso e incluso aquella frase cargada de emociones que le había soltado en la enfermería al despertar:

Te necesito a ti, a mi lado. Cada vez que me despierte, cada vez que decida desconectar del mundo

Aquello era complicado, muy complicado, porque estaba intentando ayudar todo lo que podía a Isaac por lo de Samantha, se preocupaba por él por lo del ataque y porque realmente tuviera sentimientos por ella. Pero no estaba convencida de que Ryan aprobara todas las charlas con Isaac y por eso había evitado mencionárselas, no porque supusiera algún efecto sobre ella que se lo prohibiera, sino por evitar una discusión en sí totalmente innecesaria y fuera de lugar. El ravenclaw era uno de sus mejores amigos y estaba seriamente preocupada por su estado anímico. Echaba de menos al risueño y crispante Isaac, más en aquellos momentos en el que todo el mundo parecía tener sobrados motivos para sentirse infeliz y el único que parecía estar como siempre era Moses, cuya personalidad taciturna no ayudaba en modo alguno a animar a nadie.