Partida Rol por web

FECHA: 4 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DEL SOL.

HORA: PRIMERAS HORAS DE LA TARDE.

LUGAR: ANTORCHA (TABERNA LA FUNDICIÓN).

CLIMA: INVERNAL. CIELO LIGERAMENTE NUBLADO.

El anciano sacerdote de la diosa de la invención y los mecanismos de relojería alza la mirada al escuchar las pisadas de los Rifts Warriors que se aproximan.

- "Ah, vosotros debéis ser el último grupo aventurero del que me han hablado. ¡Vaya! Sois muchos más de los que esperaba. Normalmente el típico grupo de aventureros tiene entre cuatro a seis miembros, vosotros sois prácticamente una compañía mercenaria pequeña.

Veamos... Hummm... Haciendo cálculos. Puedo lanzar el conjuro para respirar bajo el agua dos veces al día. Habría que lanzarlo sobre dos grupos de seis de los vuestros, y utilizar este cetro metamágico para extender su duración todo lo posible. Eso nos daría... que cada uno de vosotros podría respirar bajo el agua hasta un máximo de cuatro horas. Debería de se suficiente para explorar las cuevas y volver.

Para ayudaros a calcular el tiempo puedo dejaros este reloj de arena. Tiene un gancho para que sea fácil colgarlo de un cinturón o una mochila. La arena tarda exactamente una hora en descender por completo a la parte inferior, y entonces se le puede dar la vuelta para calcular otra hora. Cuando estéis a punto de hacer esto cuatro veces querrá decir que es hora de regresar." -

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Briaeros, ya enfundado en su armadura tristemente abollada, avanzaba junto al resto, sin mucho que decir o que aportar. Podía comprender al buhonero, además de que Emil tenía razón: cuando se fabricaba un arma, podía acabar en manos de cualquiera, y no estaba escrito en ningún lado que hubiera que pasar pruebas para portarlas o comprarlas. No en la Tierra de las Grietas, al menos, y suponía que allí tampoco. 

Por lo demás, el tiempo del chapuzón se acercaba, ya estando al lado del lago. Por suerte, el hombre que les iba a ayudar le respondió a una duda no formulada: duración del hechizo. Podrían entrar y salir, algo que el alemán agradeció, ya que se veía "atrapado" allí abajo a no ser que encontraran un modo de salir.

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Daeron cargó con todo el equipo que portaba bien guardado y asegurado en la mochila o en la bolsa del cinto, se despidió con un gesto de Val y siguió al resto camino a ver a un clérigo que les ayudaría antes de introducirse en las profundidades de aquella pequeña montaña. El encuentro con el comerciante o buhonero llamó la atención del joven mago. Miró de arriba a abajo al hombre y frunció el ceño. No dijo nada durante la conversación y esperó que terminaran de hablar con él, dejándolo atrás para dar su opinión.

- No quiero parecer muy suspicaz, o paranoico, pero hay algo que me he estado preguntando desde que nos encontramos con los bandidos y su equipo. Quizás en este mundo actúan de manera distinta, pero los bandidos que yo he conocido jamás han tenido una equipación tan uniforme. Más que unos bandidos parecían un grupo mercenario o militar armado y equipado para un propósito. ¿Hasta que punto eran unos desarrapados que decidieron darse al bandidaje, equipándose como mejor pudieron, o hasta qué punto se les proporcionó una equipación estándar y numerosa para realizar una actividad de manera... ordenada y coherente? - dejó caer para que no pasaran por alto que quizás la actividad de los bandidos no fue un acto espontáneo.

- Además, ¿A santo de qué tiene que presentarse ese hombre y disculparse por el mal uso de su equipo por parte de otros? Si así fuera siempre los vendedores de equipo bélico de todo el mundo no pararían de mortificarse. No sé, quizás en el fondo estuviera intranquilo, por algo relacionado con su equipo estandarizado, y necesitaba aparentar inocencia y parecer compungido. O quizás me lo estoy imaginando todo - sentenció encogiéndose de hombros.

Observar las aguas contaminadas del Estanque de las lágrimas y el encuentro con el clérigo de un tal Brigh, resultó significativo y provechoso. Si aquellas aguas iban a ser tan problemáticas su ayuda sería inestimable.

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Siguió al grupo en un calmado silencio sin intervenir demasiado en los pequeños encuentros que fueron surgiendo de forma espontánea en su peregrinaje hacia la aventura. No pudo evitar el mirar con ojos de codicia el revólver que apareció en la cintura del comerciante. Le hubiera gustado tenerlo, se sentía más capacitado a disparar con un revólver que con la arcaica ballesta que ahora poseía, sin embargo sabía que en caso de que el grupo hiciera la excesiva inversión que suponía la compra del arma de fuego, había otros candidatos que serían más útiles que él con dicho artefacto. Como todos los sueños verdaderos, el revólver estaba muy cerca y a la vez muy lejos.

Las palabras de Daeron sirvieron para darle un motivo para exponerse sus ideas acerca de las propiedades del buhonero.

—Estoy de acuerdo, es algo conveniente como poco y... ¿os habéis fijado en el revólver que llevaba? Ya ha armado a tipos que nos han intentado asesinar anteriormente, creo que no hacernos de alguna forma con el revólver o al menos prohibirle venderlo a otros que no seamos nosotros puede ser un problema. No quiero enfrentarme a un pistolero armado con una ballesta. No quiero que me vuelvan a volar la cara, le he cogido aprecio a poder ir sin vendas.

Con aquel anhelo caprichoso en mente se mantuvo callado hasta que toparon con el siguiente comerciante. Un anciano y amable hombre que podía ayudarlos de verdad en la tarea que iban a desarrollar.

—Es que no somos un grupo de aventureros cualquiera buen señor, somos los Rifts Warriors y hemos venido a ayudar a Antorcha. Recuerde nuestro nombre, lo va a escuchar mucho de aquí en adelante.

Tras eso escuchó con atención las palabras del clérigo mientras les explicaba como funcionaba el conjuro para sumergirse y poder respirar en el agua, algo que al parecer iba a ser de vital importancia 

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Todo era... extraño. 

Las tierras, las gentes, las aguas. El hedor sulfuroso lo llenaba todo y pese a la desolada belleza del lugar, la ausencia de vida era la que era. Y ahora se les proponía un conjuro para nadar bajo las aguas, conjuro de duración limitada y bajo la dictadura de un reloj de arena. 

-Estas aguas son tóxicas pese a vuestros esfuerzos. Podremos respirar pero, ¿nos afectarán de algún otro modo? Y ese reloj de arena, ¿cómo va funcionar si nadamos por estas aguas? Para que sea eficaz exigiría que fuéramos andando por el fondo lacustre. No se trata de poner pegas, pero es mejor que preveamos todo -dijo Callahan. 

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- "Pues... por lo que contó el Concejal Baine tras su primera expedición, las aguas ciertamente seguían siendo tóxicas y quemaban ligeramente en contacto con la piel, aunque dentro de las cuevas hay aire respirable y él y su grupo pudieron sacudirse el agua de sus ropas y equipo.

En cuanto al reloj de arena, la estructura del mismo es de madera pero la arena está dentro de estas dos cámaras completamente cerradas hechas de vidrio, por lo que el agua no tiene posibilidad de mojar la arena.

En cuanto a andar por el fondo lacustre, es exactamente así como lo hicieron todos los grupos que pasaron antes. Con el peso de su equipo no debería de ser tan difícil no flotar..." -

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Para Halberd el camino fue bastante entretenido. Había llegado a la taberna inconsciente, por lo que era la primera vez que veía algo del mundo exterior. Las calles y las gentes... estaban tan tecnológicamente atrasados que se extrañó mucho al ver en la cintura del buhonero un revólver. En un mundo como este un arma de fuego tan simple como esa sería una ventaja apabullante.

Miró al buhonero con desconfianza, pero no dijo nada. No hasta que se alejaron lo suficiente.

— Coincido con vosotros. A mí tampoco me ha gustado el tipo ese. Pero sí que sería interesante hacerse con su revólver... Seguro que conseguirle balas por aquí tiene que ser un maldito dolor de cabeza, pero tener acceso a un arma de fuego puede facilitarnos mucho las cosas, por muy mágicas que sean estas ballestas.  — miró hacia atrás por si le seguía alguien — Tendremos que estar pendientes por si nos han echado el ojo. ¿Es posible que supieran de algún modo dónde íbamos a aparecer con el teletransporte, o fue solo casualidad? Porque desde luego que es casualidad que nos teleportemos y aparezcamos en medio de una emboscada.

Ya junto al lago, Halberd admiró el edificio que funcionaba como una depuradora, aunque los vapores le hacían rascarse los ojos y arrugar la cara. Sería muy interesante poder investigarla a fondo y ver con qué sistema limpiarían las aguas del lago.

Sin embargo, el interés por la maquinaria pasó a segundo plano cuando el sacerdote les contó los detalles de lo que les esperaba, en concreto las cuatro horas que tenían para hacer el trabajo. ¿Y si los túneles eran más largos de lo que se pensaba? ¿Y si alguien era herido y se alargaba el tiempo allí abajo? Habían tantas cosas que podían salir mal que empezó a sentir un nudo en el estómago de preocupación. Tragó saliva, mejor no pensar demasiado en eso.

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Creo que os estáis complicando la vida digo cuando nos alejamos y empiezan a hablar así del buhonero. Se supone que esa gente vendió sus casas y todas sus posesiones para conseguir este equipo. Y si le compraron todo al mismo vendedor, es normal que fueran todos iguales.

Más me preocuparía yo por saber quién compró sus casas, aunque tengo una ligera idea de quién pudo ser.

No digo más hasta que llegamos al lago y veo al clérigo. Escucho lo que dicen mis compañeros con una sonrisa y afirmo. Creo que lo ideal sería los mejores guerreros fueran los que primero se sumergiran para asegurar la zona al otro lado y luego que vayan los demás. Yo apostaría por Briareos, Raxus, Xavier, Shidi,  Emil y yo mismo para ese primer grupo, aunque debería determinarlo Emil.

A todo esto, permanezco con el barril cargado. Por cierto, maese Kyte, ¿las cuerdas soportan bien este agua? ¿O quizás hay alguna cadena que pudiéramos usar por aquí?

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Muxu no prestó demasiada atención a las teorías que sus compañeros planteaban sobre los bandidos y su conveniente aparición, tenía otra situación delante en la cuál concentrarse.

Al llegar al lago y luego de hablar con el concejal Joram Kyte, la maga alcaldesa se preocupó por el agua contaminada.

-¿Queman ligeramente al contacto?- Miró a sus compañeros. -No sé si las quemaduras serán lo suficientemente relevantes para molestarnos luego en lo que nos espera, pero proteger el equipo nuevo ya me basta para intentar evitar esa agua contaminada. ¿Que tal si cruzamos en ropa interior y pasamos nuestras prendas y mochila en el barril que dijo Equilibrium?- Supongo que el líder estará de acuerdo de cualquier forma, ese mirón no desaprovechará una oportunidad de ver a las chicas Rifts en ropa interior, ¿O sí?. Suspiró. -Al final ha resultado muy buena idea traerlo, no solo por el tema del peso.- Le reconoció al héroe justiciero con una sonrisa, feliz de tener un compañero tan previsor.

Mientras esperaba a ver qué decidían, Muxu se concentró para comprobar si percibía algo al otro lado de la cueva.

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- "Si dejas tela o cuerda en remojo en estas aguas varios días sin duda se estropea, pero a corto plazo la cuerda debería de aguantar." -

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Durante el breve escaneo, Muxu se concentró en percibir magia y también Ley Lines, pero no sintió nada en particular.

Tomó su vibro-cuchillo y se acercó a Briaeros. -¿Irás primero, compañero?- Preguntó al cyborg, recordando cómo aguantó una cantidad inmensa de golpes sin inmutarse durante buena parte del combate contra los bandidos. -Si es el caso, podría conjurar Luz en una de tus antenas si te parece bien.-

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Emil agradece cortésmente al concejal su ayuda, y hecho esto, reflexiona sobre las palabras de Joram Kyte y un amago de preocupación aparece en su rostro. Pero lo que sea que está pensando no lo dice en alto, tal vez, por la presencia del concejal.

- Coincido con Equilibrium. Lo mejor que podemos hacer es ir primero los que más posibilidades tenemos de enfrentarnos a un peligro indefinido. Por tanto Briareos, Raxus, Xavier, Shidi,  Equilibrium y yo- mira entonces a Muxu- Y sí, creo que la idea de la ropa interior no es mala, Muxu, como tampoco lo es conjurar luz sobre parte de la armadura de Briareos. ¿Procedemos camaradas?

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Vicky no pudo evitar fantasear con ese revolver durante todo el camino. Costaba una fortuna, sobre todo teniendo en cuenta de lo que disponían, pero deseaba poder apretar ese gatillo. La ballesta era mejor que nada, pero ella era pistolera. 

No prestó especial atención a la conversación que mantenían algunos de sus compañeros. Coincidía con Equilibrium. Tenía sentido que si compraban todo su equipo del mismo vendedor, todo fuese igual o extremadamente parecido. Al fin y al cabo tenía un puesto en el mercado, no era una caja de donaciones. Y no era lo único en lo que coincidía con el. El Loco parecía igual de interesado en el revólver. 

"Y de eso obviamente no tiene dos..." - pensó Vicky con sorna.

Llegaron a aquél lugar dónde los olores no eran precisamente a flores y miel. Vicky no sabía mucho ni de ingeniería ni de magia, pero viendo que el estándar del lugar era tener la letrina en el patio, aquella construcción para purificar el agua debía de ser una obra maestra.

Escuchó las explicaciones y asintió, aunque mirando de reojo a Emil. Vicky se sorprendió ante la falta de comentarios subidos de tono. ¿Estaba pretendiendo ser serio y no un pervertido porque el anciano estaba presente? Sin embargo la ranger no dijo nada. Era mucho mejor así.

- ¿Cuánto debería esperar el segundo grupo antes de partir? - pregunté antes de que el primer grupo se pusiese en marcha. - ¿Es la idea reunirse cuanto antes, o proceder con cautela por si acaso?

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Propongo una cosa digo, mirando al anciano. Dado que nuestro buen amigo el concejal Kyte nos ha confirmado que, probablemente, el agua tardase días en corroer una cuerda, propongo atar el tonel dónde dejemos nuestras cosas, incluyendo las vuestras. Luego entraremos al agua con el barril y, si vemos que es seguro, daremos un par de tirones de la cuerda para que vengáis vosotros también. ¿Qué os parece la idea?

Incluso podríamos dejar la cuerda para luego no tener que cargarla en caso de una huida precipitada. Bastaría con empujar el barril, subir lo más rápido posible a la superficie y tirar de la cuerda.

Mientras hablo, empiezo a quitarme la armadura de cuero para guardarla en el barril. Sé que me va a doler, mis heridas aún están recientes y abiertas, pero no me quejaré. También dejo mi mochila, solo me quedo el cinto y las armas.

Si vemos que es demasiado para cargarlo todo en el barril, podemos hacer esto:

1.- Cargamos solo lo del primer grupo y nos llevamos el barril como estaba previsto.

2.- Una vez segura la entrada y vaciado el barril, damos un par de tirones para que recojais el barril. Estará vacío, así que no pesará.

3.- Ya con el barril, metéis el equipo los del otro grupo y lo empujais al agua (cerrado, claro).

4.- Nadais hasta nosotros llevando uno la cuerda y así recuperamos también el resto del equipo.

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Halberd frunció el ceño pensando en la cantidad de juntas y retenes que tenía la armadura del cyborg como para sumergirse en ese agua fétida y, al parecer, algo corrosiva. Si el agua ya era algo malo para cualquier mecanismo, aquel lago ya era para echarse las manos a la cabeza.

A pesar de no haber podido meterle mano aún como le hubiera gustado, el enano se sentía muy vinculado a ese blindaje. Tal vez por ser el objeto más tecnológicamente avanzado que tenía a mano en ese mundo primitivo.

Escuchó en silencio los planes que se proponían antes de hablar:

— ¿Otra vez desnudos? — Protestó. Se cruzó de brazos — Hmph. Yo opino que con sacudirnos la ropa un poco cuando salgamos es suficiente, como dice el señor Kyte que hicieron los del otro grupo. Además conozco... — dudó unos instantes — humm, conozco una forma de secarla rápidamente, al menos un poco.

Miró a Equilibrium quitándose la armadura:

— Tampoco creo que sea buena idea quitarte la armadura, compañero... El cuero está curado y endurecido, no absorbe el agua. ¿Y si cuando salgamos hay por el otro lado hay algo esperándonos? Incluso creo que separarse mucho tampoco es buena idea. Los tipos duros deberían ir delante como habéis dicho, y los demás atrás, pero siguiéndolos de cerca y que podamos ayudar si las cosas van mal... — se encogió de hombros — La verdad es que la última experiencia de ir separados no fue demasiado buena, y si esta vez podemos evitarlo creo que será mejor. — se dirigió al anciano — Señor Kyte, ¿sabe si es muy largo el camino bajo el agua?

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Si vamos a respirar bajo el agua no hace falta quitarse nada. Es mejor ir con lo puesto, solo por si hay problemas cuando lleguemos a nuestro destino, como bien dice Halberd.

El enano daba por hecho que iría en primera línea, y las palabras de Emil lo confirmaron. 

Yo iré el primero si os parece bien. No tengo reparos en aguantar los primeros golpes si tenemos problemas nada más llegar. 

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Alexa escuchaba los planes de unos y otros en silencio, pero su ceño fruncido hablaba de que no estaba demasiado de acuerdo con lo que estaba oyendo.

Hasta que habló Halberd, entonces asintió. Y también cuando escuchó a Raxus.

-Yo pienso exactamente igual que vosotros. Los dos grupos deben bajar seguidos, aunque sea en dos burbujas no tenemos por qué ir distanciados. Y no pienso quitarme la armadura, ni hablar. Ya sacudiré el agua que haya podido quedar encima, una vez fuera de ella. Hay que ir preparados para encontrar enemigos del tipo que sea nada más llegar. Tened en cuenta que otros grupos lo intentaron antes que nosotros, incluso con el conjuro de la burbuja, y fracasaron. Posiblemente el agua corrosiva sea el más leve de nuestros problemas.

Estaba dispuesta a marcharse en el segundo grupo, y sin más demora.

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Parecía que tenían un plan, y que le tocaba ir en cabeza, lo que tenía todo el sentido del mundo. El agua corrosiva no le hacía mucha gracia, y puede que luego tuviera que ayudar mucho a Halberd con la armadura... Pero mejor eso que estar muerto. La parte buena es que parecía claro que podrían caminar por el fondo y llegar bien a su destino, lo que era todo un alivio. Asintió ante las palabras de Muxu cuando le preguntó si iría primero.

-Un poco de luz no nos hará daño, gracias Muxu. Cuando queráis, yo estoy listo.

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Emil escuchó uno a uno a los Rift Warriors que hablaron y, finalmente, se encogió de hombros.

- No tenemos claro hasta qué punto puede deteriorar, o no, nuestro equipo este tipo de agua. Por supuesto, quien prefiera no desnudarse, ni guardar su equipo, que lo haga. Por mi parte, y teniendo en cuenta que iré en el primer grupo, y que no es descartable tener que combatir, no lo haré. Los grupos saldrán con poca separación temporal. Irá el primer grupo, con el tonel como estaba previsto, y tan pronto veamos que no hay riesgo, daremos un par de tirones para que recojáis el mismo que, como ha indicado Equilibrium, estará con una cuerda cuya soga tendréis vosotros. Lo recojéis, y bajáis, igualmente. 

Guardó un momento de silencio y continuó. 

- Temo que vamos a ir justos de tiempo. Pero ya veremos como lidiar con eso cuando comprobemos las dimensiones de las cavernas que vamos a examinar. Por ahora, procedamos. No debemos perder más tiempo.

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-Estupendo.- Se acercó al cyborg para lanzar el conjuro de Luz. Carraspeó al llegar. -Compañero, al lado tuyo me siento hermana de Halberd o Raxus, tendrás que agacharte.- Dijo riendo.

Luego de lanzar el conjuro, el yelmo de Briaeros ya iluminaba como una antorcha, con la gran diferencia de que no habría humedad que pudiera apagarla.

La idea de cruzar desvestidos no parecía tener muchos seguidores. -Yo cruzaré en ropa interior, tampoco es que esa tela vaya a significar alguna protección relevante si nos espera algún enemigo del otro lado.- Se acercó con las mudas de ropa y su libro de conjuros hasta Equilibrium, pero parecía tener problemas con el barril.

Muxu chasqueó la lengua. Habló a Thomas y a Daeron. -Amigos, ¿ustedes han dejado vuestros libros de mago en la taberna? Yo no se que hacer con el mío.- Miró a Equilibrium a ver si había solucionado el inconveniente. -Es decir, podría lanzar burbuja de aire en la mochila para protegerlo en el peor de los casos, pero a la vuelta sería un problema, o sino dejarlo al cuidado del Concejal Kyte. ¿Qué harán ustedes?- Preguntó, obligando a recordarles la existencia del libro antes de cruzar. La idea de alejarme del libro no me gusta, pero arriesgarme a estropearlo menos.

-¡Oh! Bueno, eso lo simplifica todo.- Dijo al ver al crazy justiciero guardar sus cosas en el barril y dispuesto a llevarlo él mismo, a falta de cuerdas.

Guardó la muda de ropa de tendero, la de artesano y el libro de mago dentro del barril, y se dispuso lista para partir con el segundo grupo.