Partida Rol por web

FECHA: 8 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DEL JURAMENTO.

HORA: ALBA.

LUGAR: PUEBLO DE ANTORCHA, TABERNA LA FUNDICIÓN.

CLIMA: INVERNAL. CIELO DESPEJADO. TEMPERATURAS FRÍAS.

Aquello, por no variar, tendía a convertirse en una jaula de grillos. Siempre que pasaba aquello notaba como si los grillos se metiesen por la piel y empezase a picarme todo el cuerpo.

Bendita democracia. Espera. Que no lo es. Puta vida.

- Emil. Si hay que bajar se baja. Pero bajar para nada, es tontería. Shidi ha dado en el clavo. Halberd también. Si el problema es arriesgar a demasiada gente. Bueno, con dos llegaría. Uno que entra y otro que cubre. Y tengo este cacharro tan mono. - Comenté pasando la mano suavemente sobre la armadura camaleónica. 

- Supongamos que entro allí. Veo cuantos capullos ahí. Y ya por pura casualidad resulta que son colegas de la tipa esta. Bueno, igual puedo averiguar qué tipo de equipo usan, que tienen y salir de allí sin que nadie sepa quién ha sido. Además, imagina que hay un repetidor de mierda. Pues se boicotea y listo. Ganamos tiempo, información y una buena satisfacción por ser buena gente. - Resumí los beneficios de la jugada.

- Luego, ya podemos meternos en la jodida nave esa para que Halberd siga teniendo fantasías húmedas. ¿No te parece? - finalicé.

Me quedé pensando un momento en las posibilidades. 

- Mmmm...por casualidad Halberd, ¿no podrías fabricar un explosivo? Algo pequeño, nada de pasarse. Algo que en caso de emergencia ya sabes...pim, pam, ¡¡¡PUMMM!!! - Le comento sonriendo.

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CLIMA: INVERNAL. CIELO DESPEJADO. TEMPERATURAS FRÍAS.

Muxu volvió a escuchar a unos y a otros. Notaba la cabeza algo más despejada que el día anterior, pero le preocupaba la jaqueca que le había producido tratar de sentir lo que había comentado Halberd. Aun así se centró en las posibilidades que mencionaban sus compañeros y en las directrices que indicaba Emil.

- Yo solo estoy segura de que dividirse es mala idea. - Dijo coincidiendo con esa parte del discurso del elfo. - Para todo lo demás... supongo que me fío del criterio de Emil. - Añadió apoyando la decisión del líder.

Pese a las averiguaciones de Emil en la mente del Concejal, seguían igual que el día anterior respecto a argumentos a favor o en contra de ir primero a un sitio u otro. Ninguna de las dos opciones ganaba para la maga. Ninguna le parecía menos peligrosa a esas alturas. Tendrían que decidirse por una, acabar la misión y  luego ir a por la otra. Simple. Sobre todo cuando la decisión de cuál abordar primero no estaba en las manos de ninguno de los presentes salvo de uno.

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Carraspeó para llamar un poco la atención y empezó a hablar mientras se enfrentaba en batalla mortal a un contundente desayuno que le permitiría reunir fuerzas.

—Saliéndome un poco del tema, pero hablando de algo importante que me atañe particularmente. Mis habilidades mágicas aquí son muy diferentes a las que tenía en la tierra de las grietas, de hecho no se parecen en nada. Lo que quiero decir es que haciendo caso al grimorio mágico que estudio algunas de mis nuevas capacidades son bastante destructivas y eso es positivo para el grupo. Sin embargo, que siempre hay un sin embargo, esas capacidades en ocasiones afectan a un área grande y eso podría implicar que si empleo mis poderes de forma negligente os dañe a alguno. —Hizo en ese momento una pausa para tragar un trozo de salchicha y ayudarse con algo de bebida—. Mi idea obviamente es no hacerlo, pero como siempre peleamos en grutas pequeñas y en ocasiones el caos domina esas situaciones me gustaría decir que si en algún momento grito que me dejéis paso u os apartéis lo tengáis en cuenta.

Con aquella explicación dada limpiaba un poco su conciencia por si en el futuro ocurría alguna desgracia fruto de las tensiones de los combates. Aclarado aquello pudo volver a centrarse en el dilema real que ocupaba al grupo. Únicamente el pensar en bajar a las cuevas le helaba la sangre, y le cortaba el apetito, por eso no había querido pensar en ello hasta terminar el desayuno. 

—Si bajamos, tenemos que organizarnos mejor, y hablo por mí el primero. Hemos salido vivos de milagro la última vez. Yo casi muero dos veces desde que estamos aquí y me ha costado mucho volver a tener cara como para perderla de nuevo. Ahora que conocemos buena parte del entorno intentemos trazar un plan de ataque mejor. Que podamos salir de allí todos por nuestro propio pie.

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¿Desde cuándo esto es una puta democracia? ¡Coño, elegimos a Emil como líder! ¿Por qué estar constantemente planteando alternativas cuando la decisión ya ha sido tomada? Ah, qué fácil es hacer oposición. Ya me gustaría veros en su lugar. Otro gallo cantaría. 

-Si nos deshiciéramos del receptor, no impediríamos que el emisor siguiera funcionando, con lo cual puede que el caudal de energía se descontrolara y sus efectos aún fueran peores, al margen de que pondríamos sobreaviso a quienes no queremos poner en alerta. Mejor ir a la raíz -dijo mirando a Halberd-. Y Emil, una cosa más. Sigo conservando la mochila del concejal. Os recuerdo lo que contenía. Tres pociones de las cuales Briaeros comentó que una podía ser de antitoxinas. Tres pergaminos. Una varita, dos viales de ácido, una daga, un amuleto, una antorcha extraña, una estera, ropa de abrigo, yesca y pedernal, raciones para cinco días, una muda, un pellejo con agua, una manta y un monedero. Creo que sería positivo conservar algunas de estas cosas en nuestro poder, lo que nos fuera útil en nuestra expedición, y el resto dárselo a Val. Hablaría con ella, por supuesto, y le comentaría que lo que no fuera a usarse le sería devuelto cuando todo acabe. No quiero que piense que le queremos robar -dijo a los presentes-. Y no sería mala idea que aquí nuestros magos, tratéis de verificar la naturaleza de la varita, los pergaminos, el amuleto y la antorcha.

Miró a unos y a otros, antes de centrar su mirada en el líder.

-¿Y cuándo quieres que nos pongamos en marcha?

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- Pues si ya está todo dicho. Al lío. - Sentencié.

- Yuppi. - Pensé amargamente.

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Vicky se aseó antes de reunirse con el resto del grupo. Una vez allí, escuchó al elfo. Emil había tomado su decisión. Ambas opciones tenían sus pros y sus contras, con lo que realmente daba igual cuál escogiese. Seguro que además luego se aplicaría algun tipo de ley de Murphy o algo y eligiesen lo que eligiesen la otra opción era mejor.

- Si esa es la decisión, allá vamos. Pero coincido con Thomas. Necesitamos replantear la manera en la que nos movemos por aquellos túneles. Y si se me permite añadirlo, evitar las peleas en la medida de la posible en los túneles. Un par de veces durante esta última expecidión podríamos haber retrocedido y así rodear a nuestros enemigos en lugar de ir a lo "tanque" hacia delante. Sé que no es siempre posible, pero no estaría mal aplicarlo si vuelve a pesentarse la situación.También a menudos se bloquearon puertas y parecido, y la solución es semejante. - dijo viendo que dentro de poco no tendría ocasión.

Después de la reunión mañanera, preparó sus cosas y desayunó, lista para partir.

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Halberd arrugó el morro, pero al final accedió. Al fin y al cabo, también él había votado por Emil. ¿En qué estaba pensando?

Luego decían que los tercos eran los enanos.

— Bueno, entonces no hay más que decir. Supongo que es otra forma de atajar el problema. Si en lugar del receptor desactivamos el generador, pues lo resolveremos de una vez... — respondió encogiéndose de hombros y sentándose de nuevo. Lo bueno del asunto es que si algo fallaba siempre se lo podían echar en cara después, al elfo guaperas. — ​​​ ¿Explosivos, Xavier? Pues... el concejal tenía una especie de granadas ahí dentro, pero no sé bien cómo funcionan. Necesitaría que el buen hombre me explicara cómo activarlas, pero dado su estado no termino de fiarme de las indicaciones que me de, si es que se acuerda... — se palmeó las rodillas y se levantó de nuevo — En fin, pues mientras os organizáis para salir me voy al taller a terminar con mi proyecto...

El enano ya se estaba animando de nuevo. Tenía ganas de bajar y montar la pieza del elevador para ver cómo funcionaba, pero aún más de llevarse sus nuevos y flamantes guanteletes.

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En completo silencio y sumido en un mutismo más profundo que mi habitual, empiezo a preparar las cosas y revisar que tenga todo listo.

No sé para qué estamos haciendo esto, no merece la pena. Seguramente lo que haya ahí abajo nos va a freír la sesera en cuanto nos acerquemos. Pero claro, los demás no me creerán. Porque van a creer los desvaríos de un loco.

Para locos ellos, pero cuando lo que haya ahí abajo les fría el seso, entonces se darán cuenta de que es un error volver a bajar. Yo por mi parte me iría e intentar escapar de la Liga Técnica antes de que se lleve a la mitad como sujetos de estudio. Pero venga, a ayudar a quienes apoyan al que probablemente sean nuestros enemigos.

Ya con todo listo espero a que todos estemos preparados y me dirijo hacia el estanque, todavía sumido en un silencio obstinado.

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No había razonamiento ni postura mejor que la otra si se pensaba fríamente. Cada cual tenía su punto de vista. ¿Cual era el más certero? El tiempo lo diría. Por su parte, Daeron ya había insinuado claramente que prefería intentar reunir primero información en el almacén sobre lo que podrían encontrar abajo antes de bajar abajo. Sobre si el tugurio podría ser más letal que lo que podían encontrar en los niveles más profundos de la nave... tenía la intuición, la sospecha, de que no iba a ser así. Pero claro, eran apreciaciones personales. Sin duda todo tenía su lado peligroso. La cuestión era tener claras las prioridades y era ahí donde advirtió claramente, pues él mismo lo percibió en sí, que muchos no concordaban con las prioridades expuestas por Emil. Pero para bien o para mal se había decidido que él llevaría la guía del grupo. En su fuero interno Daeron sintió que, bajando de nuevo a la nave, se iban a dejar algo muy importante detrás. Algo a medias. Algo que podría explicar el por qué de muchas cosas y ayudaría al cómo se podrían solucionar. Y sin embargo tuvo la certeza que afrontarían lo que encontraran allá abajo sin entender el por qué acontecía ni saber cómo abordarlo. Sencillamente tendrían que improvisar. A la carrera. Y esa sensación de no tener algo de control o consciencia de lo que sucedía, esa sensación de perpetua ignorancia hacia lo que se enfrentaban, causaba una profunda incomodidad en el arcano.

Sin decir palabra, pues todo ya estaba sentenciado, se equipó con sus escasísimas pertenencias y se dispuso a volver a las cuevas. Entonces Shidi habló sobre el equipo del concejal.

- Yo podría echar un vistazo a las cosas - dijo el joven si al final Val lo permitía.

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Muxu esperó a que Shidi sacara los objetos de la mochila del concejal y los depositara sobre la mesa. Luego animó a Daeron a que los examinara con ella.

- Vamos. - Dijo al otro arcano. - Será divertido. - Entonces empezó a pronunciar unas palabras arcanas y movió las manos lanzando un conjuro.

Al acabar sus ojos ya eran capaces de detectar cuáles de aquellos objetos poseían magia y cuáles no.

- Esas pociones son de sanar heridas... Leves por lo que veo. - Comenzó a explicar. - Esto creo que es una antitoxina... alquímica más bien. - Continuó mientras iba señalando cada objeto. 

- Este pergamino es el conjuro de Sirviente invisible, esos dos no lo sé. - Comentó pasándoselos a Daeron por si él tenía más suerte. - La varita es de proyectiles mágicos, y aun le quedan bastantes cargas. Cuarenta y cuatro. La daga es de muy buena calidad pero no posee magia. Y la antorcha posee un conjuro simple, que emite una llama que ilumina pero no quema... Como si fuera un hechizo de luz permanente. - Explicó.

Finalmente posó sus dedos en el amuleto y lo miró con cierta frustración. - Éste tampoco consigo descifrarlo. -

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La varita esa puede venirnos bien, y no hablemos de las dos pociones de curar- responde- que no sepas que hace el amuleto tampoco es tan grave. Si no lo averiguáis ya lo sacaréis cuando volvamos de nuestra misión, si no morimos entre terribles sufrimientos, sin ofender Alexa jojojo- el enano tenia un pésimo sentido del humor.

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La justice ranger ya había preparado todo lo que necesitaba para la aventura y se tomó un momento para devolverle a Xavier la prestada cuerda cuándo el hombre se la pidió. A Vicky le daba un poco igual quién cargaba con qué si de verdad iban a mantenerse juntos esta vez. Si la necesitaban, la usarían de la manera más adecuada por la persona más preparada. O eso esperaba.

Tal vez era que gracias a haber sido útil en la fundición, Vicky se sentía algo más segura de sí misma. Aquello mezclado con las sensaciones y recuerdos que volvían de vez en cuando, hicieron que Vicky no lo dudase y se acercase a la mesa dónde Muxu miraba las pertenencias del concejal.

La alcaldesa dudaba con un par de artefactos y Vicky, ni cora ni perezosa, se acercó a examinarlos ella misma. Había descubierto que sabía más cosas de las que creía en campos que no esperaba, así que tal vez aquello podía hacerlo también.

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Emil se acercó un instante al lugar en donde estaban la totalidad de los objetos identificados por Muxu, así como los que no había logrado identificar. Tras esperar a que Vicky (y en su caso Daeron) intentaran descifrarlos, él también hizo su intento, y tras esto, recogió todos, los metió en la mochila del concejal y cargó con la misma. Entonces miró al resto del lugar, comprobando que nada se le olvidara a nadie. Y tras cercionarse de esto último, habló a los presentes.

- Es lo que yo pienso, y gracias por cargar con la mochila, Shidi. Partiremos de inmediato. No tiene sentido esperar más y estamos razonablemente sanos. Lo que me lleva a otra cuestión: nuestra organización. O, mejor, la ausencia de ella. Como bien ha indicado Thomas en nuestra anterior incursión hubo bastante descontrol. Eso nos llevó a sufrir heridas perfectamente evitables y a estar a punto de fallecer. Debemos coordinarnos mejor. Y eso implica la necesidad que en toda situación de combate nadie ceda al desespero ni al miedo. Entiendo como estamos todos. Yo tampoco me siento como en casa, ni mucho menos. Pero estamos vivos. Y somos los Rift Warriors. Coincido igualmente con Vicky. El problema es que es insolucionable si algunos omiten seguir órdenes, o se despistan, o se quedan catatónicos. Intentemos evitarlo.

Hizo una pausa, reflexionando.

- En todo caso es una gran noticia que Thomas tenga armas con radio de explosión, sean mágicas, tecnológicas o lo que sean. Entiendo que eso supone la necesidad de que nuestros exploradores, si ven un enemigo, retrocedan, para que Thomas pueda disparar, y luego todos atacar, si es posible, buscando flanquear al adversario usando el terreno y evitando que nuestro número se vuelva contra nosotros. Eso significa que debemos variar nuestro orden de marcha. Delante, y explorando, iremos Xavier y yo mismo. Luego estará Raxus, acompañado de Thomas, en el bien entendido que tan pronto este último haga su magia, retrocederá. Briareos, tú estarás junto a Shidi, y ambos avanzaréis tan pronto haya un combate, al igual que Raxus, y siempre que la orografía permita que ataquéis los tres en primera línea. Xavier y yo trataremos de avanzar flanqueando al enemigo contra el que nos enfrentemos, tras haber dado tiempo a la magia de Thomas. Daeron y Muxu, vais a continuación. Confío en ambos para que si esa parte del grupo puede encontrar un camino para actuar por un flanco o la retaguardia del enemigo, lo coordinéis. Alexa y Halberd, a continuación. Y cerrando el grupo Vicky y Equilibrium puesto que son buenos en notar cosas y rápidos para llegar a enfrentarse a peligros, además de poder ser esenciales tanto para proteger la retaguardia como para avanzar hasta posiciones de retaguardia o flanco enemigos. Resumiendo:  

Primera línea: Xavier y Emil.

Segunda línesa: Raxus y Thomas.

Tercera línea: Shidi y Briareos

Cuarta línea: Daeron y Muxu

Quinta línea: Alexa y Halberd.

Sexta línea: Vicky y Equilibrium

¿Alguna duda?

Y tras responder cualquier duda o cuestión que se presente, avanzan hasta la zona de cuevas nuevamente.

FECHA: 8 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DEL JURAMENTO.

HORA: ALBA.

LUGAR: PUEBLO DE ANTORCHA, TABERNA LA FUNDICIÓN.

CLIMA: INVERNAL. CIELO DESPEJADO. TEMPERATURAS FRÍAS.

Cuando Shidi abrió la mochila del concejal y vació las pertenencias sobre una de las mesas, Muxu se dedicó a ojear con visión mágica los diversos objetos. Examinándolos, poco a poco, fue discerniendo las habilidades de cada cosa. A excepción de dos pergaminos y un amuleto.

- Con permiso - dijo el joven, cogiendo los dos escritos que la ex-alcaldesa no logró descifrar. Conjurando la detección de magia, Daeron se puso a estudiar los papeles. Para él no tenían mucho sentido, pues antiguamente se había dedicado a sentir y aprender de la magia, no a estudiarla ni analizarla, pero de alguna manera, quizás debido al conjuro para detectar auras mágicas, entendió cierta lógica en los documentos -. Este pergamino sirve... para detectar la Radiación. Sí, radiación. No cabe duda - dijo enarcando una ceja, realmente extrañado de que existiera un conjuro o receta así -. Y este otro... vaya, es útil allá donde vamos. Sirve para detectar tecnología - afirmó con seguridad -. Quizás alguno de estos sería más útil incluido en algún recetario, más que suelto - opinó, devolviendo a la bolsa ambos pergaminos.

Finalmente cogió el talismán. Lo miró de arriba a abajo, detectando su magia, comprendiendo que emanaba un aura que llamaban "abjuración".

- No sé qué hace - dijo finalmente -. Pero irradia un aura de protección, aunque no sé de qué tipo - afirmó. Tras dejar el último objeto, escuchó las instrucciones de Emil. Cómo avanzarían y cómo actuarían en caso de peligro. Asintió con la cabeza y se preparó para partir.

TRANSCURREN VARIAS HORAS.

FECHA: 8 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DEL JURAMENTO.

HORA: MEDIA MAÑANA.

LUGAR: BAJO LA COLINA NEGRA: CUBIERTA CIENTÍFICA.

CLIMA:(EXTERIOR): INVERNAL. CIELO DESPEJADO. TEMPERATURAS FRÍAS.

El grupo de aventureros, los Rifts Warriors, se preparó lo mejor que pudo para el descenso de vuelta a las profundidades, a las ruinas metálicas situadas bajo las cuevas enterradas en las profundidades de la Colina Negra de Antorcha, más allá de un estanque de aguas contaminadas y ligeramente radiactivas.

El trayecto fue seguro, pero sucio y fatigoso. Finalmente unos noventa minutos después de salir de la Taberna la Fundición, volvían a estar en el mismo sitio que habían abandonado días atrás.

Emil no tuvo problema en convencer al clérigo Joram Kyte de que siguiera usando sus conjuros y su varita metamágica para proporcionar a los doce aventureros la capacidad de respirar bajo el agua durante cuatro horas al día. El clérigo, sin embargo, les avisó de que le quedaban cargas para tres usos, contando este. Después de eso, su magia no potenciada sólo permitiría cubrir a la mitad de aventureros y durante tres horas solamente.

FECHA: 8 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DEL JURAMENTO.

HORA: MÁS AVANZADA POR LA TARDE.

LUGAR: PUEBLO DE ANTORCHA: TABERNA LA FUNDICIÓN.

CLIMA: INVERNAL. CIELO DESPEJADO. TEMPERATURAS FRÍAS.

Finalmente, Emil hizo que todos se movieran cuando vio que varios tenían fuertes tiritonas. Los Rifts Warriors abandonaron la gélida orilla del estanque de aguas contaminadas y se dirigió a la Taberna la Fundición.

Por el camino se encontraron a varios lugareños, pero todos parecían más interesados en mirar hacia lo alto de la Colina Negra, donde volvían a verse encendidos los Fuegos de Creación, que en fijarse en los pobres y ateridos aventureros que habían hecho posible con sus acciones tal maravilla.

Pronto estuvieron todos en la Taberna, disponiéndose a encender el fuego de la chimenea para entrar en calor. A muchos les vendría muy bien también algo de caldo caliente. En la cocina había una olla con caldo, seguramente preparado a mediodía por Val Baine, pero estaba templado, aunque parecía tarea sencilla ponerlo a calentar.

FECHA: 8 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DEL JURAMENTO.

HORA: MÁS AVANZADA POR LA TARDE.

LUGAR: PUEBLO DE ANTORCHA: TABERNA LA FUNDICIÓN.

CLIMA: INVERNAL. CIELO DESPEJADO. TEMPERATURAS FRÍAS.

Mientras otros intentan encender el fuego de la chimenea yo me acerco para encender el fuego del hogar que consigue a calentarme y al mismo tiempo calentar el caldo antes de que nos muramos de frío.

Sé que todavía tenemos que ir a por los de la banda, pero muertos de frío no vamos a poder hacer gran cosa. Recomendaría que quien tenga ropa de repuestos se cambie de ropa y que todos tomemos un poco de caldo antes de ir al almacén secreto. Si en el proceso esos malnacidos han huido, deberemos confiar en la gente de Antorcha para mantener la idem encendida digo a modo de resumen desde la cocina.

Si alguien quiere que, después de que se caliente el caldo, caliento un poco de agua para quitarse el frío con una buena remojada que lo diga, pero recordad que no tenemos demasiado tiempo.

FECHA: 8 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DEL JURAMENTO.

HORA: MÁS AVANZADA POR LA TARDE.

LUGAR: PUEBLO DE ANTORCHA: TABERNA LA FUNDICIÓN.

CLIMA: INVERNAL. CIELO DESPEJADO. TEMPERATURAS FRÍAS.

Halberd intentaba calentarse al fuego entre tiritonas, pasándose las manos por la ropa para secarla. En el ratito junto al lago el frío le había calado hasta los huesos y sentía que iba a caer enfermo.

— Brrr... pero qué frío, leches. Pues algo de caldo sí que me voy a tomar antes de salir.— miró alrededor buscando que no estuviera Val y bajó la voz un poco — ¿Qué hacemos con el concejal? ¿Le pinchamos ahora o cuando volvamos? No se si habría que echarle un ojo después del pinchazo, por si le da por convulsionar o echar espuma por la boca... La pobre Val se llevaría un susto.

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HORA: MÁS AVANZADA POR LA TARDE.

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CLIMA: INVERNAL. CIELO DESPEJADO. TEMPERATURAS FRÍAS.

- Pínchale ahora, Halberd. Entre que nos secamos, tomamos la sopa caliente, y terminamos de prepararnos será lo mejor- indicó Emil quien había fruncido el ceño hacia unos instantes pero, pensara lo que pensara, había decidido sencillamente suspirar y hacer como si nada. Luego, tras cambiarse de ropa y calentarse un poco, recogió los pocos objetos más que quedaban para repartir y siguió hablando- Obviamente, todo lo que no sea de interés para ninguno de nosotros irá al fondo para vender y, tras esto, toda ganancia económica, o convertida en económica,  se repartirá a partes iguales. Gracias por encender el fuego y calentar un poco la sopa, Equilibrium. Sin duda, vendrá bien. 

Tras esto inyecta las dos últimas dosis de la pistola inyectora marrón en Briareos y espera a que todos estén preparados para ponerse en marcha otra vez, comprobando el estado del padre de Val, y hablando con él si hubiera tiempo tanto para ponerle al día como para explicarle que lo han rescatado, y de donde.