Partida Rol por web

TRANSCURRE TODA LA NOCHE:

FECHA: 4 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DEL SOL.

HORA: AMANECE.

LUGAR: ANTORCHA (INMEDIACIONES DE LA TABERNA LA FUNDICIÓN).

CLIMA: INVERNAL. CIELO LIGERAMENTE NUBLADO.

Tras el duro viaje, la paliza y el otro duro viaje, Thomas necesitaba descansar en un lugar confortable y reposado tranquilamente. Estaba agotado en el plano físico y mental, todavía seguía dándole vueltas a algunas de las palabras de la IAR y con ellas en mente se quedó dormido en la improvisada cama que había construido mediante las sillas más cómodas que había encontrado y aquellas telas que pudo usar como mantas.

Al amanecer del día siguiente se encontró a sí mismo en mejor estado, más descansado y algo menos dolorido. La posición en la que había pasado la noche no era la mejor, pero sin duda parecía más cómoda que la opción de dormir al raso en un territorio desconocido. Nada más ponerse en pie dedicó unos instantes a estirar sus brazos y satisfacer sus necesidades más básicas, se dispuso a afrontar el día.

Tomó su libro de hechizos y repasó los conjuros que necesitaba saber para permanecer útil al grupo y esperó a que algunos de sus compañeros se pusieran en pie, mientras él pedía un potente desayuno inglés que le ayudara a coger energías.

TRANSCURRE TODA LA NOCHE:

FECHA: 4 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DEL SOL.

HORA: AMANECE.

LUGAR: ANTORCHA (INMEDIACIONES DE LA TABERNA LA FUNDICIÓN).

CLIMA: INVERNAL. CIELO LIGERAMENTE NUBLADO.

Pese a no ser uno de los primeros que despertó, tardó poco en percibir el movimiento en la taberna, quedando tumbado sobre el camastro con los ojos abiertos. Había tenido, en general, una buena noche. El dolor le había despertado una vez, cuando parecía intentar cambiar de postura, no obstante, el cansancio acumulado terminó por hacerle sucumbir.

Finalmente, decidió incorporarse lentamente, con esfuerzo, moviéndose por la estancia con su manta como única prenda que rodeaba su cintura, tapando las vergüenzas. Estaba hambriento, pero por encima de todo, se sentía sucio, se apresuró por tanto a pedir la vez. — Buenos días, me alegro de veros de una pieza, ¿Quién es el último para el baño? — Preguntó a Emil y Thomas cuando topó con estos. Luego de eso, dejó que ambos se dedicaran a sus asuntos matutinos.

Como tendría que esperar, busco algo de desayuno, a ver con que panorama se encontraba. No tardó en preguntar por la posibilidad de conseguir algo de ropa.

TRANSCURRE TODA LA NOCHE:

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HORA: AMANECE.

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CLIMA: INVERNAL. CIELO LIGERAMENTE NUBLADO.

Asintió con la cabeza y agradeció a Xavier el agua y el bocado que le brindaba. Apenas logró masticar nada, pero el agua fresca la agradeció. Después, imitando al resto, volvió a sumirse en un sueño.

Despertó por algún que otro movimiento de compañeros por aquel lugar. La cabeza le dolía menos, pero todo aquello le resultaba nuevo.

Genial. No me acuerdo de la mayor parte de mi pasado y ya ando rezagado en el presente, pensó el joven pasando su manos por su tupida melena castaña. Durante un rato se quedó en silencio, tan solo observando el entorno y las gentes en ella. Por un lado Alexa, hermosa, se bañaba en un barril mientras que Emil parecía rondarla, meloso como siempre.

La cabra tira al monte, pensó recordando que el elfo siempre había sido de esa manera. Vaya, de eso sí me acuerdo, admitió sonriéndose para sí. Más allá Shidi también se movía, gruñendo por un baño y por comida, mientras caminaba como un pato y se agarraba una manta para cubrir sus vergüenzas. Se dio cuenta entonces que él mismo solo tenía unos slips.

Oh, bueno. Aun me queda lo importante, pensó encogiéndose de hombros.

Por otro lado observó a Thomas que volvía de la calle tras, al parecer, dar alivio a su vejiga. O quizás algo más. Le llamó mucho la atención cuando este se sentó y comenzó a ojear un libro. Uno muy familiar. Recordó entonces que él tenía uno parecido y lo rebuscó en su camastro, encontrándolo bajo sus piernas. Al menos había sido de utilidad manteniendo estas en alto. Lo observó unos momentos y lo abrió por la primera página. Frunció el ceño levemente. Pasó a la siguiente página y frunció más el ceño. Paso de nuevo hoja y su fruncimiento se enconó: no entendía un carajo de lo que ahí se expresaba. No, no era cierto. Comprendía que eran fórmulas mezcladas con palabras arcanas. Como una serie de problemas matemáticos, ecuaciones en su mayor parte, donde las variables se transformaban en palabras y gesticulaciones con las manos. Absurdo.

Esto... no tiene sentido, se dijo Daeron negando levemente con la cabeza. No al menos para él. Sin embargo, al parecer, Thomas parecía comprender los entresijos de las operaciones de su libro, si es que iban de lo mismo, pues se le veía concentrado en ello. Con gran esfuerzo logró ponerse en pie y con paso torpe se acercó al antes vendado mago pero que al parecer, tras salir del huevo o tubo, ya no necesitaba de trapos que taparan su rostro.

- Disculpa... Thomas - inició la conversación. Recordaba que con aquel tipo él había tenido debates, conversaciones que le habían sido borradas de su mente. Tenía recuerdos de haberse sentado con él y hablado largo y tendido de algo. Viendo que Thomas parecía lanzar conjuros, el joven dedujo que hablaron de magia, lo que había sido totalmente anulado de sus recuerdos -. Veo que tu libro se parece mucho al mío. Va de operaciones matemáticas arcanas, ¿no? - preguntó abriendo su propio libro y enseñándoselo al hombre -. ¿Entiendes lo que dice? ¿Para qué sirve? - inquirió al no ser él capaz de ver lógica y utilidad alguna en aquellos papeles.

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HORA: PRIMERAS HORAS DE LA MAÑANA.

LUGAR: ANTORCHA (TABERNA LA FUNDICIÓN).

CLIMA: INVERNAL. CIELO LIGERAMENTE NUBLADO.

La joven Val Baine irrumpe en la Taberna cuando la mayoría de los Rifts Warriors ya se ha aseado, ya se han preparado con ejercicios o estudios, muchos están terminado de desayunar.

- "¡Buenos días! ¿Iréis ahora en busca de mi padre? ¡Khonnir lleva varios días desaparecido! ¡Podría estar muerto o algo peor, pero espero que podáis encontrarle con vida! El tiempo es esencial, ¿habéis ido ya a hablar con los miembros del Concejo?" -

La muchacha observa con ojo crítico que varios de los Rifts Warriors siguen con aspecto malherido y exhausto, pese a la noche de descanso.

Se vuelve hacia Muxu con una expresión un tanto acusadora.

- "Debió dejarle negociar por las otras doce pócimas que quedaban en la tienda. Era obvio que las necesitan." -

Mira brevemente de soslayo a Thomas, obviando el hecho que, de haber sido por el mago anteriormente Sin Rostro, Muxu hubiera vuelto con la mitad de pócimas, y Xavier no dispondría todavía de otras seis.

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HORA: PRIMERAS HORAS DE LA MAÑANA.

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CLIMA: INVERNAL. CIELO LIGERAMENTE NUBLADO.

Tras el trabajo poco exigente de repartir entre mis compañeros lo que había traído Muxu, caí redondo. Puedo notar claramente que he forzado mi cuerpo demasiado hoy para estar tan herido.

El sueño me invade, un sueño febril de batallas que no recuerdo y gente sin rostro muriendo a mi alrededor. Me despierto apenas cuatro horas después, sintiéndome todavía herido pero algo recuperado.

Observo el fuego desde mi cama y me levanto un momento para añadir un par de leños antes de volver a acostarme. Intento relajarme y descansar, aunque no parece que ya vaya a dormir más.

Al final mis compañeros empiezan a moverse, momento que marca la hora de levantarme. Miro a los que esperan para darse un baño pero no digo nada y espero en silencio para poder bañarme yo también.

En mi caso es un poco especial porque, aunque no me han dicho o no recuerdo me hayan dicho que mis implantes sean vulnerables al agua, no puedo arriesgarme a mojarlos y llevarme una sorpresa desagradable.

Justo he terminado de bañarme cuándo entra Val Baine. La miro fijamente mientras me agacho para coger una de mis raciones como desayuno. Siempre podemos repartir las pociones que nos queden entre los que estamos más heridos y ponernos en marcha ya. A ver, no digo ya de ya, digo hoy mismo. Aunque estaría bien tener esas pociones cuando regresemos esperándonos por si las necesitamos.

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HORA: PRIMERAS HORAS DE LA MAÑANA.

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Observó entrar por la puerta a una joven rubia enérgica. De alguna manera le recordó a su fallecida esposa, hasta que abrió la boca y mostró una rudeza y voz fuerte que Indira jamas tuvo, pero le hizo mucha gracia. No obstante lo apremiante que dijo lo confundió.

- ¿Ir... en busca de quien? - preguntó sorprendido, enarcando una ceja al no comprender que decía, mirando de soslayo al resto. Al parecer se habían hablado muchas cosas cuando Daeron estaba más para allá que para acá. Observó el pésimo estado de la gente y concluyó que no estaban para muchos trotes -. ¿El tal Khonnir es el sanador de este lugar? Nos haría mucha falta - admitió reconociendo que si era médico bien valía la pena echar un vistazo por él, siempre que no fuera algo arriesgado dado su penosa situación.

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HORA: PRIMERAS HORAS DE LA MAÑANA.

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CLIMA: INVERNAL. CIELO LIGERAMENTE NUBLADO.

Briaeros se había despertado con una mueca de dolor, aún poco acostumbrado a que los sentidos humanos volvieran a formar parte de él, y se estiró como buenamente pudo, a pesar de su brazo paralizado, antes de tomar su turno para el aseo. Por lo demás, era un hombre en calzoncillos. Un hombre en calzoncillos con brazos y piernas cromados, amen de varios anclajes distribuidos por el cuerpo para su armadura, pero salvando las distancias, seguía más o menos como estaban el resto cuando salieron del tanque, solo que más herido. 

-Yo... También necesito contexto. Y un brazo operativo, un arma y algo con lo que taparme no estarían mal tampoco, por favor-contestó por su parte. 

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HORA: PRIMERAS HORAS DE LA MAÑANA.

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CLIMA: INVERNAL. CIELO LIGERAMENTE NUBLADO.

La chica asiente entusiasta ante las palabras de Equilibrium:

- "¡Claro! Si os quedan pociones, repartidlas entre los más heridos. ¿Por qué no lo habéis hecho ya?" -

Escucha a Daeron y le responde:

- "Mi padre, Khonnir Baine. Es mago e inventor, también metalúrgico y alquimista. Él inventó el Palacio del Cuervo que purifica el agua contaminada del Estanque del Lamento. Por favor, id en su busca cuanto antes, os lo suplico." -

- "No, no es curandero, aunque también tiene nociones de medicina. En el pueblo hay dos clérigos, uno de Pharasma y otro de Bright, aunque no sé si realizan curaciones a cambio de donaciones o no. Supongo que sí, aunque dudo que la donación por una oración de curación menor sea inferior a cincuenta piezas de oro." -

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La chica escucha a Briaeros y sus peticiones. Señala el montón de cosas que trajo anoche Muxu, que están sobre una de las mesas de la Taberna.

- "Parece que ahí hay ropa. Y también tenéis armas, anoche vuestra amiga se estuvo informando para vender algunas de vuestras armas mágicas. Tal vez no deberíais venderlas cuando algunos de los vuestros están desarmados por lo que parece.

En cuanto al brazo, bueno, veo que tenéis dos enanos en el grupo. Si alguno sabe de mecánica o metalurgia, puede utilizar la fundición de mi padre para hacer reparaciones y puede usar los materiales que hay allí.

Pero os lo ruego, por favor, daros prisa." -

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La vocecilla de Val dando los buenos días fue lo que terminó de espabilar a Halberd, quien era algo duro de despertar. Abrió los ojos y se desperezó. ¡Qué bien había dormido! Se sentía estupendamente, a pesar de estar en un lugar extraño y que varios de sus compañeros estaban malheridos. Por ese último motivo dejó de desperezarse tan exageradamente y no dijo nada al respecto de lo bien que había descansado.

Bostezó y se frotó los ojos, echando a un lado la manta y el martillo con el que había dormido. La muchacha parloteaba sin parar, instándoles a que fueran ya a buscar a ese tipo, pero era evidente que estaban bastante maltrechos y necesitaban un poco más de tiempo. Por otro lado, a Halberd no le hacía gracia ir a no se sabía donde y que sin duda era peligroso, pero ya se sentía en deuda de buscar a este tipo. No les quedaba más remedio... Hasta que escuchó que era inventor.

— ¿Inventor? — preguntó muy interesado. Un inventor en ese mundo extraño debía ser algo digno de ver. — ¿Y de qué clase de inventos?

Luego les habló de que podían usar una fundición. Eso era estupendo. Había estado pensando en ponerse a darle martillazos a la armadura sobre una de las mesas de la taberna, pero sin duda se la hubiera cargado...

— ¿Una fundición? ¿Y de verdad podemos utilizarla? Vaya, gracias. Lo cierto es que nos vendrá muy bien... Tengo que reparar esa armadura de ahí, y el brazo de ese hombre...— dijo señalando al montón ordenado de piezas y placas del blindaje de Briaeros y luego al propio Briaeros — Daré buen uso de lo que haya allí en cuanto me bañe y coma un poco. Traigo incluso mis propias herramientas. — añadió. Las herramientas y talleres ajenos era algo que había que respetar. — ¿Dónde es?

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- "Bombas explosivas, aunque de eso es mejor que no toquéis nada, pues al parecer sólo funcionan para él. También máquinas para extraer agua de un pozo, o para purificar estanques de agua contaminados. También sabe mucho de metales y ha desarrollado nuevas técnicas para el fundido y la refundición de metales celestes." -

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Concentrado en su lectura evitaba mirar la piel de Alexa, más por cortesía que por falta de interés. Se empezaba viendo un hombro y se podía acabar olvidándose uno de repasar sus hechizos. Negó para sus adentros y prosiguió con su tarea, entre página y página de conocimiento arcano, Thomas aprovechaba para degustar el plato que le habían servido y que era lo más cercano a un desayuno decente que podía recordar.

—Se te ve mejor cara hoy que ayer Shidi —dijo alegre al poder volver a hablar de caras, no como en el pasado.

Levantó los ojos del pesado grimorio al notar una presencia cercana a él, sonrió a Daeron, pues recordaba charlas pasadas con el antiguo líder del grupo. Antaño habían intercambiado conocimientos mágicos con el fin de resultar más útiles y competentes frente a los enormes avances tecnológicos de los que disponía la Coalición. Por mucho que hablaron de magia, no consiguieron lograr nada que hiciera frente a los misiles balísticos o tecnología similar. Todo había cambiado mucho desde entonces, las vendas habían abandonado su cara, su carácter era más alegre y su voz menos áspera.

Aspiró ante la pregunta del joven y talentoso mago y valoró cómo comenzar su explicación.

—Entiendo algo, aunque no creas que mucho, espero que en los próximos días pueda ir familiarizándome más con todo lo aquí escrito. Puedo indicarte alguna cosa concreta, un pequeño tutorial previo. La magia, por llamarla así de forma simple, funciona de forma diferente aquí que en el mundo del que provenimos. No soy capaz todavía de precisar los motivos exactos, pero aquí en Golarion no hay grietas y supongo que eso cambia toda la configuración mágica. No he podido comprobarlo de forma empírica, pero tengo la sensación de que debemos apoyarnos de estos libros o grimorios para complementar nuestras habilidades arcanas. Por mucho que intento recordar lo que leo al pasar un día lo olvido y debo volver a leerlo. Es extraño, sé que he leído y memorizado las fórmulas pero al día siguiente no soy capaz de recordarlas, aunque sí recuerdo que las aprendí —dijo con ciertas dudas mientras achinaba los ojos en busca de comprensión por parte de su interlocutor—. No es sencillo, pero te recomiendo que te pegues a ese libro que te dio la IAR. Creo que sin él tus capacidades mágicas serán mucho menores.

Su conversación con Daeron se vio interrumpida por la llegada de Val que tras unas pocas palabras clavó una mirada poco agradable en él. Respondió el escritor con una sonrisa amplia y extensa, no exenta de una ligera sorna. Le culpaba de ser prudente y tratar de maximizar la rentabilidad del grupo.

—Salir de nuevo a la aventura ¿ya? —Los ojos del mago se abrieron ampliamente—. Muchos de los nuestros siguen muy heridos, ir a un lugar peligroso sin tener cuidado podría acabar con varios de los nuestros muertos. Tenemos que ser prudentes.

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CLIMA: INVERNAL. CIELO LIGERAMENTE NUBLADO

Al despertar, Muxu notó a varios compañeros preparando agua para un baño caliente, un verdadero lujo desde que habían llegado a este mundo. Que envidia les tengo en este momento, chicos. A su pesar, la maga optó por una higienización más simple y ligera con un trapo, agua y jabón. La ex-alcaldesa debía ganar tiempo para culminar los repartos de los bienes comprados el día anterior y volver a preparar el par de conjuros que había utilizado.

Durante el desayuno, comentó los gastos efectuados en la transacción en el almacén general y otros datos de interés, como el valor de las armas y armaduras que poseían. -En total he gastado poco más de 104po, lo más caro ha sido el kit sanador, casi la mitad. Yo diría que tenemos todo lo indispensable ya, aunque un mapa y material de escritura no estaría mal. No quise disponer de nuestros bienes hasta que estemos todos de acuerdo en qué se usarán. En el almacén no estaban muy interesados, pero pagaban hasta 250po por cada una de las dagas y ballestas, pero solo 75po por las armaduras, que en otras condiciones podrían llegar a valer hasta 500po, como mucho.-

Escuchó las conversaciones que mantuvo Val Baine con el resto de Rifts Warriors, pero se quedó pensativa sobre lo que le dijo a ella, recriminando no haber comprado más pociones. ¿Debería de haber comprado las 24 pociones por seis armaduras de cuero buenas? Hmm, 12 por dos armaduras no se veía mal, y han sido más que las 6 que pretendía Thomas a cambio de una sola de las armaduras. Creo que he sido salomónica, aunque me preocupa que la joven Baine haya insistido tanto, al fin y al cabo ella sabe mejor que nosotros a qué nos enfrentamos. Debe de estar preocupada, la pobre, es entendible.

-Tenemos que organizarnos y rápido. Aunque es cierto que nos haría bien descansar, el padre de Val corre riesgo a cada segundo, y nosotros tenemos una reputación que forjar desde cero. Mi voto es por salir antes del mediodía y aprovechar el mayor tiempo posible la luz del sol.- Odiaba ser ella quien instara al grupo a movilizarse, pero a pesar de lo tentador y confortable que se veía la taberna con sus baños de agua caliente, una no llegaba a ser alcaldesa sin visión a largo plazo. -Creo que será mejor guardar las armaduras para venderlas a mejor precio en otra oportunidad, por otro lado, tenemos casi el doble de armas de gran calidad de las que siquiera podríamos usar al mismo tiempo. Creo que lo mejor será dividirnos en dos grupos, uno que vaya a dialogar ante el concejo mientras que el otro aprovecha el tiempo en ir a disponer de dos o tres armas, cuánto menos, para comprar lo que haga falta. Una armadura para Raxus, por ejemplo. ¿Qué más se les ocurre? Las pociones a precio normal están a 55po cada una, mejor prevenir que curar, eso sí, alguien más debería ir a la Tienda de Tónicos Tentadores, temo que le he caído antipática a la comerciante, ¿Pueden creerlo? ¿Yo antipática?- levantó los ojos al cielo. Vieja maldita. -Como ya sabemos lo que ofrecen en el almacén general, sería mejor ir a otros locales, y de paso conocer sus productos. Es un pueblo de herreros, averigüé, y en la Plaza del Mercado hay unos cuantos, el Concejal Dolga Freddert tiene una forja establecida al igual que la del padre de Val. En el edificio del Gremio de Antorcha también hay artículos a la venta, y en el pequeño almacén que forma parte del Templo de Bright, también.- Muxu miró a sus compañeros, y luego de recuperar el aire después de tanta cháchara, preguntó. -¿Qué les parece?-

Cuando encontró un momento de tranquilidad, la maga se concentró unos segundos en ver si percibía una Ley Line cerca. ¿Existían en este mundo siquiera?

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— Qué interesante, Val. Descuida — respondió — No tocaremos esas bombas que dices. — y así lo haría. Lo último que necesitaba era manipular alguno de esos artefactos y volar por los aires junto con la fundición. Pero la posibilidad de elaborar explosivos era muy interesante. A pesar de la reticencia de afrontar situaciones peligrosas y estresantes, Halberd cada vez sentía más ganas de buscar al tal Khonnir.

— Pueblo de herreros... — dijo Halberd para sí mismo rascándose la perilla pensativo, ante el discurso de Muxu — A mí me parece bien que nos dividamos como dice Muxu. Tenemos que prepararnos, y además hablar con el Concejo... y por lo pronto, por aquí tengo bastante trabajo con Briaeros. No se si para medio día lo tendré listo. En todo caso, me pondré ahora mismo para no perder más tiempo.

Le hubiera gustado darse un buen baño relajante, pero el tiempo corría y ciertamente estaba ansioso por visitar la fundición y ponerse a trabajar. Se conformaría con un lavado algo más superficial.

— Por cierto, Muxu. ¿No quedará alguna de esas dagas para llevarla en el cinturón? Preferiría no tener que usarlo, pero visto lo visto creo que no estaría de más que llevara un pincho de esos.

Se giró hacia Val.

— Val, ¿podrías enseñarnos a mi compañero Briaeros y a mí la fundición?

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Sentada tranquilamente comiendo su desayuno, Alexa escuchaba.

Se había tomado un baño caliente, se había vestido con ropa seca y normal, no una bata culera, colocado la armadura de cuero que, además de protegerla, abrigaba lo suyo. Se había peinado y recogido el cabello en una serie de trenzas que había podido hacerse con calma, y atado luego entre sí. Había meditado, con lo que su equilibrio con la magia estaba en un punto óptimo, a pesar de que su capacidad mágica era más bien nula. Pero había contactado con el Espíritu que le había seguido hasta Antorcha, y estaba encantada con ello. Tenía exigencias, sí, pero estaban en sintonía con el modo de ser de Alexa, más o menos. 

Muxu había traído lo que parecía un cargamento de regalos, habían tenido su coste, claro, pero en las actuales circunstancias, y sobre todo a la vista del caro pero imprescindible kit de curas, Alexa se sentía como una chiquilla a la que le estaban ofreciendo pasteles.

- Gracias por ese kit, Muxu, ha costado oro, pero le sacaremos partido. Me temo.- Sonrió, era imposible que no volvieran a necesitar algo así, y más si se aventuraban a las cuevas, cosa que ya estaba clara que harían más pronto que tarde.- Y la yesca y el pedernal y las antorchas serán básicas. Y la cuerda, imagino. En cuanto a las armas... bien, ojo con deshacernos de muchas. Cierto que necesitamos pociones, hagamos un repaso de todo lo que queda sin distribuir, y a ver qué sacamos. Comida, agua y habitación las tenemos aseguradas por Val, por tanto todo el oro que acabemos sacando puede dedicarse a las pociones, no se me ocurre otro material que podamos necesitar ahí abajo. ¿Y a vosotros?

Escuchó a Alberd, y asintió. Tener una forja a mano era un privilegio teniendo a un miembro del equipo con verdaderas habilidades en el manejo de herramientas. 

-Tres grupos, creo. Uno que vaya a hablar con el Concejo, otro a negociar en la tienda, y otro que explore la forja y vea cómo se le puede sacar más partido. Yo puedo ir a la tienda, así también veré qué más clases de pociones tienen, ni que sea por saberlo. 

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Raxus había dormido bastante bien, y no era para menos. Después de todo el ajetreo del día anterior, el descanso en una cama cómoda y en un techo bien resguardado del frío le supo a gloria. Sin embargo, su mente por las mañanas no suele estar tan activa como la del resto, y entre las conversaciones que oía, él lanzaba algún que otro gruñido extraño, que bien podía significar “estoy atento a lo que dices” o bien “no me molestes que me acabo de levantar, joder”. En cualquier caso, el enano se mantenía atento a las palabras de sus compañeros, pero algo le hizo intervenir.

Hay que rescatar a ese hombre si, y deberemos ponernos en marcha hoy mismo. Pero antes de marchar habría que desayunar, digo yo. Ir a una misión con el estómago vacío es un puto suicido, todo el mundo lo sabe.

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Comía despacio, masticando cada bocado, mientras oía a unos y a otros. Nunca había entendido la energía que algunas personas parecían tener desde el primer momento en que abrían un ojo al despertar. Él necesitaba tiempo hasta que su alma se decidía a aterrizar en su cuerpo. Al menos, si no estaba en una situación de guerra cuando lo único que uno podía desayunar era su propia adrenalina o una bala de plomo.

Suspiró quedamente cuando Muxu habló de la aversión que la mujer de las pociones había desarrollado hacia ella en cosa de cinco minutos. ¿No lo entendía? Debería hacérselo mirar. Cuando bebió el último sorbo de su taza, se repatingó en el asiento, echando de menos un mal pitillo que echarse a la boca, y se decidió a hablar.

-Una expedición, sea del tipo que sea, debería tener a sus miembros en unas codiciones mínimamente pasables. No puedo hablar por otros, pero yo estoy hecho unos zorros. Me duele todo y dudo que pudiera llegar a aguantar siquiera la onda expansiva de un pedo de Raxus. No te ofendas -dijo alzando una mano y guiñándole un ojo-. Y sí, habría que hacerse con más pociones. Teníamos una bicoca y siempre he sido de la consideración de que más vale pájaro en mano que pollo en holograma, pero la desaprovechamos. Me gustaría pensar que la influencia de Val nos permita comprar otras tantas pociones por el precio original, pero tampoco me extrañaría que se hubiera encarecido repentinamente. De todos modos, habría que intentarlo y ya que estuve allí, iré ahora mismo y veré qué puedo hacer al respecto.

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Mientras rumiaba el desayuno, haciendo tiempo hasta que esa zona de baño improvisada se despejaba, prestó atención a las conversaciones que iban surgiendo. Cuando Val entró en la estancia con tanta premura, arqueó una ceja, — buenos días... — No dijo más, pues sus ojos buscaban una mirada cómplice. "¿Tan pronto?" Estaba hecho una piltrafa, necesitaba descansar o un par de esas pociones curativas, no pondría pegas en tal caso.

Parecía que salvo Thomas, nadie se alegraba de verle, algo que le trajo sin cuidado. — A mí también me alegra verte de una pieza. — Estaba acostumbrado a no ser popular, tampoco es que hubiera hecho mucho para conseguirlo, su carismática personalidad era absolutamente nula. Muxu expuso la lista de adquisiciones que obtuvo el pasado día, se limitó a recoger lo que le entregó; Un Cinturón, una bolsa para el mismo, antorcha, jabón, yesca y pedernal.

— Gracias, ¿Puedes conseguirme una mochila y ropa? Zapatos he visto que tengo. Ah, ¿se ha vendido todo el botín? Quisiera echarle un vistazo a lo que hubiese quedado, no estaría de más un arma secundaria. — Pidió a la exalcaldesa. Esta, de manera bastante eficiente, le acabó acercando una muda de artesano o similar. — Te lo agradezco. — Respondió finalmente.

Podría entonces encaminarse a tomar ese aseo que tanto le pedía el cuerpo, pero antes, decidió dedicarle a Val unas palabras.

— Según me han dicho, te llamas Val, yo soy James T. Shidi, agradezco tu hospitalidad. Pero antes de azuzarnos como a perros, deja que nos recuperemos para que podamos traer a tu padre de una pieza, con el menor número de bajas, no serviría de nada ir por esas cuevas arrastrando el pellejo, créeme. Puedo entender tu preocupación, pero seguro que has visto en que estado hemos llegado aquí. — Y con aquello, sin pretender que la chica lo comprendiese o no, finiquitó el desayuno y se dispuso a preparar el baño.

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— Aquí Equilibrium, no tengo odre de agua. — Comunicó nada más lo vio llegando con varios llenos, sin llegar a tomar ninguno por voluntad, tan solo esperó. Comenzó a recolectar agua de la bomba extractora para ponerla a calentar en una olla o caldero como habían estado haciendo el resto, atento a los próximos movimientos. Parecía que por fin iba a poder ver que se podría aprovechar del botín que aún tenían, tendría tiempo de sobra para ello, mientras el agua se iba calentando. Naturalmente, se encargó de deshacerse del agua sucia, tenía cierto reparo a reutilizarla, algo que hasta podría ser común en este estercolero donde habían ido a parar.

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A Muxu le gustó la idea de Alexa de hacer tres grupos. -Suena bien. Creo que será mejor que vaya Alexa por su cuenta, Callahan. A ella sola no la podrá vincular conmigo, pero a tí si. Creo que sería mejor pasar por los otros locales a vender algo primero, no han quedado prácticamente monedas.- dijo al par de compañeros.

James y Halberd le solicitaron algunos objetos del inventario común, y aunque nunca se explicitó que Muxu fuera la encargada de ellos, tanto requerimiento le hizo entender que parecía que había sido seleccionada tácitamente para encargarse del poder de intendencia sobre los bienes comunes. -Desde luego, chicos.- Tomó la daga que pedía Halberd y las mochilas, una para James y otra para Daeron.

Seguidamente, mientras oía de fondo varias conversaciones aisladas, tomó el resto de los bienes comunes, y tras un poco de esfuerzo los colocó en la mesa principal.

Aplaudió al aire tres veces para llamar la atención de sus compañeros.

-Bueno, como decían ayer Vicky y Equilibrium, creo que lo justo sería hacer el reparto definitivo ahora que los heridos están despiertos. Nos corre el tiempo para salvar al padre de Val, así que seamos pragmáticos, a ver...- comenzó a ordenar los bienes. ...en total, hay...hmmm... Diez dagas y nueve ballestas ligeras con un valor estimado de 250po cada una, nueve armaduras de cuero que pueden llegar a venderse en una ciudad grande a 500po, aquí ofrecen solo 50po, un Florete que vale 250po posiblemente, y una armadura de cuero tachonado que debe venderse mucho mejor que las de cuero simple. En total, treinta ítems de gran calidad. Somos doce, mi sugerencia, sería que cada uno se quede con dos objetos, y dispongamos de los otros seis para cuestiones comunes, como las pociones y equipamiento de calidad normal.- miró a sus compañeros a ver qué pensaban al respecto.

-Esto significaría que los que no tienen objetos de calidad alta, escojan entre lo común lo que requieran hasta llegar a dos, y los que tienen tres o más aporten de vuelta los requeridos, que claramente podrán reemplazar luego por alguno similar de calidad normal, por eso sería bueno finiquitar este asunto antes de ir a hacer las compras mientras el otro grupo habla con el concejo. Vamos, que la diferencia será minima a nivel práctico.-