Partida Rol por web

- ¡Ja! -sonreí divertida ante el recuerdo de aquel grandote-. Anda, ya quiero que vuelvan al ataque -lo miré con detenimiento a aquel muchacho. Había notado su cojera pero no estaba segura de que estuviéramos aun en ese nivel de amistad como para preguntar-. Lo malo con los matones como ellos, es que nunca andan solos. No me importa, si me molestan, los voy a atropellar con la moto -sentencié-. Pero... Mira, te diré lo que haremos. Intercambiaremos números de teléfono. No te emociones, que no estoy tratando de conquistarte -advertí guiñándole un ojo-. Solo... si tienes problemas, ya sabes.

Luego de esto, me desperecé y recosté un poco. Aquel momento de tranquilidad antes de volver a la vorágine de la estupidez adolescente, podría decirse que era lo mejor que me había pasado en el día. 

-¡Vaya, y yo que pensé que te había gustado! -le seguí la broma a Carah al escuchar que no buscaba conquistarme, y dejé escapar una risotada, divertido.

Tomé mi móvil y le indiqué mi número a Carah, para que pudiéramos llamarnos en caso de problemas o cualquier otra circunstancia. La verdad es que se me hacía raro que una chica me pidiera el número de teléfono. La última vez que eso había sucedido, yo tenía quince años y la chica que me pidió el número era una compañera de clase con la que había coincidido en un proyecto de Ciencias.

-Casi siempre tengo el móvil encendido -le indiqué a mi amiga-. Aunque si me llamas y ves que no respondo, prueba siempre a llamar una segunda vez. A veces puedo estar dormido y tardo un poco en reaccionar.

Torcí la boca ante la posible insistencia de mi parte. Si había algo que mi padre me había enseñado era que cuando el teléfono suena hay que atenderlo, y si te llaman por estupideces es porque le has dado el número a las personas equivocadas.

- ¿Sabes? Tú me agradas -confesé ya poniéndome de pie-. Tal vez te contrate cuando tenga mi negocio -y le guiñé el ojo.

No iba a darle detalles, pero... A pesar de mi carácter un tanto agresivo, siempre podía ver cuando alguien valía mínimamente la pena. No me arrepentía de haberle ayudado durante la mañana.

-¿Tu negocio? -pregunté, entre extrañado e interesado.

A nuestra edad, muchos adolescentes sólo pensaban en beber alcohol, drogarse o acostarse entre ellos, a veces no necesariamente en ese mismo orden, y por lo general todos se mostraban poco preocupados con respecto a su futuro laboral. Era un alivio saber que Carah era una chica emprendedora que ya tenía planes de futuro con respecto a poseer su propio negocio.

-Mientras el trabajo no implique correr y dar grandes saltos -señalé mi pierna derecha, la que siempre llevaba arrastrando-, creo que podría desempeñarlo al cien por cien. -Esbocé una ligera sonrisa y me puse en pie, apoyándome ligeramente en los escalones.

Eso.. eso estaria genial - le dice jim mientras se acerca al chico estirando la mano para estrecharsela - ¿tu nunca has escuchado sobre cosas paranormales aqui en riverdale? 

hola...

Melody se acerco a los dos chicos que se encontraban cerca de la seccion de literatura norteamericana, debia de avisarles que tendrian que salir de la biblioteca un poco mas temprano porque la escuela acaba de anunciar que las clases duraran menos hoy, al parecer por unos problemas con las tuveria, aunque no lo recordaba del todo.

-Hoooolaaa Chicos, ¿que haceis?- pregunto la chica con voz cantarina, la mismaque usa cuando canta los acompañamientos de las canciones de josei

La conversacion de los chicos se ve interumpida por el creciente sonido de unos tubos metalicos golpeadoce los unos a los otros. cuando los chicos voltean, ven a un par de grandulones con trajes de futbol y cascos que les cubren la cara debido a unos pasamontallas que tenian bajo los cascos. tan solos sus ojos eran visibles.

los dos grandulones llebaban fierros de acero, que hacia chocar entre si o contra las estructuras metalicas de las gradas del campo.

sin decir ni una palabra el primero de ellos, que era un poco mas alto que el otro descargo un potente golpe en direccion al hombro de Bobby

Traté de apartarme a un lado para esquivar el golpe del hierro que se dirigía hacia mi hombro. Ya tenía la pierna bastante fastidiada como para que ahora alguien quisiera joderme también el brazo.

-¡Eh, Ricki! ¿Es que no sabes jugar limpio y tienes que venir armado y con tu novio? -les espeté, suponiéndome que Ricki era el joven de menor estatura.

Cuando escuché aquel sonido metálico, todo mi cuerpo se puso en alerta. Haber presenciado ciertas cuestiones en las oficinas de mi padre, me habían enseñado a reaccionar rápido. Vi que Bobby esquivó aquel intempestivo ataque.

- ¡Cuidado! Atento -le indiqué. Estábamos desarmados y él tenía una discapacidad. Estos machotes sí que eran "valientes".

Correr no era una opción. Al menos no para él. Y si yo me iba, lo agarrarían de punto. ¿Pero qué planeaban estos dos? ¿Matarnos y salir airosos? Imbéciles.

- Ustedes dos realmente no usan la cabeza, ¿verdad? Tóquenme un pelo y serán historia -y reí llena de confianza-. Anda, ven -dije tomando posición de boxeo-. ¿Necesitas un arma para enfrentarte a una chica? Que patético.

El maton mas alto aprovecha la sopresa inicial de los chicos para dirijir un golpe hacia el Rostro de Carah con el reverso de su mano, la cual esta enfundada en un guante de receptor .

Malditos monos mal amaestrados. ¡Pegarme a mí! ¡A Bobby! Definitivamente iba a hacer lo posible por asesinarlos. No podía controlar mi raciocinio cuando estaba tan enojada como en ese momento, así que ni bien hube esquivado el golpe de aquel estúpido gigante armado, traté de moverme en aras de quedar a sus espaldas y meterle una fuerte patada en la parte baja de la columna. Esperaba que, como mínimo me diera esto la ventaja de descolocarlo y tomar una nueva iniciativa. 

Como venía la cosa, íbamos a necesitar toda la suerte del mundo.

combate cuerpo a cuerpo