Partida Rol por web

-Quizás ella también debería venir y eso para hablar de sus cosas. Me da que tiene síndrome de nido vacío o algo así, me dijo ayer que me cambiara de piso que el mío estaba embrujado... Todo porque el móvil se le cayó y se le rompió- miro a Westwood. -Yo no pensaba nada de eso que ella dice, pero claro, ya sabes cómo es mi tía... Lo mismo me ha sugestionado, como estoy tan enferma y tal...

Él suspira un poco, aunque no pierde una mota de paciencia. Y otra anotación. Ahora debía estar dibujando los pelos púbicos. O no... quizá le gustaba el horcate bien rasurado. ¿Tia Betty tenia gatico acostao o tenía la chotera imberbe?

- No vamos ha hablar de los problemas de tu tía aquí. Ahora estamos hablando de tí - cambia la pierna cruzada y se levanta para coger un par de botellines de agua. Uno lo deja en la mesita al lado del diván y el otro lo abre y le roba un trago - Dime porque te siente perseguida. ¿Por lo del supuesto fantasma? ¿te pasó algo o sentiste que pasó algo aparte de lo que piense tu tía?

-No hablo de los problemas de mi tía... ¿Tiene problemas? ¿Ves? Es lo que pensaba. ¿Ha empezado a venir a terapia?- porque yo también sabía jugar a eso de hacer muchas preguntas. Eran cosas que había aprendido del doctor Westwood, aunque él no se ponía de los nervios como yo. 

¿Cómo no te ibas a poner de los nervios cuando alguien esperaba que le contaras todo lo que pensaras sin filtro? La experiencia me había enseñado que decir las cosas sin filtro causaba problemas. Eso y que el doctor de los cojones se chivaba a la tía Betty de las cosas. Confidencialidad doctor-paciente una mierda. Qué emocionantes debían ser sus charlas de cama sobre la sobrina loca que acababa de cumplir la edad para entrar a un puñetero bar. Jiji y jaja sobre las tonterías que dice en su consulta.

-Creo que mi tía me sugestionó. Yo nunca he estado sola- no físicamente y menos desde "el accidente" aka. Alex casi llega al otro barrio. -Entonces el que no me apoye en esto y encima me diga que tengo que dejar mi piso porque hay cosas malas, me hace ver cosas donde no las hay. 

- Tu tía se preocupa, quizá de una manera demasiado sobre-protectora... ¿Sientes que te agobia? - no entra en el tema de los problemas de tía Betty o de si ha empezado o no a venir a su consulta. En lugar de eso, deposita el cuaderno cerrado en la mesita donde te dejó el agua y se cruza de brazos con aire reflexivo. Así, como de cagar - No creo que en tu piso haya cosas malas, Alex. Tampoco digo que tu tía se esté inventando nada con el objetivo de sugestionarte a propósito.  Lo que creo que es que todo está en su subconsciente, en todo caso, que fue un momento tenso y los nervios jugaron ahí una mala pasada.  - te mira - Mira, existe un fenómeno que se llama distorsión cognitiva. Nuestros propios pensamientos moldean la imagen que tenemos de nosotros mismos y la forma en que interactuamos con el mundo. Desafortunadamente, nuestros pensamientos pueden darse de una manera tan automática, que empezamos a tomarlos como si fueran una realidad en si mismos, incluso cuando son completamente erróneos. - blablabla de loquero culturizado, hablando como si el resto de la humanidad se enterara de sus putos vocablos de sabelotodo- Quizá  tu tía te haya transmitido esto, claro que si. Puede que la ansiedad de la que hablas se deba a sucesos derivados de este episodio.  Así que, quiero que hagas un cosa. Quiero que te tomes unos minutos para pensar en eso que te ha pasado en estos últimos días, lo que te hizo sentir perseguida u observada, o estrenada, Y que analicemos desde este punto de vista una por una tus inquietudes. Y ya después hablaremos de la medicación ¿porque no se te habrá ocurrido tomar más dosis de Prozac de las que te dije, no? - era lo que tomabas, Prozac - Una toma descontrolada, y más con tu historial, puede producir episodios maniáticos.

Si siento que mi tía me agobia, que me pregunte esto a estas alturas es raro. Es obvio que me agobia desde que me empezó a traer al psiquiatra de mierda todo para poder ligotear con él, de eso estaba segura.

 -Oh, sí, creo que me agobia y algunas cosas las hace para que vuelva a casa. No confía en mí y me lo hace saber, entonces yo no me siento del todo segura de las cosas. Que sabiendo que trabajo de noche venga a molestar mi descanso es un ejemplo, seguro que espera que haga las cosas mal en el curro para que me echen… Así sin curro no tendría cómo pagar el piso y tendría que volver. Además me dice que deje mi piso, inventándose fantasmas.

Mientras suelta sus cosas de señor estudioso, vuelvo a mirar al techo y me abstraigo. Porque es imposible que preste atención a tanto blablablá. Sin duda estaba hecho para mi tía Betty, el mismo ñiñiñi de fondo, o al menos sonaba igual. Me fijo ahí solo en lo que tiene pinta de ser una pregunta, por su tono, porque había aprendido a diferenciar las preguntas del resto de mierda de boca del doctor. Así me ahorraba dolores de cabeza. –No, claro, no voy a darme una sobredosis.

No estoy tan loca… JA

-No se me ocurriría nunca nada así, doctor. Pero creo que quizás necesite otra cosa para sentirme más tranquila, ya sabe- dame más drogas, es fácil para ti y para mí.

Suspira, ante la evidencia de que estás ignorando su intento de terapia improvisada. Pero era un psiquiatra, un profesional de la mierda mental, así que debía dudar de que sacarte las cosas a punta de pistola fuera lo más apropiado. O bien que era domingo y que no tenía la polla para farolillos. Tanto da. Por una cosa o por otra, le ves levantarse y dirigirse a su escritorio, para coger el talonario de recetas.

- No vamos a suprimir el Prozac. Sigo tomándolo en la misma dosis... - vuelve a sentarse en su silla, frente a ti - Si estás atravesando episodios de estrés, lo que vamos a hacer es que tomarás una pastilla de Tranxilium al acostarte, cada día. Una al día, y no más, salvo que estés especialmente afectada que entonces me llamarás y veremos que hacemos... ¿me explico? - te hace la receta a mano.- Y yo hablaré con tu tía, para que te deje respirar un poco...

Claro que sí, drogas es lo que necesitaba y drogas que le pido. Casi me levanto como un resorte cuando extiende el talón, quitándoselo de las manos antes de que pueda decir nada al respecto. Me guardo la receta y la atesoro, porque iba a cambiarla en cuanto antes pudiera.

-Gracias, doctor. Seguramente sea buena idea que hablas con la tía Betty, como digo creo que ella necesita hablar más que yo. No parece superar que me hice grande y necesito mi espacio- vuelvo a cargar contra ella, porque el doctor ha dejado de pintar penes cuando se ha puesto serio con ese tema. Además, seguro que se les quitaba a ambos la tontería si echaban un polvo más pronto que tarde.

Atesoras la receta como si con ella te estuviera entregando la llave que abriera la caja de tu cordura. Te diera cordura o no, aquello era droga y si servía para quitarte mierda de la cabeza, o al menos taparla, ¿para qué mas?. Si de todas formas, hasta quien presume de vida saludable, está engullendo pequeñas cantidades de mierda cada día. El aire contaminado, la cantidad de tóxico que ingerimos en la dieta en forma de aditivo, hormonas y todo tipo de sustancias destinadas a hacerlos mas apetecible un plato aunque se nos fuera la vida con ello. Asi que, partiendo de eso ¿que tanto mas mal se puede hacer una persona por drogarse un poco mas?

- Bueno... - parece que no entra más en el asunto de tu tía - Una pastilla de esas al día, como te dije. Antes de tomar más, me llamas. La próxima vez que te vuelvas a sentir perseguida, recuerda las distorsiones cognitivas. 

La cuenta del psiquiatra la pagaba tía Betty, solo faltaría. ¿No era ella quien se había empeñado en que acudieras a una puta terapia?

-Claro, no se preocupe lo recordaré, doctor- ni siquiera te estaba escuchando, pero recordaré algo. Me tomaré una esta noche antes de dormir y así todo más tranquilo. Pero ahora no iba a tardar mucho más en ir tan tranquila. -Te llamaré a la próxima si pasa algo raro de nuevo- le doy la razón, lo que quiera, lo que voy a hacer es cambiar esa receta ahora mismo.

Voy para la puerta. -Suerte con tía Betty, a la próxima me cuentas a ver qué tal. Nos vemos pronto y te cuento mis avances.

"Llámame" insiste del doctor Westwood mientras te acompaña de vuelta a la puerta principal de su apartamento diáfano. La estética del resto de la vivienda estaba bastante acorde al aire rancio que exhalaban las paredes de su despacho forrado de madera. Elegante y sobrio, podrían decir algunos. Pero lo cierto es que la palabra rancio era mucho mas apropiada. Estaba solo, al parecer, o se había encargado de echar a la visita para recibirte a ti en un ambiente más privado. Pero la atmósfera no estaba impregnada del insidioso perfume que solía usar tía Betty. Uno de esas fragancias caras que resultan fuertes y empalagosas. Westwood debía follársela con una máscara anti-gas con doble filtro HEPA, o bien tenia el olfato jodido. Porque se antojaba bastante inverosímil la posibilidad de que alguien pudiera pasar mas de diez minutos inhalando ese Anestésico nº5. El programa de visitas al loquero situaba la siguiente para el viernes de esa semana que entraba. También se encarga de recordartelo, antes de dejarte en el pasillo y volver al interior de su casa. Fin de la sesión. No te había arreglado la vida, ni nunca lo haría, pero al menos tenías en tus magos la droga que pedías.

Estratégicamente situada, uno de los bajos de ese bloque de pisos es domicilio de una farmacia en franquicia. ¿Qué puta casualidad, verdad? Seguro que Westwood se llevaba comisión por mandar infelices a comprarse drogas para mitigar la puta angustia de seguir respirando. Pero a ti te venía bien, sin duda. Y es ahí donde puede darte el botecito de Tranxilum. 

Benditos ansiolíticos. 

No espero mucho más a tomarme un pastillote de aquella droga nueva. Que me dijera que era para antes de dormir no hacía que lo fuera realmente, no tengo que alejarme mucho del edificio para meterme una nueva pirula a la boca y tragarla sin más. Estaba tan acostumbrada a meterme mierda desde que vivía con la tía Betty que ya no necesitaba ni agua para hacerla pasar.

Así voy directamente al curro, guardando el frasquito de pirulas rosas en mi bolso. Mañana otra, ahora a ver si me hacía efecto y volaba durante el momento del curro. Un curro rápido pasado y a dormir hasta el día siguiente. Los lunes podía descansar, solo ese día, pero menos daba una piedra. Necesitaba el dinero y me daba igual, no es que mi vida social fuera importante, no tenía amigos en el instituto porque era la "loca suicida".

CONTINUARÁ...