Partida Rol por web

Gonzalo se llevó las manos a la nariz instintivamente tras el golpe que suponía entrar en esa habitación. Su instinto de enfermero se activó inmediatamente. - Este sitio necesita ventilación, hay que abrir la ventana para que se airee lo antes posible. Desde luego, este hombre enfermo en la cama no puede haber sido el asesino. ¿Verdad?. Sólo la prudencia por lo que llevaba vivido en las últimas horas le impidió actuar tan rápido como su profesión le pedía, y antes de aventurarse dentro analizó rápidamente la habitación en busca de algo que reavivara sus sospechas.

Nacho hizo una mueca de disgusto al sentir el olor nauseabundo que venía de la habitación. Aún así se dispuso a ingresar, no había alternativa.

_No creo que necesites eso -comentó a Artai-.

Se llenó de aire los pulmones y conteniendo la respiración fue directamente a la ventana para abrirla. Esa habitación necesitaba ventilarse con urgencia. Recién allí tomó una nueva bocanada y habló.

_Me lo temía. ¿En qué te podemos ayudar? -preguntó a Gonzalo. No le gustaba ponerlo en esa posición, pero era el que más conocimientos médicos tenía-.

Al ver entrar a Nacho con decisión para abrir la ventana, y tras haber comprobado con la mirada que no había por la habitación nada fuera de lo normal, Gonzalo se metió en el espacio mental que reservaba para el trabajo.
Con el olor a enfermedad, concentración y excrementos que había por allí, le resultó fácil imaginarse que estaba en el hospital, en la planta de medicina interna limpiando la cama de algún paciente mayor que se había hecho de todo encima. La verdad es que la habitación se parecía bastante a cualquier habitación del hospital en un momento clave de la noche.

Lo primero que había que hacer era sanear la habitación y limpiarla para ayudar a la recuperación del enfermo - Gracias Nacho, abrir la ventana para ventilar es prioritario, buena iniciativa. - Por su parte como enfermero lo primero era atender al paciente - Voy a tratar de despertar a Daniel; Tyler, acompáñame por favor. -  Sabía por experiencia que un enfermo delirante podía ser difícil de contener, por lo que no se iba a acercar sólo, pero la deriva violenta de Artai en los últimos minutos le parecía peligrosa en conjunción con un posible delirio y mejor que no se acercara tanto de primeras para evitar accidentes indeseados, que ya suficiente sangre se había vertido en la isla, pero le venía bien que estuviera cerca por si acaso necesitaban alguna otra cosa. - Artai, tú quédate cerca por si necesitamos algo; te voy diciendo, ¿vale?

Hizo caso Gonzalo, aunque cada vez el molestar fue acrecentándose en su interior en forma de un mal presentimiento. Sacó un balsamo labial de menta que llevaba consigo a sabiendas del frio que haría en la isla y con el dedo se coloco debajo de la nariz para intentar paliar el olor nauseabundo de la habitación y sus efectos.

Ruth. 

Rufus.

El mal presentimiento le encogió el corazón en el pecho, podia ser cualquiera quien estuviera envuelto en las sabanas... podia estar en unas condiciones terribles como la mujer que se prendió... ¿Y si era Ruth la que estaba allí?

Miró a su alrededor fijándose en cualquier pequeño detalle que pudiera estar fuera de lugar mientras le ofrecia el balsamo a Gonzalo y se señalaba la nariz, aquel juego de busqueda le ayudaba a desconectar la mente, aunque odiaba a su padre le habia enseñado bien. 

     Sobre el escritorio un portátil con la pantalla apagada y un pequeño led rojo era la única señal de cierto orden en la habitación. Cuando Nacho abrió las ventanas una fría y agradable bocanada de aire llegó hasta vosotros a la vez que se oyó cómo Artai abría con violencia la puerta del baño para echar allí los restos de la cena del día anterior. Ese ruido, como de sumidero, no ayudaba a mantener el temple en una situación como esta.

     Gonzalo, por haber estado ya en situaciones como éstas, retiró las ropas que cubrían el cuerpo de Daniel, pues era él quien estaba acurrucado en posición fetal, cubierto por sudor, un fuerte olor a heces y orín. En el suelo había sobres abiertos de anticatarrales, paracetamol e ibuprofeno. Le tocó la frente y le buscó las constantes en el cuello primero y en la muñeca después. Su corazón latía, despacio pero latía. También tenía una fiebre muy alta, demasiado. Un leve gemido escapó de su garganta, ronca y rasposa. -Hay que lavarle dijo Gonzalo y bajar ya su fiebre. Hielo, Toallas húmedas... y sacar a Artai de aquí por favor.

     El tono de Gonzalo había cambiado, daba órdenes directas con voz firme. Había entrado en protocolo de actuación y mientras hablaba ya había retirado la ropa al suelo y había cogido en brazos el débil y enfermo cuerpo de Daniel para llevarlo al baño y de ahí depositarlo con cuidado en la bañera para empezar a usar la ducha sobre su cuerpo y dejarlo al menos limpio.

     Tyler mientras ayudó a sujetar la cabeza de Daniel y empezar a buscar las toallas del baño que colocó alrededor del cuerpo siguiendo las indicaciones de Gonzalo. Artai, contento con poder salir de ahí se dirigió al salón para buscar hielos, todavía sujetando su cuchillo, lo que hizo dar un nuevo respingo a Iago cuando le vio aparecer.

Después de vomitar, Artai se quedó con un regusto a bilis intenso en la garganta….. No paraba de carraspear para intentar mitigar ese sabor amargo, pero no estaba teniendo mucho éxito…

Al llegar a la cocina, Artai no vió a Rufus, tampoco a Ruth ni a ninguno de los otros inquilinos salvo a la mujer solitaria: 

-    Por favor, me pueden dar dos bolsas de hielo y un vaso de agua?. Daniel está muy enfermo, se han quedado Gonzalo y Tyler con él, y necesitamos bajarle la fiebre cuanto antes….

Iago no se atrevía a acercarse y Anne no estaba en las mejores condiciones asi que la mujer se apremió en darle a Artai lo que necesitaba. 

En cuanto tuvo el vaso de agua en la mano, Artai se lo llevó a la boca con avidez. El carraspeo mejoró considerablemente.

Rápidamente volvió a la habitación de Daniel.

-    Chicos, ya estoy aquí. Traigo el hielo. Disculpad por mi acceso de antes. No estoy acostumbrado a estos efluvios y mi cuerpo se ha rebelado…

Daniel estaba ardiendo, meterle en la bañera con agua y darle algo para la fiebre era lo único en que podía pensar Gonzalo. Bueno, e higienizar la habitación. La limpieza era importante para la recuperación de los pacientes. -Nacho, ve limpiando la habitación, retira toda la basura y consigue una fregona para limpiar el suelo.

Tras limpiar al pobre informático con la ducha, llenó el fondo de la bañera de agua templada para tratar de disminuir su temperatura corporal y comenzó a ponerle toallas frescas recién mojadas por Tyler en el lavabo en los puntos más importantes del cuerpo. No se le ocurrían muchas más cosas que hacer. Estaba acostumbrado a seguir las indicaciones de los médicos en momentos de crisis, y una vez el paciente estaba tranquilo y estable ya encargarse él de los cuidados, y no sabría qué medicación darle. Pero allí no había ningún médico. - Venga Gon, céntrate. ¿Qué te diría el médico en este momento? -
Sabía que los enfermeros más experimentados iban muchas veces guiando a los médicos con poca experiencia cuando estaban por primera vez enfrentándose a casos complicados, y trató de pensar como pensaban sus profesores, centrados en el paciente pero también en los tratamientos necesarios para guiar a los médicos residentes.

¡Hay que darle algo para bajar la fiebre! - Viendo todas las cajas de ibuprofeno y paracetamol tiradas por el suelo suponía que el informático ya se habría tomado algo. En esto llegó Artai con un vaso de agua y los hielos. Tyler, envuelve los hielos en las toallas y pónselas en la frente y los brazos. ¡Gracias! Le vendría bien ahora mismo una vía intravenosa y ponerle un suero; ¿puedes preguntarle a Iago si tienen vías y sueros aquí? - En sitios tan aislados hay a veces recursos de este tipo para emergencias. - Bueno, dile que traiga el botiquín completo y ya lo valoro yo. Tyler, tú sigue cambiando las toallas para que estén siempre frescas...

Mientras tanto, él fue centrándose en el aspecto de Daniel para tratar de evaluar cómo evolucionaría en los próximos minutos. ¿Estaba deshidratado? ¿Cómo estaba evolucionando el ritmo cardiaco? ¿Le costaba respirar? ¿Se empezaba a controlar ya la fiebre?. Intentó despertarle para ver cómo reaccionaba a los estímulos externos, palmeándole la cara y hablándole con voz clara. - Daniel, quédate conmigo, venga, despierta. Venga, te vamos a ayudar.

     Los siguientes minutos fueron de actividad frenética. Artai fue hasta el salón en cinco ocasiones, las dos últimas acompañado por Ana, la mujer solitaria, que se puso a ayudar a Gonzalo inmediatamente demostrando que tenía algunos conocimientos de medicina. Iago había confirmado que no tenían suero ni nada por el estilo, si había algún tipo de emergencia se llegaba a la costa en unos pocos minutos en el barco.

     Tyler se ocupó de ir mojando los labios de Daniel con un trapo humedecido y después de los primeros minutos a echar algunas gotas en el interior de la boca viendo como al menos la lengua perdía la sensación de hinchazón. Nacho vigilaba a Roberto, que se había quedado sentado en el pasillo con la cabeza entre las rodillas y ayudaba a Tyler a volver a mojar el trapo con agua o a Gonzalo y Ana cuando las toallas que rodeaban el cuerpo de Daniel se habían empapado tanto que ya no absorbían más y era necesario cambiarlas para evitar que el exceso de frío quemara la piel del enfermo.

     Con una extraña coordinación fruto del respeto a la dirección de Gonzalo y un emocionante silencio pasaron más y más minutos, más cambios de hielo, más cambios de toallas, más gotas para recuperar la hidratación y miradas continuas al termómetro que había traído Gonzalo de su habitación para controlar la temperatura. 40.5... 40... 39.5... 39... 38.5...38... El buen hacer había dado sus frutos y pudieron al fin sacarlo de la bañera chorreando agua. Ahora había que mantenerlo seco y estable. La habitación más cercana era la de Pablo, además estaba más que ventilada así que hasta allí fueron, exhaustos, a dejar a Daniel bien cubierto nuevamente con sábanas y mantas limpias (y un pijama que Ana encontró en la habitación del propio enfermo porque lo consideró algo más decoroso). Sin saber la cantidad de pastillas que se había tomado, Gonzalo no se atrevió a darle más antipiréticos pero si le mantuvo compresas frías sobre la frente para evitar un nuevo arranque de temperatura.

Orgullo es lo que sintió Nacho por el trabajo compartido con esa gente. Esa sensación de camaradería que se genera en situaciones en las que la lucha no es por protagonismo sino por alcanzar un objetivo en común. Nadie cuestionaba, todos seguían las instrucciones dadas por Gonzalo. El muchacho se había hecho cargo de la situación de la mejor manera y eso había dado sus frutos.

En ese aspecto las cosas parecían haberse puesto bajo control, pero era solo uno de los distintos frentes que tenían. No había demasiado tiempo para relajarse.

_Iré a avisar a Iago lo que hemos hecho aquí para que asigne otra habitación a Pablo. No le gustará nada que hayamos usado su habitación. Y para que envíe a alguien a limpiar la habitación de Daniel. ¿Me acompañas, Tyler?

     No hay nadie que venga a limpiar. Estamos solos y jodidos ahora mismo. El panorama es frustrante fuera de esta habitación.  Dió un puñetazo contra una de las puertas del armario de la habitación.

     Cierra la ventana para que no se inunde y cierra la puerta... ya veremos qué pasa con todo esto el lunes cuando llegue la policía... o el CSI o quien cojones tenga que venir a comerse estos marrones porque vaya tela... vaya tela...

Chicos, muchas gracias a todos por el trabajo, creo que hemos sacado adelante una situación difícil entre todos. -Tras la frenética actividad Gonzalo estaba agotado, pero satisfecho. Daniel estaba en buenas condiciones, sin fiebre por el momento. No le gustaba nada la idea de dejar al informático sólo en la habitación; dado todo lo que estaba ocurriendo en el pazo creía que todos debían estar juntos, pero sin embargo el ambiente viciado del salón no le haría bien al informático. - La fiebre está bajo control, pero hay que continuar cuidándole. Mejor que alguno se acerque a la habitación cada media hora a ver que todo sigue bien; nos vamos turnando. Yo me pasaré a tomarle la temperatura cada tres horas para ver que no haya vuelto la fiebre, y darle algo para que le baje en ese caso.

Se dirigió al salón y se tumbó tan largo como era en el suelo de la sala común. Todavía quedaba por hablar con Gregorio y con Irina para que fueran a la sala común con todos, pero necesitaba descansar un poco después del estrés que le había supuesto tanta actividad. - Muchas gracias por tu ayuda Ana; la verdad es que tienes buenas ideas de cómo actuar con enfermos, ¿A qué te dedicas?

     Ana se gira y cuando va a contestar se calle, frunce el gesto, vuelve a abrir la boca y al final, de forma algo atropellada suela un Ornitóloga... estudio pájaros. Mucho tiempo en el campo hace que aprendas cosas básicas de cuidados.