Partida Rol por web

Al llegar a mi habitación lo primero que hago es colocar las cosas del baño y asearme un poco. Lo siguiente...deshacer mi maleta. Y, como temía, compruebo que toda mi ropa es sexy, reveladora y/o escasa. Y ni una sola prenda de ropa interior es más grande que la palma de mi mano.

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Al menos, el bikini es algo menos revelador. Algo es algo. Demasiados cambios en mi via, todos de golpe, me van a acabar mareando.

Y lo que ha hecho Kae...ha sido guay.

Con la ropa sobre mi cama, aún sin guardar espero a Himeko, si es que viene.

Si lo hace ¿Seré capaz de pedirle lo que quiero pedirle? Me moriré solo de hacerlo. Y si me dice que no será malo pero ¿y si dice que sí? Moriré dos veces.

De camino a la quinta planta recibí otra llamada de mis padres informándome que tenía que arreglármelas sin sirvientes ni chóferes mientras estuviera allí, que para algo eran unas vacaciones para relacionarse con los compañeros. Apretando el móvil con fuerza, intenté respirar y tranquilizarme. No era habitual en mi enojarme, pero no me había esperado que mis padres me negaran un capricho así.

Por el momento al menos, tenía varios eventos interesantes a la vista. Encontré la puerta de la habitación de Steph y llamé a la puerta suavemente - ¿se puede?

Puede que fuera una niña mimada, pero al menos tenía una buena educación y modales.

La llamada a mi puerta me sobresalta, aunque la espero. Tras escuchar la voz de Himeko asiento, para darme fuerzas a mi misma, y voy a abrirle.

-Claro. Pasa. Gracias por venir.

Al dejarla pasar puede ver mi maleta abierta en el suelo a un lado y mi ropa sobre la cama. Ropa que, como la que llevo puesta, no es para nada la que habitualmente uso. Son más propias de una chica que gusta de lucir su cuerpo que de una como yo. Cierro la puerta cuando entra.

-Quería pedirte un favor. Aunque no sé si...- me voy poniendo colorada. -No sé si te parecerá bien. -Ánimo Steph, sueltalo ya. -¿Viste que Kae me besó, verdad? E-era mi primer beso. Y, bueno, me gustó. Osea...estuvo guay. Pero luego...tú, osea, vosotras pues...no era lo mismo. ¿Me pued...me p-puedes enseñar a besar así?- acabo susurrando, bajito, sin ser capaz de mirarla.

Steph parecía estar haciendo inventario de la ropa que había llevado. Había oído que su madre le había hecho la maleta y le había puesto ropa más favorecedora. Ahora quedaba confirmado, no me imaginaba a la tímida chica con aquella ropa, pero sin duda la ayudaría a desmelenarse. O en caso contrario a acentuar su inseguridad de por vida.

Asentí a lo que decía con una media sonrisa en la cara, hasta que me pidió que la ayudara y me quedé estupefacta. Joder con la mosquita muerta, y yo que pensaba que lo único que le interesaba eran los libros. Ha descubierto todo un nuevo mundo y ahora quiere explorar... esperemos que no se queme por el camino.

Sorprendida, pero complacida por la petición, abrí mi bolso y rebusqué unos segundos hasta sacar un par de condones. Mi sonrisa maliciosa no debió de pasar inadvertida - ¿de limón o frambuesa?

¿¡Dice que si!? Me quiero morir...

Aún más colorada, niego rápidamente. Ver esos envoltorios me pone peor, aunque ella no sea un chico.

-No hacen falta condones p-para besar. No hace falta gastarlos.

Hago un esfuerzo para mirarla y pongo una mano sobre los condones. No hacen falta, yo solo quiero aprender a besar con lengua. Nerviosa, me muerdo el labio inferior. Me cuesta mucho mantenerle la mirada.

-Quiero aprender que hacer con la b-boca. Y con las manos. Nunca he...nada. Me da vergüenza. Te lo compensaré de alguna manera.

Dejar de ser una biba.

- Lastima... quería darle un poco de sabor al beso, pero tal vez sea mejor, no quiero que te desmayes - bromeé y me acerqué. La contemplé un rato, parecía nerviosa, pero decidida. Me sorprendía su determinación, el cambio de chip había sido muy repentino y era bueno. ¿Quien sabía qué más podría pasar en aquel viaje?

La tomé e la barbilla y la obligué a mirarme a los ojos - ¿quieres aprender a besar? No hay problema, en cuanto a compensarme, ya veremos como me tomo el pago. Por ahora, sólo haz lo mismo que yo. Piensa en que tu lengua está jugando a hacer kárate con el mío, buscando puntos débiles para provocar placer, que están haciendo un baile en el que ninguno puede echarse atrás. Juega, imita y sigue a mi lengua y puede que descubras un lado de tu personalidad que desconocías - tras una explicación que no estaba segura que fuera a entender, junté mis labios con los suyos sin mediar ni una palabras más y metí mi lengua hasta dentro, moviéndolo juguetón en su boca.

¿Kárate lingual? ¿En serio? Bueno, ella sabrá lo que...

Mis pensamientos quedan cortados por su intrusión en mi boca. Una intrusión invitada. Y solo puedo intentar esforzarme en seguirle el "combate".

En el kárate se usan las manos también ¿No? ¿O era el judo?

En cualquier caso, las adelanto y la tomo de la cintura y el pelo mientras contraataco su lengua con la mía. Sigo colorada, por supuesto, pero he llegado a un punto en que la vergüenza aunque presente...no me bloquea. Termino separándonos, atrapando su labio inferior con mis dientes y estirándolo un poco. a la vez que tiro levemente de su pelo haciendo que su cabeza queda un poco inclinada hacia arriba, hacia mi ya que soy un poco más alta. Mi otra mano sigue en su cintura, pero bajo el borde de su pantalón, acariciando la piel alrededor del hilo del tanga*.

-¿Lo..lo hago b-bien, Himeko?-  me separo, nerviosa. Quiero practicar más, ser una maestra. Pero deberíamos marcharnos a la habitación de Hugo. Aprovecho que mi móvil suena para responderlo y, tal vez, relajarme.

Kae entró a su habitación mirando la bandana que le había regalado Levi. Era un chico extraño... no, diferente. Y eso era importante para ella. Ranmaru era demasiado previsible: un chico alocado, bastante salido y algo entrometido. Aunque tenía buen corazón, éso último era incompatible con ella. Hugo era demasiado educado, tranquilo... esperaba que el viaje le diese algo de chispa o se llevaría una decepción con él. Y Yamato era simplemente Yamato, su dulce Yamato. Pero el aire desafiante de Levi fue lo más interesante que había encontrado en alguien por el momento, y le carcomía que hubiese tenido que ser un Roku-lerdo. Aunque parecía muy indiferente a su instituto era molesto...bueno, pero en parte así podría rivalizar con él. Era un gran hallazgo. Y sobretodo le había sorprendido que la reconociese de la televisión.

Dejó la bandana sobre una cómoda y buscó con la mirada su equipaje. La enorme maleta estaba allí, así como su arco de Kyudo. Dejó la mochila en una silla y se acercó a él para quitarlo de la funda con cuidado. Acarició la madera y las cedras, tensó levemente antes de dejarlo de nuevo en reposo. Estaba bien, sin ningún daño. Ignoraba si en algún momento podría practicar, pero esperaba que sí. Lo guardó con cuidado y lo dejó en la cómoda. 

Abrió la maleta y sacó ropa cómoda para ir al cuarto de Hugo, el pijama o algo así estaría bien. Se desnudó, quedando en ropa interior dejando la ropa usada a un lado. Pero antes de vestirse se tumbó en la cama, pensativa tras su encuentro con Levi. Tomó el móvil para escribir un par de mensajes antes de irse.

Yamato después de tropezar un par de veces y pensar que se moría durante su carrera por las escaleras al fin llegó a la planta 5, la planta de Suiroku.

El muchacho quería esconderse en su habitación y no salir durante el resto de días que estén aquí de “vacaciones”.

Plantándose frente a la puerta de su habitación, Yamato sacó su llave del bolsillo, ahí se fijo que aún tenía la de la habitación del amor, así que rápidamente la agarró y la lanzo, quedándose solo con la llave que le pertenecía a su habitación.

Entrando a gran prisa, y dando un portazo, el muchacho ni se fijó en lo que le rodeaba, básicamente se limitó a quitarse la pesada chaqueta que provoco que el rotulador negro de Kae saliera rodando de los pliegues.

La chaqueta hizo un pesado “Plof” contra el suelo al mismo momento que Yamato se metía dentro de las sabanas para sollozar.

Desciendo junto con Ranma en nuestra planta y veo los mensajes a ver quienes dicen que se pasan. Por ahora parece que no hay prisa, aunque espero que vengan todos.

Le doy una palmada en la espalda a Ranma mientras abro mi habitación. Puede que no sea la habitación del amor que mencionaba el sensei, pero seguro que lo pasamos bien...

Tras decirlo abro la puerta y le dejo pasar, dejando entonces la puerta abierta para que pasen los demás, aunque la empujo un poco por si pasa algún insecto de los Suirokus.

Mando un whastapp rápidito y entro en la habitación de Hugo con la bolsa con refrescos patatas fritas y golosinas. Poniendole ojos de corderito lo agarro del cuello de la camisa y le hablo con voz melosa. ¿Crees que Kae-chan vendrá? hasta me he puesto perfume por ella.

Me alejo unos pasos de el y pongo la bolsa sobre la mesa. Si no vienen... supongo que aún podremos pasarlo bien tu y yo, al darme cuenta de como pueden ser interpretadas mis palabras me ruborizo y niego moviendo la cabeza de lado a lado mientras cruzo los brazos delante de su cara. Eh Hugo-chan, no quería decir eso, ¿o si? la pregunta final la digo de forma misteriosa para ponerlo nervioso, siempre es divertido ponerlo hacerlo... además tal vez acepte hacer algo divetido juntos como jugar con nuestras PSP-chan. ¿Quien sabe?

Omito decir nada sobre el mejungue con el que Ranma parece que se ha bañado. Al menos eso para el es prepararse a conciencia. Si solo mantiene el dedo de la cámara quieto todo ira bien.

Creo que Kae viene. Al menos fue la primera en aceptar e interesarse. Supongo que Steffy vendrá con ella o poco después. Himeko...a su ritmo. Le señalo el aparador para que deje el el los suministros que ha traído y cuando me mira con ojitos degollados y espera una respuesta trato de ser tan sutil como siempre soy y le doy un capón medio en broma.

Dejemoslo en que no lo has querido decir y listo. Que a veces piensas demasiado Ranma. Mientras esperamos voy moviendo los muebles de la habitación para dejar una zona despejada en medio para que nos podamos sentar. También distribuyo almohadones y mantas para que nos sentemos en el suelo. Si venimos todos sera el mejor plan.

Tras la ronda de mensajes, el de la profesora era el que le indicaba que era hora de espavilar. Se levantó de la cama y cogió ropa cómoda: unos shorts leggins que usaba para hacer deporte y unos tirantes cortos y holgados. Nisiquiera se calzó las zapatillas ya que no iba a salir de la planta en un inicio. 

Miró la maleta dudosa de si llevarse o no algo de picar, pero si le entraba hambre ya volvería. Antes de salir vio de nuevo la bandana. Sonrió para sí misma antes de salir por la puerta, llevándose la llave y asegurando que cerraba la puerta.