Partida Rol por web

Áraman llevó una de sus manos a la bolsa de conjuros... Espero no tener que usarla con estas plantas aquí...

-Guarda tu arco, elfa. No quiero que nos enfrentemos- respondió sin un atisbo de miedo -Nada de esto es natural: las plantas no son de aquí, son de la Infraoscuridad; estas dos especies juntas no es normal, una se come a la otra; nada de aquí debería estar en equilibrio. Estamos de acuerdo en que hay que respetar el equilibrio, no creas que no lo sé, pero esto no lo está respetando, antes no había estos seres atacando el pueblo-

El guerrero no bajó el espadón, ni se apartó del trasgo. Todo lo contrario. Le cortó el paso a éste poniéndose entre él y la elfa.

-¿Asique defiendes que se comercie con la naturaleza? ¿Eso es equilibrio?- agregó luego de realizar el movimiento. Debía estar atento tanto a la elfa como al trasgo, asique la adrenalina comenzaba a surcar sus venas.

La pregunta quedaría en el aire para ser respondida después pues de repente y aparecidas de la nada unas figuras aparecen tras las rocas. Sin dejar un segundo de tregua atacan implacablemente a Áraman.

No te apunto a ti,humano dice girando unos cm su arco estamos en un ambiente hostil y... la elfa miró a Rauko que tenía la orejas en alto y su habitual pose de ataque.* La elfa se había distraído hablando sobre la naturaleza y una sombra apareció para atacar a Áraman.

El huevo está medio envuelto en un capullo de seda. Piensas que forma parte de algún subtipo de arácnido que por el tamaño debe ser bastante grande.

Aunque el único que se había percatado de su presencia fue el lobo, la elfa se puso en alerta esperando un ataque de "algo" oculto que no tardó en llegar.

Todavía oculta en las sombras lanzó un capullo de seda hacia vuestro pequeño acompañante que queda pegado en la posición en que estaba, inmovilizándolo por el momento. Sigilosamente se colocó a la espalda de vuestro compañero Áraman, momento que aprovecha para atacarle.

Y entonces es cuando véis el monstruoso ser. Del tamaño de un caballo y de una tonalidad gris distaba en su totalidad de una araña común, aunque si bien su cuerpo si tenia muchas semejanzas con estas. No tardaría en hacer un segundo envite hacia el guerrero.

La charla con Áraman, hace que la elfa se fije en los huevos... seda... no aprecia que algo se mueve sigilosamente detrás de Áraman, pero su fiel Rauko si. Un vistazo a su perro la pone de anteaviso, sujeta firme su arco, pero cuando vuelve la vista ya es demasiado tarde. Grasp ya se encuentra entre sedas (y algodones ^^) y Áraman está bajo el ataque de una monstruosa araña. Estúpida elfa... piensa sobre sí misma Tenía que haberme fijado antes, sea como fuere no era el momento para fustigarse. Dos flechas vuelan, una da en su objetivo. Áraman necesita toda su ayuda...

Áraman, pendiente de la elfa y el trasgo, en el momento que posó su atención por un momento de más en Hwestadîn sintió algo en su espalda, para luego recibir un ataque devastador que hizo que la armadura chirriara ante la presión.

-¡Argg!- gritó al recibir semejante herida.

Se dio vuelta con presteza, aunque estaba muy herido. ¡Maldición! Otro golpe así y me matará...

Las fauces de la araña se abren de nuevo para asestar un nuevo mordisco a Áraman, pero aquella vez este estaba preparado y levantando su brazo su brazo bloquea el mordisco con la armadura. Ha faltado poco, pero de momento sigue vivo. Aprovecha para invocar a su dios pues sabe que aún habiéndose librado del veneno implícito del mordisco anterior sus fuerzas decayeron notablemente ante el desgarro de aquellas potentes mandíbulas.

La araña al sentir la frustración de no haber herido al humano grita "Rem ilse nilmua".

Poco le importa que tenga que decir la araña. Tras recibir un intento de mordisco el soldado levanta su espada y arremete contra el monstruo. Amputando de un golpe seco una de sus extremidades. Momento en el cual percibe las extrañas extremidades delanteras que posee. No es una araña cualquiera.

Dios mío! de esta me he salvado por los pelos...

Y la elfa coge otras dos flechas para matar a la abominación! Unas palabras que no olvidará fácilmente..."Rem ilse nilmua" se repite a sí misma.

Un visto y no visto, eso fue todo lo que Grasp pudo ver, notar y oír. En menos de lo que rugía un dragón se había visto envuelto por una sustancia, más bien una especie de hilos pegajosos que a punto estuvieron de provocar una arcada en el trasgo. ¿Qué demonios era aquello? El comerciante empezó a moverse sobre si mismo en un vano intento por zafarse de aquellas cadenas "naturales"

-Picuda, Picuda... ¿Cómo no osar tu ayudar a compañero?

De nuevo, el pequeño trasgo de color verdoso se zarandeó sobre si mismo, ansiando quitarse las cadenas que le oprimían la libertad. 

Hwestadîn arqueó la ceja ante las palabras de aquel ser que detestaba, pero cierta razón no le faltaba y quería ver como se desenvolvía en el combate... Compañero. pensó la elfa. zzZIU! Pae Rauko. Y tras su comando su perro fue en "ayuda del trasgo". Mordiendo la red, pero parecía que su pequeño amigo estaba perezoso...

-Parecer que servir para algo esa bestia. 

Grasp se zarandeaba cada vez más. No podía estar ahí parado mientras los demás batallaban con aquella criatura de "no se cuentas" patas. La sonrisa que había esbozado su rostro se borró y cambió por un gesto de seriedad. La situación requería unirse, solos no llegarían a ningún lado. 

-Si Espadón no usar mejor arma, araña vivir sobre nosotros. 

Ninguno entiende lo que aquella frase quiere decir. Pero claramente no es un grito de bienvenida. Rauko que había acudido a ayudar al trasgo arranca la tela de araña que le rodea de un bocado y se pone a alerta otra vez listo para saltar en cualquier momento. 

Tras los ataques de ambos miembros del grupo la araña emite un quejido de dolor y en consecuencia se retrae en sí misma. No es algo permanente, todavía no está caída. Una vez el dolor pasajero aminora, un nuevo chirrido surge de sus fauces que el noble guerrero ve rebosantes de veneno hasta el punto que gotean sobre la superficie de sus mandíbulas hasta el suelo.

Un nuevo ataque llega para él. Esta vez no tiene tanta suerte y las mandíbulas perforan perfectamente la armadura llegando hasta su piel. Desgarrando parte del brazo. Es una herida bastante considerable aunque el caballero sigue en pie dándolo todo, como no podría ser de otra forma. 

De pronto, tras la monstruosa figura de la araña, entre las sedas de una pared aparece una figura de menor tamaño que se dirige directamente hacia el trasgo y el lobo. Pareciera el cuerpo descompuesto de un enano rodeado con las telarañas que hay por algunas zonas de la sala.

Y ya que estaba ahí, la elfa dio un comando a Rauko para que acabase con aquella bestia. Y dos flechas volvieron a volar rumbo a la araña que estaba destrozando a su compañero...