Partida Rol por web

-Espero, mi Señora, que me permitas seguir acompañándote, aunque hayas prescindido de tu leal protector. Las explicaciones de esta chiquilla son un sonido cristalino para mi ánimo. Y también tu voz, he de admitir, ya que la alegría del próximo enlace con seguridad baña tus palabras.

Hizo una inclinación a modo de reverencia, y luego se dirigió a la niña.

-Okomo, dices. Que vaya con ropajes de viajero no quiere decir que ya no sirva a Date-sama. Quizá simplemente haya partido para hacer alguna compra para los eventos que se avecinan. ¿Qué cargo ocupa en el Castillo? ¿Qué tareas realiza?

Si no es impertinencia, me gustaría un poco de soledad.- Espetó a Sakura tras su oferta sin querer ofenderla. Al fin y al cabo llevaba todo el día con varias personas pendientes de ella a su alrededor y, por una vez, quería tener un poco de libertad.

Saneda sonrió e inclinó su cabeza con humildad, más en su mente se preguntaba si en verdad había contestado correctamente. Como imaginaba, era una prueba, pero el que se la hicieran a él resultaba de lo más intrigante. Si bien era normal que supieran quien era, su fama le precedía, el que ahora este al lado de Date-sama debía ser destacable para el noble. Aún seguía siendo un ronin, de momento nada había cambiado, pero quizás ese encuentro inclinara del todo la decisión de los Date para conservarlo en sus fuerzas.

Por otro lado, Nakatomi había pedido ir al templo con Daigo-hime… ¿Por qué querría hablar con ella? Podría haberla conocido hoy mismo, aunque sería algo grosero interrumpir la ceremonia. Resultaba intrigante y quizás era una buena forma de congraciarse con Date-sama.

-Podría custodiar a Daigo-hime- dijo con cautela una vez Nakatomi se marchara-. Como dije, a veces desconfiar y averiguar es más provechoso- no hacía falta aclarar sobre desconfiar de quien, pero sus ojos inquisitivos fueron a Date-sama, buscando algún pensamiento que se trasluciera en sus gestos.

-Oh, pues claro. ¿Impertinencia? ¿Cómo puede serlo nada que provenga de una Princesa...?

Si el tono de la miko era en segundas por estar ofendida, o no, no se podía adivinar. Su rostro impasible no mostró sorpresa, ni emoción ninguna, ni de contrariedad ni de aceptación.

Se limitó a hacer una leve reverencia con su habitual sonrisa suave, y se apartó de la mujer y la chiquilla dirigiendo sus pasos en una dirección a medias entre la de ellas y la que había tomado el protector.

El Castillo era un lugar interesante, se fuera solo o acompañado.

Los criados te ofrecen las sobras y te dan algunas monedas. Todos parecen satisfechos de haberse librado de tan engorrosa misión, pero mientras cenabas se ha hecho tarde y hay orden del Señor del Castillo que los extraños deben dormir fuera. Es lo malo de tu tapadera, debes comportarte como un plebeyo comerciante.

Sanemoto agradeció tu propuesta, parecía poco interesado en salir a hablar con su prometida.

Os lo agradezco Sanada-San. Decidle que el representante de la Corte Celestial desea que lo acompañe a visitar el Templo de Susanoo al alba para hacer oraciones. Se giró hacía Motochika. Sanasuke, ordenad que cierren los portones y supervisad que los guardias estén alertas y conozcan la consigna, subid luego e informadme.

Masemune miraba a su tío con gesto de desaprobación antes de retirarse a su habitación acompañado por dos criados. 

Comió bien Totô en el comedor y satisfecho de cómo había salido todo. Y de paso se había sacado un dinerillo. Pero todo lo bueno se acaba y no tuvo más remedio que volver a quedarse fuera.

- Si me necesitan para próximos banquetes, no duden en contar conmigo. Mientras esté aquí me vendrá bien...- dijo al capataz.

Se dio pues una vuelta por los alrededores del castillo, buscando un lugar donde hospedarse y en donde echar "un trago" mientras conocía la idiosincrasia de los lugareños y quizás algo de información.

Motochika, la mano derecha del Señor del Castillo, salió acompañado de Sanada por una de las puertas laterales, se dirigió hacía los guardias de la puerta y llamó a varios guerreros que acudieron rápidamente.

Date-Sama ordena que se refuercen las guardias, que se cierre el portón hasta el amanecer. Los samurais se inclinaron y corrieron a cumplir las ordenes. Motochika se dispuso a aproximarse a Ikage haciéndole un gesto para que le acompañase para hablar separados del resto.

Sigo discretamente y a distancia a Konao, si  hacerme notar.

Sorprendida por la salida de los samuráis y del hombre que le acompañaba, no pudo evitar fijarse en la rápida orden que daba. Se acercó en cuanto pudo a Saneda, el que había estado dentro con ellos y suponía conocía la gravedad de la situación, aunque formuló la pregunta en voz alta hacia Sanasuke, el que había dictado la orden.

¿Ocurre algo? – Siguió con la mirada a Sanasuke tras llamar a su guardaespaldas privado, esta vez sí centrándose en Saneda.- ¿Qué ha pasado?

Acercándose al grupito recién formado con prudencia, la miko asintió al comentario de la princesa, sumándose a su extrañeza. Se quedó cerca, lo suficiente como para escuchar la respuesta acerca de lo que ocurría, pero no lo bastante como para molestar.

El ceño fruncido demostraba su preocupación, el viaje había sido llano y sin contratiempos, no esperaba encontrarlos en el Castillo.

Saneda salió acompañando al hombre de confianza de Date-Sama. Se acercó a la princesa y escuchó con ligera sorpresa las ordenes de Motochika.

Daigo-hime, el representante imperial desea que le acompañéis mañana al Templo de Susanoo, junto a la tía de Masemune Date. Indicó haciendo una reverencia formal. No tengo constancia de que ocurra nada grave, solo ha partido un mensajero del representante imperial, seguramente la visita de tan ilustre huésped sea el motivo de esta seguridad reforzada.

El patio está desierto, un fuerte grupo de guerreros patrulla y te examinan con detenimiento, uno de ellos fue de la partida que os escoltó hacía el castillo, parece reconocerte y se lo indica a los demás. No llegan a acercarse a ti, pero tienes la sensación de que un movimiento en falso podría ser fatal, se palpa mucha tensión. Oyes como los centinelas hablan de que un mensajero enviado hace unas horas ha sido atacado por un grupo de bandidos, la escolta pudo defenderse, pero una flecha mató al mensajero, por suerte pudieron continuar su labor.

Encuentras un establo donde dormir, junto al resto de mercaderes. Todos hablan que mañana será un día importante. Un portavoz de la casa Nakatomi estaba en el castillo y eso podría granjearle ventas en la corte. Nadie parece buscarte, aunque aceptaran de buen grado tu compañía.

Totô no dijo nada cuando fue examinado. Tan solo mostró un saludo y dió las buenas noches, sin más. 

Cuando encontró el establo donde dormiría, junto al resto de mercaderes, se acomodó junto al grupo y se sirvió un té. 

- Los ánimos andan un poco revueltos - dijo, a fin de integrarse con un chascarrillo que pudiera resultarles de interés - He oído que han asaltado unos bandidos a alguien del castillo, hace unas horas. Unos guardias me han visto pasear por el patio ¡Y casi me comen! Así que tened cuidado si pensáis alguno en dar una vuelta...

De aquella manera esperaba iniciar una relajada conversación que animaría a los demás mercaderes a contar sus chascarrillos y así, quizás, conseguir alguna información extra que pudiera interesarle.

—¿Pasa algo Sanasuke-san? ¿Está Daigo-hime en peligro? —inquirió con gravedad Ikage juzgando el rostro de la mano derecha de su anfitrión.

—Antes he visto a varios de tus hombres salir tras esperar a varios mensajeros. ¿Malas noticias? —volvió a preguntar con impaciencia, a su propio juicio llevaban un tiempo alejados de los demás y necesitaba respuestas. Miró entonces hacia la puerta que antes custodiaba por si acaso.

Motochika amagó una sonrisa. En voz baja hablaba acercándose a Ikage.

No hay ningún peligro, solo una visita de un noble emparentado con el Soberano Celestial y descendiente de los Kami, sería una deshonra que ocurriera algo. Su tono era afable y relajado. El asunto es otro, el representante imperial quiere verse mañana con Daigo-hime para acudir al santuario, no se requiere tu presencia y Date-Sama quiere aprovechar y reunirse a solas contigo para hablar sobre tu nombramiento como señor de los dominios del clan Date.

Motochika hablaba en voz muy baja, próximo a Ikage, nadie que no estuviera realmente cerca podría oír lo que decían.

—Date-sama me honra con tamaño honor del que no soy digno merecedor. Sin embargo, si quiere recompensarme así por mis servicios una vez termine con Daigo-hime no soy quien para rechazar tamaño honor que me dispensa —contestó Ikage practicando una reverencia muy profunda indicando el sumo respeto que sentía. 

—Allí estaré Sanasuke-san

En algún momento en medio de la conversación, todo aquel que estuviera cerca de Ikage, vería cómo éste practicaba una reverencia profunda frente a Sanasuke como si quisiera expresar el más profundo respeto.

Los comerciantes te prestaron atención. Uno de ellos, llamado Choku y que vendía telas, brindó y te respondió.

Ah, se oyen muchas cosas en estos tiempos. Dijo, medianamente ebrio. No, el viejo Choku no saldrá hoy por la noche. Pero si te digo, aquí hay una historia extraña. Esta noche llegó un noble importante, yo había bajado a ver a una prostituta del pueblo... Otae, os la recomiendo... y venía con una pequeña tropa, pero al castillo llegó con apenas una docena de criados... Raro ¿Verdad?

Todos asintieron con gesto pensativo.