Partida Rol por web

Shiryu decidió emular el arriesgado descenso de Okkho, bajando como si de una cabra montesa se tratara. El joven quedó gratamente sorprendido cuando se dio cuenta de que podía no sólo intentaar seguirle, sino incluso estaar a su altura. pronto el descenso se tornó en competición, por ver quién era el primero en llegar abajo...

no llegarás antes que yo  musitada jadeando Okkho

Concentrandome en la bajada, me olvido completamente de mi acompañante, no intento ser más rápido que él, sólo llegar abajo de una sola pieza pero parece que él se lo ha tomado como otra estúpida competición - allá él - pienso - de nada te sirve bajar muy rápido si al final te haces daño o algo peor

Okkho remontó con agilidad la escasa distancia que Shiryu le había sacado, y para cuando llegaron al suelo, ambos se encontraban empetados y cansados.

Sin embargo, lo peor no fue la cara de suficiencia del otro joven, sino la mueca reflejada en la faz del Maestro Dhokko, que ya se encontraba allí para recibirles. La decepción era palpable. El diminuto anciano se encamnió de nuevo hacia la choza que le servía de cobijo, mientras la joven Shunrei se acercaba a la pareja de aspirantes a caballero.

Por favor, seguidme. Debeis alimentaros antes de comenzar a entrenar.

Maldita sea, ahora pensará que soy un cabeza loca como este

Dentro de la casa, Shunrei se dedició afanosamente a servir a ambos jóvenes un desayuno adecuado. la muchacha sirvió sendos cuencos con arroz, un surtido diverso de hierbas y hortalizas de montaña y una tetera para acompañar.

Espero que os agrade  dijo la joven en voz queda

Okkho arrasó a toda velocidad con sus viandas, carente por completo de modales.

Dioses... exclamó es la misma bazofia de todos los días 

Shunrei agachó la cabeza, esquivando la mirada brutal y cruel del joven rubio y salió de la estancia.

podias mostrar algo de agradecimiento - digo con tibia voz llena de ira contenida - de momento lo único que ha salido de tu boca han sido quejas. Ya que la comida te la dan sin pedirte nada a cambio agradece tener algo que llevarte a la boca, cuando estes muriendo de hambre desearas tener esta "bazofia"

El que debería callarse eres tú, si no quieres comerte el cuenco además de esa basura. replicó abruptamente mientras se levantaba y dejabacaer su propio bol, que se rompió quedando todo medio tirado sobre la mesa. No estoy aquí para hacer amgos, estoy aquí para conseguir la armadura del Dragón. Y te aseguro que será mía.

Okkho salió al exterior, dispuesto a volcar su agresividad en el entrenamiento, sin dar opción a Shiryu de replicar.

Tras el alboroto, la propia Shunrei entró en la sala en silencio, para limpiar el estropicio.

Me levanto y la ayudo a recoger los restos dejados por el maleducado de okkho

Disculpale, está demasiado obsesionado con convertirse en caballero y eso ha nublado su educación. Gracias por la comida - la digo al acabar de recoger mientras hago una pequeña reverencia y a continuación me siento y comienzo a comer degustando comida que yo si que se apreciar debido a todo el hambre que he pasado a lo largo de mi corta vida

La joven muchacha se ruborizó levemente, mientras sonreía a Shiryu. Poco después, tras recoger lo ensuciado por Okkho, regresó con un humeante tazón de leche y un pedazo de bizcocho. No parecía gran cosa, pero se lo ofreció a Shiryu con reverencia.

Mis ojos se abren desmesuradamente cuando veo el bizcocho. ¡Muchisimas gracias, shunrei! hace muchisimo que no como bizcocho. Recojo el bizcocho y el tazón  y mirandola, lo parto por la mitad ofreciendole una parte a la muchacha. Toma, acepta esta parte y sientate conmigo

Oh!   la muchacha se ruborizó aún más si cabía  no,no, no podría. Debeis comeroslo todo para encontraros fuerte. El entrenamiento del Maestro es muy duro. dijo mientras se retiraba.

A pesar de todo Shunrei había alegrado la cara, y su sonrisa quedó grabada en la memoria de Shiryu como la más hermosa que había visto jamás.

Ruborizado tambien la veo partir y mirando el bizcocho que la ofrecia decido comerlo tambien siguiendo su consejo

Los sonidos en el xterior indican que okkho ya ha debido comenzar su entrenamento...

Termino rapidamente el apetitoso desayuno y salgo al exterior preparandome para empezar mi adiestramiento

En el exterior, el joven Okkho ya se encontraba haciendo flexiones y ejercicios varios. Sin embargo, el Maestro Dhokko no parecía haber ordenado nada aún.

El anciano parecía dormido, su pequeño cuerpecito sentado a la manera tradicional de la meditación budista. Sin embargo, en cuanto Shiryu se acercó, el Maestro abrió los ojos mirándolo directamente.

Okkho paró sus ejercicios. Aparentemente estaba acostubrado a la actitud del maestro, y simplemente pasaba el rato como mejor creía.

El Maestro se irguió, apoyándose en el bastón, y procedió a hablar con voz grave.

Okkho comenzó, ante lo cual el otro joven pareció encogerse. Te pedí que pasaras un día meditando en el pico este, y que regresaras aquí cuando entendieras porqué te había enviado. Te pedí que no molestaras al nuevo alumno en su meditación, pues el regresaría a su debido momento.

No lo hiciste. Pasrás otro día en el Pico, quizá así lo comprendas mejor.

El joven rubio miró con cara de odio a Shiryu, mas tuvo buen cuidado de no decir nada, mientras se alejaba hacia las montañas.

Shiryu  continuó el maestro Te pedí que meditaras en el pico oeste hasta que te avisara. No obstante, regresaste cuando un desconocido te dijo que lo hicieras. Que esta sea tu primera lección, hijo. No debes creer todo lo que te digan, debes ceñirte a lo que tu cabeza y tu corazón te dicten.

El anciano señaló una pared en la que se abría una escalera natural tan estrecha que hasta el momento Shiryu ni siquiera se había percatado de ella. La pared debía ascender al menos dos o tres kilómetros de altura.

Pasarás el día ascendiendo y descendiendo esa escalinata.

Lo lamento maestro - digo mientras hago una reverencia - pensé que venía de vuestra parte, la próxima vez cumpliré vuestras ordenes al pie de la letra.

Dicho esto me incorporo y comienzo a cumplir lo ordenado

Shiryu cumplió con su penitencia como le había pedido su maestro. En todo el día no se topó con el otro joven, Okhho, quien debía encontrarse aún meditando. Pero si al huérfano le importaba o le había sentado mal la treta de su compañero de entrenamientos, no lo demostraba.

Una vez tras otra, el joven ascendió y descendió la interminable escalinata, cada vez más duro el cometido que el anterior. Cuando el día se consumía, casi por un momento, flaqueó. Pero por pura fuerza de voluntad, continuó, hasta que al acabar una última bajada, con el sol ya poniéndose, encontro al Maestro aguardándole.

El hombrecillo asintió con la cabeza. No había rastro en sus ojos de la reprobación del día anterior, es más, parecía complacido.

Has mostrado respeto y disciplina. declaró Dos cualidades innatas a un verdadero caballero. A partir de hoy, realizarás este ejercicio tres veces al día, aparte del resto de entrenamientos que debas acometer. Ahora ve a decansar.

Si maestro.

Cansado hasta no poder más y con las piernas temblando por el esfuerzo me dirijo a dormir

La noche transcurrió sin novedad. Shiryu cayó rendido en cuanto toco el jergón que se le había preparado, y durmio profundamente. Cuando la luz de la mañana incidió en sus ojos, le pareció que apenas había dormido, pues le ardían todos los músculos del cuerpo.