Partida Rol por web

Chris sonrie pacientemente ante el gesto de Johny, que se encuentra al teléfono. Por lo que puede escuchar, parece que está tratando de conseguir ayuda del ejército o algo semejante. Por un par de minutos, atiende, pero parece que la conversación va para largo, así que se gira hacia la cocina, donde aprovecha para comer algo de lo que puede encontrar.

Viendo que había comida pero no algo con lo que transportarla se puso a pensar en algo, improvisa Bill, improvisa, pensaba mientras daba vueltas por la casa, ya lo tengo, cuerda y una sábana. Con algo claro en la cabeza se dirigió a la habitación cruzandose con el joven rubio que iba con comida en la mano-¿quieres hacer algo de provecho en vez de quedarte ahí parado comiéndote los suministros que necesitaremos para sobrevivir?-y sin dejar responder al joven-busca una cuerda, cuanto más larga mejor-se volvió y entró en la habitación. Una vez ahí empezó a buscar algún cordón lo suficientemente largo a su parecer, de alguna bota de campo las cuales suelen tener largos cordones. Su idea era simple, como aquellos negros del topmanta, con una sabana envolviendo los alimentos y bien atada para no perderlos, sería incómodo de llevar pero eran tres, podrían turnarse.

La desesperación empieza a afectarme.  -Señorita, espero que no se le olvide comentar el pequeño pero importante detalle... ¡de que hay cientos si no miles de brutales asesinos sueltos por las calles! ¡¿No cree que necesitamos mucho más que una simple patrulla policial?! -respiro hondo y añado: -Para que pueda hacerse a la idea, imagínese una banda terrorista organizada que quiere hacerse con todo el pueblo sin excepción, solo que sin armas de fuego. -si le digo que no llevan ningún tipo de arma perderé la poca credibilidad que me queda. -¿Recuerda la masacre de Ruanda? Espero que sí...Pues imagínese algo así, ¿de acuerdo? La situación es desesperada para toda la población...¡Hablamos de supervivencia!

La mujer se queda en silencio durante un instante, tras lo cual responde con un seco:

— Disculpe un instante por favor. — Empieza a sonar una de las típicas melodías de espera mientras que esperas ser atendido [video]

— Señor, acabo de consultar con el encargado y lo que dice resulta imposible. Sepa que esta llamada será registrada con el objetivo de sancionarlo. Tenemos suficientes datos de usted como para que deba pagar una buena multa. Ya recibirá noticias. — Tras esto, suena el pitido que te indicaba que te habían colgado, dejándote a la desesperación y la muerte como únicas compañeras.

Consigues encontrar una larga cuerda de tendedero enrrollada en un pequeño enredo agarrado por un trozo de cartón en el que describe el producto como uno de gran resistencia y con una longitud de 5 metros. Ya se vería si la publicidad es siempre cierta...

Después de haber dado numerosas vueltas para escapar de aquellos monstruos, tu casa había resultado encontrarse bastante lejos, y te habías refugiado en una casa que tenía la puerta trasera abierta. La habías cerrado y habías caído rendido de sueño en el suelo de la cocina (habitación contigua a la puerta trasera). De repente, unos gritos te despiertan de tu sueño. Al parecer, había alguien en el salón, y otras personas se encontraban en la cocina comiéndo. Al encontrarte en una esquina oscura, no te habían visto. Ves a un joven rubio, con bata de médico, y a otro con gafas dando vueltas por la casa.

Mientra comía pacientemente, Chris resulta increpado por Bill, que le exige ayuda para hacer vete tú a saber qué, en lugar de estar comiendo tranquilamente. Por un momento se queda mirando qué trata de hacer, dando vueltas por toda la casa buscando algún tipo de cuerda.

Como si fuese a encontrar algún cordel por aquí... Piensa mientras le observa indignado por la forma de tratarle.

¿No me has visto ya, antes de estar comiendo, hacer algo de provecho? Ya he buscado por toda la casa antes de que tú te pusieras en movimiento. No he visto ningún tipo de cuerda en mi exploración. Espero que tú tengas más suerte. -Le responde, volviendo a centrarse en su comida.

Alvaro se reincorpora rápidamente. Me habéis despertado. No sabia que había nadie aquí. Mientras dice esto sale de la oscuridad que hay en la esquina en la que se encontraba para dejarse ver por los demás. Tuve que huir de esos seres y casi no lo cuento. La puerta trasera estaba abierta y me metí aquí para recuperar mis fuerzas. No pretendo causar ningún problema. Por cierto. Me llamo Alvaro y vivía a unas cuantas calles de aquí.

Al escuchar las palabras de la mujer al principio no soy capaz de reaccionar, quedándome anonadado y boquiabierto por un momento...hasta que la impotencia empieza a salirme por los poros, incapaz ya de refrenarla. Las lágrimas recorren mis mejillas poco antes de taparme la cara e intentar recomponerme, dándome un momento a mí mismo. Respiro hondo, recuerdo que todo lo que me importaba ya lo he perdido, y como si de otro monstruo de esos se tratase me levanto desganado, me guardo el bate y camino lento hacia los demás, pasándome la mano por la cara esforzándome en no pensar y centrarme.

Me extraño al ver al tipo salido aparentemente de la nada. -Vaya, hola...soy Johnny. Un momento, ¿no habrás visto a nadie saliendo de esta casa no? Es que vinimos para buscar a mi primo.

-Buenas, Dice Álvaro una vez más. Pues no, la verdad es que no he visto a nadie salir de aquí. Yo venia corriendo desde hace un par de calles ya que había una gran cantidad de esos seres. Y tampoco he visto a ningún otro superviviente, salvo vosotros. No quiero parecer pesado pero... ¿Se sabe como ha ocurrido, que es lo que lo ha desencadenado y si existe alguna cura? Se aprecia a leguas que Álvaro se encuentra en un estado un poco entre confuso y nervioso.

Las preguntas del tal Alvaro me cogen completamente desprevenido, me dejan parado en el sitio sin saber cómo reaccionar. -Yo...no me había parado a pensar en eso. -¿Y cómo lo habría hecho? Tras perder a mis amadas mujer e hijas no me había parado a pensar en nada, pues sé que de hacerlo... Me dejo caer de nuevo en el sofá más cercano, con la mirada perdida en ninguna parte. -Cura... -murmuro, más para mí mismo que para el resto, mientras le doy vueltas y más vueltas a todo el asunto. Realmente...¿qué demonios es lo que está pasando? ¿Es algún horrible caso de rabia extrema en humanos? Joder... Entonces caigo en la cuenta de lo importante. Me levanto como de un salto con renovada decisión y digo en alta voz con el ceño fruncido: -La asistente telefónica se tomó mi aviso como una broma después de decirme que contactó con las autoridades. ¡Debemos ir a la comisaría! Quizás allí todo ande bien, y no sepan nada... ¿Pero cómo es posible? -acabo preguntando al aire de forma retórica, perdiendo la mirada de nuevo y volviendo a perderme a mí mismo en mis sombríos pensamientos. -No... -me digo a mí mismo antes de continuar: -Eso no importa, debemos ir. Creo que es la mejor opción. -y con lo mismo que llegué al lugar empiezo a caminar de nuevo, esta vez hacia la comisaría, decidido y esperanzado.

-Hay que ser sigiloso y tener algún tipo de arma... Pues el camino por lo menos por donde yo he llegado esta impregnado de esos caminantes. ¿Disponéis de alguna arma? Tal vez la asistente telefónica tiene como costumbre decir lo de las autoridades como forma de asustar a quien hace las bromas... Pero bueno tal vez con algo de suerte si logramos llegar a la comisaria encontremos alguna arma y munición para detener a esos seres de ahí fuera. En estas situaciones lo mejor es que los que aun somos humanos estemos juntos, individualmente no llegaremos ninguno muy lejos.

Saliendo ya de la casa respondo: -Yo llevo, como puedes ver, un bate y una escopeta cargada. Y ese de ahí, -señalo a Bill. -tiene otro bate o algo similar. Yo...yo también busco venganza, ya me he cargado a uno de esos yo solo y otros dos junto al del bate, pero no creo que podamos contra todos. Creo que la mejor opción es buscar algún tipo de ayuda más capaz. Por eso es por lo que, principalmente, vamos a la comisaría...ojalá hayan policías preparados.

-Me parece buena idea, si no hay inconveniente os acompaño, El mundo se va a la mierda y poco podemos hacer solos. ¿Se ha revisado esta casa para ver si hay algo que pueda servirnos de arma? Yo no llevo nada con lo que poder defenderme...

Con una cuerda lo suficientemente larga para hacer el invento, Bill cogió la sábana que había puesta en la cama y con todos los componentes se dirigió a la cocina, donde extendió la sábana en el cuelo y colocó la comida en el centro de ésta, con toda la comida colocada la envolvió y ató formando un saco improvisado. Con la cuerda sobrante pudo hacer un apaño para poder colgarla a la espalda, resultaba algo incómoda pero tenía que valer. Al salir de la cocina vio al nuevo integrante del grupo"genial, otro crío" pensó. A pesar de estar ausente físicamente pudo escuchar toda la conversión. Se acercó al nuevo. -¿No tienes nada? Pues toma-dejó el saco en el suelo-puedes llevar la comida que he encontrado , nos iremos turnando, pero hasta que no puedas hacer otra cosa será tu cometido-dirigió la mirada a Jonathan-¿te parece? Así no será un estorbo. Por cierto-se dio la vueta mostrando la escopeta cruzada que llevaba colgada de la espalda gracias a una tira de cuero incorporada en ésta-no solo tengo la tubería, mi escopeta también está cargada. Se acercó a la ventana por la que entraron y se asomó con cuidado -Habrá que mirar antes de salir.

Al asomar la cabeza, puedes ver como las calles se estaban infestando de esos monstruos a pasos agigantados. Parecía que hubieran venidos todos, o que habían proliferado de la nada, pero no parecían estar interesados en la casa donde os encontrábais; sino que simplemente deambulaban sin rumbo fijo.

Vaya, ¿Y tu eres? Yo me llamo Álvaro. Un placer.
Dicho esto cogio la cuerda con el saco improvisado y se lo cargo a la espalda. Luego se quedo mirando a Jonathan y dijo:

¿El lider de vuestro grupo? Cabezeo hacia Bill

Aun asi tengo que conseguir algo con lo que poder defenderme o pensais que me quedare quieto dejando que me muerdan? Mientras se puso a buscar por la cocina el cuchillo más grande que pudo encontrar.

Comienzas a buscar por la cocina algún cuchillo que te pueda servir. La bolsa te molesta para buscar, pero te las apañas para encontrar un cuchillo de un tamaño respetable, parecido al tamaño de una buena navaja. Un arma que, si fuera para enfrentarse a personas normales, sería bastante efectiva. Pero éste no sería el caso...