Partida Rol por web

-Muy bien, pero tened cuidado. -respondo mientras empiezo a registrar la casa con cautela. ¿Dónde has ido, Bobby? Joder, ¿dónde has ido? Primero buscaría alguna persona que quizá estuviera durmiendo, aunque es muy poco probable. Me fijaría en si hay algún horrible monstruo de esos, bate en mano para no atraer a ninguno más al lugar...al fin y al cabo esto parece una buena casa despejada y solitaria. Y finalmente buscaría algún indicio del paradero de Bob, el que fuera.

Viendo la estancia todo indicaba que ya no estaba ahí aquél que vivía en esa casa, pero después de la calma venía la tormenta, había que asegurar la casa. Empezó a caminar con la tubería en la mano y preparada para enfrentar a las criaturas que vinieran, aquél silencio no le gustaba y se le ocurrió algo. -Barbas-su voz era suave-prepárate Levantó el tubo y lo golpeó con un mieble, el ruido fue suficientemente fuerte para que se escuchase en la casa pero no fuera. -Hay que despejar la casa, y no quiero encontrarme ninguna sorpresa Quería que el ruido lo escuchara cualquier ser que hubiera en la casa.

Bill golpea al mueble, tras lo que retumba el sonido durante un instante; para que luego el silencio invada nuevamente la casa. Parece ser que nadie responde a "la llamada" de Bill, algo que no sabéis si es de agradecer, pues el silencio únicamente cortado por vuestras palabras tiende a agobiaros y empalagaros.

Jonathan comienza a revisar la casa, pero no encuentra nada fuera de lo normal. En realidad sí, el cuarto de su primo se halla revuelto, con las cosas distribuidas sin orden alguno por el suelo y encima de la cama. Al parecer, los que vivían en la casa tenían prisas por marcharse de aquí.

Respiro hondo para no responder de forma agresiva al comentario del maleducado tipo que me sigue, y me decanto por no responder en absoluto. Me pego un pequeño susto cuando da el golpe, pues con lo vivido tengo los nervios a flor de piel. Para evitar pensar en aquello que ningún bien me hace y para no centrar mi mente en el silencio, intento buscar algún indicio del paradero actual de mi primo con todas mis fuerzas. -Se fueron con prisas. -le digo al tipo con un deje de tristeza en mis palabras, pues deseaba encontrarme con Bob. Primero busco un teléfono fijo, pruebo si funciona y busco en él alguna agenda y registros de últimas llamadas, mensajes etc. También busco (sobretodo si no hay electricidad o si el teléfono es de los antiguos) alguna clase de agenda de números o algún papel en el que haya números de teléfono o referentes similares. También busco algún ordenador y pruebo si funciona. Por último registro a fondo la casa por si encuentro algún teléfono móvil que se hayan podido dejar con las prisas, o alguna otra referencia a su posible localización.

Comienzas a mirar por el salón hasta encontrar el teléfono "fijo" en lo alto de una mesa. Es posible separarlo de la base a la que sujeta, siendo en parte "portátil". Tras ver cuáles son las últimas llamadas, al parecer fueron a su mujer, a algún videoclub... Aunque la última llamada tuvo lugar hace 4 días. El teléfono no resalta nada fuera de lo normal tampoco en los mensajes.

Buscas notas, un ordenador, un móvil o cualquier otra cosa que marque una pista para su búsqueda; pero tus intentos quedan frustrados. No parece haber ordenador en la casa (o se lo han llevado), y no parece haber nada que marque hacia donde se han dirigido tu primo y su familia.

Viendo que no hay peligro los musculos de Bill se destensaron por fin, el silencio le era incomodo y ver a aquella persona buscando con tanto ahínco alguna señal del que antes habitaba esa casa, ahora abandonada, no significaba nada, tal vez ya no volviera a ver a aquella persona o tal vez tardara años en encontrarla, y si la encontramos ¿quien nos iba a decir que fuese humano? los pensamientos de Bill se centraban en la supervivencia y en su "misión", ahora había más trabajo pero tampoco era tonto y sabía que solo no podría conseguirlo.

-¿en que te puedo ayudar?-dijo sin ningún tipo de motivación-creo que si vamos a estar juntos deberíamos saber nuestros nombres, el mio es Bill, Bill Hitchens

Desalentado, desesperanzado y deprimido por no encontrar ningún indicio del paradero de mi primo me dejo caer en un sofá del salón, dejando el bate apoyado al lado. Apoyando los codos en las rodillas me tapo la cara con ambas manos, con claro desánimo. -En nada... -digo casi murmurando, como respuesta a la pregunta del tipo. Cuando se presenta me quito las manos de la cara, le miro algo extrañado y pronto vuelvo a mi estado, dejando mi mirada perdida en el vacío con la cabeza gacha, y digo con un deje de sarcasmo y amargura en la voz: -Yo soy Jonathan, puedes llamarme Johnny. -¿porqué no tomar confianzas con un desconocido? Ya no parece quedar mucha gente racional...

Entonces, mientras mi mente surca con desgana cada rincón ahora oscuro de mi ser, se me enciende la bombilla del pensamiento lógico. -Un momento... -las palabras escapan de mis labios por sí solas. -¡Luz! -digo sin pararme a pensar en lo irónico de la exclamación, en este momento en que una tenue luz de esperanza es lo único que nos queda. Agarro con desmedida pasión el teléfono y marco rápido el número de emergencias, asegurándome después de que lo he marcado bien, esperando con todo mi corazón alguna clase de respuesta. Mientras espero intento recordar cada número de información o de ayuda de cualquier tipo que haya conocido en toda mi vida, para marcarlo si el primero falla. Vamos...¡vamos, joder!

Llamas a emergencias, al servicio encargado de los problemas en la zona de pueblos que se encuentran en los alrededores, en general a toda la comarca. El teléfono suena durante dos pitidos y te lo coge una señorita:

— Servicio de emergencias, informe brevemente sobre el altercado. — escuchas con una melodiosa voz tras el aparato.

De repente, Christiam alza la mirada para mirar a su alrededor, como saliendo de una ensoñación. Se da cuenta de la situación en la que se encuentra, rodeado de dos casi extraños en una casa del primo de uno de ellos o algo así. Apenas recuerda nada de lo sucedido reciéntemente. Su brillante mente, unida a sus conocimientos médicos, no tardan mucho en llegar a la conclusión de que debe de estar en estado de shock. Un estado de shock, perfectamente normal, si se tiene en cuenta que, hace unas horas se encontraba llegando al pueblo para visitar a sus padres y que, nada más entrar en casa, unas cosas que parecían humanas pero no podían serlo, habían atacado a sus padres, devorándolos, delante de sus propios ojos. Aun no sabe como encontró fuerzas para abandonar su hogar, pero poco después se topó con Bill, que casi lo ha tenido que arrastrar hasta aquí para que sobreviviera.

Esto no puede seguir así, no es momento para dejarse llevar, hay que comenzar a actuar...

Tras una mirada a sus compañeros, observa que Bill permanece sin hacer nada, mientras que el barbudo, que acaba de presentarse como Johny, prueba desalentado la línea de teléfono, a ver si consigue contactar con algún tipo de ayuda. Mientras tanto, Christiam se mueve por la casa, buscando cualquier cosa que pueda serles útil para salir de aquí. Cuando finaliza su cometido, se acerca a Johny, para proponerle una idea.

Mi nombre es Christiam, pero puedes llamarme Chris. Perdonad que haya sido un estorbo hasta ahora -afirma, cabizbajo mientras recuerda lo ocurrido reciéntemente- pero intentaré ser de más utilidad hasta ahora. ¿Tu primo lleva teléfono móvil encima? Porque otra posibilidad que tenemos es llamarle. Incluso aunque no lo coja, yo llevo el mío conmigo y completamente cargado, así que lo tienes a tu disposición...

Meditando todas las opciones posibles, repentinamente sonríe y se dirige a la habitación del tal Bobby, desde la cual se dirige a sus nuevos "amigos"

Tengo cierta experiencia en seguir rastros. Evidentemente, esto no es una tarea fácil en la ciudad, pero puede que, con las prisas que parece que tenía por salir de aquí, sea capaz de seguirle. ¿Qué os parece?

Sin esperar respuesta por su parte, observa atentamente a su alrededor, buscando cualquier tipo de huella que pueda guiarles..

Empiezas a rebuscar por la sala, en busca de cualquier cosa que resulte de utilidad. No encuentras nada de excesivo interés, más que lo que se encontraría en cualquier casa normal*. Sin embargo, algo no tan normal (aunque en este estado sea relativamente común) es lo que encuentras en un cajón del cuarto del primo: una pistola con unas cuantas balas tiradas por el cajón, al parecer la protección que su primo dejó atrás.

Cuando te pones a "buscar el rastro" del primo, te das cuenta de que por el desbarajuste general, y por como las cosas que se encontraban esparcidas por el suelo parecían haber sido tomadas siguiendo un camino, llegas hasta el garaje. En este, las marcas en el suelo dejan entrever que el primo de Jonathan cogió el coche para marcharse. Unas marcas en el pavimento dejan entrever que giró a la derecha, pero no eres capaz de llegar a más. Seguramente hubiera huído de la ciudad.

Le hago un gesto con la mano al tipo que parece haberse despertado de su ensimismamiento, para que deje de hablar. Al oír la voz al otro lado del teléfono me agarro fuerte a éste como si mi vida dependiera de ello...y es que en verdad más o menos así es. -Oh por Dios...¡Asesinatos múltiples! ¡Hay un montón de gente enloquecida y caníbal! ¡El pueblo de WhootCountry es un caos! ¡Por favor mandad a alguien! ¡Llamad al ejército! ¡Y rápido! -y tras hablar con la histeria propia del momento, la cual llevo dentro pero intento ignorar, espero con ansia la respuesta.

La mujer responde con un tono suave, intentando entender lo que ha pasado:

— Tranquilícese señor. No podré ayudarle si no se relaja antes de contarnos qué pasa. ¿Qué es lo que ha ocurrido de un asesinato? ¿No debería llamar a la policía local simplemente? — preguntó la mujer con voz pausada. Se notaba que ya estaba acostumbrada a esta clase de situaciones y la tranquilidad que emanaba en sus palabras era fruto de la experiencia.

Observando a mis acompañantes veo que el joven que nos seguía recobró el sentido-bienvenido al infierno, seguro que estabas mejor donde estuvieras-dijo mientras se dirigía a la cocina-deberíamos buscar cosas de provecho ¿de veras creéis que van a venir a ayudarnos?- no tenía mucha esperanza de que viniera ayuda, toda la ciudad estaba jodida, ¿por que iban a elegir ayudarnos a nosotros y no a otros? Puso rumbo a la cocina en busca de comida y bebida, luego buscaría algún tipo de mochila para transportar todo.

Zorra, ya te denunciaré cuando todo esto haya acabado... Es lo que pienso para mis adentros con una profunda frustración inspirada por la inadecuada respuesta de la mujer. -¡Si no sabes hacer tu trabajo ponme a alguien que sí sepa! -le digo en alta voz, furioso. -¡Te digo que el pueblo es un caos, que está plagado de maníacos homicidas! ¡No sabía siquiera si iba a haber luz, todo es un caos! ¡Los cadáveres se acumulan en las calles y las casas! ¡Necesitamos mucha ayuda y muy urgente! ¡¿Lo entiendes, maldita sea?! ¡Asesinatos en las calles, en todo el pueblo! ¡Necesitamos al ejército! -y mientras espero la respuesta de la mujer oigo los comentarios de Bill. Tras oír su retórica pregunta sobre la ayuda aprieto los dientes y me froto el mentón para lograr no levantarme y romperle la cabeza con el bate, al igual que ya he hecho con esos monstruos.

Comienzas a buscar por la cocina, acompañado de Christiam que por su cuenta está cogiendo algunas cosas. Empiezas a colocar toda la comida que te interesa sobre la mesa. Cuando sales en busca de una mochila, recorres la casa sin hallar mochila ni algún "recipiente" que te sirva para llevar la comida con facilidad.

El silencio se propaga durante un instante, donde nadie dice nada. Ves con el rabillo del ojo a Bill marcharse a la cocina mientras que la mujer te responde con voz un tanto asustada:

— ¿Pueblo de WhootCountry dijo? — preguntó la mujer con voz temblorosa. — Me comunicaré inmediatamente con la policía y con el hospital de la zona para que nos dé un informe detallado. — la voz de la mujer se calma levemente. — Ahora tranquílamente respóndame, ¿puede indicarme su localización?

Al oír esta nueva respuesta me siento algo más aliviado y le doy la dirección de la casa de mi primo. -Ahora mismo estoy aquí con otros dos hombres que he conocido hoy, pues todos somos víctimas de esta horrible catástrofe. Pero es probable que no permanezca aquí mucho más, pues nunca se sabe cuándo aparecerán esos monstruos caníbales...y además debo encontrar a mi primo. ¡Lo importante es que manden eficaces suficientes para controlar todo este caos! Debe salvarse lo que queda del pueblo...

La voz de la mujer resulta convencida a tratar la situación. Los gritos del momento parecen haberle hecho darse cuenta de que puede ser algo serio.

— Mis compañeros se encuentran en estos momentos intentando contactar con los servicios del pueblo. Enviaremos las patrullas pertinentes tras recibir el informe. Trate de no salir de casa y de evitar exponerse. — la voz de la mujer se ha vuelto levemente autoritaria. — En cuanto nos comuniquemos con la policía pediremos que una patrulla se dirija a ayudarlos.