Partida Rol por web

Heridos y cansados los protagonistas de esta historia regresaron a la aldea de Heideldorf que continuaba con los festejos ajena a todos los horrores descubiertos a escasa distancia de allí. Todas las pruebas acusaban a Wilf, pero era muy improbable que Schiller ignorara los negocios de su socio. El bosque dio paso a la pradera, y la pradera a la aldea.

Los guardias mercenarios seguían en la puerta, pero en cuanto les vieron llegar uno de ellos desapareció. Debido a sus heridas caminaban despacio, por lo que cuando llegaron allí el guardia ya había vuelto, con un tipo cuyas ropas gritaban barbero-cirujano.

¿Os han dado problemas esos bandidos? Sigmar bendito, ¿tú también has perdido el ojo?

Caminando apoyado en Carlo nos aproximamos a la entrada del pueblo. Ohhh... Pues sí, fueron duros sí. Una serie de inesperadas desdichas jugaron en nuestra contra. Vamos, que todo se fue a la mierda. Señalo mi maltrecha cara con un dedo cuando vi al barbero cirujano. Será mejor que alguien le eche "un ojo" a esta herida. El carnicero Pieter ha conseguido parar la hemorragia, pero aun estoy maltrecho. Esperaba sinceramente que alguien me pudiera reparar todo el desaguisado que me habían hecho aquellos cabrones, antes de decir nada a nadie sobre como había pasado todo. Mi versión de los hechos, desde luego, sería que no sabía nada, que algo me golpeó en la cara y cuando recuperé el conocimiento Pieter estaba sobre mí reparándome.

Finalmente consiguieron llegar al pueblo. Más o menos enteros. Carlo vio que en la puerta les aguardaban la tan ansiada ayuda médica, con un galeno su camarada Waldemar se repondría en breve. Pero ahora más que nunca debían de extremar todas las precauciones, los "interesados" no debían de descubrir lo que sabían.

- Yo acompañaré a mi camarada Ulrich, será mejor que le echéis un vistazo a las heridas que ha sufrido, no tiene buena pinta.-

le dijo al galeno mientras ayudaba a Waldemar a caminar.

- Venid vosotros también ¿vale?. He de reconocer que para no dedicaros al oficio de las armas os habéis portado como bravos guerreros.-

les dijo con una sonrisa a sus compañeros.

Ha sido... ha sido horrible... toda la lucha... toda esa sangre... no había sentido tanto miedo en mi vida. Pensé que no saldríamos con vida le respondo al barbero cirujano poniendo cara de congoja y con mi voz a punto de quebrarse. Sin decir nada más seguí a los guerreros tal y como había dicho Carlo, con la mano derecha sobre las zonas heridas y dando toda la pena que era capaz, si bien dado mi estado tampoco es que tuviera que esforzarme mucho para ello.

Asiento como mis compañeros, apoyado en el halfling y sólo diciendo que no que no con la cabeza, sin nada que añadir, sólo con mi andar lastimero. Actuación del El Vagabundo de Altdorf, dando pena y con la boca en un rictus de quien ha visto algo que no puede olvidar. Que todo sea dicho, va a ser algo que no podré olvidar...

Saludo con la mano si veo a los miembros de mi banda, que será de Jotuun, hace tanto que no lo veo... Pero continuo con mis amigos para estar todos juntos. Somos la viva imagen de la derrota.

El galeno atendió sus heridas, y después de hacerlo les entregó un preparado sanatorio a cada uno. Al tomarlo recuperaron el vigor en pocos minutos. Aquel hombre conocía la profesión. Encargó un aseo para los valientes, especialmente para los mercenarios, el uno con un ojo recién perdido, el otro cubierto de telarañas y otras suciedades. No debían preocuparse por nada, Schiller se encargaba de sus honorarios, estaba con un noble el barón von..von algo, pero pronto comprobaría la salud de sus guerreros.

Así que no podían irse aún, debían asearse para que no se infectaran sus heridas.

- Perfecto galeno, perfecto. Le agradezco los servicios.-

dijo el mercenario después de recibir la atención médica. Quedaba que se aseara, pues tras el combate y las aventuras se hallaba en un estado higiénico deplorable. No obstante, el tileano seguía ojo avizor, atento a todos y a todo porque sabía que los principales mandamases del pueblo estaban metidos en el oscuro negocio de las salchichas humanas y si sospechaban que lo sabían podían querer silenciarles.

Muchas gracias... Que Sigmar y Esmeralda os lo paguen... ha sido la experiencia más traumática que he vivido jamas... y eso que jamas pensé ver algo más horrible que los vestidos que diseño Hilda Vuelcalomas... terrible, apocalíptico... aún con las heridas sanadas y sintiéndome muchísimo mejor continuo simulando que me encuentro en un estado de completo shock tras la experiencia vivida.

Me visto una vez he sido curado, estaba mucho menos herido que mis compañeros y fue apenas unos puntos en un corte feo.

-Exclente amable curandero, compondré una canción sobre su sinfonía de curación, le invitaré a una salchicha cuando nos veamos fuera- por sigmar que asco-.

Los valientes fueron acompañados al campamento improvisado de los empleados, donde las tiendas de los trabajadores se apiñaban en torno a hogueras ahora apagadas, utensilios de cocina, herramientas, cubos de agua, barriles y ropa tendida al sol. Allí fueron bañados uno a uno mientras el galeno, muy bienhablado aunque silencioso remendaba sus heridas con precisión. Les entregó unos brebajes de hierbas naturales que "les curarían el cuerpo y el espíritu".

Heinz Schiller no había aparecido por allí, pero sí su socio Wilf, que no perdía detalle de los remiendos que el cirujano les estaba dando a los luchadores. Había algunos curiosos por ahí, preguntando sobre los bandidos y lo que había sucedido.

Sin quitar "El ojo" al bueno de Wilf, y hablando en voz baja para que solo mis compañeros me pudieran oír, les pregunté sobre los siguientes paso que deberíamos dar. Bueno, aquí estamos, más o menos vivos, que no es poco tras todo el desaguisado de ahí lejos. ¿Qué vamos a hacer ahora? Lo que sea que vayamos a hacer, habrá que hacerlo rápido. Vamos, ya me entendéis, nos vestimos y moviendo el culo que esto me huele muy mal. En una de estas era probable que se diera un segundo intento de hacerlos desparecer. Ahora somos un muy molesto cabo suelto que había que subsanar, y estaba seguro de que el salchichero había mandado a sus secuaces para encontrar el mejor momento en que hacer magia con nosotros y borrarnos del tablero.

Tenemos que hacer que nuestra historia se extienda por el pueblo para que nos tomen por los héroes del pueblo. De esta forma nos evitaremos los ataque públicos. No debería de ser muy difícil si llegamos a la posada, ahí podemos montar una celebración por nuestra victoria y propagar las noticias respondo entre susurros asegurándome que Wilf no oiga nada de lo que comentamos.

Lo siguiente es ponernos en contacto con aquel antiguo cazador de brujas y buscar a las autoridades Sigmaritas de Heideldorf para contarles la verdad. Y de mientras rezar tanto a Sigmar como a Esmeralda porque todo salga bien...

Tras decir todo lo que tenía que decir a mis compañeros me giro para hablar con el galeno mi buen señor, ¿que opinión tiene de nuestro estado? ¿Podemos ir a la posada a reponer fuerzas de la batalla? Es bien sabido que un buen trozo de carne roja ayuda a paliar la perdida de sangre. Y cualquier enano os podrá ensalzar las bondades curativas de una buena jarra de cerveza.

-A mí me parece un buen plan. Con el concurso de nuestro amigo el músico podremos tener un importante efecto propagandístico.-

sugirió el mercenario tuerto. Además, a Carlo no le parecía mal la idea de ir a la taberna, sobre todo después de todas las aventuras vividas en la fortaleza aquella.

-Pero mucho ojo con lo que tomáis, no me gustaría ser envenenado por los mandamases del lugar.-

les previno el tileano.

Asinto también al plan del halfling. Contar mentiras para llegar hasta allí, mediades verdades a la gente para ser heroes y verdades completas al cazador de brujas. Todo sigue el orden natural de las cosas.

Miro de refilón a Carlo, juraría que está haciendo bromas con lo del ojo... estos mercenarios están muy locos...

- Ya tengo el epitafio preparado, sólo necesito un público para que oigan la historia de " Historia del Sótano del terror en la torre maldita" 1er Acto...

Entonces pongámonos en movimiento, tenemos mucho trabajo que realizar aun aquí. Algo más recuperado de mis heridas me puse en cabeza caminando hacia donde habíamos acordado. En aquellos momentos me resultaba tremendamente molesta la sensación del parche en el ojo, pero nada se podía hacer pues el galeno no había logrado salvarlo, estaba hecho un desastre, y ya era bastante el que hubiera evitado por ahora la infección.

Es bien sabido que un buen trozo de carne roja ayuda a paliar la perdida de sangre. Y cualquier enano os podrá ensalzar las bondades curativas de una buena jarra de cerveza.

Una superstición campesina, pero es cierto que necesitarán comer para reponerse, les doy el visto bueno. A usted no -le dijo el galeno a Ulrich- ese ojo ha de ser bien atendido para que no sufrir mayores daños. Los demás pueden marcharse.

Antes de que se vayan me gustaría hablar con ellos sobre esos bandidos.

Me volví sorprendido hacia el Galeno. ¿Ha si? No creo que haya ningún problema, atiéndame el ojo si lo ve necesario. Les hice un gesto a mis compañero y les dije. ¿Me esperáis verdad? Venid venid. Hacedme compañía mientras me atiende el bueno del doctor. Sabía perfectamente que en estos momentos no podíamos quedarnos solos ni para ir a mear, cosa que tendríamos que hacer de dos en dos, desde luego. Atiéndame, ¿Me pongo aquí? De acuerdo, ¿Así está bien? Me coloco donde manda y me dispongo a recibir las curas necesarias.

¿Y no podría darle a herr Waldemar una especie de permiso durante unas horas para que pueda venir con nosotros? Tan solo comer algo y volver. Se que suena raro pero queríamos brindar por ser capaces de seguir viviendo el día de mañana y nos gustaría hacerlo todos juntos. Sobrevivir a este tipo de experiencias une mucho a la gente por muy dispar que sea su origen.

- Tranquilos, esperaremos un poco para que el galeno examine bien a Waldemar. La salud es lo primero.-

dijo el tileano mientras esperaba al lado de su camarada Ulrich. Tal y como estaban las cosas no pensaba permitir que el grupo se separara en ningún instante. Debían de seguir todos juntos para protegerse y salir de el oscuro lío en el que se habían metido. Y a poder ser con oro en los bolsillos.

- En cuanto el especialista termine brindaremos con un par de buenas cervezas locales, sobre todo a la salud de Pieter y Erick, que han demostrado ser unos auténticos tipos duros.-

comentó con una sonrisa.