Partida Rol por web

 -No Jean-pierre, al contrario. Hace tiempo que no voy a casa. Consigue dos billetes de avion a Venecia antes del dia 6. Ahora puedes retirarte, creo que saldré a dar un paseo y a ver si la suerte se digna a acompañarme esta noche.- Dijo mientras se empezaba a vestir con su traje.-Ah, se me olvidaba. Jean-pierre consigueme un traje de disfraz, ya sabes de que tipo y tambien una mascara, una mascará negra, dorada y blanca del Doctor...

Hummm inquietante, no esperaba ser avisado de un evento como este, pero es en verdad un evento importante...

Jean-Pierre respira aliviado. Su Amo parece haberse tomado lo que sea que venga en la carta con buen humor. Sonríe y afirma con la cabeza.

-De acuerdo Amo. En primera clase, como siempre?- intenta confirmar. En seguida se le ocurre en un modo seguro de conseguir un vuelo nocturno para así evitar los métodos anticuados de traslados de ataudes y demás. Saca su móvil del bolsillo de su chaqueta y empieza a buscar el teléfono de la agencia de viajes que contrata siempre que su Amo quiere viajar.

-No hay problema, Amo, si no precisa nada más... Por la mañana conseguiré el disfraz que me ha pedido y los billetes de avión- entonces cae- Amo, eso quiere decir que voy con usted a Venecia?- se le escapa una leve sonrisa -Nunca he estado en Venecia...- denota cierto leve tono de ilusión ante la perspectiva de acompañar a su Amo hasta Italia. Ser el criado de un vampiro no es tan malo, al fin y al cabo.

 Si vendrás, aunque a la fiesta no estas invitado. Pero asi estaras disponible si necesito cualquier cosa y ahora dejame-le dijo con un tono neutro mientras se acababa de vestir. Ahora daria otra vuelta a la ciudad en busca de alguien pelirrojo, preferiria una mujer pero tal y como andaba la situacion no podría ponerse esquisito. Se anudó la corbata y cojio las llaves del coche. 

Oh gracias querído, pon sólo uno de mis discos, justo el de "La primavera" de Verdi hoy no tengo ganas de opera, ¿o sí? jajajaja es broma encánto.-Entro en el baño me desnudo y me meto en la bañera, me tumbo relajadamente y cierro los ojos pensándo, sumergíendome en la música.

Ronroneé bajo el frufrú de las sabanas de seda estirandome a la vez delicada y perezosamente. Los acordes de la deliciosa melodía viajaban a través de mi esternón recorriendo cada fibra de mi ser como una suave y dulce caricia.

Durante unos instantes me deleité absorta en mi nuevo despertar, en la musica de Beethoven, en el perfume de las rosas siempre frescas sobre la mesita, en la templada brisa nocturna que, através del gran ventanal, bailaba junto a las cortinas de gasa, en el silencioso caminar de un gato sobre el tejado, en ella, Cassandra.

Con un cuidado innato me dí la vuelta para quedar frente a ella, con los codos apoyados sobre el mullido colchón y la cabeza ligera y graciosamente ladeada.

-Hace que te entren ganas de invadir Polonia ...-Sonreí, una sonrisa traviesa, una sonrisa felina. Cassandra aún permanecía a los pies de mi cama y a mí no me hacía falta preguntar para saber que algo le preocupaba...

Me quedo en silencio, mirando al capullo sin mover ni un músculo. Muy lentamente, alargo el brazo hasta cojer la cerveza y me la acerco a los labios vaciandola con despreocupación. La dejo sobre la mesa de un golpe seco y giró la cabeza hasta el piojoso caraculo que sigue allí estorbandome la noche.

- Escuchame, "empresario"- explicó con paciencia Jhonny,- miralo desde el punto de vista de pérdidas/ganancias. Hasta ahora has perdido un poco de cerveza, si sigues comportandote como un maldito capullo engreído que se cree más de lo que és puedes perder mucho más. Empezando por esa cara de paleto capullo que se tira a su hermana que tienes. Bueno, borra eso, no sería una gran pérdida... y ahora traeme otra birra antes de que te rebiente la cara a guitarrazos maldito rednek- respondí harto de que aquel molesto individuo.

Jean-Pierre se retira. A la mañana siguiente tendrá mucho trabajo y no deja de ser humano así que se va a la cama aunque deja su móvil conectado por si precisas de ayuda...

Sebastian pone el disco y sube el volumen lo suficiente como para que se oiga perfectamente en el baño y en el cuarto privado de su jefe. Tras eso, entra un minuto después, suavemente, para dejar en silencio las zapatillas para cuando salgas del baño. Después sale del baño dejándote a solas un buen rato. La música va sonando melódicamente, empujándote hacia tus recuerdos más bellos y lejanos, sumándote en un ensueño dorado...

-Sigues escuchando los mismos clásicos...- una voz masculina, algo ronca, mayor, se oye a tu izquierda- Por ti no pasa el tiempo.

Cassandra sonríe ante el comentario de la siempre adorable pupila, de hecho lo más parecido que tendría jamás a una hija, al menos para un no-muerto.

-Sí, es cierto. Estos hombres siempre tan prepotentes- bromeo levemente -Pero qué gran música son capaces de componer... Qué tal has dormido? Estás preparada para una nueva noche cargada de nuevas sensaciones y estimulos?- su sonrisa se sigue manteniendo, justo donde estaba desde el principio.

El motero sonríe socarronamente ante el intento de intimidación de John. Pero él se comía sopla-pollas como esos cada día, esta vez no iba a ser distinto. Se acerca un poco más a tu jeta y te saca los colmillos.

-Estás seguro de eso, nenaza?- mientras el macarra suelta su amenaza, sus amigos empiezan a cerrar círculo alrededor vuestro, preparados para saltar en cualquier momento...

Gruño mientras me reincorporo en mi ataúd, cuanto menos espero unas burlas menos pueriles de Celeste. Es signo de que está aburrida, un mal presagio.

"¿Supercherías? ¿Que sabe un fantasma sobre la fe? Si tan buena idea te parece el suicidio practicalo tu, pero dejame fuera de tales sacrilegios"

Bufo adelantandome a los pensamientos del angelical monstruo que tengo por guia y verdugo. Paladeo, saciado como estoy solo ansío el ponerme en marcha con mis indagaciones. Encerrarme en mi cripta y meditar, orar, solazarme en el pensamiento de que mientras esté alimentado y encerrado no haré más daño al rebaño que habita en las inmediaciones. Pero entonces, ese olor, tan suntuosamente vivo, tan innecesariamente engalanado. Solo puede ser ella. Quizás Lisbeth es ligeramente superficial, tal y como se espera en la estirpe, pero su presencia es siempre bienvenida con lo que ignoro a Celeste y me preparo para recibirla.

Sales a las calles nocturnas de Bruselas. Es una fría noche de invierno y la humedad se hace patente. Es algo a lo que aún te cuesta acostumbrarte, es tan distinto de las noches cálidas de Italia... Caminas con calma, mirando, buscando, a tu preciada presa. Pero sólo ves pasar mujeres rubias enjoyadas, cubiertas de abrigos de bisón que salen del Teatro de La Monnaie, acompañadas de jóvenes con esmoquin. Nada que se asemeje a tu gusto. Cruzas el barrio más rico de la ciudad y te adentras algo más en los barrios periféricos pero sólo ves algunas prostitutas checas y rusas, todas ellas rubias, como mucho alguna morena...

A lo lejos, ves como un coche de lujo se para delante de una chica alta y delgada, y con el pelo rojo. Muy rojo. Pero en segundos te percatas de que es una peluca, falsisima, de esas baratas de la tienda de los chinos.

Realmente esta noche no has tenido suerte. Debes decidir si pasas hambre de nuevo o bien te conformas con una falsa pelirroja, para tu disgusto. Aunque también podrías llamar a tu querido Jean-Pierre, que está en estos momentos en los dulces brazos de Morfeo, y decirle que te consiga sangre del Hospital... Pero, sea como sea, en breve vas a tener que viajar a Italia y ni el mejor disfraz del mundo cubrirá las trazas del Hambre en tu rostro y en tu cuerpo entero.

El crujir de los escalones aumenta, delatándote que cada vez se acerca más tu visita, hasta que finalmente Lisbeth asoma su cabeza por tu cuartucho oscuro. Una mujer alta y esbelta, vestida con unos shorts y un corpiño, todo de cuero negro, medias de rejilla y botas de caña alta, acompañada de dos mastines color café, entra con una bonita sonrisa en tu campo de visión.

-Buenas noches, Francesco. Sé que es pronto para una nueva visita, pero me han pedido que te traiga algo personalmente- dice ésta, sin dar mayores detalles- Has comido ya algo?- mira alrededor de tu cuarto, examinándolo todo con ojo crítico, como hace siempre. Se gira con disimulada indiferencia hacia la esquina donde está Celeste pero no dice nada, sólo se para una fracción de segundo antes de volver a mirarte a ti.

-Cómo va todo por tu preciosa cabecita? Necesitas más libros o sangre?

Celeste se ríe por lo bajo desde su esquina cuando ve entrar a Lisbeth.

-Otra vez esta putilla por aquí? Deberías eliminarla o buscarte un sitio nuevo donde vivamos los dos solos, sin el incordio de esta mujerzuela- reniega por lo bajo. Parece algo molesta con la presencia de tu visita. Aunque en realidad, siempre parece molestarle cualquier presencia de tipo femenina. Casi dirías que son celos, si no fuera porque ni siquiera consideras la idea de que pueda ser humana o tener sentimientos como tal, eso sería... "ridiculo".

-O eso, o le pones remedio a esa tensión sexual y así dejará de incordiar con sus tentaciones. O acaso no es eso lo que querrías? Que se rindiera a tí? a tu poder? y te rindiera pleitesia...- se burla de ti de nuevo. Ya está volviendo a la carga. No. Definitivamente es imposible que pueda tener nada de humano.

Bufo airado ante el comentario de Celeste y lanzo un gruñido bajo en su dirección advirtiendola. ¿Con que derecho cuestiona a un miembro de mi propio clan? Quizás es cierto que Lisbeth no es el ideal de pureza que desearía, quizás sus formas y su apariencia no son más que tentaciones, pero aún así es de las pocas aliadas que tengo.

"No te preocupes por eso, Lisbeth. No es que no valore tus visitas pero es algo pronto. Esperaba poder solazarme en la tranquilidad que ofrece estar alejado de las tramas de la estirpe."

Mientras hablo camino hasta un baúl cercano en el que guardo mis escasas posesiones terrenales, saco de él uno de mis viejos chaquetones, quizás estén pasados de moda y huelan a alcanfor, pero debo dejar constancia de mi opinión de la forma de vestir de la cainita, quizás incluso eso haga que Celeste se calle... Ojalá, solo se callará en mis sueños e incluso en estos me parece oirla.

"Deberías cubrirte un poco más"

Extiendo el chaquetón y se lo ofrezco con la mejor de mis intenciones y una mirada severa.

Lisbeth sonríe divertida ante tu petición de que se "tape". Si no fuera porque ya está acostumbrada a tus rarezas se habría ofendido profundamente ante aquella indirecta... Mientras sus dos mastines reposan en el suelo, tranquilos. No parecen captar ninguna anomalia (o eso, o están muy bien entrenados... ) y simplemente permanecen a la espera de una nueva órden de su ama.

-Si, eso, tú tápala- se burla Celeste- Pero realmente crees que eso va a servir para algo? O es que acaso el chaquetón te va a hacer olvidar que hay una mujer semi-desnuda debajo?

Lisbeth mira aquella prenda de ropa polvorienta, vieja y desgastada con el ceño algo fruncido. No parece muy dispuesta a ponerse semejante cosa mugrienta, al menos no de muy buena gana.

-Va a impedir que sientas sus pechos constreñidos por ese corpiño diabólico que sabes que lleva debajo de esa horrible manta polvorienta? -Celeste sigue con su precioso discurso, deseosa de que pase algo -Acaso vas a dejar de pensar en esas caderas y esos muslos torneados que piden a gritos que los separes con suavidad para poder acariciar y morderlos sensualmente y poder penetrarla* con dureza?

Lisbeth suelta un suspiro de resignación, sosteniendo aquella cosa antiestética delante suyo.

 La voz de piedra de Celeste la oyes cada vez más cerca de tu oído, susurrándote.
-No es acaso un engaño ingenuo tapar lo que sabes con certeza que hay debajo? O es que en tu fuera interno no estás deseando tocar su piel suave, lamer sus pezones y arrancarle fuertes gemidos de placer? sentir como se arquea su cuerpo bajo tus manos y el peso de tu cuerpo?- su susurro se hace cada vez más suave, más sugerente, más hipnótico.

La preciosa vampira parece casi estar a punto de decidir ponerse aquella horrenda prenda...

-Vas a negarte el sentir el placer de poseer a otra persona hasta lo más profundo?- su voz es un hilo de deseo que trata de arrastrarte por completo. Celeste sonríe perversamente, a tus espaldas. Desea tanto que llegue ese momento en que te pierdas por completo y caigas...

Lisbeth te devuelve la prenda, con una sonrisa.
-No te preocupes, la próxima vez vendré a verte de forma más "adecuada", si así lo deseas- contesta finalmente, aunque hay un leve toque seco en su respuesta. Acerca una mano a sus pechos y se saca un sobre negro, doblado en dos, de dentro del canalillo, ese pequeño espacio que queda entre sus pechos y el corpiño, remarcándose aún más ese escote ya de por sí sugerente.
-Esto es para tí.
Te entrega el sobre doblado y se gira, dándote la espalda, con la intención de marcharse.
-Es una invitación. Deberías ir- añade, antes de caminar hacia la misma puerta y escaleras por las que había llegado hacía apenas unos minutos. El sonido de los tacones de sus botas y el bamboleo de sus suaves y sugerentes curvas es lo único que alcanzas ya a ver.

Sujeto el sobre con un leve asentimiento. Me costaría admitirlo pero tras las duras palabras de Celeste la presencia o el contacto de Lisbeth sería algo terriblemente violento. Observo impávido como se marcha dejando a un lado la invitación sobre una pila de libros terminados, ficción y ensayos a partes iguales. Entonces cuando he oido el portón de la cripta cerrarse y su aroma solo es un rastro que seguir en lugar de una fuerte precencia en el lugar me giro con los ojos desorbitados hacia el Angel de piedra y marmol y me dejo llevar por mis verdaderos sentmientos.

"¡¿ESTÁS LOCA?!"

Levanto el puño hacia Celeste

"¡¿COMO SE TE OCURRE SIQUIERA MENCIONAR ESOS ASUNTOS PECAMINOSOS EN MI PRESENCIA?!"

lanzo a un lado el chaquetón con un ademán furioso y violento mientras siento que la bestia, retenida en la presencia de Lisbeth toma el poder y todo se vuelve rojo. Arremeto contra el mobiliario y escucho las carcajadas del fantasma mientras observa como la grito, la increpo por su falta de moral y su lenguaje obsceno...
Esto es lo que le pone a ella, ver como me pierdo en mi mismo. Sea pues, la satisfago con mi reaccion desmedida...

... Pero todo debe acabar y la oleada de rabia me abandona dejandome exhausto pero igualmente insatisfecho. Observo con una mirada afilada el sobre, que milagrosamente ha sobrevivido al torbellino de destrucción indiscriminada que incoscientemente he generado a mi alrededor. Lo agarró firmemente entre mis dedos y lo abro observando con detalle el papel que hay en su interior...

... Solo podían ser malas noticias. Una invitación a una pantomima de fiesta terrnal para una cuadrilla de demonios del infierno. Suspiro con una mueca de desagrado. No tendré más remedio que acudir.

Abro los ojos para mirar quien es el dueño de esa voz.

Al abrir el sobre hay un papel doblado, con el escudo de la Camarilla de Venecia. Al desdoblar el papel se lee lo siguiente:

Por lo visto, alguien quiere conocerte en persona. Tal vez el propio Caesarius en persona... Lo que te queda claro es que la invitación no deja margen a "rechazarla". No ir podría suponer poner en pie de guerra a la Camarilla entera contra tí y ni siquiera Lisbeth o tu siempre odiosa Gárgola podrían impedirlo. De hecho, a veces te cuestionas porque no ha pasado esto antes ni como es posible que te hayan dejado tanto tiempo al margen, campando solo...

Celeste permanece callada a tu lado, mirando por encima de tu hombro el papel.

-Eso es este fin de semana. Piensas ir o retarás a los Dioses de los No-muertos no yendo?- se atreve a decir en voz alta lo que tu ya te estás planteando en cierto modo -Que pensaría tu Glorioso y Magnifico Dios acerca de esto? Quizás deberías ir para acabar con la agonia de todos ellos... Podrías incendiar el edificio con ellos dentro. He oído que un vampiro americano hizo eso mismo en París hace dos siglos...- te sugiere con voz melosa, tratando de no volver a cabrearte, pero insistiendo en que hagas "algo" con tu no-vida.

-Aunque tal vez Ellos se adelanten y te eliminen a ti primero. Ya sabes, como dijo ese humano... "Guerra Preventiva"...- añade en tono malicioso, imitando los discursos humanos.