Partida Rol por web

- Podemos pasar a ver mis cosas privadas. Mi colección digo. Ahí dentro estaremos a salvo de Cameron, el “observador enmascarado”.

Jim se acercó risueño a la puerta y abrió con su llave. Su casa permanecía vacía la mayor parte del día, así que los dos jóvenes estaban acostumbrados a utilizarla como un baluarte de privacidad. Tantas veces había estado Lindsey en la casa, que Jim sentía esa comodidad propia de la normalidad rutinaria. Abrió la puerta y se quedó a un lado invitando a la chica a entrar. La casa no tenía recibidor, la puerta de entrada estaba separada por apenas un metro de la sala de estar. La vivienda tenía un solo piso, dividido entre dos dormitorios, la sala de estar, una cocina-comedor y el baño; todas las habitaciones eran medianas tirando a pequeñas, pero comparadas con las habitaciones de la casa Wells parecían diminutas, aunque Jim había superado la vergüenza de las comparaciones hacía mucho tiempo.

- Ponte cómoda y sírvete algo de beber si quieres, ya sabes que estás en tu casa.

Jim le dedicó una mirada cariñosa a su amiga y entró furtivamente en su habitación en un movimiento rápido, sin dejar que la puerta se abriera del todo. Esto era también parte de su rutina: Jim adecentaba su habitación a toda velocidad mientras Lindsey dejaba sus cosas y se servía una bebida como si no se diera cuenta. La casa, aunque pequeña, era siempre un ejemplo de pulcritud y orden, pero el dormitorio de Jim era una excepción; aunque su habitación no estaba nunca sucia, estaba permanentemente desordenada, y las visitas de Lindsey eran las únicas ocasiones en las que el joven se motivaba para recogerlo todo.

Un par de minutos después el chico salió y sonrió a su invitada, indicándole que podía pasar. La chica ya conocía bien la habitación. Las paredes blancas salpicadas de estanterías repletas de libros y la vigilancia indiferente de Kurt Cobain y Eddie Vedder, que cantaban en el muro rodeados por los posters de otros grupos; el gran armario ropero con estanterías a los lados, también abarrotadas de libros; el escritorio donde reposaba la montaña de ropa que Jim se olvidaba siempre de guardar en el armario; en el centro, la cama, bastante más amplia que una cama individual normal, pero sin ser tan grande como una de matrimonio; incluso la sensación de frescura, producto de abrir la ventana para ventilar el humo, le eran familiares a la chica.

Jim se estiró tranquilamente cuando Lindsey pasó y se sentó en la cama cogiendo del brazo a la chica y haciéndola caer suavemente sobre el colchón a ella también. De nuevo en su hogar, Jim casi se había olvidado por completo del percance de hacía un rato. Daba igual quién fuera el extraño, ya estaban seguros.

- Entonces, me decías que querías estudiar, ¿no? – dijo con tono travieso.

Parecía que la paz, de nuevo, volvía a acabarse. ¡Qué poco duraba en aquél lugar! 

Había decidido ignorar los gritos que venían del pasillo, prefiriendo beber en silencio ahogando en la cerveza sus pensamientos e ideando alguna manera de librarse del castigo. Sin embargo, aunque no era Troy, otra de las personas a las que menos le apetecía ver parecía que había decidido ir a molestar.

Aquella chica era, entre otras cosas y por decirlo de manera fina, una arpía de mucho cuidado; en momentos como aquél, la palabra que se le venía a la cabeza era bastante peor, pero la verdad es que después del día que llevaba, no le apetecía encima acabar por discutir con ella y luego con su amigo Dereck. Le caía bien, pero cuando era algo relacionado con aquella zo... Bueno, perdía el norte. 

- No estoy de humor Sarah - Ni siquiera la miró, despidiéndose de ella antes siquiera de saludar con un además de la mano con la que no sujetaba la cerveza -. Lárgate de mi vista guapa, vete a preguntar a otro. 

Llegar a la casa de Jim sin dudas trajo un vestigio de calma en Lindsey, muchas fueron las veces que han estado juntos en aquel lugar y ya era un sitio oficial de intimidad. Por esa razón, cuando Jim le ofrece pasar, ella no duda ni un instante y va quitándose el abrigo para dejarlo en el perchero de la casa, luego se dirige a la cocina para tirar los envoltorios de las hamburguesas y beber un poco de agua sentada sobre la encima como de costumbre, a sabiendas que su amigo iría al cuarto para acomodar todo rápidamente. 

- ¿Cuándo no saldrás corriendo para ordenar tu cuarto? -bromeó con cierta picardía mientras cruzaba una pierna allí sentada sin perder el rastro de Jim que al finalizar, la invita como siempre a la habitación para estar solos bajo el halo de privacidad que sólo ellos podían disfrutar. 

Al bajar de un salto deja el vaso sobre la encimera luego de enjuagarlo y se dirige hacia el lugar en cuestión, una vez cerrada la puerta aún percibiendo ese intenso aroma fresco que proviene de la ventana, se deja llevar por el leve tirón de Jim para caer justo a su lado ya sentada sobre la cama. 

Luego de sonreír con picardía, besa sus labios de forma intensa para luego responder entre risas. - Claro, estudiar... - expresó en un tono literalmente provocativo mientras se sentaba sobre las piernas del chico y rodeaba con sus brazos el cuello. Ya desviando la mirada se detiene en el póster de Kurt Cobain suspirando, adoraba que Jim tuviera aquello ahí y tentada estuvo en varias ocasiones de llevárselo para su cuarto. 

- Algún día tendremos ese póster los dos y lo miraremos juntos al despertar. - dijo señalar el mismo, manifestando una alegría inusual, aunque de momento volviendo a centrar la mirada ya en su amigo, contemplando aquellos ojos expresivos por la cual suspiraba en silencio y mientras se cuestionaba el mero hecho de avanzar en aquella relación sin arruinar lo que tenían, vuelve a sonreír en complicidad tal vez callando lo que en ese momento sentía.

Era justamente lo que Lindsey continuamente se planteaba en aquellos instantes, donde la cercanía era notable y un beso podría significar muchas más que el acto en si. Sin embargo, dejándose llevar por la intensidad de la cercanía lo abraza con fuerza rozando su nariz con la de él, un gesto visiblemente tierno y dulce a la vez.

Escuchó en silencio a Mercy hablar. Recordó la noche en que la encontró en apuros, cuando descubrió parte de su verdadera personalidad. Sus pensamientos se trasladaron a la mañana que habían pasado, la escena en la tienda y la nieve del lago. Eso le hizo darse cuenta de que, con todo aquel ajetreo, aun llevaba la chaqueta puesta. Mientras hacía ruido quitándosela, no pudo oir parte de lo que Mercy dijo, aunque entendía que aquella no era forma de terminar una mañana como aquella. Dejó la chaqueta en el suelo y se la quedó mirando un segundo.

- Aquella noche no ví a ninguna "azotadora" ni nada por el estilo. Vi a una persona que tenía problemas y que necesitaba mi ayuda. También vi a alguien que se ha visto obligado a llevar un personaje para evitar que otros le hagan daño. -apartó la mirada, como si hablara consigo mismo.- Todos somos un poco distintos cuando estamos solos, y todos necesitamos que alguien nos preste ayuda cuando la necesitamos.

Calló, dándose cuenta de su monólogo e interrumpiéndolo. Volvió a mirarla y le pasó el brazo sobre el hombro, acercándose a ella.

- Además... No sabía que eras tú, aquella noche. Si lo llego a saber, paso de largo. -dijo, intentando no reir.

Miró la chaqueta de Troy en el suelo y luego miró la suya, sobre su regazo. Ahí no se secaría nunca, además comenzaba a darla demasiado calor en las piernas, y con el chocolate caliente, acabaría sudando. Sin interrumpir a Troy y con gestos lentos, casi felinos, dejó la taza de chocolate sobre el escritorio. Luego puso su chaqueta en una silla y la de Troy la colgó tambien para que se pudiesen ir secando. Mientras lo hacía notaba como si Troy la hubiese calado en su totalidad. Regresó a la cama, sentándose en su sitio nuevamente, a la par que Troy terminaba hablando para si.

Mercy le miró y le sonrió. Veo que no soy la única que lo ha pasado mal y ha tenido que disfrazarse. Se fue a girar para recuperar la taza, su objeto comodín al que fijar la vista cuando algo se ponía un poco incómodo.. o tenso.. y sintió como Troy la pasaba el brazo por encima del hombro y como se acercó a ella. Mercy se quedó inmovil, no se lo esperaba, pero no la disgustaba para nada, asi pues, le dejó hacer sin miedo. Cuando Troy dijo aquella frase referente a la fatídica noche y se quedó tan serio, Mercy le miró mal... muy mal. Frunció el ceño y trató de matarle con la mirada, hasta que a Troy se le escapó esa sonrisita silenciosa que le delataba en las bromas...

¡Idiota! le dijo mientras le daba un golpecito con el codo. Casi me creo que me hubieses dejado allí a mi suerte. Y yo que iba a proponerte de superheroe del año en el pueblo! Sonrió de nuevo a Troy, pero esta vez era más natural. Las nubes comenzaban a alejarse y parecía que salía el sol nuevamente.

Derek volvió a hundir su cabeza entre las manos después de pronunciar aquella frase y Sidney se quedó sin palabras por unos segundos. El muchacho continuaba sollozando, deprimido y abatido, pero ella no podía hacer más que apoyar su mano en el hombro para consolarlo. Quería hacer mucho más, pero no era capaz de atreverse. Aquella arpía de Sarah era mala con Derek y él se negaba a verlo, una y otra vez volvía a caer en sus garras y de nuevo volvía a hacerle daño, ella quería advertirle, decirle que merecía algo mejor, algo como ella misma, pero no era capaz. Así que se limitaba a odiarla en secreto y morir de rabia.

Finalmente logró reunir algo de valor y las palabras adecuadas para poder hablar y le preguntó como era posible que Sarah le hubiera dejado el día previo al baile. Tenía que ser una tonta, porque un día antes del baile a quién iba a encontrar mejor que el chico rubio, guapo, simpático y amigo de todos que era Derek. Esa era una duda tan difícil de solventar como el mismo hecho de que Derek estuviera allí frente a su casa.  Pero cuando formuló la pregunta, él alzó la cabeza y la miro de una manera algo distinta.

-No... ella no me ha dejado. -Dijo con los ojos inundados en lágrimas. -He sido yo quien la ha dejado. -Eso sí que era una novedad, algo completamente diferente, algo que desconcertaba. -Me siento... demasiado... no sé... Creo que no estoy en un buen momento para salir con alguien. Últimamente no paro de pensar en tu hermano. -Los ojos claros del muchacho se clavaron en ella. - Malcolm... No paro de pensar que en cierta forma todos tuvimos culpa de que se suicidara. Joder, nos citaba a todos en su nota de suicidio.

Troy sintió un ligero dolor cuando Mercy le dió con el codo. Torció el cuerpo y se llevo la mano al costado.

- Au, creo que me has dado en un morado. -dijo, con una mezcla de diversión y molestia.- Estoy demasiado roto para ser el heroe de nadie.

Se levantó y se acercó al equipo de música. Le dió al play, sin pensar en qué había puesto. Volvió a la cama, mientras la música comenzaba a sonar, y se dejó caer sobre ella de espaldas. Pensó en lo absurdo que es tener una herida o morado y que parezca que todos los golpes vayan hacia esa zona. Cruzó las manos detrás de la cabeza, con el cigarro en la boca, y Miró a Mercy. Su expresión había cambiado, ahora volvía a sonreir.

- ¿Estás mejor, ahora?

La música sonaba por los altavoces, llenando la habitación pero sin tapar sus voces.

"Where're you going for tomorrow?
Where're you going with that mask I found?"

El hallazgo había afectado a ambos jóvenes, pero sobre todo a Mercy, quien se había quedado prácticamente en shock durante todo el camino. Tuvo que ser Troy quien llevase el coche hasta su casa y la guiara por las habitaciones mientras ella le seguía absorta en sus pensamientos. Troy le preparó algo de chocolate caliente para que pudiera beber y tras unas cuantas bromas, poco a poco, el susto fue desapareciendo y la normalidad se fue recuperando. Mercy fue saliendo de su estado aletargado gracias a la naturalidad de Troy, quien incluso se atrevió a poner música para dejar atrás el susto.

Sin que se dieran cuenta, había pasado toda la mañana. Entre las notas, las compras de la nueva Mercy, la breve visita a casa de Troy para aprovisionarse de cervezas, las vueltas con el coche y la escabrosa visita al lago, el reloj ya marcaba más de la una de la tarde y la hora de comida en casa de los Wells estaba próxima. Mientras las últimas notas de la canción que había puesto Troy sonaban, pudieron escuchar el sonido de una furgoneta que aparcaba frente a la casa y apagaba el motor. Troy dio un respingo. Reconocía perfectamente el sonido de aquella furgoneta.

La reacción de Kurt hizo que Sarah pensase que le estaba ocultando algo y malinterpretó su gesto de "déjame en paz no estoy de humor para aguantarte" creyendo que en realidad lo que estaba haciendo era cubrir a su amigo. Para pesar del quaterback, lejos de querer irse, la muchacha se cruzó de brazos frente a él y arqueó una ceja mientras movía el pie nerviosa.

-¿Dónde está, Kurt?. -Inquirió con la paciencia al borde del agotamiento. -Mira, si no me quieres decir dónde está al menos dime porque me ha dejado justo el día antes del baile. ¿Sabes lo difícil que es encontrar pareja a estas alturas?.

Nuevamente en el mundo de Sarah sólo estaba Sarah, y las preocupaciones de Sarah eran una crisis a nivel mundial como la Guerra Fría. Pero de toda la verborrea que soltó la muchacha por la boca hubo algo que llamó la atención de Kurt. ¿Derek había dejado a Sarah?. Aquello era algo completamente nuevo. Algo muy gordo tenía que haberle pasado para que de pronto abriera los ojos y se diera cuenta de como era aquella arpía.

¿Nene pupa? se cachondeó Mercy. No me irás a decir ahora que te di tan fuerte como para hacerte un moratón! A ver si voy a tener que enfrentarme a una denuncia ahora por "hacerte una caricia". Le siguió diciendo Mercy a Troy mientras le veía levantarse. Es el precio que tienen que pagar los heroes... ¿Cómo crees que vuelve Batman a casa después de una noche por Gotham? Respondió Mercy a la queja de Troy. No me mires así, soy pija... debo conocer a Bruce Wayne y a.... se quedó pensativa unos instantes, Tony Stark, Oliver Queen... ya sabes... tengo que codearme con los mejores! rompió a reir mientras la música comenzaba a sonar y observó al chico mientras este se dejaba caer en la cama.

Mucho mejor, le respondió con una sonrisa. Eres..... lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo... le miró con ternura, salvando claroooo.... a el chocolate que se me ha debido quedar helado! Mercy se incorporó de la cama, casi dando un respingo y cogiendo nuevamente la taza del escritorio entre sus manos. Aun está templado, sonrió mientras se sentaba en la cama nuevamente y le daba un sorbo al chocolate. La canción dejó de sonar y se pudo oir un vehículo parando cerca de la casa de Troy.

Mierda! Espero que no sea mi hermana que haya visto el coche aquí aparcado!! exclamó a la par que se giraba hacia la ventana.

Durante un momento estuvo a punto de responder a Sarah, pero justo cuando iba a mandar a la mierda a la molesta chica, se dio cuenta de lo que acababa de decir. No sabía muy bien como reaccionar, pero inconscientemente levantó las cejas y se quedó con la boca abierta, para segundos después echarse a reír. 

- ¿Qué Dereck te ha dejado? ¿Él a ti? - Apenas podía contener las lágrimas mientras intentaba hablar y reír a la vez, aunque pasados un par de minutos logró calmarse y serenarse, volviendo a hablar con normalidad aunque sin poder esconder la sonrisa ni el gesto de alegría - ¿Al fin se ha dado cuenta de lo zorra que eres? - Hizo esta vez un gesto cómplice mientras le guiñaba un ojo y se cruzaba de brazos y se acomodaba en la silla -. Pues me alegra decirte que no sé dónde está, pero por mi, puedes pudrirte en el baile sola. Espero que no le encuentres y le hagas caer de nuevo en tus redes.

Dio por terminada la conversación con un nuevo ademán con la mano mientras no dejaba de sonreír, eufórico ante la buena noticia. Como si quisiera reforzar sus palabras se levantó de la mesa con la cerveza vacía en la mano y fue hacia la barra a pedir otra. Apoyado así sobre el mármol, esperando su botellín, se medio giró en dirección a Sarah.

- ¿Aún sigues aquí? No voy a ir yo contigo al baile ¿eh? 

Sarah se quedó con la boca abierta ante la reacción de Kurt. Para nada esperaba que el quaterback se echara a reír y menos todavía que le despachara con semejantes palabras. Incluso Kurt tuvo que repetirle que se fuera después de que ella quedara tan pasmada en su sitio sin saber como reaccionar. El último gesto desde la barra para echarla logró hacerla reaccionar.

-Que te follen, Kurt. -Fue su respuesta. Después sonrió con malicia. -¿Con quien vas a ir tú?. Seguro que Sidney Evans todavía está disponible... Imbécil.

La muchacha se giró y se fue con ritmo ligero hacía la puerta de la cafetería por la que había entrado. Todavía iba rezongando por lo bajo y con cara de pocos amigos. Lo que le había dicho Kurt le había fastidiado bastante, y ni siquiera el desquitarse respondiéndole el insulto le hacía calmarse. Finalmente Kurt se quedó sólo, como esperaba, pero la hora del castigo se acercaba peligrosamente.

- He dicho que me has dado en un morado, -dijo, señalando acusativamente a Mercy.- no que me hayas hecho uno. Que vistas como una macarra no significa que lo seas.

Escuchó a Mercy hablar de nuevo con tono alegre. Parecía que el mal trago había pasado por completo. Al oir el comentario que hizo antes de levantarse a por la taza no pudo evitar cierta sorpresa. Incluso tras la broma del chocolate, se la quedó mirando con expresión divertida pero extrañada, con una ceja levantada.

- Si soy lo mejor que te ha pasado en mucho tiempo... Es que hace mucho tiempo que las cosas te van regular.

Un sonido del exterior atrajo su atención. No tardó en reconocerlo, casi tan poco como tardó su expresión en volverse seria. Su ventana no daba a la calle delantera, pero no necesitaba asomarse para reconocer aquella furgoneta. Miró el reloj.

- Mierda. -dijo mientras se ponía de pié.- Es mi padre.

Se apresuró en apagar el equipo de música. Dejó el cigarro en el cenicero y se puso a pensar, con las manos en la nuca y los ojos muy abiertos. Los años de convivencia con su padre le habían enseñado que generar la menor cantidad de preguntas era lo mas sabio, así que no quería que se encontrara con Mercy en casa. Por otro lado, esconderla solo supondría alargar o incluso empeorar el asunto. Decidió que la naturalidad sería la mejor opción.

- Lo siento, tienes que irte. -alcanzó la chaqueta de Mercy y se la dió, mientras la cogía a ella de la mano y se la llevaba con él hacia al puerta.- No le hagas mucho caso, vamos directos hacia la salida. Saluda y sal. O no saludes, pero sal en cuanto puedas.

Troy bajó las escaleras con Mercy todo lo rápido que pudo, esperando poder sacarla de la casa antes de que su padre entrara. En la calle ella podría meterse en su coche e irse, no tendría que responder preguntas. Se encaminó hacia la puerta de entrada a toda prisa.

La muy... No merecía ni la pena pensar en ella. Sarah tenía razón, el día estaba acabando y ni siquiera había logrado conseguir pareja de baile. Por no hacer, no había ni respondido a Mercy, y es que tampoco sabía qué decir a sus palabras. Decidió que primero pasaría el castigo y luego... bueno, luego vería que pasaba. 

Se tomó rápidamente la última cerveza, pagó toda la cuenta dejando unos billetes en la barra, y siguió el ejemplo de la ex de Dereck y salió de allí. Ya fuera de la cafetería, pensando que podría hacer, decidió que iría él mismo a buscar a su amigo. Además, a lo mejor tenía suerte y se escapaba del castigo. Si el director no le encontraba, siempre podría decir que se le había pasado la hora en el gimnasio. Tal vez incluso el entrenador le defendiera. 

Sonrió. Era una gran idea, sin duda, así que se fue para allá, esperando no encontrarse a nadie desagradable de nuevo.

Que alivio que no sea mi hermana, pero.. ¿por qué se altera tanto Troy? Pensó Mercy justo cuando este la indicó que debía irse.

Pe.. pero.. balbuceó mientras dejaba la taza en el escritorio a la par que agarraba la chaqueta que le tendía Troy. Luego sintió como la agarraba de la mano y tiraba de ella..

¿Qué pasa? No... no entiendo nada... decía mientras era sacada de la habitación con prisas. Troy se apresuraba a darla instrucciones mientras descendían por las escaleras. Mercy seguía preguntándose que pasaba y no llegaba a comprenderlo, pero seguía atenta a lo que Troy la decía mientras él seguía tirando de su mano.
 

La angustia embargaba a Sidney al ver a Derek tan hecho polvo. El joven seguía sollozando y parecía estar bastante hundido. Sidney se sentía extraña, se encontraba ante la puerta de su casa al lado del joven que le gustaba y no entendía porqué había ido a buscarla a ella, si es que esto había sido así, para desahogarse, con el consiguiente daño que eso causaría a Sidney.

Pero con lo que la joven no contaba, y eso que no sería por las veces que lo había soñado, era escuchar la respuesta de Derek. Se quedó con la boca abierta, sin creerse del todo lo que estaba oyendo, era algo que había imaginado tantas veces que una leve esperanza nació en su interior. Quizás por fin Derek se había fijado en ella, quizás había venido a buscarla a la puerta de su casa para charlar, para invitarla al baile y, quien sabía, quizás para pedirle salir.

A pesar de la tristeza que asolaba al joven, Sidney comenzó a esbozar una leve sonrisa optimista, al final parecía que el sol empezaba a brillar en su vida.

—¿Tú? Eso sí que es una noticia... Esa chica te estaba haciendo mucho daño Derek. —Ni siquiera supo de donde había sacado el valor para decir aquello.

Pero la sonrisa se congeló en sus labios a medio camino de formarse, al igual que sintió su corazón paralizarse. Malcolm... De nuevo la sombra oscura de su hermano volvía a cubrir un cielo que, por unos breves instantes, había sido azul. Sidney sintió como se desmoronaba, como sus esperanzas se rompían en mil pedazos como el cristal. Sintió todo su cuerpo frío, como si una corriente helada la hubiera atravesado.

—Mi hermano...

No supo qué decir, ni siquiera sabía que pintaba Derek hablando de su hermano. Y de nuevo salía a relucir aquella maldita nota que Malcolm había escrito. Una nota que parecía conocer todo el mundo menos ella.

Miró a la puerta de su casa antes de girarse de nuevo hacia Derek. Dudaba mucho que su madre se animara a salir y era temprano para que su padre regresara, pero aún así la chica prefería no arriesgarse y, sobre todo, que los vecinos cotillas la vieran hablando con un chico anegado por las lágrimas.

—Te apetece ir a tomar un café y seguimos hablando. —Su voz había sonado más fría de lo que hubiera querido, pero en aquellos momentos se sentía demasiado vacía, demasiado rota—. Y me cuentas lo de la nota... por favor.

Se sentía decepcionada, triste, frustrada... Por unos instantes había soñado que Derek le pediría ir al baile, que le pediría ser su novia y todo lo que quería decirle se resumía en que se acordaba de su hermano.

Kurt decidió buscar a Derek y tratar de escaparse del instituto sin que Cameron lo viera. Por tanto, pagó su cuenta y salió de la cafetería en dirección a las clases de su grado. Más tarde ya se las apañaría para encontrar pareja con alguna chica decente, puede incluso que respondiera a Mercy y dejara que ella fuese su acompañante, a pesar de que fuera la hermana de su ex novia. De todos modos, tampoco le preocupaba en exceso, porque que chica en su sano juicio no querría ir con él al baile.

Derek no estaba por ninguna parte, al parecer Sarah tenía razón en otra cosa más. Y es que su amigo había desaparecido. Decidió mandarle un mensaje para saber donde estaba y la respuesta tardó en llegar varios minutos. -"Nos veremos después del entrenamiento."- Había puesto su amigo en un breve mensaje de texto que llegó al fin al móvil de Kurt. ¿Qué querría decir con después del entrenamiento?. ¿Es qué no pensaba ir a entrenar?. Kurt no tuvo mucho tiempo para pensar en ello, por el momento tenía problemas peores. Cameron vigilaba la salida y al ver al joven le llamó para que se acercara a él. Ya no había tiempo para escapar, había caído en sus garras.

-Kurt. -Dijo seco y autoritario. -Menos mal que tu decides asumir las consecuencias de tus actos. Troy no ha acudido al aula de castigo, y creo que se ha escapado. Empezaba a pensar que tu también te escaparías.

Esa era la intención que llevaba, pero no iba a decírsela al director. El gilipollas de Troy había escapado y ahora él tendría que comerse el castigo por los dos, mientras Troy se iba de rositas. Kurt empezaba a notar como la rabia se apoderaba de él, pero Cameron volvió a hablar.

-En fin, Troy cumplirá un mes entero de castigo a la vuelta de las Navidades. Por tu parte... He hablado con el entrenador y me ha asegurado que cumplirás tu palabra de no meterte en más líos y entrenaras duro para los próximos partidos. Voy a dejarte ir, pero si vuelves a meterte en problemas con Troy te quedarás fuera del equipo. El entrenador está conforme. ¿Queda claro?. 

Le acaban de levantar el castigo, pero pese a ello, Cameron seguía mirándolo sin ninguna simpatía.

Troy reconoció la furgoneta de su padre inmediatamente. Dio un salto y apagó la música para poder pensar con claridad, sabía que no contaba con mucho tiempo. Para que las cosas estuvieran bien con su padre debía evitarle el mayor número de alteraciones a su rutina, y sobre todo si eran cosas que podían generar preguntas que Troy no quería explicar. Con las manos en la nuca y gesto nervioso razonó cual sería la mejor manera de proceder y a continuación le explicó a Mercy que debía irse y le ayudó a recoger sus cosas. Inmediatamente después, tiró de su mano y empezó a bajar las escaleras.

Mientras lo hacían escuchó la puerta de la casa cerrarse. Su padre ya estaba dentro. Troy se quedó en silencio para intentar escucharle y así averiguar a donde había ido. Por la lógica que dictaba la costumbre de hábitos de su padre, había tres posibilidades: que hubiera ido a por una cerveza a la cocina, que fuera a tumbarse directamente en el salón para ver la tele o que hubiera decidido ir a su cuarto a dormir. Todo dependía de como hubiera llegado ese día. Si se encontraba en el salón y salían por la puerta principal, les vería salir. Por tanto deberían ir por la puerta trasera. Pero si se encontraba en la cocina, darían de bruces con él, ya que la puerta trasera estaba justo en la cocina.

Troy aguzó el oído y mediante gestos hizo indicaciones a Mercy para indicarle como debía proceder.