Partida Rol por web

Vale. Veamos. Tenemos un amuleto valioso para los hombres pez esos. Pero esto no puede ser el motivo. Así que tiene haber algo más. No se tomarían tantas molestias simplemente por el oro. O eso, o son los sahuagines más desesperados del mundo.

Lady Agasta, creo que deberíais echar un vistazo a este colgante. A lo mejor uno de vuestros hombres sabe algo que nos pueda dar una pista.

La Dama de la Roca frunce el ceño ante el Veracruz, pero enseguida suaviza el gesto al observar el brillante colgante de los sahuagin:

-¡Platino abisal! Sí, puede ser lo que buscan--asiente Lady Agasta sin dejar de manosear la valiosa joya marina--Para los hombres pez esta maravilla es sagr...

De pronto, un grito desesperado os alerta interrumpiendo a vuestra anfitriona:

-¡Alarma, alarma! ¡Nos atacan!

El agónico aviso proviene de los guardias que se encuentran en las almenas. No obstante, antes de que nadie pueda reaccionar siquiera, una fuerte explosión sacude la fortaleza. Alguien o algo está tratando de reventar la entrada al complejo.

Al ver que el capitán muestra nuestro colgante, miro a Malic con las cejas elevadas Vaya, parece que se ha tomado muy en serio lo del matrimonio

Aunque no puedo detenerme a hacer ningún comentario, ya que comienza a sonar a alarma Pero bueno, casi estamos más tranquilos en el barco comento levantándome con la ayuda de la pica y acercándome con el resto a ver qué nueva amenaza hay a nuestras puertas.

Por la explosión, es algo de lo que te debemos de encargarnos lo más prestos posible, si queremos mantener esa puerta en su sitio.

Raymond luce su mejor sonrisa ante el ceño fruncido de la señora de La Roca. Pero se guarda sus comentarios. No es cuestión de soliviantar a la futura mujer del capitán. Si es que en verdad se acaban casando.

No obstante, la voz de alarma y el ruido de la explosión hace que todo eso sea secundario. Guiña el ojo ante el comentario de Sandara y sale corriendo tratando de adelantar a todos los que vayan a mirar qué o quién les está atacando.

Venga bribones. Ya habrá tiempo de descansar cuando estemos muertos.

Malickud devuelve el colgante al saquito de objetos coleccionables donde lo guardaba y se prepara para la batalla empuñando su espada y una varita para convocar aliados.

Eso ha sonado muy feo... no os separéis de mí y todo irá bien, expulsaremos a esos sardinillas una vez más y nos aseguraremos de que se les quiten las ganas de volver.

Feijud se posiciona frente a las puertas en caso de que ocurra lo peor.

¿Cuántos?

Sobresaltados, os acercáis al ventanal que preside la estancia para contemplar con horror que, en efecto, estáis bajo un asedio traicionero. Los valientes marineros del Grindylow Embrujado luchan por su vida contra bucaneros de un oscuro junco* de velas azabache denominado Zorro Marino**. Probablemente, tanto la luna nueva como una extraña niebla que engulle la zona han contribuido a coger por sorpresa a los vigías y guardias que tenéis a vuestro servicio.

Por otra parte, dos chalupas atestadas de inmundos piratas, y sumidas en la misma neblina misteriosa, se aproximan a tierra firme a rápidos golpes de remo. Además, una "amable" damisela lanza poderosos relámpagos al portón principal desde el primero de los botes. Mientras tanto, desde el segundo comienzan a disparar proyectiles sobre las almenas.

¿Sahuagines y ahora este asalto? Demasiada casualidad.

Feijud se dirige a los todavía dueños de La Roca:

¡Rápido, usad vuestras armas para que lleguen los menos posibles!

Doblando el cuello lateralmente mientras giro la cabeza, alzando las cejas y mirando a la señora de la Roca ¿Esto también es culpa nuestra? sin esperar respuesta, niego con la cabeza y me encamino hacia el ventanal.

Al ver la situación, rápidamente, con la ayuda de Besmara, convoco una ola que lanzo contra uno de los piratas